22 de noviembre de 2014
Isabel, la reina nómada
Isabel, la Reina nómada
G. Granda, La Razón, Madrid
«Si
recorrí incontables leguas a lomos de mis cabalgaduras, también transité,
armándome de paciencia, constancia y determinación, los angostos y laberínticos
caminos que conforman el mapa de mi vida personal». Así comienza la
historiadora Teresa Cunillera a narrar «La España de Isabel» (Lunwerg), un
libro que cuenta en primera persona los viajes que por diversos motivos tuvo
que realizar por sus dominios. El volumen incluye más de 35 destinos y cerca de
130 fotografías que detallan la vida a caballo de una de las mujeres más
influyentes de su época.
Cunillera
es investigadora especializada en el siglo XV y ha sido asesora histórica de la
serie de TVE «Isabel», «por casualidad, ya que Ana Melero, de la productora
Diagonal TV, visitó el Alcázar de Segovia –en el que trabaja Teresa de guía–
buscando localizaciones y así entramos en contacto». Su fascinación por la
figura de la reina católica la ayudó a sumergirse completamente en el proyecto
televisivo. «Me fascina como mujer, pero también como persona, puesto que era
muy completa: cubrió muchas esferas vitales y en todas ellas alcanza la
excelencia», relata la investigadora.
También le tocó vivir un difícil momento
político, ya que «si te dejabas llevar por la época podías caer en sus
intrigas, pero ella tenía un toque de ética en el que la religión era casi
Justicia». El libro sobre sus viajes, que también obedece a la casualidad,
tiene su base en un aspecto del momento: «En el Medievo el viajar era
intrínseco porque no tenían una corte fija y se pasaban tres meses en un sitio
y cuatro en otro ya que no estaba centralizada la administración».
Cunillera
cuenta incluso que se puede hablar de un reino «nómada», ya que Isabel siguió a
su ejército en la ampliación de sus territorios hacia el sur de España.
«Durante la reconquista estaba en los campos de batalla; se puede decir que
fundó los hospitales de campaña. Era un poco la encargada de la logística y eso
subía mucho la moral de los soldados».
Así,
el libro, aunque no guarda una línea cronológica en sus capítulos, empieza con
el lugar de nacimiento de la reina, Madrigal de las Altas Torres, Ávila, «y
sigue una lógica que permite abrirlo por cualquier página y que no sea una guía
llana y aburrida». Por ello sus viajes a Santiago de Compostela –«a donde quiso
peregrinar»– Vitoria –«de donde era señora»– obedecían a necesidades en
ocasiones políticas –Aragón– o personales, como sus desplazamientos al norte de
España «cuando embarcaban sus hijas». «Hay muchos pueblos en los que también estuvo
y que no caben en la guía aunque pasara allí una noche y haya miles de
anécdotas. No pernoctaban en palacios, el ‘‘aposentador’’ era el encargado de
ir unos días antes con sus oficiales auxiliares cuando iba a pasar la corte».
Para ayudar a comprender la ruta isabelina, la historiadora cuenta con pequeñas
fichas que detallan en cada localidad las características geográficas y brindan
pistas sobre dónde comer y comprar y algunas curiosidades. «En cada lugar se
aportan aspectos de la época, una parte histórica y otra geográfica, haciendo
hincapié en las tierras de Castilla en las que podía moverse con más facilidad,
aunque Granada le gustó muchísimo y se hubiera quedado allí a vivir, pero no
pudo por cuestiones políticas».
Teresa
Cunillera está muy orgullosa del trabajo que ha realizado junto con Diagonal TV
y TVE. El departamento de vestuario hizo un trabajo fabuloso. Yo les pasé
alguna información y ellos luego han escogido. De vez en cuando me hacían
preguntas puntuales de confección, sobre todo con los trajes eclesiásticos.
También me consultaron para alguna lozalización».
El trabajo más duro en este
volumen fue sin duda tener que elegir entre la amplia documentación fotográfica
existente, momento en el que la historiadora destaca el papel de la editorial,
que «ha hecho una gran labor de equipo para poder tener el libro a tiempo».
Aunque no espera que cuenten con ella para la futura continuación de la serie
–«porque ya hay alguien especializado en esa época»–, se siente satisfecha
cuando en su trabajo en el Alcázar alguien va de visita con este libro como
guía imprescindible.
21 de noviembre de 2014
Matusalén, el viejo de los 969 años
Matusalén en una vidriera de la catedral de Canterbury |
Matusalén, el viejo de los 969 años.
