19 de junio de 2010

¡Ay Mamá Inés!


¡Ay, Mamá Inés!

Mamá Inés -su melodía y su sandunguero estribillo-, no se quedaron en Cuba. Recorrieron el mundo y todavía hoy lo hacen. A la inmensa red que es la web se me asoma una página que, insospechadamente, habla de “¡Ay, Mamá Inés!” Es una página que mantiene alguien en nombre de la División Azul, la que marchó hasta a la URSS cuando la Guerra Civil Española y la II Guerra Mundial, en lucha contra el comunismo y el anarquismo en los finales de los años 30 y el comienzo de los 40.

Así nos enteramos que “¡Ay Mama Inés!” fue una de las canciones más populares de las que estaban en boca de aquellos soldados en sus tiempos de descanso entre combate y combate. Y para quienes no la saben, la página nos reseña la historia de la canción y de quién fue su autor.

Pero dejo que esa historia nos la cuente Antonio Vega, en su artículo sobre Eliseo Grenet, publicado en el blog Cubamusical.blogspot.com en enero 2010:

«… Eliseo Grenet estrenaría conjuntamente con Lecuona y con libreto de Aurelio Riancho, la zarzuela "Niña Rita", [también conocida como “La Habana de 1830”], que incluía el famoso tango-congó "¡Ay, mamá Inés!", y que convertiría en eterno y universal la voz de Rita Montaner.

El texto se inspiraba en un argumento de sainete costumbrista del XIX, que narraba la historia de Mama Inés, una negrita conga esclava y rumbosa, la cual recrea su tiempo bailando con un habano cubano en las manos. Ritual este que sólo interrumpe para saborear una taza de recién colado café. Se trataba de un personaje de la Cuba colonial que, según algunas investigaciones, ya formó parte de un número comparsa representado en 1868; otros, sin embargo, lo fechan en 1879.

Su estreno se produjo el 29 de septiembre de 1927 en el Teatro Regina, actual Casa de la Música de la Habana. La obra se iniciaba con la afamada canción. Rita Montaner salía al escenario y, mientras el personaje lustraba unos zapatos, cantaba ¡Ay, mamá Inés!... Sin embargo, en un inicio la pieza musical pasó desapercibida para el público.

Se dijo que ello se debió a la mala práctica existente en la época, de acudir tarde a las representaciones. Ello provocaba que habitualmente se perdieran el inicio de las obras, como fue el caso. Una mala costumbre, por otra parte, que rige todavía hoy en La Habana e incluso en muchos lugares de España.

Al parecer, Lecuona, -oportuno y visionario-, convenció a Eliseo Grenet de que trasladase el número de la primera escena para el quinto cuadro de la obra. Y así lo hicieron días después. Con ello llegaría el éxito y cambió el sino de la historia. Las reseñas de la época hablan que el público salía del teatro tarareando el pegadizo estribillo: “¡Ay, mamá Inés!... ¡Ay, mamá Inés!.... ¡Todo´ lo´ negros tomamos café!” Y la interpretación de Rita Montaner se convirtió en la gran revelación de la temporada.

Al año siguiente, Rita Montaner viajaría a París para sustituir a Raquel Mayer; y con ella viajaría su Mama Inés, siendo aclamada por crítica y público. Ya en el 28 grabaría en Estados Unidos sus primeros discos con piezas memorables como "Canción Azul" y "Siboney", de Lecuona; "El Manisero", de Moisés Simons y también "¡Ay, mamá Inés!”

Alejo Carpentier, testigo directo del éxito que tuvo Rita Montaner en París, escribiría que la canción «olía a trópico, tenía fragancia de fruta al sol, y auténtica alegría arrabalera». Y en España su éxito fue tal que años más tarde, en los 40, los combatientes españoles de la División Azul que fueron a luchar a Rusia al lado de las tropas alemanas durante la Segunda Guerra Mundial, la cantaban en sus ratos de ocio.

Pero, "¡Ay, mama Inés!”, daría para escribir curiosas historias. La propiedad del disco de gramófono, provocó un pleito entre dos casas impresoras de discos. La Víctor Talking Machine y la Columbia Gramaphone llegaron a disputarse su propiedad literaria en los tribunales.

Así lo recogía en una breve reseña en su edición del 11 de octubre de 1928, El Heraldo de Madrid. El juez encargó a un agente su documentación, quien determinó que la canción ya se cantaba en un sainete en el año 1879, siendo representada en el antiguo teatro del Correo. El juez acabaría declarando a “¡Ay, mamá Inés!” de dominio público, señalándose además que la reclamación de las discográficas se basaba en una falsa inscripción en el Registro de la Propiedad Intelectual.

“¡Ay, mamá Inés!”, se convertiría con el tiempo en una de las canciones cubanas más reconocidas en el mundo entero. Una pieza símbolo de su identidad cuya popularidad llega hasta nuestros días. »

Juan Perez nos agrega desde su página web
(www.juanperez.com/tradiciones/mamaines.htm),

que «como para que no se borre de la memoria de los que vienen detrás, de los que nunca tuvieron la oportunidad de disfrutar de los preciosos carnavales de la Cuba republicana, les recordamos que por las calles de La Habana siempre aparecía alguien que disfrazado de Mamá Inés marcaba con pasitos de conga el final del desfile de carrozas y comparsas, mientras un carro de charangueros con cornetas y timbales, tambores y maracas, la acompañaba para arrollar al compás de su pegajoso estribillo melódico:

"Ay Mamá Inés, ay Mamá Inés, todos los negros tomamos café»

Foto: Rita Montaner, Google
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Un periodista a los altares

Antonio Montero Moreno

No están hoy muy de moda, que digamos, los viejos valores del idealismo, el heroísmo, el sacrificio por las grandes causas y, menos aún, el fracaso y la muerte con la frente en alto.


Invito, no obstante, a quienes quieran acompañarme, a conocer de cerca la fascinante figura de Manuel Lozano Garrido, Lolo por más señas, quien ha sido beatificado este sábado por el Cardenal Amato, Delegado pontificio, en Linares, su pueblo natal. Lo haré de la mano amiga de sus acreditados biógrafos, Andrés Molina Prieto y Juan Rubio Fernández, sin pagarles derechos de autor.

