22 de noviembre de 2014

Aviso


Isabel, la reina nómada

Isabel, la Reina nómada

G. Granda, La Razón, Madrid

«Si recorrí incontables leguas a lomos de mis cabalgaduras, también transité, armándome de paciencia, constancia y determinación, los angostos y laberínticos caminos que conforman el mapa de mi vida personal». Así comienza la historiadora Teresa Cunillera a narrar «La España de Isabel» (Lunwerg), un libro que cuenta en primera persona los viajes que por diversos motivos tuvo que realizar por sus dominios. El volumen incluye más de 35 destinos y cerca de 130 fotografías que detallan la vida a caballo de una de las mujeres más influyentes de su época.

Cunillera es investigadora especializada en el siglo XV y ha sido asesora histórica de la serie de TVE «Isabel», «por casualidad, ya que Ana Melero, de la productora Diagonal TV, visitó el Alcázar de Segovia –en el que trabaja Teresa de guía– buscando localizaciones y así entramos en contacto». Su fascinación por la figura de la reina católica la ayudó a sumergirse completamente en el proyecto televisivo. «Me fascina como mujer, pero también como persona, puesto que era muy completa: cubrió muchas esferas vitales y en todas ellas alcanza la excelencia», relata la investigadora.
 
También le tocó vivir un difícil momento político, ya que «si te dejabas llevar por la época podías caer en sus intrigas, pero ella tenía un toque de ética en el que la religión era casi Justicia». El libro sobre sus viajes, que también obedece a la casualidad, tiene su base en un aspecto del momento: «En el Medievo el viajar era intrínseco porque no tenían una corte fija y se pasaban tres meses en un sitio y cuatro en otro ya que no estaba centralizada la administración».
 
Cunillera cuenta incluso que se puede hablar de un reino «nómada», ya que Isabel siguió a su ejército en la ampliación de sus territorios hacia el sur de España. «Durante la reconquista estaba en los campos de batalla; se puede decir que fundó los hospitales de campaña. Era un poco la encargada de la logística y eso subía mucho la moral de los soldados».

Así, el libro, aunque no guarda una línea cronológica en sus capítulos, empieza con el lugar de nacimiento de la reina, Madrigal de las Altas Torres, Ávila, «y sigue una lógica que permite abrirlo por cualquier página y que no sea una guía llana y aburrida». Por ello sus viajes a Santiago de Compostela –«a donde quiso peregrinar»– Vitoria –«de donde era señora»– obedecían a necesidades en ocasiones políticas –Aragón– o personales, como sus desplazamientos al norte de España «cuando embarcaban sus hijas». «Hay muchos pueblos en los que también estuvo y que no caben en la guía aunque pasara allí una noche y haya miles de anécdotas. No pernoctaban en palacios, el ‘‘aposentador’’ era el encargado de ir unos días antes con sus oficiales auxiliares cuando iba a pasar la corte».
 
Para ayudar a comprender la ruta isabelina, la historiadora cuenta con pequeñas fichas que detallan en cada localidad las características geográficas y brindan pistas sobre dónde comer y comprar y algunas curiosidades. «En cada lugar se aportan aspectos de la época, una parte histórica y otra geográfica, haciendo hincapié en las tierras de Castilla en las que podía moverse con más facilidad, aunque Granada le gustó muchísimo y se hubiera quedado allí a vivir, pero no pudo por cuestiones políticas».

Teresa Cunillera está muy orgullosa del trabajo que ha realizado junto con Diagonal TV y TVE. El departamento de vestuario hizo un trabajo fabuloso. Yo les pasé alguna información y ellos luego han escogido. De vez en cuando me hacían preguntas puntuales de confección, sobre todo con los trajes eclesiásticos. También me consultaron para alguna lozalización».
 
El trabajo más duro en este volumen fue sin duda tener que elegir entre la amplia documentación fotográfica existente, momento en el que la historiadora destaca el papel de la editorial, que «ha hecho una gran labor de equipo para poder tener el libro a tiempo». Aunque no espera que cuenten con ella para la futura continuación de la serie –«porque ya hay alguien especializado en esa época»–, se siente satisfecha cuando en su trabajo en el Alcázar alguien va de visita con este libro como guía imprescindible.