M. Arrizabalaga, ABC
Cuenta el libro del Génesis que Matusalén vivió
nada menos que 969 años antes de morir, superando en 604 días la edad de
su padre Enoc, todo un récord con el que se ha ganado merecidamente su lugar en
el dicho de «más viejo que Matusalén».
Hay quien ha atribuido el recuento bíblico de
los años a una confusión entre los ciclos lunares con los solares, por lo que
la edad real del patriarca bíblico sería de unos 72 años, admirable en todo
caso en unos tiempos con una esperanza de vida mucho menor. Pero en el Génesis
no parece haber confusión entre meses y años: «Y sucedió que en el año
seiscientos uno de Noé, en el mes primero...»
Tendencia
oriental a la hipérbole
Los Profesores de Salamanca en la biblia
comentada (BAC, tomo I, pág 122-125) explican que los
libros de la Biblia son orientales, que buscan impresionar a los lectores al
exponer una verdad, «de ahí que no podemos calibrar sus afirmaciones según el
módulo frío y preciso que caracteriza al genio greco-romano». Los orientales,
señalan, «tienen tendencia a la hipérbole y a desorbitar los números».
Por inverosímil que sea esta cronología
bíblica, aún lo es mucho más la de los reyes sumero-babilónicos, que cuentan
sus años por sares (1 sar=2.300 años), recuerdan los Profesores de Salamanca al
afirmar que en todas las antiguas genealogías, como la babilónica o la egipcia,
hay tendencia a atribuir una longevidad extraordinaria a los primeros hombres y en esto coinciden con la Biblia. «En la
tradición flotaban algunos nombres y tablas genealógicas y, consciente la
opinión popular de que los orígenes de la humanidad eran muy antiguos, la misma
imaginación popular fue alargando la
vida de los personajes conservados por la tradición de forma que llegaron hasta
el primer hombre», señala.
«La explicación más razonable es que el autor
sagrado se propuso rellenar con nombres
de personajes de carne y hueso el inmenso periodo que media entre Adán,
Noé y Abraham (...) y alarga los anillos de la cadena», concluyen en la Biblia
Comentada.
Carracuca
De Matusalén se sabe que según la Biblia vivió
969 años, pero ¿cuántos Carracuca? José María Iribarren señala que en su
acepción de persona vieja y achacosa, de individuo decrépito a quien la edad
impide hacer lo que querría, «deriva del uso que antaño tuvo la palabra
"carraco"». Cuenta el autor de «El porqué de los dichos» que en el
Hospital General de Madrid existió en el siglo XVIII una «sala de los carracos»
y cita al pintor cordobés Acisclo Antonio Palomino, que cuenta cómo en dicha
sala se atendía a «enfermos cuyo mal era la mucha edad» y los desahuciados por
los médicos.
20 de noviembre de 2014
Tras las huellas de Teresa. La catedral de Ávila
Avila: Catedral
Como ocurre en otras
ciudades de intensa historia medieval, la catedral de Ávila que hoy admiramos
debió edificarse sobre el solar de otros templos más antiguos.
Los orígenes de la catedral se remontan, según la tradición, a tiempos
de su primer obispo San Segundo. La primera organización eclesiástica ya era
patente en periodo visigodo pero al caer los territorios bajo el dominio moro a
comienzos del siglo VIII, la ciudad queda deshabitada y habrá que esperar a la
reconquista de Alfonso VI, a finales del siglo XI, para volver a encontrar
actividad cristiana.
Este monarca encarga a su yerno Don Raimundo de Borgoña la
repoblación del territorio abulense, siendo a este personaje de origen francés
a quien se debe la fortificación de la ciudad mediante sus famosas murallas,
así como la realización del primer templo dedicado al Salvador. Se asienta
entonces la definitiva sede episcopal en Ávila, pero la construcción
catedralicia de pleno estilo románico no será la última, sino que sobre ella se
comenzará el actual templo hacia 1130-1170, cuyas obras durarán más de trescientos
años.
El proyecto inicial y la dirección de las obras en la catedral
abulense se atribuyen al Maestro Fruchel, en estilo románico de transición al
Gótico y que comenzó el conjunto por la cabecera, la que se incrusta
directamente en la muralla, como un magnífico torreón más de la misma y transmite
al conjunto su marcado carácter de fortaleza. Posteriormente,
distintos maestros continuaron y modificaron el plan de obras ya en estilo
gótico pleno.