Acudo al Evangelio para dividir la historia de Lolo, como la de Jesús, en Vida oculta y Vida pública. La oculta abarcará su infancia, adolescencia y primera juventud, mientras que, paradójicamente, en la pública —la mitad de sus días—vivirá enclaustrado entre cuatro paredes, de la cama al carrito, con billete de vuelta. Digo paradójicamente porque en esas condiciones desplegaría Lolo su intensa producción literaria, con nueve libros, unos quinientos artículos y cartas muy numerosas, de alguna de las cuales fui destinatario.

Vivió nuestro héroe cincuenta y un años en la franja central del siglo XX (1920-1971), quinto de siete hermanos, en una familia acomodada, unida y creyente. Cursó Primaria con los Padres escolapios y recibió una educación esmerada, entre los ejemplos de casa y las enseñanzas del colegio. Se le recordaría siempre como un chico dócil, alegre, avispado y creativo, con atisbos de líder. Tal era el rostro feliz de la familia; pero con el reverso triste de cuatro muertes muy cercanas.

Durante sus estudios de bachillerato en el Instituto público de Linares, en los primeros años 30, viviendo aún su abuelo y su madre, Lolo se abrió a una cordial relación de amistad con sus compañeros y profesores. De él recuerda su amigo de infancia, Juan Sánchez Caballero, que «era fuerte, ancho y poco pensador, hasta que le llegó la enfermedad… Un estudiante normal, aficionado a la lectura, que seguía con interés los programas de radio y en el fútbol era el mejor extremo izquierdo de su clase».

Vivió durante esos años Lozano Garrido una experiencia interior, tan alegre como profunda, por su entrada en el grupo juvenil de la Acción Católica, fundado allí por un cura insigne, don Emilio Bellón. Este y otros encontraron en aquel muchacho un campo bien abonado, por su buen natural, educación esmerada, fibra religiosa y grandeza de alma; candidato ideal para el seguimiento de Cristo y la llamada a la santidad. Los y las jóvenes de la Acción Católica española vivían por entonces su momento cenital, paralelo, ¡quién lo dijera!, a la Segunda República y a su visceral obsesión contra la Iglesia. Todos vibraban con la hermosa estrofa de su himno: «Llevar almas de joven a Cristo, / inyectar en los pechos la fe, / ser apóstol o mártir acaso / mis banderas me enseñan a ser.»

A sus 16 años estalla la Guerra Civil y, desde julio del 36 a febrero del 38, Lolo permanece con cuatro hermanos en su casa familiar —zona republicana—, adonde acuden secretamente sus amigos a llorar y rezar por los fusilados y a recibir la Eucaristía, que Lolo llevará después a los enfermos de fuera. De enero a abril del 38 es apresado con los mayores y permanecerá en la cárcel ese trimestre, de apoyo y alegría a los reclusos, que no lo olvidarían nunca. Cumple 18 años y es destinado al frente de Motril en la Alpujarra granadina. Duras carencias de los soldados, buen compañerismo, rezo y oración silenciosa en aquellas gélidas serranías; y destino final en el Servicio de Transmisiones, en una cueva húmeda, donde sintió los primeros dolores de rodilla, presagio de tantos sufrimientos.

Fin de la guerra, vuelta a Linares, dispersión de los hermanos, termina el bachillerato; y, ante todo, asume con energía la renovación del Centro de Acción Católica. Publica en 1940 su primer artículo en la revista Cruzada y empieza a sentir el gusanillo de escribir. En enero de 1942, de nuevo a la mili, ahora en un Cuartel de Intendencia de Madrid, donde enseguida se dan la mano la milicia y la enfermedad. El cuerpo se agarrota y los dolores arrecian. Trasladado al hospital de Carabanchel, consuela a los enfermos más graves que él. Mientras, sus seis meses de exploración y tratamientos tropiezan con los dolores rebeldes; hasta que el 20 de mayo de 1943 es declarado oficialmente inútil. Final de la vida oculta.

(Continuará en la próxima edición)

Antonio Montero Moreno

ABC, Sevilla
Foto: Google
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La alegría
es el sonido del alma

Anónimo


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Boda Real en Suecia

Eventos en la Víspera de la Boda

La Princesa Victoria despide su soltería
con un concierto dedicado al amor

En la foto, la princesa Victoria de Suecia y su prometido Daniel Westling llegan a la cena de gala ofrecida por el gobierno sueco en el Eric Ericson Hall, en la isla de Skeppsholmen.

"Kungsangen" (La canción del rey), himno real sueco, abrió la gala con la entrada de los reyes Carlos XVI Gustavo y Silvia de Suecia.

Momentos después aparecieron los novios desde detrás del escenario, agarrados de la mano, y así permanecieron, sentados en primera fila, durante buena parte de la gala, intercambiando sonrisas y gestos de afecto.

Las referencias románticas estuvieron continuamente presentes en los comentarios del presentador y la selección musical, desde el "Jeg elsker deg" (Te amo) de Edvard Grieg al "Hymne a l'amour" de Edith Piaf. El programa tuvo un claro contenido ecléctico, abarcando desde un aria de "Turandot" a temas de Charles Aznavour y de Cole Porter, o canciones pop suecas, que Victoria, entusiasmada, tarareó también.

La heredera sueca no paró de reirse con las continuas bromas de Forsberg, mientras que Daniel se mostró más nervioso y serio. El grupo sueco Roxette levantó los ánimos hacia el final con su viejo éxito "The look", una de las canciones favoritas de Victoria, que ella y gran parte de los invitados más jóvenes, incluidos otros príncipes y princesas acompañaron entre palmas y haciendo coros, hasta que todo el auditorio acabó de pie y aplaudiendo.

Victoria y Daniel, emocionados, acabaron subiendo al escenario cantando con todos los artistas y un grupo de niños con banderas suecas, al más puro estilo "hollywwodense", precediendo el broche final con el himno sueco "Tú, vieja; tú, libre", una vez que los novios habían abandonado el recinto.

A la gala, un regalo del Parlamento sueco, acudieron 1.600 invitados, entre ellos la familia real sueca al completo, miembros de las principales casas reales y autoridades de Suecia.

La Corona española estuvo representada por el príncipe Felipe y su esposa, la princesa Letizia, las infantas Elena y Cristina y el esposo de ésta última, el duque de Lugo, Iñaki Urdangarín. La reina Sofía se unirá el sábado para participar en la boda.