21 de noviembre de 2014

Concierto de la Coral Cubana


Matusalén, el viejo de los 969 años

Matusalén en una vidriera de la catedral de Canterbury
Matusalén,  el viejo de los 969 años.
M. Arrizabalaga, ABC

Cuenta el libro del Génesis que Matusalén vivió nada menos que 969 años antes de morir, superando en 604 días la edad de su padre Enoc, todo un récord con el que se ha ganado merecidamente su lugar en el dicho de «más viejo que Matusalén».

Hay quien ha atribuido el recuento bíblico de los años a una confusión entre los ciclos lunares con los solares, por lo que la edad real del patriarca bíblico sería de unos 72 años, admirable en todo caso en unos tiempos con una esperanza de vida mucho menor. Pero en el Génesis no parece haber confusión entre meses y años: «Y sucedió que en el año seiscientos uno de Noé, en el mes primero...»

Tendencia oriental a la hipérbole

Los Profesores de Salamanca en la biblia comentada  (BAC, tomo I, pág 122-125) explican que los libros de la Biblia son orientales, que buscan impresionar a los lectores al exponer una verdad, «de ahí que no podemos calibrar sus afirmaciones según el módulo frío y preciso que caracteriza al genio greco-romano». Los orientales, señalan, «tienen tendencia a la hipérbole y a desorbitar los números».

Por inverosímil que sea esta cronología bíblica, aún lo es mucho más la de los reyes sumero-babilónicos, que cuentan sus años por sares (1 sar=2.300 años), recuerdan los Profesores de Salamanca al afirmar que en todas las antiguas genealogías, como la babilónica o la egipcia, hay tendencia a atribuir una longevidad extraordinaria a los primeros hombres  y en esto coinciden con la Biblia. «En la tradición flotaban algunos nombres y tablas genealógicas y, consciente la opinión popular de que los orígenes de la humanidad eran muy antiguos, la misma imaginación popular fue alargando la vida de los personajes conservados por la tradición de forma que llegaron hasta el primer hombre», señala.

«La explicación más razonable es que el autor sagrado se propuso rellenar con nombres de personajes de carne y hueso el inmenso periodo que media entre Adán, Noé y Abraham (...) y alarga los anillos de la cadena», concluyen en la Biblia Comentada.

Carracuca

De Matusalén se sabe que según la Biblia vivió 969 años, pero ¿cuántos Carracuca? José María Iribarren señala que en su acepción de persona vieja y achacosa, de individuo decrépito a quien la edad impide hacer lo que querría, «deriva del uso que antaño tuvo la palabra "carraco"». Cuenta el autor de «El porqué de los dichos» que en el Hospital General de Madrid existió en el siglo XVIII una «sala de los carracos» y cita al pintor cordobés Acisclo Antonio Palomino, que cuenta cómo en dicha sala se atendía a «enfermos cuyo mal era la mucha edad» y los desahuciados por los médicos.

20 de noviembre de 2014

Tras las huellas de Teresa. La catedral de Ávila


Avila: Catedral

Como ocurre en otras ciudades de intensa historia medieval, la catedral de Ávila que hoy admiramos debió edificarse sobre el solar de otros templos más antiguos.  

Los orígenes de la catedral se remontan, según la tradición, a tiempos de su primer obispo San Segundo.   La primera organización eclesiástica ya era patente en periodo visigodo pero al caer los territorios bajo el dominio moro a comienzos del siglo VIII, la ciudad queda deshabitada y habrá que esperar a la reconquista de Alfonso VI, a finales del siglo XI, para volver a encontrar actividad cristiana.

Este monarca encarga a su yerno Don Raimundo de Borgoña la repoblación del territorio abulense, siendo a este personaje de origen francés a quien se debe la fortificación de la ciudad mediante sus famosas murallas, así como la realización del primer templo dedicado al Salvador. Se asienta entonces la definitiva sede episcopal en Ávila, pero la construcción catedralicia de pleno estilo románico no será la última, sino que sobre ella se comenzará el actual templo hacia 1130-1170, cuyas obras durarán más de trescientos años. 

El proyecto inicial y la dirección de las obras en la catedral abulense se atribuyen al Maestro Fruchel, en estilo románico de transición al Gótico y que comenzó el conjunto por la cabecera, la que se incrusta directamente en la muralla, como un magnífico torreón más de la misma y transmite al conjunto su marcado carácter de fortaleza. Posteriormente, distintos maestros continuaron y modificaron el plan de obras ya en estilo gótico pleno.