Del siglo XIII son el primer cuerpo de las torres y las naves
y del XIV el segundo cuerpo de las
torres (una de ellas inacabada), el claustro, las bóvedas y los arbotantes. Ya
en el siglo XV se
terminan todas las obras de la catedral y en 1475 Juan Guas construye el reloj mecánico, además de
trasladar la primitiva portada occidental al lado norte. Esta tercera fase de las obras pertenece a los años
del apogeo del gótico. Se levantó un nuevo coro en el centro de la
nave para separarlo del altar mayor. La planta posee influencias francesas y
cierta semejanza con la Basílica de Saint-Denis, la
primera iglesia gótica.
Desde el exterior tiene el inconfundible aire de fortaleza y
escasa referencia religiosa, de tal forma que el propio edificio se inserta en
las mismas murallas. La portada principal, reedificada en el siglo XVII, es
algo insulsa. Más interés tiene la puerta norte o de los apóstoles, del siglo
XIII, y que ocupó, hasta el siglo XV, un lugar en la portada occidental.
De particular
interés para la familia teresiana, en este año del V centenario del nacimiento de Teresa de Ávila, es la capilla
de Santa Teresa que contiene la imagen de
la Virgen de la Caridad. Imagen que antaño
se encontraba en la desaparecida iglesia de San Lázaro, junto al puente sobre
el Adaja y a la que se encomendó Teresa de Cepeda siendo niña cuando murió su
madre. En la pared derecha se encuentra una pintura que rememora la visión que
Teresa tuvo en esta capilla.
Plaza de la Catedral, 8
05001 Ávila
Teléfono: 011 34 920 21
16 41
Visitas
Lunes a viernes: 10:00 a
16:30
Sábados 10:00 a 18:00
Domingos 12:00 a 15:00
Última visita: 45
minutos antes del cierre.
Entrada individual: 4 €
En Grupo: 3 €
19 de noviembre de 2014
Mujeres de la Patria
MUJERES DE LA PATRIA I
Ediciones Universal (2014)
Colección: Cuba y sus Jueces $39.95
Colección: Cuba y sus Jueces $39.95
EN LA FERIA INTERNACIONAL DEL LIBRO DE MIAMI
SE PRESENTA EL 22 DE NOVIEMBRE, A LA 1 p.m. EL LIBRO
MUJERES DE LA PATRIA, CONTRIBUCIÓN DE LA
MUJER A LA INDEPENDENCIA DE CUBA.
TOMO I : La Guerra de los Diez Años
(Ediciones Universal, 2014 / 978-1-59388-259-4)
de la historiadora cubana
Teresa Fernández SoneiraMUJER A LA INDEPENDENCIA DE CUBA.
TOMO I : La Guerra de los Diez Años
(Ediciones Universal, 2014 / 978-1-59388-259-4)
de la historiadora cubana
Teresa Fernández Soneira nació en La Habana en 1947. Es una investigadora de temas cubanos, y ha hecho aportes importantes a la historia de Cuba con los libros: Apuntes desde el Destierro (1990); CUBA: Historia de la Educación Católica 1582-1961(1997); Con la Estrella y la Cruz: Historia de las Juventudes de Acción Católica Cubana (2002), y Niños que Triunfan - el Centro Mater, su historia y sus colaboradores (2008) todos de Ediciones Universal.
En Mujeres de la Patria, Contribución de la mujer a la
independencia de Cuba, la autora nos revelael papel que desempeñó la mujer
cubana antes y durante las guerras de independencia. FernándezSoneira considera
que ninguna historia que se escriba sobre Cuba estará completa si no incluye lacontribución
de la mujer. Este libro ha sido un proyecto al que le ha dedicado más de ocho
años de trabajos y desvelos. En él el lector verá la entrega, valentía y amor a Cuba de
las casi dos milmujeres que se han encontrado en esta investigación, y que han
desempeñado un papel especial enla Isla y el exilio durante la etapa de las
conspiraciones, y las guerras de independencia. Esta obraconsta de dos tomos.
El tomo I cubre la etapa de las conspiraciones y la Guerra del 68 hasta el
Pacto
del Zanjón. El volumen II, en preparación, abarca la guerra del 95, el exilio, y la ansiadaindependencia
del Zanjón. El volumen II, en preparación, abarca la guerra del 95, el exilio, y la ansiadaindependencia
SÁBADO 22 DE NOVIEMBRE, A LA 1 p.m. EN EL MIAMI-DADE COLLEGE.