Los reyes Alberto y Paola de Bélgica, el príncipe Naruhito de Japón, el príncipe Alberto de Mónaco, el príncipe Eduardo y su esposa, la condesa Sophie de Wessex, también se encontraban entre los asistentes.

La reina Margarita II y el príncipe consorte Enrique, y los príncipes herederos Federico y Mary representaron a Dinamarca, mientras que por Noruega acudieron los reyes Harald V y Sonia, los príncipes Haakon, Mette-Marit y Marta Luisa; y por Holanda, la reina Beatriz y los príncipes herederos Guillermo y Máxima.

Al término de la gala estaba prevista una fiesta para los invitados más jóvenes en una conocida discoteca de Estocolmo.

El programa de la jornada se abrió con un almuerzo en el Palacio de Sturehof, al que siguió una recepción organizada por el Gobierno sueco en el Ayuntamiento de Estocolmo para la familia real y representantes de las administraciones municipal y regional.

Durante la recepción, a la que acudieron 400 invitados, el antiguo profesor de piano de Victoria, Ingemar Thorell, interpretó una marcha nupcial compuesta para la ocasión, y los representantes municipales y regionales entregaron sus regalos de boda.

Una tostadora con el emblema del municipio fue el presente del ayuntamiento de Danderyd, mientras que el de Vallentuna les regaló una piedra rúnica y el de Ockelbo, donde se crió Daniel, les dio sendos trajes populares de la localidad.

El Gobierno sueco ofreció luego en la antigua iglesia de Skeppsholmen una cena, a la que asistieron la familia real sueca y miembros de la realeza europea.

Su hermano, el príncipe Carlos Felipe, que acompañaba a la hermana pequeña de ambos, la princesa Magdalena, pisó sin querer la cola del vestido de Victoria al desfilar por la alfombra roja, provocando las risas de todos, por lo que Daniel tuvo que agacharse para volver a estirarla convenientemente.

La catedral de San Nicolás acogerá el sábado a las 13.30 GMT la boda, a la que acudirán 1.200 invitados, entre ellos, representantes de la realeza y de la política, la empresa y la cultura suecas. Tras el enlace, Victoria y Daniel recorrerán en una carroza abierta el centro de Estocolmo. A continuación se celebrará el banquete nupcial en el palacio real.

Foto y texto: web/Efe
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18 de junio de 2010



Plaga de cotorras
dispara las alarmas en Madrid


Las cotorras argentinas se han convertido en un problema. Dicen de ellas que sólo hacen dos cosas: comer o reproducirse. Teniendo en cuenta que cada ejemplar vive una media de diez a doce años y que a lo largo de su vida puede llegar a tener medio centenar de crías, resulta fácil pensar que allá por donde van se convierten en los auténticos amos. En Madrid no son una excepción. La capital comienza a hablar de plaga y, por este motivo, las administraciones han decidido ponerse manos a la obra.

Los primeros estudios datan la presencia de este ejemplar exótico en Madrid desde 1985. Simpáticas aves de no más de 30 centímetros, cola larga, plumaje verde brillante y azul, pico amarillento y pecho gris. Su comercio como especie exótica en cautividad fue todo un éxito. Pero todo cambió desde que a un particular le dio por soltar una pareja en un campo de golf. Desde entonces, la agradable y cómica cotorra argentina se ha convertido en una amenaza y una pesadilla para las personas que conviven cerca de sus colonias. Sus vocalizaciones, graves y estridentes, ya no hacen tanta gracia.

Se trata de aves que se han adaptado con una asombrosa facilidad al entorno madrileño. Optan por los climas cálidos y templados, por eso, cuando llega el invierno en la capital, suele pasar mucho tiempo encerrada en el nido. Árboles como los pinos, eucaliptos, cipreses, plataneros y enredaderas son sus favoritos para instalarlos. Necesita que sean altos y, sobre todo, fuertes, para soportar el peso de estas construcciones hechas con ramas entrelazadas.

Uno de los grandes problemas que generan estas aves es que sus «hogares» pueden llegar a tener unas dimensiones considerables, con el consiguiente peligro que eso puede suponer en caso de desprendimiento. Se han dado casos de encontrar hasta 70 cámaras —en cada una de ellas viviría una pareja— en un solo nido. En la capital, por ejemplo, ya se han visto obligados a desmontar alguno de ellos. Sin embargo, las cotorras los vuelven a construir enseguida.

ABC, Madrid
Ilustración: Google
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Podrán cortar
todas las flores,
pero no podrán detener
la primavera

Pablo Neruda


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ANÁLISIS COMPARATIVO 
DE LAS OBRAS DE DOS ESCRITORES CUBANOS: 
CECILIA VALDÉS, DE CIRILO VILLAVERDE 
Y SAB, DE GERTRUDIS GÓMEZ DE AVELLANEDA

Mayra Montes

Lo que pretendo analizar en este trabajo son las similitudes y diferencias entre los principales temas expuestos en ambas obras; las novelas Cecilia Valdés y Sab. Pero, para entender mejor las circunstancias en las que estos autores escribieron estas obras, tenemos que tratar de entender primero el contexto en el que ambas fueron escritas.

En la primera mitad del siglo XIX, en Cuba existían varios factores que dificultaban obtener la unidad nacional, elemento indispensable para derrotar al dominio español. Uno de esos factores era tratar de alcanzar la integración racial.

En aquella época existía una paranoia entre los blancos después de haber presenciado la sangrienta revolución de 1804 en Haití que auspició la huida de los blancos de aquel país y la consiguiente dominación de los negros haitianos. En consecuencia, los mercaderes de esclavos traían más y más esclavos negros para Cuba ya que no existían mercados accesibles en las otras islas del Caribe (citado por Shea, 72).

Cuando la élite blanca de Cuba se dio cuenta de que era una minoría, el miedo ante una rebelión negra que siguiera el ejemplo haitiano se hizo evidente. Debido a que la riqueza de la minoría blanca dependía de la empresa azucarera, en la que se necesitaban a los esclavos para que fuera productiva, su reacción fue violenta contra los que promulgaban reformas en el sistema agrario esclavista; peor para los que querían la abolición y mucho peor para los negros que participaron en rebeliones (citado por Shea, 73).