Del siglo XIII  son el primer cuerpo de las torres y las naves y del XIV  el segundo cuerpo de las torres (una de ellas inacabada), el claustro, las bóvedas y los arbotantes. Ya en el siglo XV   se terminan todas las obras de la catedral y en 1475 Juan Guas  construye el reloj mecánico, además de trasladar la primitiva portada occidental al lado norte. Esta  tercera fase de las obras pertenece a los años del apogeo del gótico.   Se levantó un nuevo coro en el centro de la nave para separarlo del altar mayor.  La planta posee influencias francesas   y cierta semejanza con la Basílica de Saint-Denis,   la primera iglesia gótica.

Desde el exterior tiene el inconfundible aire de fortaleza y escasa referencia religiosa, de tal forma que el propio edificio se inserta en las mismas murallas. La portada principal, reedificada en el siglo XVII, es algo insulsa. Más interés tiene la puerta norte o de los apóstoles, del siglo XIII, y que ocupó, hasta el siglo XV, un lugar en la portada occidental.

De particular interés para la familia teresiana, en este año del V centenario del  nacimiento de Teresa de Ávila, es la capilla de Santa Teresa  que contiene la imagen de la Virgen de la Caridad.  Imagen que antaño se encontraba en la desaparecida iglesia de San Lázaro, junto al puente sobre el Adaja y a la que se encomendó Teresa de Cepeda siendo niña cuando murió su madre. En la pared derecha se encuentra una pintura que rememora la visión que Teresa  tuvo en esta capilla.

Plaza de la Catedral, 8
05001 Ávila
Teléfono: 011 34 920 21 16 41

Visitas
Lunes a viernes: 10:00 a 16:30
Sábados 10:00 a 18:00
Domingos 12:00 a 15:00  
Última visita: 45 minutos antes del cierre.

Entrada individual: 4 €
En Grupo: 3 €

19 de noviembre de 2014

Mujeres de la Patria

MUJERES DE LA PATRIA I Ediciones Universal (2014)  
Colección: Cuba y sus Jueces $39.95

EN LA FERIA INTERNACIONAL DEL LIBRO DE MIAMI
SE PRESENTA EL 22 DE NOVIEMBRE, A LA 1 p.m. EL LIBRO

MUJERES DE LA PATRIA, CONTRIBUCIÓN DE LA
MUJER A LA INDEPENDENCIA DE CUBA
.
TOMO I : La Guerra de los Diez Años
(Ediciones Universal, 2014 / 978-1-59388-259-4)
de la historiadora cubana
                                                    Teresa Fernández Soneira

Teresa Fernández Soneira nació en La Habana en 1947. Es una investigadora de temas cubanos, y ha hecho aportes importantes a la historia de Cuba con los libros: Apuntes desde el Destierro (1990); CUBA: Historia de la Educación Católica 1582-1961(1997); Con la Estrella y la Cruz: Historia de las Juventudes de Acción Católica Cubana (2002), y Niños que Triunfan - el Centro Mater, su historia y sus colaboradores (2008) todos de Ediciones Universal
.

En Mujeres de la Patria, Contribución de la mujer a la independencia de Cuba, la autora nos revelael papel que desempeñó la mujer cubana antes y durante las guerras de independencia. FernándezSoneira considera que ninguna historia que se escriba sobre Cuba estará completa si no incluye lacontribución de la mujer. Este libro ha sido un proyecto al que le ha dedicado más de ocho años de trabajos y desvelos. En él el lector verá la entrega, valentía y amor a Cuba de las casi dos milmujeres que se han encontrado en esta investigación, y que han desempeñado un papel especial enla Isla y el exilio durante la etapa de las conspiraciones, y las guerras de independencia. Esta obraconsta de dos tomos. El tomo I cubre la etapa de las conspiraciones y la Guerra del 68 hasta el Pacto
del Zanjón. El volumen II, en preparación, abarca la guerra del 95, el exilio, y la ansiadaindependencia
SÁBADO 22 DE NOVIEMBRE, A LA 1 p.m. EN EL MIAMI-DADE COLLEGE. WOLFSON CAMPUS (DOWNTOWN) 300 N.E. 2nd. Ave. Salón 3314.Edificio 3/ 3er. piso.