WOLFSON CAMPUS (DOWNTOWN) 300 N.E. 2nd. Ave. Salón 3314.Edificio 3/ 3er. piso.
Se presenta junto a dos importantes escritoras e investigadoras
cubanas: Madeline Cámara y Yara González-Montes con el tema: La historia y el
ensayo desde la perspectiva femenina.
LOS ESPERAMOS A TODOS EN ESTA PRESENTACIÓN DENTRO DEL MARCO DE
LA FERIA INTERNACIONAL DEL LIBRO DE MIAMI.
Los que no puedan asistir y deseen adquirirlo pueden pedir
información a: EDICIONES UNIVERSAL: P.O. BOX 450353, MIAMI, FL 33245-0353
Hermano Victorino: Toma de Hábito
Hermano Victorino: Toma de Hábito
Manuel Bonet
Uno de los recuerdos más gratos de un Hermano Lasallista
es la toma de hábito, momento en el cual comienza a formar o parte del
Instituto. El H. Michel Sauvage en “La Frágil Esperanza de un Testigo, al
referirse a este momento expresa: “partir para un aspirantado o un seminaro
menor, era visto corrientemente como una opción de vida. A fortiori la toma de
hábito, a los 18 años frecuentemente, y más temprano entre los Hermanos, era
vista como un compromiso definitivo (Cfr. p 46). Hay mucho de sueño y promesa en
esa celebración antes del Concilio Vaticano II de carácter privado y hoy,
vivida con el pueblo de Dios en medio de la Eucaristía.
He tratado de conseguir
algún detalle de esta ceremonia a inicios del siglo XX, sin embargo, no me ha
sido posible encontrar un ritual de esta época o detalles sobre la misma. He
podido leer el esquema de la toma de hábito de 1964, probablemente con algunos
cambios, pero el centro sigue siendo el mismo, el revestirse del hábito de Hermano
de las Escuelas Cristianas.
La toma de hábito se
iniciaba con el retiro que le antecedía. Una semana de encuentro con Dios, cara
a cara. La víspera de la ceremonia se hace aún una sencilla oración en la
capilla del Noviciado llamada “vela de armas”, presidida por el Maestro de Novicios.
Al día siguiente, se realizaba la ceremonia con carácter privado, presidida
esta por el Hno. Visitador a nombre del Hermano Superior General. En este caso,
fue el Hno. Exupérien (1829-1905), Asistente y Visitador de los Distritos de
París y Le puy, quien presidió la ceremonia.
El H. Exupérien tiene fama
de santo, para unos Hermanos es excesivamente riguroso, exigente y poco
sensible, pera otro fue un maestro de energía espiritual o un renovador
espiritual. En todo caso, era un Hermano según el espíritu del Instituto.
Después del canto del
Veni Creator, se realizaba un interrogatorio común a los quince postulantes que
iniciaban el noviciado. Una vez expresados sus deseos de perseverar en su
vocación ante los Hermanos que asistían a esta ceremonia, se le iba llamando
uno a uno en compañía de su padrino de hábito. En su caso, fue su padrino el
Hermano Director de la escuela lasallista de Coubon.
En alguna habitación
cercana se revestía el joven novicio, sotana negra con cuello o rabbat blanco,
una carterita para llevar un tomo que incluía el Nuevo Testamento y la
Imitación a Cristo, un rosario de seis decenas para llevar en algún bolsillo y
un abrigo de mangas grandes; completaba el hábito un solideo negro y para
salir, el típico tricornio. Aquí está la
corteza del Hermano Lasallista, ahora falta que el tronco sea el de un hombre
interior como pedía San Juan Bautista de la Salle, y esto será poco a poco, sin
prisas.
Mientras su padrino le
ayudaba a revestirse, le repite la frase del Fundador: “Desde que se usa este
hábito, cuando se solicita ingresar en ella no se tiene otra idea que la de
incorporarse a una comunidad para permanecer en ella el resto de la vida”. El
joven escucha y en su corazón se va formando un grito, un “por siempre, para
siempre, Señor”.
Al ingresar a la sala
nuevamente, el Hermano Exupérien le daría un nombre nuevo: Hno. Nymphas
Victorin, nombre que con los años sería cambiado por el conocido Victorino o Vitico por los más pequeños. Su
distrito de Le puy daba como nombre religioso nombres que empezaban con la
letra N… por eso le llamarían así.
