Historia del vino (III)
En la Grecia Clásica
En la Grecia Clásica
El vino llegó a Grecia a través de la isla de Creta, muy probablemente procedente de Egipto y Fenicia. Desde este primer emplazamiento el vino fue cultivándose a lo largo de Sicilia, sur de Italia y Libia. Se puede decir que desde los años 700 a. C. el vino ya era una bebida conocida en Grecia y se solía beber aguado, ya que eran muy densos.
Fue en la antigua Grecia donde la adoración por el vino llegó a popularizarse. Los griegos le asignaron un patrón entre los dioses: Dionisio. El vino era empleado en las libaciones a los dioses, así como en los ritos funerarios y fiestas comunales. El vino puro, es decir, sin diluir con agua, sólo se empleaba en las celebraciones religiosas o rituales.
Los rituales de intoxicación con vino en los simposios o reuniones festivas, se denominaban enthousiasmos, (entusiasmos), que viene a significar «divina posesión», en ellos se servía vino a los asistentes en una gran copa denominada psycter que se pasaban de unos a otros.
En los simposiums había dos etapas claramente diferenciadas, la primera parte era de satisfacción gastronómica donde servían manjares de todo tipo. En la segunda etapa, más prolongada, los participantes se reclinaban y se hacían servir cerveza y vino, y a menudo tomaban unos aperitivos salados denominados tragemata, generalmente compuestos de judías, frutas secas, pasteles dulces, etc.
En la antigua Grecia, los anfitriones (denominados symposiarch) podían convocar una fiesta en su propia casa, a la que denominaban Agapē (literalmente: amor fraternal). El propio anfitrión era generalmente el encargado de mezclar las proporciones de agua y vino para los invitados en un recipiente cóncavo denominado cráter.
Algunas de las costumbres culinarias y de reunión festiva se encuentran en la literatura de la época como es el caso de El simposio de Platón.
Los griegos heredaron de los egipcios el conocimiento acerca del transporte así como también de la conservación del vino en ánforas, cuyo sellado se hacía con resina de pino (lo que da nombre a un viejo vino bebido hoy en día en Grecia denominado: Retsina, que tiene aromas de trementina). El vino para el uso diario se guardaba en pieles de cabra con forma de botella (similar a las botas de vino españolas).
El vino era reservado para ocasiones especiales, tan sólo las clases acomodadas lo incluían en su dieta a diario. Era muy común beber un vino en el que se cocían granos de cebada y hierbas aromáticas diversas (a veces se mezclaba cerveza), a tal mezcla la denominaban: ptisane (origen de la palabra tisana).
Editado de Wikipedia
Ilustración Google,
Ánfora griega mostrando a Dionisio, Dios del vino.
Fue en la antigua Grecia donde la adoración por el vino llegó a popularizarse. Los griegos le asignaron un patrón entre los dioses: Dionisio. El vino era empleado en las libaciones a los dioses, así como en los ritos funerarios y fiestas comunales. El vino puro, es decir, sin diluir con agua, sólo se empleaba en las celebraciones religiosas o rituales.
Los rituales de intoxicación con vino en los simposios o reuniones festivas, se denominaban enthousiasmos, (entusiasmos), que viene a significar «divina posesión», en ellos se servía vino a los asistentes en una gran copa denominada psycter que se pasaban de unos a otros.
En los simposiums había dos etapas claramente diferenciadas, la primera parte era de satisfacción gastronómica donde servían manjares de todo tipo. En la segunda etapa, más prolongada, los participantes se reclinaban y se hacían servir cerveza y vino, y a menudo tomaban unos aperitivos salados denominados tragemata, generalmente compuestos de judías, frutas secas, pasteles dulces, etc.
En la antigua Grecia, los anfitriones (denominados symposiarch) podían convocar una fiesta en su propia casa, a la que denominaban Agapē (literalmente: amor fraternal). El propio anfitrión era generalmente el encargado de mezclar las proporciones de agua y vino para los invitados en un recipiente cóncavo denominado cráter.
Algunas de las costumbres culinarias y de reunión festiva se encuentran en la literatura de la época como es el caso de El simposio de Platón.
Los griegos heredaron de los egipcios el conocimiento acerca del transporte así como también de la conservación del vino en ánforas, cuyo sellado se hacía con resina de pino (lo que da nombre a un viejo vino bebido hoy en día en Grecia denominado: Retsina, que tiene aromas de trementina). El vino para el uso diario se guardaba en pieles de cabra con forma de botella (similar a las botas de vino españolas).
El vino era reservado para ocasiones especiales, tan sólo las clases acomodadas lo incluían en su dieta a diario. Era muy común beber un vino en el que se cocían granos de cebada y hierbas aromáticas diversas (a veces se mezclaba cerveza), a tal mezcla la denominaban: ptisane (origen de la palabra tisana).
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Ánfora griega mostrando a Dionisio, Dios del vino.
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