No es hasta 1886 que Cuba logra abolir la esclavitud, unos 12 años antes de que pudiera obtener su independencia total de España, el 20 de Mayo de 1902. El hecho de que los luchadores resultaran un factor decisivo en la victoria final de los cubanos sobre los españoles indica que la independencia de Cuba estaba íntimamente ligada a la causa de los que luchaban por la reforma o la abolición de la esclavitud (citado por Shea, 73).

En los años treinta del siglo XIX, en Cuba se formó un grupo élite de intelectuales blancos determinado, si no a abolir, por los menos a reformar, la esclavitud. Este grupo, conocido por el nombre de su patrocinador, Domingo del Monte, se hizo famoso por sus declaraciones en contra de los abusos de los terratenientes blancos hacia sus esclavos.

Del Monte tuvo conexiones con abolicionistas en Inglaterra, que en ese tiempo había prohibido la trata de esclavos y especialmente con Madden, un intelectual abolicionista inglés, que publicaba manuscritos censurados en Cuba.

Fue Madden el que publicó la única autobiografía conocida escrita por un esclavo negro en el siglo XIX en Hispanoamérica, “El Diario de Juan Francisco Manzano”.

Aunque no vamos a tratar aquí las motivaciones que tuvo Del Monte para que el esclavo escribiera su autobiografía, Manzano, al finalizar su obra, adquirió su libertad.

Esta introducción sirve para establecer el argumento de las dos novelas escritas por escritores exiliados cubanos en el siglo XIX.

Cirilo Villaverde pertenecía al grupo de Del Monte cuando publicó en Cuba, en 1839 y en forma de cuento, la primera versión de Cecilia Valdés. Sin embargo, residía en Nueva York, en 1882, cuando se publicó la versión final de Cecilia Valdés, esta vez en forma de novela; Gertrudis Gómez de Avellaneda residía en España, en 1841, cuando se publicó Sab.

Estas novelas, que en primera instancia han tenido fama como obras abolicionistas, en realidad encierran muchos otros temas que proyectan el desenvolvimiento de la sociedad colonial en un periodo específico de la historia cubana del siglo XIX.

Cada una de las novelas puede ser estudiada desde diferentes puntos de vista. En ambas podemos discernir múltiples temas, tales como el abolicionismo de la esclavitud; el papel de la mujer en la sociedad colonial cubana; el mestizaje como símbolo de la identidad nacional; la naturaleza como espejo del amor a la patria; la corrupción del sistema de gobierno colonialista español; el incesto y muchos otros de menos relevancia, y que seria imposible cubrir en este trabajo.

Esta pluralidad de información no confunde sus discursos sino que sirve para unificar los textos, aportando una diversidad de posibilidades que dan cohesión a los mismos. En mi análisis comparativo de ambas obras, trataré de explicar dos de las similitudes y dos de las diferencias más relevantes, según mi criterio.

El tema principal y el primer paralelismo que encontramos en ambas novelas es el tema abolicionista como ya hemos citado anteriormente, donde se conecta la independencia de Cuba con la integración racial, para la cual era necesaria la abolición de la esclavitud. En las dos novelas se ve cómo se establece lo que William Luis ha llamado una cultura nacional antes de la independencia (Luis, Literary Bondage 3-4).

La estructura social reflejada en Cecilia Valdés manifiesta la vida privada y pública de la sociedad habanera retratadas por Villaverde donde se exponen situaciones cotidianas en la que blancos, mulatos, negros, amos, libertos y esclavos se enfrentan entre sí, luchan, se compenetran, fuerzan el mestizaje, pugnando cada uno por obtener su propia supervivencia y mejora social, pero atrapados todos en la esfera cultural de la región y de la época.

La mulata Cecilia Valdés es el eje central de la obra elegida por Cirilo Villaverde para desarrollar el relato narrativo de la novela. Cecilia es producto del mestizaje existente en Cuba, realidad biológica imposible de continuar si no es ocultándola, intentando que pase inadvertida sin asumir la postura debida ante este hecho (citado por López Cruz, 52).

Cecilia es la que encarna el protagonismo de la decadencia y la corrupción de un sistema esclavista, ya que ella es el resultado de una unión sexual clandestina entre un terrateniente blanco y una negra.

El reconocimiento público de una unión entre un blanco y una negra no era aceptable en una sociedad racista y esclavista. Este es el error de Cecilia. El que la hizo caer en la misma trampa en que cayó su madre y participando en el mismo esquema racista: ella espera que Leonardo Gamboa, el hombre a quien ella ama (e hijo de su propio padre) la eleve en la escala social, casándose con ella y así “blanqueando” y mejorando su raza (citado por Shea, 76). Sin embargo, Leonardo está comprometido en matrimonio con Isabel Ilincheta, la hija blanca y aristócrata de un terrateniente rico.

Leonardo juega con ambas; prefiere sexualmente a Cecilia, pero respeta a Isabel. En contraste con Cecilia, que sobrevive como puede en las calles de la Habana, Isabel vive tranquilamente en una finca con su padre, donde los negros son tratados con humanidad y viven contentos. En contraste, en el ingenio infernal de los Gamboa se maltrata, tortura y hasta se asesina a sus esclavos. Contraponiendo estos dos retratos, aunque exhibiendo una actitud paternalista, benévola y a veces hasta derogatoria hacia los negros esclavos, Villaverde nos ofrece una alternativa al criticar fuertemente a la institución de la esclavitud y el abuso de los terratenientes crueles.

Por el secreto de su origen, Cecilia cae en una relación incestuosa con su medio hermano bajo los dictámenes que su madre y la sociedad de la época exigían, bajo los cuales Leonardo se casaría con Isabel, blanca y de su misma clase social. Al verse rechazada, Cecilia acude a su fiel amigo José Dolores Pimienta para que liquide a Isabel.

Pimienta, sin embargo, por equivocación o por celos, mata a Leonardo y no a Isabel a la entrada de la iglesia del Santo Ángel donde contraerían matrimonio. Al igual que su madre, Cecilia, como resultado de la muerte de Leonardo, termina abandonada, loca, presa, con una hija ilegítima aunque, eso sí, más blanca (citado por Shea, 77).

La inclusión del mulato en el círculo social donde se desenvuelve el blanco ocurre en el momento en que Cándido Gamboa tiene la hija ilegítima, Cecilia, con la mulata Rosario Alarcón. Sin embargo, el asesinato de un blanco rico, Leonardo Gamboa a manos de un mulato libre, José Dolores Pimienta confirma el tema de la inclusión del mulato en la identidad nacional cubana.