La bendición del
Santísimo y el canto del salmo 132 daba por terminada la sencilla ceremonia. En
mi época cantábamos emocionados en francés, el himno de San Juan Bautista de La
Salle, probablemente los Hermanos todos juntos.
Reproducido del blog santidadencuba.blogspot.com18 de noviembre de 2014
Pablo Iglesias o el mentecato Ilustrado
Pablo Iglesias o el mentecato ilustrado
Carlos Alberto Montaner
Calma. No hay agravio. La etimología de mentecato es transparente. Quiere decir "mente captada o capturada". Me refiero a eso. Iglesias es un joven político y politólogo español, chavista, que hoy tiene un sorprendente apoyo electoral en su país.
Pablo Iglesias, sin duda, es un mentecato ilustrado. Seguramente tiene un cociente de inteligencia altísimo. Como el genial Mussolini, que alcanzaba un puntaje de 175. El problema radica en qué ideas han capturado tan prodigiosa mente. Las grandes cabezas pueden estar pobladas de disparates que, cuando se mezclan con una actitud arrogante, devienen en la terca insistencia en el error, en la negación de la realidad y en el desprecio por los cerebritos de a pie. Suele ocurrir. Las malas ideas, cuando se enquistan en neuronas privilegiadas, son más dañinas.
¿Cuáles son las ideas madre —hay ideas madre como hay células madre— instaladas en la descomunal sesera del profesor Iglesias que no le permiten observar la realidad con ecuanimidad?
Son varias. La primera tiene que ver con la desmesurada fe en su propia capacidad intelectual. Pablo Iglesias no conoce la duda. Predica ex cátedra. Él y su tribu creen saber cuánto deben ganar las personas, que precio justo deben tener las cosas y los servicios, cómo pueden funcionar las empresas, qué deben producir para servir a la sociedad, qué se debe poseer para alcanzar una vida feliz y digna, y en qué punto el patrimonio acumulado se convierte en una injusticia que hay que cercenar de un certero tajo fiscal. Prodigioso.
La segunda es también una cuestión de fe. Pablo Iglesias cree fervientemente en el Estado-empresario que elabora alimentos, asigna electricidad y comunicaciones, maneja el crédito y gestiona los ahorros.
Cree en el Estado redistribuidor de riquezas que extiende una pensión a todas las personas por el mero hecho de vivir en el país (650 euros). Cree en el Estado planificador que todo lo sabe, que conoce el presente como la palma de la mano y es capaz de prever el futuro. Cree en el Estado que castiga implacablemente (ama la guillotina de la Revolución Francesa).
Cree que la riqueza se logra trabajando menos —35 horas a la semana— y por un periodo más breve (60 años). Cree, en suma, que la prosperidad se logra gastando, no ahorrando e invirtiendo, como ha hecho la tonta especie humana durante miles de años. Maravilloso.
Pero lo interesante es que Pablo Iglesias ya ha puesto a prueba sus ideas madre, precisamente en Venezuela, donde él y su grupo fueron contratados para encauzar de diversas maneras el "proceso revolucionario", algo que hicieron durante 8 años a plena satisfacción de la República Bolivariana —por eso los mantuvieron dentro del presupuesto durante tanto tiempo—, tarea por la que cobraron nada menos que 3.700.000 euros: más de 5.000.000 de dólares.
En ese periodo, de acuerdo con las memorias de la fundación Centro de Estudios Políticos y Sociales (CEPS), que era la institución que firmaba los acuerdos y recibía los dineros, Iglesias y sus allegados ayudaron directamente a Chávez a fomentar su revolución desde el despacho presidencial, a Telesur a crear y divulgar su propaganda, al Banco Central de Venezuela a desarrollar su política monetaria, al Ministerio del Interior a manejar sus prisiones (como en la que yace Leopoldo López), al Ministerio de Trabajo a organizar sus pensiones, y al Ministerio de Comunicación a no sé qué función exactamente, aunque algún trabajo pudieron desplegar en el Centro Internacional Miranda, dedicado al adoctrinamiento político comunista, a juzgar por las palabras de Juan Carlos Monedero en su conmovido homenaje a Hugo Chávez, en el que recuerda con tristeza la desaparición del Muro de Berlín, ese monumento al estalinismo.