Se presenta junto a dos importantes escritoras e investigadoras cubanas: Madeline Cámara y Yara González-Montes con el tema: La historia y el ensayo desde la perspectiva femenina.

LOS ESPERAMOS A TODOS EN ESTA PRESENTACIÓN DENTRO DEL MARCO DE LA FERIA INTERNACIONAL DEL LIBRO DE MIAMI.

Los que no puedan asistir y deseen adquirirlo pueden pedir información a: EDICIONES UNIVERSAL: P.O. BOX 450353, MIAMI, FL 33245-0353

Hermano Victorino: Toma de Hábito

Hermano Victorino: Toma de Hábito

Manuel Bonet

Uno de los  recuerdos más gratos de un Hermano Lasallista es la toma de hábito, momento en el cual comienza a formar o parte del Instituto. El H. Michel Sauvage en “La Frágil Esperanza de un Testigo, al referirse a este momento expresa: “partir para un aspirantado o un seminaro menor, era visto corrientemente como una opción de vida. A fortiori la toma de hábito, a los 18 años frecuentemente, y más temprano entre los Hermanos, era vista como un compromiso definitivo (Cfr. p 46). Hay mucho de sueño y promesa en esa celebración antes del Concilio Vaticano II de carácter privado y hoy, vivida con el pueblo de Dios en medio de la Eucaristía.

He tratado de conseguir algún detalle de esta ceremonia a inicios del siglo XX, sin embargo, no me ha sido posible encontrar un ritual de esta época o detalles sobre la misma. He podido leer el esquema de la toma de hábito de 1964, probablemente con algunos cambios, pero el centro sigue siendo el mismo, el revestirse del hábito de Hermano de las Escuelas Cristianas.

La toma de hábito se iniciaba con el retiro que le antecedía. Una semana de encuentro con Dios, cara a cara. La víspera de la ceremonia se hace aún una sencilla oración en la capilla del Noviciado llamada “vela de armas”, presidida por el Maestro de Novicios. Al día siguiente, se realizaba la ceremonia con carácter privado, presidida esta por el Hno. Visitador a nombre del Hermano Superior General. En este caso, fue el Hno. Exupérien (1829-1905), Asistente y Visitador de los Distritos de París y Le puy, quien presidió la ceremonia.

El H. Exupérien tiene fama de santo, para unos Hermanos es excesivamente riguroso, exigente y poco sensible, pera otro fue un maestro de energía espiritual o un renovador espiritual. En todo caso, era un Hermano según el espíritu del Instituto.

Después del canto del Veni Creator, se realizaba un interrogatorio común a los quince postulantes que iniciaban el noviciado. Una vez expresados sus deseos de perseverar en su vocación ante los Hermanos que asistían a esta ceremonia, se le iba llamando uno a uno en compañía de su padrino de hábito. En su caso, fue su padrino el Hermano Director de la escuela lasallista de Coubon.

En alguna habitación cercana se revestía el joven novicio, sotana negra con cuello o rabbat blanco, una carterita para llevar un tomo que incluía el Nuevo Testamento y la Imitación a Cristo, un rosario de seis decenas para llevar en algún bolsillo y un abrigo de mangas grandes; completaba el hábito un solideo negro y para salir, el típico tricornio.  Aquí está la corteza del Hermano Lasallista, ahora falta que el tronco sea el de un hombre interior como pedía San Juan Bautista de la Salle, y esto será poco a poco, sin prisas.

Mientras su padrino le ayudaba a revestirse, le repite la frase del Fundador: “Desde que se usa este hábito, cuando se solicita ingresar en ella no se tiene otra idea que la de incorporarse a una comunidad para permanecer en ella el resto de la vida”. El joven escucha y en su corazón se va formando un grito, un “por siempre, para siempre, Señor”.

Al ingresar a la sala nuevamente, el Hermano Exupérien le daría un nombre nuevo: Hno. Nymphas Victorin, nombre que con los años sería cambiado por el conocido  Victorino o Vitico por los más pequeños. Su distrito de Le puy daba como nombre religioso nombres que empezaban con la letra N… por eso le llamarían así.