Lo que superficialmente puede considerarse como una riña por celos, es en realidad la pugna de José Dolores Pimienta por encontrar su identidad y el espacio social que su raza necesita y poco a poco reclama (citado por López Cruz, 59).

Este sentimiento lo observamos cuando José Dolores Pimienta en un momento de angustia, le comenta a su amigo, el sastre Uribe:

«…es muy duro, durísimo, insufrible que ellos nos arrebaten las de color, y nosotros no podemos ni mirar para las mujeres blancas. […] ¿no tienen los blancos bastante con las suyas? ¿Por qué han de venir a quitarnos las nuestras? ¿Con qué derecho hacen ellos eso? ¿Con el derecho de los blancos? ¿Quién les ha dado semejante derecho?» (104).

El incesto viene a reafirmar la aceptación de una unión entre blancos y mulatos; la voz del negro en la sociedad ya comienza a escucharse (citado por López Cruz, 53). La muerte de Leonardo Gamboa a manos de José Dolores Pimienta constituye la destrucción de una familia esclavista y perpetúa el tema de la fusión racial y la identidad nacional. (citado por López Cruz, 59).

Sab, la poca conocida novela de Gertrudis Gómez de Avellaneda, antecede por diez años a la muy conocida novela abolicionista Uncle Tom’s Cabin (La cabaña del tío Tom), de la norteamericana Harriet Beechet Stowe.

Al igual que en Cecilia Valdés, en esta novela de Gómez de Avellaneda ya se vislumbran las posibilidades e imposibilidades de una integración racial en Cuba. Sab es un esclavo que trabaja en la finca de un azucarero blanco, Don Carlos, en la provincia de Puerto Príncipe, en el interior de Cuba.

Sab ha cometido el pecado imperdonable de enamorarse de Carlota, la hija de Don Carlos, pero como él entiende muy bien que no existen esperanzas para su amor, se esfuerza sin embargo en asegurar la felicidad de Carlota.

Al final, Sab se sacrifica para entregar a su amor, Carlota, en los brazos del hombre que él aborrece, su novio Enrique, y al cual, después de casarse, Carlota también despreciará. En un final dramático, Sab, después de rechazar a otra mujer blanca, Teresa, prima de Carlota, muere de apoplejía, o sea, que su corazón “se quiebra” por un amor imposible.

A diferencia de Cecilia Valdés, que se puede definir como “una novela de costumbres cubanas”, donde el autor encapsula un periodo de la historia de la isla y muestra la decadencia, corrupción y falta de moralidad de la alta sociedad de aquel entonces, que subyuga a la población mayoritaria negra, Sab aunque expone las mismas críticas de la sociedad predominante, es una novela esencialmente romántica. Este es el primer contraste que encontramos entre ambas novelas.

Este elemento romántico es evidente no sólo en el pasaje descrito anteriormente, sino a través de toda la obra. El sentimentalismo es obvio cuando leemos que Sab, el héroe y protagonista, es el hijo de una princesa africana y posiblemente del hermano de Don Carlos, el cual, al morir la madre de Sab, lo cuida y educa en su casa. De ser esto cierto, Sab y Carlota son primos hermanos, lo que explicaría la piel clara del esclavo y su físico noble descrito tanto en la obra.

Con este posible parentesco, Gómez de Avellaneda introduce el tema de la fusión racial en su novela, ya que Sab representa la integración de las razas en Cuba y el rechazo de la esclavitud de los seres que ya forman parte de los cubanos con una herencia mezclada, noble y digna de libertad.

Lo que está ausente en este paradigma sentimental antes mencionado, es el hecho de que Sab, el esclavo, es también el mayoral de la finca, o sea, que consciente o inconscientemente, él pertenece a la estructura de opresión existente en la isla. Al ser mayoral, Sab se separa del grupo racial de los esclavos cuyo sufrimiento utilizaría para dar voz a su propio infortunio (citado por Branche,15).

Aunque no lo pide, Sab obtiene su libertad antes del tiempo estipulado por Don Carlos, el cual le pensaba otorgar la libertad a los 25 años. Sab obtiene su libertad por intermedio de Carlota, para pagarle el hecho de salvarle la vida a su novio, Enrique, cuando éste, en medio de una tormenta, cae de su caballo.

Esta naturaleza noble de Sab, aunada a su mestizaje y a su amor imposible por Carlota la hija blanca del terrateniente, hacen que esta novela sea considerada abolicionista lo cual representa la piedra angular para la tolerancia racial, que a su vez representa un modelo positivo para la creación de la nación cubana (citado por Thomas Ward, 38).

Aunque como vemos, Sab no es el típico esclavo, en realidad Gómez de Avellaneda describe la raza de Sab como “una mezcla única”, ni indio, ni negro, ni blanco y según las palabras de Carlota, “no tiene nada de la abyección y la grosería que es común en gentes de su especie; por el contrario, tiene aire y modales muy finos” (128).

Gómez de Avellaneda, quizás evocando su propio elitismo social, hace de Sab un ser único, y aunque nunca se pronuncia a favor de una solución o acción para poner fin a la esclavitud cubana, el mensaje de la injusticia social prevalece a través de la novela.

Sin embargo, en el contexto local y aún en el contexto peninsular, sus convicciones feministas son las que priman a través de ésta y muchas otras de sus obras, lo que coloca a la autora a la vanguardia de los escritores cubanos; hombres y mujeres. Este contexto feminista contrasta con el concepto de la mujer que Cirilo Villaverde expone en Cecilia Valdés.

En la sociedad cubana del siglo XIX era aceptable que la raza blanca ejerciera su dominación sobre la raza considerada inferior, tomando como amante a una mujer de piel oscura, como en el caso de Cecilia. Pero no era aceptable que un esclavo negro quisiera acercarse a una mujer blanca, mucho menos a una de la clase alta; con esa posibilidad se podría “contaminar” la sangre pura de la aristocracia blanca y oscurecer la descendencia patriarcal (citado por Shea, 76).

Por eso, en la novela de Gómez de Avellaneda, la unión entre un esclavo negro y una mujer blanca de la clase dominante y terrateniente, no es posible. El resultado es que Carlota se casa con un extranjero inglés, interesado casi exclusivamente en su fortuna, y no con el hombre que realmente la ama.