Es decir, Pablo Iglesias y sus amigos, de acuerdo a los consejos que aportaban a tan amplio espectro gubernamental, en gran medida son responsables del caos venezolano, del desabastecimiento que padece el país, del desorden financiero, del aumento exponencial de la violencia, del horror de las cárceles, de los atropellos a la libertad de expresión, de la falta de inversiones extranjeras, del cierre de miles de empresas, y hasta de la pulverización del Estado de Derecho al proponer, presuntamente, la eliminación de la separación de poderes en los cursillos de formación que les daban a los parlamentarios del mundillo del Socialismo del Siglo XXI.
Naturalmente, Iglesias y sus amigos de CEPS tal vez aleguen que esto no es cierto, que nadie les hizo caso durante los 8 años que asesoraron a los bolivarianos, o que los convenios, realmente, eran una fuente de solidaridad revolucionaria, porque ellos apenas colaboraban, aunque cobraban, pero, en ese caso, incurrirían en un delito semejante al que hoy la justicia española les imputa a socialistas y populares: financiación irregular de actividades políticas con fondos provenientes del sector público.
Como me cuesta trabajo creer que Iglesias y sus amigos forman parte de una casta corrupta, me inclino a pensar que, realmente, lo que hay que imputarles no es un delito de fraude o peculado, sino un alto grado de corresponsabilidad en el hundimiento de Venezuela, precisamente por transmitirles a esos vapuleados ciudadanos las ideas y los conocimientos equivocados.
En todo caso, es muy probable que Pablo Iglesias, Juan Carlos Monedero y el resto del grupo, entiendan (como entendía Lenin) que las revoluciones son así: dolorosas, y devastadoras, como corresponde a la necesaria etapa de demolición del pasado burgués, lo que explica la conformidad que muestran con cuanto sucede en Venezuela, postura muy diferente, por cierto, a la del profesor méxico-alemán Heinz Dieterich y a la del pensador norteamericano Noam Chomsky, quienes han denunciado los excesos que convulsionan al país sudamericano.
¿Qué harían Pablo Iglesias, Monedero y sus amigos si tomaran el control de España? A mi juicio, lo mismo que han contribuido a hacer en Venezuela. ¿Por qué? Porque no son unos cínicos racistas que quieren para España algo diferente a lo que aplauden en Venezuela. Quieren lo mismo. Un Estado fuerte presidido por un grupo revolucionario decidido a implantar el reino de la justicia a cualquier costo. Quieren acabar con las estructuras burguesas que acogotan al proletariado, destruir los podridos partidos políticos tradicionales, encarcelar a quienes se opongan a la voluntad del pueblo y silenciar a esos medios de comunicación que solo representan los intereses de los propietarios. Son mentecatos —sus mentes han sido capturadas por el error—, como les sucede a todos los fanáticos, pero no hipócritas. Y son, además, ilustrados. Esto agrava las cosas.
Remitido por Humberto Estrada
17 de noviembre de 2014
Historia de la Sidra "El Gaitero"
La
historia de “El Gaitero”
El origen de la compañía que
comenzó a embotellar la sidra más popular de España hay que ir a buscarlo a los
años finales del siglo XIX, cuando las sidrerías locales de Villaviciosa,
Asturias, comenzaban a exportar la sidra al otro lado del mar, a las Américas. Esta exportación siguió en aumento
durante la mayor parte del siglo siguiente. Se ha dicho –y alguna razón hay en
ello- que "El Gaitero” se convirtió en el cordón umbilical de los
‘indianos’, (emigrantes asturianos que residían en América), con su Asturias
natal, con sus costumbres y sus recuerdos”.
Entre todos aquellos comerciantes de Villaviciosa
sobresalieron los hermanos Alberto y Eladio del Valle, quienes –con gran
visión- en 1888 llevaron de Francia la
maquinaria necesaria para un proceso de carbonización de la sidra, lo que dio
un gran impulso a la producción.
Apenas al año siguiente de haber montado la maquinaria,
los hermanos del Valle fabricaban y exportaban una sidra espumosa que llamaron “El
Gaitero”, como particular referencia a la tierrina,
referencia subrayada con una pintura de José
Fernández-Cuevas para ilustrar cada etiqueta. Formaron sociedad con Ángel Fernández y
Bernardo de la Ballina y desde entonces la rúbrica de "Valle, Ballina y
Fernández" puede leerse en la etiqueta de cada botella, aunque Eladio del
Valle y Ángel Fernández vendieran poco después su participación a Obdulio
Fernández: los tres apellidos quedaron, pues, vigentes y válidos para la razón
social. Obdulio Fernández centralizó la producción, fomentó el uso de la
publicidad y ordenó la construcción de una fábrica de botellas consolidando así
la compañía.