La bendición del Santísimo y el canto del salmo 132 daba por terminada la sencilla ceremonia. En mi época cantábamos emocionados en francés, el himno de San Juan Bautista de La Salle, probablemente los Hermanos todos juntos.
Reproducido del blog santidadencuba.blogspot.com
 

18 de noviembre de 2014

Música barroca para celebrar la festividad de Sta. Cecilia



Pablo Iglesias o el mentecato Ilustrado

Pablo Iglesias o el mentecato ilustrado
Carlos Alberto Montaner

Calma. No hay agravio. La etimología de mentecato es transparente. Quiere decir "mente captada o capturada". Me refiero a eso. Iglesias es un joven político y politólogo español, chavista, que hoy tiene un sorprendente apoyo electoral en su país.
 
Pablo Iglesias, sin duda, es un mentecato ilustrado. Seguramente tiene un cociente de inteligencia altísimo. Como el genial Mussolini, que alcanzaba un puntaje de 175. El problema radica en qué ideas han capturado tan prodigiosa mente. Las grandes cabezas pueden estar pobladas de disparates que, cuando se mezclan con una actitud arrogante, devienen en la terca insistencia en el error, en la negación de la realidad y en el desprecio por los cerebritos de a pie. Suele ocurrir. Las malas ideas, cuando se enquistan en neuronas privilegiadas, son más dañinas.
 
¿Cuáles son las ideas madre —hay ideas madre como hay células madre— instaladas en la descomunal sesera del profesor Iglesias que no le permiten observar la realidad con ecuanimidad?
 
Son varias. La primera tiene que ver con la desmesurada fe en su propia capacidad intelectual. Pablo Iglesias no conoce la duda. Predica ex cátedra. Él y su tribu creen saber cuánto deben ganar las personas, que precio justo deben tener las cosas y los servicios, cómo pueden funcionar las empresas, qué deben producir para servir a la sociedad, qué se debe poseer para alcanzar una vida feliz y digna, y en qué punto el patrimonio acumulado se convierte en una injusticia que hay que cercenar de un certero tajo fiscal. Prodigioso.
 
La segunda es también una cuestión de fe. Pablo Iglesias cree fervientemente en el Estado-empresario que elabora alimentos, asigna electricidad y comunicaciones, maneja el crédito y gestiona los ahorros.
 
Cree en el Estado redistribuidor de riquezas que extiende una pensión a todas las personas por el mero hecho de vivir en el país (650 euros). Cree en el Estado planificador que todo lo sabe, que conoce el presente como la palma de la mano y es capaz de prever el futuro. Cree en el Estado que castiga implacablemente (ama la guillotina de la Revolución Francesa).
 
Cree que la riqueza se logra trabajando menos —35 horas a la semana— y por un periodo más breve (60 años). Cree, en suma, que la prosperidad se logra gastando, no ahorrando e invirtiendo, como ha hecho la tonta especie humana durante miles de años. Maravilloso.
 
Pero lo interesante es que Pablo Iglesias ya ha puesto a prueba sus ideas madre, precisamente en Venezuela, donde él y su grupo fueron contratados para encauzar de diversas maneras el "proceso revolucionario", algo que hicieron durante 8 años a plena satisfacción de la República Bolivariana —por eso los mantuvieron dentro del presupuesto durante tanto tiempo—, tarea por la que cobraron nada menos que 3.700.000 euros: más de 5.000.000 de dólares.
 
En ese periodo, de acuerdo con las memorias de la fundación Centro de Estudios Políticos y Sociales (CEPS), que era la institución que firmaba los acuerdos y recibía los dineros, Iglesias y sus allegados ayudaron directamente a Chávez a fomentar su revolución desde el despacho presidencial, a Telesur a crear y divulgar su propaganda, al Banco Central de Venezuela a desarrollar su política monetaria, al Ministerio del Interior a manejar sus prisiones (como en la que yace Leopoldo López), al Ministerio de Trabajo a organizar sus pensiones, y al Ministerio de Comunicación a no sé qué función exactamente, aunque algún trabajo pudieron desplegar en el Centro Internacional Miranda, dedicado al adoctrinamiento político comunista, a juzgar por las palabras de Juan Carlos Monedero en su conmovido homenaje a Hugo Chávez, en el que recuerda con tristeza la desaparición del Muro de Berlín, ese monumento al estalinismo.
 