Por otra parte, Teresa, la prima de Carlota, es huérfana y dependiente de su familia adoptiva. Pero cuando Sab, en un momento desesperado, le cuenta sobre su amor por Carlota a la prima (la cual estaba enamorada de Enrique, el novio de Carlota), ésta se le ofrece, no solamente para huir ambos de sus penas y sus amores imposibles, sino también porque Teresa está tan impresionada con el discurso apasionado de Sab que en ese momento le ve únicamente como un hombre noble, olvidando de que es negro y esclavo.

En este pasaje, vemos que la novela rompe con los estereotipos tradicionales en cuanto al sexo en aquella época con la forma de actuar de Teresa. Igualmente, en la carta que le escribe Sab a Teresa cuando está moribundo, hay una condena muy fuerte a la situación esclavizante de la mujer y en particular, a la institución del matrimonio, que Sab manifiesta como “peor que la esclavitud de los negros”. Sab proclama:

«Oh!! ¡Las mujeres! ¡Pobres y ciegas víctimas! Como los esclavos, ellas arrastran pacientemente su cadena y bajan la cabeza bajo el yugo de las leyes humanas. Sin otra guía que su corazón ignorante y crédulo, eligen un dueño para toda la vida. El esclavo al menos puede cambiar de amo.

Puede esperar que juntando oro comprará algún día su libertad; pero la mujer, cuando levanta sus manos enflaquecidas y su frente ultrajada, para pedir libertad, oye el monstruo de voz sepulcral que le grita: En la tumba» (270)…

Así que Gómez de Avellaneda logra presentarnos una crítica aguda de la sociedad cubana esclavista; en un modo bastante avanzado para su época, nos conecta la opresión del negro con la de la mujer.

Pero contrario a la novela de Cirilo Villaverde, Gómez de Avellaneda no menciona a la mujer negra, aunque como sabemos es ella la que encarna las dos formas de opresión que señala la autora en su novela: la de la raza y el sexo. Ausente en esta obra está la mujer esclava sufriendo esta doble opresión, que se vuelve triple si consideramos también su situación económica (citado por Shea, 78).

En Cecilia Valdés, la triple opresión de la mujer mulata y negra es representada en varias figuras, pero especialmente, en Maria de Regla, esclava de la familia Gamboa y nodriza, no solamente de la hija de los Gamboa sino también de Cecilia Valdés.

Los paralelismos entre la situación que describen Cirilo Villaverde en su novela costumbrista y Gertrudis Gómez de Avellaneda en su novela romántica son claros: la revelación del funcionamiento de un sistema patriarcal blanco que subyuga al negro y a la mujer. Esta subyugación conlleva la fusión racial, que se convierte a su vez en el catalítico que propulsa a los mambises cubanos -negros y blancos- a la independencia.

Para esto se comprende claramente que la abolición de la esclavitud era una condición necesaria.

La dualidad del propósito de Villaverde como de Gómez de Avellaneda se hace evidente: la combinación entre la denuncia esclavista y la inclusión del negro en la sociedad (citado por López Cruz, 53).

Las diferencias entre el costumbrismo representado por Cirilo Villaverde y el romanticismo expuesto por Gertrudis Gómez de Avellaneda son sutiles, pero evidentes: la pasión que siente Leonardo por Cecilia es puramente sexual. Ella representa para él un capricho amoroso, un reto hacia la autoridad de su padre que es poderoso y blanco.

Leonardo logra, aunque ilícitamente, formar un hogar con Cecilia la cual le corresponde con un amor sincero. Ella termina su vida abandonada. El termina muerto.

La pasión que siente Sab por Carlota es sensualmente espiritual. Ella representa algo imposible de obtener para un esclavo negro el cual nunca osa comunicarle sus sentimientos a su amada. Carlota es una obsesión, sin embargo, ella no le corresponde porque no le ama; no hay reciprocidad en esta relación. Ella termina su vida acongojada y triste al enterarse de los sentimientos de Sab hacia ella. El termina muerto.

Igualmente, la diferencia entre el feminismo retratado por Gertrudis Gómez de Avellaneda en los caracteres de su novela y la ausencia de este elemento en los caracteres de la obra de Cirilo Villaverde es clara.

En Sab, este feminismo se manifiesta en la dualidad del discurso apasionado de Sab a Teresa que es el de sentirse atrapado en una piel y clase que no lo dejan ser lo que él es realmente o quiere ser, y el de compartir esta amargura con una mujer blanca la cual se le ofrece y él rechaza por otra mujer blanca (citado por Davies, 53).

Por el contrario, en Cecilia Valdés el mensaje sobre el papel de la mujer es esencialmente el de una mujer subyugada tanto por el sistema de la esclavitud como por el sistema patriarcal blanco. En este sistema vacío, hipócrita y racista participa también la mujer blanca y quizás por falta de opciones, hasta la mujer negra como en el caso de la madre y abuela de Cecilia Valdés.

Mayra Montes
Miami Beach, Fl
12/2/2006
NOTAS
Para propósitos de este estudio, todas las citas y observaciones relacionadas con la novela Cecilia Valdés fueron tomadas de la edición de Raimundo Lazo, de Porrúa. Y todas las citas y observaciones relacionadas con la novela Sab fueron tomadas de la edición de José Servera, de Cátedra.

Puerto Príncipe cambió de nombre a principios del siglo XX. Su nombre actual es Camagüey.

Mambises, nombre que se le daba a los combatientes cubanos en las guerras de independencia.

OBRAS CITADAS
Branche, Jerome. “Ennobling Savagery? Sentimentalism and the Subaltern in Sab.”
Afro-Hispanic Review, 17:2 (1998 Fall), pp. 12-23 (Journal article).
Davis, Catherine. “The Gift in Sab.” Afro-Hispanic Review,22:2 (2003 Fall), 53 (Journal article).
Gómez de Avellaneda, Gertrudis. Sab. [1841]. Editorial Cátedra, 2001.
Luis, William. Literary Bondage. Austin, Texas: University of Texas Press, 1990.
Shea, Maureen. “La opresión racial y sexual en dos escritores cubanos del siglo diecinueve: Sab (1841) de Gertrudis Gómez de Avellaneda y Cecilia Valdés (1882) de Cirilo Villaverde.” E. SECOLAS Annals: Journal of the Southeastern US on Latin American Studies, 25 (1994 Mar), pp. 72-79 (Journal article).
Villaverde Cirilo. Cecilia Valdés. [1882]. Editorial Porrúa, 1886. Ward, Thomas. Hispanofila, 126 (1999 May), pp. 25-40 (Journal article).