Fue el comienzo
de una sidra “achampañada” que ya no solo era degustada por los asturianos para
refrescar su nostalgia, sino que pasó a ser preferida popularmente por su mayor
dulzura y su condición de bebida casi similar y más económica que el champán
francés, aunque luego tuvieron
que renunciar a lo de “achampañada” por los derechos legales de la bebida
francesa, y conformarse con un modesto “artificialmente carbonatada”. No provenía
de la uva sino de la manzana, no era champagne pero, a falta de otra cosa, la
gente le reconocía cierto parecido. Al menos entre muchas familias. Un zumo
fermentado de manzanas, agradable, dulce, espumoso... Justo la bebida que se
tomaba con los turrones y con la que se brindaba después de las uvas.
Curiosidades de nuestra vieja historia.
¿Sidra champagne? No es extraño que
circulara un viejo chiste: sentado en la mesa de un restaurante un cliente pide
una botella de champagne. El camarero le responde: “Le parece bien una botella de
la Viuda? (Veuve Clicquot, se sobreentiende). El cliente, sorprendido, le
contesta: “Pero cómo, ¿Ha muerto el Gaitero?
¿En qué momento “El Gaitero” dejó de utilizar la frase “sidra champán”?
Salvo error, el último cartel corresponde al año 1982 más o menos, porque en otro posterior del año 1984, ya no
figuraba. “L´appellation d´origine contrôlée Champagne” tomaría
cartas en el asunto.
Hoy, la mas que
centenaria firma “Valle, Ballina y
Fernández” sigue elaborando su producto estrella: la sidra “carbonatada” “El
Gaitero”, con diferentes modelos (normal
(0.5% de alcohol), natural, extra -etiqueta negra-, sin alcohol). En los últimos años ha
centrado también sus esfuerzos en otros productos como el vino y zumos. Además de bebidas, también poseen alimentos
preparados y dulces navideños bajo esa denominación. Dentro del grupo también
se encuentran las filiales Zarracina (sidras y vinos) o Bodegas Asturianas
(licores).
Aún hoy la marca permanece grabada a
fuego en la memoria de muchos españoles y su descendientes en América, igual
que el fino Tío Pepe, la manzanilla Pochola, los brandis (otro eufemismo por
cognac) de Domec, las sardinas Palacio de Oriente, el aceite Carbonell, las
galletas María de Fontaneda y los turrones Sánchiz Mira y El Almendro. Y que el
caldo gallego, la fabada, los callos a la andaluza y el cocidito madrileño.
Fuentes: Wikipedia,
y la página oficial de Sidra “El Gaitero”.
16 de noviembre de 2014
El Barrio Chino de Elsa Wong
El Barrio Chino de Elsa Wong
Gladys Linares-cubanet.org — Dentro de los inmigrantes que
llegaron a Cuba en épocas pasadas, la comunidad de los chinos es una de las que
se distinguieron por integrarse a la sociedad cubana, pero sin perder su
identidad ni olvidar su cultura, la cual transmitían a sus descendientes. Eran
discretos, diligentes y amantes de la vida hogareña. Tanto es así, que muchos
formaban su familia con cubanas, a pesar de la práctica común de encargar
esposa a China.
Cerca
de lo que fue La Plaza del Vapor –hoy desaparecida– entre las calles Dragones,
Rayos, Lealtad y Zanja, está el Barrio Chino de La Habana, alguna vez entre los
más grandes de las Américas. Los chinos supieron aprovechar la libertad de
comercio de la sociedad cubana de entonces. Sus servicios de lavandería (para
nosotros, trenes de lavado) eran muy empleados por la población, por ser
eficientes y baratos. También vendían viandas y verduras por las calles, y sus
famosas fondas y restaurantes de comida china eran muy frecuentadas por los
nacionales y los turistas.
La
presencia china se hacía notar en toda la isla. Se agrupaban en sociedades
organizadas de forma peculiar, como la Wong Kong Ja Tong, a la que pertenecía
Santiago Wong, padre de mi amiga Emma Wong, que también es miembro en la
actualidad.