Es decir, Pablo Iglesias y sus amigos, de acuerdo a los consejos que aportaban a tan amplio espectro gubernamental, en gran medida son responsables del caos venezolano, del desabastecimiento que padece el país, del desorden financiero, del aumento exponencial de la violencia, del horror de las cárceles, de los atropellos a la libertad de expresión, de la falta de inversiones extranjeras, del cierre de miles de empresas, y hasta de la pulverización del Estado de Derecho al proponer, presuntamente, la eliminación de la separación de poderes en los cursillos de formación que les daban a los parlamentarios del mundillo del Socialismo del Siglo XXI.
 
Naturalmente, Iglesias y sus amigos de CEPS tal vez aleguen que esto no es cierto, que nadie les hizo caso durante los 8 años que asesoraron a los bolivarianos, o que los convenios, realmente, eran una fuente de solidaridad revolucionaria, porque ellos apenas colaboraban, aunque cobraban, pero, en ese caso, incurrirían en un delito semejante al que hoy la justicia española les imputa a socialistas y populares: financiación irregular de actividades políticas con fondos provenientes del sector público.
 
Como me cuesta trabajo creer que Iglesias y sus amigos forman parte de una casta corrupta, me inclino a pensar que, realmente, lo que hay que imputarles no es un delito de fraude o peculado, sino un alto grado de corresponsabilidad en el  hundimiento de Venezuela, precisamente por transmitirles a esos vapuleados ciudadanos las ideas y los conocimientos equivocados.
 
En todo caso, es muy probable que Pablo Iglesias, Juan Carlos Monedero y el resto del grupo, entiendan (como entendía Lenin) que las revoluciones son así: dolorosas, y devastadoras, como corresponde a la necesaria etapa de demolición del pasado burgués, lo que explica la conformidad que muestran con cuanto sucede en Venezuela, postura muy diferente, por cierto, a la del profesor méxico-alemán Heinz Dieterich y a la del pensador norteamericano Noam Chomsky, quienes han denunciado los excesos que convulsionan al país sudamericano.
 
¿Qué harían Pablo Iglesias, Monedero y sus amigos si tomaran el control de España? A mi juicio, lo mismo que han contribuido a hacer en Venezuela. ¿Por qué? Porque no son unos cínicos racistas que quieren para España algo diferente a lo que aplauden en Venezuela. Quieren lo mismo. Un Estado fuerte presidido por un grupo revolucionario decidido a implantar el reino de la justicia a cualquier costo. Quieren acabar con las estructuras burguesas que acogotan al proletariado, destruir los podridos partidos políticos tradicionales, encarcelar a quienes se opongan a la voluntad del pueblo y silenciar a esos medios de comunicación que solo representan los intereses de los propietarios. Son mentecatos —sus mentes han sido capturadas por el error—, como les sucede a todos los fanáticos, pero no hipócritas.  Y son, además, ilustrados. Esto agrava las cosas.
Remitido por Humberto Estrada 
 

17 de noviembre de 2014

Historia de la Sidra "El Gaitero"

La historia de “El Gaitero”

El origen de la compañía que comenzó a embotellar la sidra más popular de España hay que ir a buscarlo a los años finales del siglo XIX, cuando las sidrerías locales de Villaviciosa, Asturias, comenzaban a exportar la sidra al otro lado del mar, a las  Américas. Esta exportación siguió en aumento durante la mayor parte del siglo siguiente. Se ha dicho –y alguna razón hay en ello- que "El Gaitero” se convirtió en el cordón umbilical de los ‘indianos’, (emigrantes asturianos que residían en América), con su Asturias natal, con sus costumbres y sus recuerdos”.

Entre todos aquellos comerciantes de Villaviciosa sobresalieron los hermanos Alberto y Eladio del Valle, quienes –con gran visión-  en 1888 llevaron de Francia la maquinaria necesaria para un proceso de carbonización de la sidra, lo que dio un gran impulso a la producción.  

Apenas al año siguiente de haber montado la maquinaria, los hermanos del Valle fabricaban y exportaban una sidra espumosa que llamaron “El Gaitero”, como particular referencia a la tierrina, referencia subrayada con  una pintura de José Fernández-Cuevas para ilustrar cada etiqueta.  Formaron sociedad con Ángel Fernández y Bernardo de la Ballina y desde entonces la rúbrica de "Valle, Ballina y Fernández" puede leerse en la etiqueta de cada botella, aunque Eladio del Valle y Ángel Fernández vendieran poco después su participación a Obdulio Fernández: los tres apellidos quedaron, pues, vigentes y válidos para la razón social. Obdulio Fernández centralizó la producción, fomentó el uso de la publicidad y ordenó la construcción de una fábrica de botellas consolidando así la compañía.