17 de junio de 2010

PARA DISTRIBUCION INMEDIATA
IMPORTANTE

From: "netforcuba"
Date: June 17, 2010 8:48:01 PM EDT
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COMUNICADO DE PRENSA

Congresista
Lincoln Díaz-Balart
Distrito 21 de la Florida

Contacto Washington, D.C:
Contacto Miami, FL:
Andy Gonzalez
Yanik Fenton-Espinosa
(202) 225-4211 – andres.gonzalez@mail.house.gov
(786) 845-0714 – yanik.fenton@mail.house.gov

2244 Rayburn House Office Building
8525 NW 53 Ter, Suite 102
Washington, DC 20515
Miami, FL 33166

17 de junio de 2010

PARA DISTRIBUCION INMEDIATA

494 activistas pro-democracia dentro de Cuba le piden al Congreso de EEUU que mantenga las restricciones a los viajes y al comercio sobre el régimen

Washington, DC- 494 activistas en favor de la democracia dentro de Cuba le han enviado una carta a todos los miembros del Congreso de Estados Unidos pidiéndoles que mantengan las restricciones sobre los viajes y el comercio de Estados Unidos, y que eviten todo gesto benevolente hacia la dictadura cubana para evitar toda complicidad con el régimen.

Por favor lean a continuación el texto de la carta enviada a los miembros del Congreso por 494 activistas por la democracia dentro de Cuba, incluyendo a Jorge Luis García Pérez "Antúnez", Néstor Rodriguez Lobaina, Reina Luisa Tamayo (madre del mártir cubano, Orlando Zapata Tamayo), y Ariel y Guido Sigler Amaya, entre muchos otros:

Declaración de principios de un sector de la oposición democrática dentro de Cuba a los honorables miembros del Comité de Agricultura de la Cámara de Representantes y al total de los integrantes de ambas Cámaras del Congreso de los Estados Unidos en Washington, D.C.

Honorables Congresistas de los Estados Unidos de América:

Quienes suscriben haciendo uso del derecho a la libre expresión del pensamiento, sobre la base del respeto absoluto al criterio ajeno y dentro del mayor espíritu de concertación democrática y respeto a la diversidad, creemos que no es razonable ni justo pronunciarse de manera representativa a nombre de la sociedad civil cubana y menos aún en nombre del pueblo de Cuba, con relación al proyecto HR4645, título de la ley de reformas a las restricciones a los viajes y promoción del comercio con Cuba.

Es importante subrayar que ni la suma de ambas posturas referente al tema representa el criterio de toda la nación en su conjunto con derecho a voto, si aún se diera la hipotética posibilidad de referéndum o plebiscito en tal sentido, donde el pueblo cubano tuviera la oportunidad de decidir en tan escabroso tema. Máxime si se tiene en cuenta que una de las principales razones que dieron origen al polémico asunto radica en la conducta criminal e inapropiada del régimen cubano en materia de derechos humanos supervisada por las Naciones Unidas.

Para los que subscribimos, más otra parte significativa del pueblo cubano, nos interesaría antes que todo el levantamiento del inhumano bloqueo estructural e institucional del régimen de La Habana contra los derechos civiles y políticos inherentes a las libertades naturales de nuestro pueblo.

La tragedia de Cuba no radica en los derechos para poder viajar de un pueblo ya libre como el estadounidense. Su principal problema reside en la ausencia de las libertades conculcadas a los cubanos, únicos ciudadanos del mundo a quienes les es negado el derecho a salir o entrar a su propio país, donde muchos se encuentran en calidad de rehenes.

En momentos como estos, ser benevolentes con la dictadura significa el ser solidario con los verdugos de la nación cubana. Los abajo firmantes son del criterio que la libertad de Cuba no llega en los bolsillos, ni labios de un turismo libidinoso y escéptico con el dolor de la familia cubana, si no con el esfuerzo de los que dentro y fuera de nuestras fronteras luchan por el cambio democrático para Cuba.

Señores Congresistas, la causa de la libertad y la posición vertical contra la dictadura totalitaria de La Habana que oprime son cosas tan sagradas que están por encima de intereses económicos y mercantilistas.

Entendemos que vivimos momentos importantes para el presente y futuro de nuestra nación. El movimiento civilista interno ha llegado al clímax en lo que respecta la actual política asertiva de la comunidad democrática internacional que ha sabido ponerse del lado de los oprimidos y no de los opresores.

Considerando que iniciativas como la que esta carta responde, aún con la mejor de las intenciones tienden a desenfocar e incluso a desviar la atención de lo que sucede en la Isla, por lo que sugerimos se mantenga una política enérgica y coherente de presión y condena para con la tiranía de La Habana, lo que redundaría en solidaridad con las víctimas de la represión en la patria de Martí, Boitel y Zapata.

Respetando otros criterios expuestos y esperando reciprocidad a lo que aquí exponemos, señores Congresistas como los derechos se defienden con derechos, estamos defendiendo el de los cubanos a ser libres por sus propios esfuerzos, porque no puede olvidarse que la tragedia cubana está en el diario enfrentamiento del pueblo con la dictadura que lo oprime y no en escenarios fuera de nuestra problemática y menos aún en iniciativas que signifiquen la oxigenación del tenebroso estado totalitario que desgobierna nuestra Patria.

Firmamos la presente a los 14 días del mes de junio del 2010

Ex preso político Jorge Luís García Pérez "Antúnez"
Néstor Rodríguez Lobaina

Andres Gonzalez
Press Secretary
Congressman Lincoln Diaz-Balart (FL-21)
(202) 225-4211

Lista completa de las 494 firmas:

http://www.consejoporlalibertaddecuba.org/Noticias/2010/086.htm
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AMORES DESECHABLES

Lic. Amelia M. Doval.

En español amor es sinónimo de cariño, afecto, ternura. Existen otras sensaciones mezcladas con la tan sublime palabra que nos queda la duda si realmente conocemos el significado y hemos aprendido a sentir. El amor no debe poner condiciones obligadas porque las que lleva fluyen entre palabras y promesas.