A
finales del siglo XIX y comienzos del XX llegaron unos cinco mil chinos de
California, que aportaron un gran impulso comercial a la comunidad china.
Crearon restaurantes de lujo, cafeterías, teatros, bancos, bodegas, periódicos,
funerarias, casinos, sociedades y salones donde se ofrecían reuniones y
actividades culturales, todos asentados en los alrededores de la calle San
Nicolás entre Zanja y Salud.
Wong
llega a La Habana
Se
calcula que entre 1847 y 1874 entraron unos 150 mil chinos de Hong Kong, Macao
y Taiwán en Cuba. Santiago Wong desembarcó en La Habana a principios del siglo
pasado. Contaba 17 años. Traía la firme idea de mejorar su situación económica
y así poder ayudar a la familia que dejó en China, algo que logró con mucho
esfuerzo. Me contaba Emma que su padre cortó caña y vendió pescado por las
calles, hasta que logró poner un puesto de viandas y una heladería en Santos
Suárez. Los helados eran de frutas naturales, hechos por él mismo, y tenían
mucha demanda en el barrio. Además, nunca dejó de vender pescado fresco por
encargo.
Pero el
pobre Santiago, durante la llamada ofensiva revolucionaria de 1968, de un día
para otro, ya en su vejez, perdió a manos de los comunistas todo lo que había
logrado con el trabajo de su vida. Aún tiempo después, iba al campo y compraba
malanga o plátano que vendía a escondidas a sus clientes. Pero tuvo que dejar
de hacerlo porque dos veces los policías le quitaron la mercancía y lo
amenazaron con meterlo preso si lo agarraban otra vez. Hoy son pocos los chinos
naturales que quedan en Cuba. Muchos han muerto, y otros emigraron a partir de
1959, tras el arribo de la dictadura castrense que barrió con las libertades
económicas.
Este
año, la sociedad Wong Kong Ja Tong cumple un siglo de fundada (1914-2014). Y
como en otras ocasiones, mi amiga Emma me invitó a la clausura de la jornada,
en el cabaret Parisién del hotel Nacional. Los artistas, descendientes en su
mayoría, deleitaron a los asistentes con el folclore chino. Asistió a la
actividad una china natural, Elsa Wong, una ancianita pequeña a quien de cariño
llaman Elsita. Todos la saludaban con respeto y estaban pendientes de ella.
Los
recuerdos de Elsita
Me
cuenta, Elsita, a sus 80 años, cómo de pequeña le gustaba ir con su padre a las
actividades de la Wong, porque los paisanos eran muy atentos. Además, se
deslumbraba con el barrio chino de entonces, tan limpio, iluminado, lleno de
comercios. El popular distrito, ubicado en el capitalino municipio de Centro
Habana, era el refugio de los chinos de ultramar.
En
1958, el Barrio contaba con 4 cines, alguno como el Águila de Oro daba
funciones de teatro para piezas de la Opera China. Tuvieron gran importancia
las sociedades culturales y deportivas, destacándose la Chung Wah Yin Lock Kou
Se, primera en emplear descendientes para actuar en la ópera cantonesa y la Chi
Mut Hai You Wut, dedicada por entero a las artes marciales de origen chino, el
kung fu y la Danza del León ( Whu Su ).
Durante
la década del 50, las importaciones desde California, Taiwán y Hong Kong de
productos chinos al barrio fue enorme; bazares chinos vendían todo tipo de
productos y víveres. En 1958, la sucursal Banco de China contaba con un
presupuesto de cerca de 2 millones de dólares. Los chinos contaban en La Habana
con un moderno sistema de atención a la salud. Un centro de consultas y
laboratorio en el mismo Barrio Chino y una clínica con todo lo necesario y
pabellones para pacientes, en las Alturas de Lawton.
Pero
para 1994 solo quedaba la farmacia (en la calle Zanja), un periódico
confeccionado manualmente y una sala de cine. Es a partir de esa fecha, y ante
las inquietudes de los chinos y descendientes por rescatar el sitio, que se
creó el Grupo Promotor del Barrio Chino, que con la cooperación de la embajada
china en La Habana realiza grandes esfuerzos por mantener sus tradiciones.
Pero a
pesar de esto, el Barrio Chino no logra igualarse a los recuerdos de Elsita, el
barrio iluminado y próspero de los años 50, uno de los más renombrados de
América. Testigos de esto son el deterioro de sus locales y viviendas, los
gigantescos basureros de días, y sus calles y aceras rotas.
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