Fue el comienzo de una sidra “achampañada” que ya no solo era degustada por los asturianos para refrescar su nostalgia, sino que pasó a ser preferida popularmente por su mayor dulzura y su condición de bebida casi similar y más económica que el champán francés, aunque luego tuvieron que renunciar a lo de “achampañada” por los derechos legales de la bebida francesa, y conformarse con un modesto “artificialmente carbonatada”. No provenía de la uva sino de la manzana, no era champagne pero, a falta de otra cosa, la gente le reconocía cierto parecido. Al menos entre muchas familias. Un zumo fermentado de manzanas, agradable, dulce, espumoso... Justo la bebida que se tomaba con los turrones y con la que se brindaba después de las uvas. Curiosidades de nuestra vieja historia.

¿Sidra champagne? No es extraño que circulara un viejo chiste: sentado en la mesa de un restaurante un cliente pide una botella de champagne. El camarero le responde: “Le parece bien una botella de la Viuda? (Veuve Clicquot, se sobreentiende). El cliente, sorprendido, le contesta: “Pero cómo, ¿Ha muerto el Gaitero?  

¿En qué momento “El Gaitero” dejó de utilizar la frase “sidra champán”?  Salvo error, el último cartel corresponde al año 1982 más o menos, porque  en otro posterior del año 1984, ya no figuraba.L´appellation d´origine contrôlée Champagne” tomaría cartas en el asunto.

Hoy, la mas que centenaria  firma “Valle, Ballina y Fernández” sigue elaborando su producto estrella: la sidra “carbonatada” “El Gaitero”,  con diferentes modelos (normal (0.5% de alcohol), natural, extra -etiqueta negra-, sin alcohol). En los últimos años ha centrado también sus esfuerzos en otros productos como el vino y zumos.  Además de bebidas, también poseen alimentos preparados y dulces navideños bajo esa denominación. Dentro del grupo también se encuentran las filiales Zarracina (sidras y vinos) o Bodegas Asturianas (licores).

Aún hoy la marca permanece grabada a fuego en la memoria de muchos españoles y su descendientes en América, igual que el fino Tío Pepe, la manzanilla Pochola, los brandis (otro eufemismo por cognac) de Domec, las sardinas Palacio de Oriente, el aceite Carbonell, las galletas María de Fontaneda y los turrones Sánchiz Mira y El Almendro. Y que el caldo gallego, la fabada, los callos a la andaluza y el cocidito madrileño.

Fuentes: Wikipedia,
y la página oficial de Sidra “El Gaitero”.

 

16 de noviembre de 2014

El Barrio Chino de Elsa Wong

El Barrio Chino de Elsa Wong

Gladys Linares-cubanet.org — Dentro de los inmigrantes que llegaron a Cuba en épocas pasadas, la comunidad de los chinos es una de las que se distinguieron por integrarse a la sociedad cubana, pero sin perder su identidad ni olvidar su cultura, la cual transmitían a sus descendientes. Eran discretos, diligentes y amantes de la vida hogareña. Tanto es así, que muchos formaban su familia con cubanas, a pesar de la práctica común de encargar esposa a China.

Cerca de lo que fue La Plaza del Vapor –hoy desaparecida– entre las calles Dragones, Rayos, Lealtad y Zanja, está el Barrio Chino de La Habana, alguna vez entre los más grandes de las Américas. Los chinos supieron aprovechar la libertad de comercio de la sociedad cubana de entonces. Sus servicios de lavandería (para nosotros, trenes de lavado) eran muy empleados por la población, por ser eficientes y baratos. También vendían viandas y verduras por las calles, y sus famosas fondas y restaurantes de comida china eran muy frecuentadas por los nacionales y los turistas.

La presencia china se hacía notar en toda la isla. Se agrupaban en sociedades organizadas de forma peculiar, como la Wong Kong Ja Tong, a la que pertenecía Santiago Wong, padre de mi amiga Emma Wong, que también es miembro en la actualidad.

A finales del siglo XIX y comienzos del XX llegaron unos cinco mil chinos de California, que aportaron un gran impulso comercial a la comunidad china. Crearon restaurantes de lujo, cafeterías, teatros, bancos, bodegas, periódicos, funerarias, casinos, sociedades y salones donde se ofrecían reuniones y actividades culturales, todos asentados en los alrededores de la calle San Nicolás entre Zanja y Salud.

Wong llega a La Habana

Se calcula que entre 1847 y 1874 entraron unos 150 mil chinos de Hong Kong, Macao y Taiwán en Cuba. Santiago Wong desembarcó en La Habana a principios del siglo pasado. Contaba 17 años. Traía la firme idea de mejorar su situación económica y así poder ayudar a la familia que dejó en China, algo que logró con mucho esfuerzo. Me contaba Emma que su padre cortó caña y vendió pescado por las calles, hasta que logró poner un puesto de viandas y una heladería en Santos Suárez. Los helados eran de frutas naturales, hechos por él mismo, y tenían mucha demanda en el barrio. Además, nunca dejó de vender pescado fresco por encargo.

Pero el pobre Santiago, durante la llamada ofensiva revolucionaria de 1968, de un día para otro, ya en su vejez, perdió a manos de los comunistas todo lo que había logrado con el trabajo de su vida. Aún tiempo después, iba al campo y compraba malanga o plátano que vendía a escondidas a sus clientes. Pero tuvo que dejar de hacerlo porque dos veces los policías le quitaron la mercancía y lo amenazaron con meterlo preso si lo agarraban otra vez. Hoy son pocos los chinos naturales que quedan en Cuba. Muchos han muerto, y otros emigraron a partir de 1959, tras el arribo de la dictadura castrense que barrió con las libertades económicas.

Este año, la sociedad Wong Kong Ja Tong cumple un siglo de fundada (1914-2014). Y como en otras ocasiones, mi amiga Emma me invitó a la clausura de la jornada, en el cabaret Parisién del hotel Nacional. Los artistas, descendientes en su mayoría, deleitaron a los asistentes con el folclore chino. Asistió a la actividad una china natural, Elsa Wong, una ancianita pequeña a quien de cariño llaman Elsita. Todos la saludaban con respeto y estaban pendientes de ella.

Los recuerdos de Elsita

Me cuenta, Elsita, a sus 80 años, cómo de pequeña le gustaba ir con su padre a las actividades de la Wong, porque los paisanos eran muy atentos. Además, se deslumbraba con el barrio chino de entonces, tan limpio, iluminado, lleno de comercios. El popular distrito, ubicado en el capitalino municipio de Centro Habana, era el refugio de los chinos de ultramar.

En 1958, el Barrio contaba con 4 cines, alguno como el Águila de Oro daba funciones de teatro para piezas de la Opera China. Tuvieron gran importancia las sociedades culturales y deportivas, destacándose la Chung Wah Yin Lock Kou Se, primera en emplear descendientes para actuar en la ópera cantonesa y la Chi Mut Hai You Wut, dedicada por entero a las artes marciales de origen chino, el kung fu y la Danza del León ( Whu Su ).

Durante la década del 50, las importaciones desde California, Taiwán y Hong Kong de productos chinos al barrio fue enorme; bazares chinos vendían todo tipo de productos y víveres. En 1958, la sucursal Banco de China contaba con un presupuesto de cerca de 2 millones de dólares. Los chinos contaban en La Habana con un moderno sistema de atención a la salud. Un centro de consultas y laboratorio en el mismo Barrio Chino y una clínica con todo lo necesario y pabellones para pacientes, en las Alturas de Lawton.

Pero para 1994 solo quedaba la farmacia (en la calle Zanja), un periódico confeccionado manualmente y una sala de cine. Es a partir de esa fecha, y ante las inquietudes de los chinos y descendientes por rescatar el sitio, que se creó el Grupo Promotor del Barrio Chino, que con la cooperación de la embajada china en La Habana realiza grandes esfuerzos por mantener sus tradiciones.

Pero a pesar de esto, el Barrio Chino no logra igualarse a los recuerdos de Elsita, el barrio iluminado y próspero de los años 50, uno de los más renombrados de América. Testigos de esto son el deterioro de sus locales y viviendas, los gigantescos basureros de días, y sus calles y aceras rotas.