En la niñez se comienza a querer con la profundidad de la adoración a familiares más cercanos, aquellos que marcan la seguridad de un compromiso obligado con su presencia.

Con la juventud el amor tiene rostro diferente, exigencias y predilecciones. Se conocen la vaga presencia de la posesión, las dudas, los celos, incluso los complejos afloran con mayor rapidez. De esta etapa pueden nacer relaciones envidiables, sólidos muros de contención que rechazan la penetración de las tentaciones. Mientras más fuerte se construya la personalidad en crecimiento más serena y honesta será la puerta de entrada a la vida.

Pasión y ternura, comprometidos sentimientos que afloran en los inicios, son escurridizos después de un tiempo, aunque estos construyen el camino hacía una buena relación. El respeto, es un peldaño que sirve de sostén al cuerpo de la pasión cuando sobre él pone sus rodillas para mirar con humildad, en la altura o la cercanía, los éxitos que alcanza la persona a quien decidimos entregarle el corazón, porque órgano y sentimiento están íntimamente ligados.

En estos tiempos la preocupante situación económica se traspala por osmosis a la pareja y la familia. La seguridad que brinda tener un asidero donde agarrar las frustraciones deja desvalido el deseo de querer con el apego a la belleza de enamorar cada día, con la seguridad de que el amor no deja espacio a los desafectos, la aversión o la apatía. Amores desechables, usados y abandonados en el basurero del olvido para no recordar nunca más, amores que se consumen hasta exprimir pero no dejan huellas en el alma, éstos son los más comunes. Amores que se fabrican enfermos y se desvanecen con el más ligero soplo de las dificultades, egoístas, mentirosos, culpables.

Quizás recuperar la economía no sea tarea tan difícil, lo complicado será borrar de la mente los conceptos errados. Liberar la oxitoxina puede ser solución a tantos corazones rotos por la frustrante tristeza de no saber discernir el valor de los afectos. Soñar no corrompe sino habilita las manos de suficiente espacio para abrazar la vida con toda la ternura que la esperanza permite. En estos tiempos ecológicos volvamos la vista a los profundos sentimientos que vienen de lo más adentro, del mismo centro de la tierra. Amemos como humanos, como amantes, quizás como niños y volvamos familiares los rostros que nos acompañan en el duro camino de aprender a crecer.

Miami, Fl
dovalamela@yahoo.com
junio 9, 2010
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Robin Hood en la literatura

Desde la Edad Media a nuestros días, canciones y baladas, novelas o piezas de teatro, "comics" o "muñequitos", han ido construyendo el mito de Robin Hood de acuerdo a sus respectivas épocas. Entonces vemos a Marian jugar tanto el papel de una guerrillera como el de una jovencita sumisa, o, al mismo Robin, presentado ya sea como un bandido o como un noble que combate por una causa justa.

La primera mención indirecta -manuscrita- de Robin Hood ha sido hallada en Pedro el Labrador, (año 1377), un poema medieval donde uno de sus personajes alega conocer «las rimas de Robin Hood».

Al iniciarse el siglo XVI, y con la impresión de numerosas baladas, Robin aparece en ellas como un caballero (gentleman), nombre que era dado en esta época a los comerciantes o granjeros independientes.

Fue a fines de ese propio siglo que Robin “adquiere” un título de nobleza y un apellido, llamándosele indistintamente «Robin de Locksley», o «Robert Fitz Ooth, conde de Huntington». Y se le presenta como todo un personaje en la Tercera Cruzada liderada por Ricardo Corazón de León.

El personaje de Marian, a la que también se le llama a veces Marión o Matilde, surge en el siglo XIX a la par que la figura de Robin Hood comienza a verse como un rebelde sajón que combate a los normandos, tal como aparece en Ivanhoe, Walter Scott.
El novelista recrea esta época en su novela al narrar las luchas entre normandos y sajones. Allí aparece como aliado de Yvanhoe Robin de Locksley, un noble sajón que regresa de una cruzada en la que combatió junto con Ricardo Corazón de León, hermano de Juan sin Tierra.

Posteriormente en 1833, surge otra importante obra cuando Howard Pyle publica “Las aventuras de Robin Hood”, con la única ausencia de Marian entre los personajes. Otras adaptaciones de la leyenda se suceden y repiten y repiten los mismos episodios y situaciones.

En 1958 dos obras de teatro “recuperaron” la figura del Conde de Hunttington, el que celebra su matrimonio y recupera el Título Nobiliario "perdido" en los vericuetos de su novelada e imaginaria vida.

Ilustración: Google
Fuente: web
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Quiero saberlo todo
y siempre me encuentro como antes,
triste como la vida
y resignado como la sabiduría

Giovanni Papini



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Manuel Corona


Manuel Corona

Al hablar de la vieja trova cubana no puede dejar de mencionarse a Manuel Corona, porque junto a Sindo Garay, Pepe Sánchez, Alberto Villalón y Rosendo Ruiz Suárez fue de los fundadores de la trova santiaguera, la original, la que nos legó un buen número de canciones inolvidables.

Manuel Corona Raimundo nació en Caibarién, Las Villas, el 17 de junio de 1880, en pleno tiempo de la Colonia. Su familia se trasladó a vivir a La Habana coincidiendo con la terminación de la Guerra de Independencia. De origen humilde y de poca instrucción, pronto comenzó a trabajar como tabaquero y desde joven se entregó totalmente a su vocación musical.

Se cuenta que le pidió a su madre que le permitiera comprarse una guitarra con el primer dinero que ganó como tabaquero. Luego se incorporó a un grupo sonero y, ya como guitarrista y compositor, integró uno de los primeros sextetos habaneros. Pero se fue a Santiago, la tierra del son, donde ya Miguel Matamoros decía que los cantantes eran de la loma.

Así fue como se incorporó a la trova santiaguera. A esos años iniciales corresponden títulos que sobresalen entre los mejores de su inspiración, en particular, Mercedes, Aurora, Animada… Más tarde surgirían los temas que lo hicieron famoso: Longina y Santa Cecilia.


Se distinguió también escribiendo guarachas. Odilio Urfé, musicólogo cubano, evaluó la trascendencia de Manuel Corona con esta frase: “No resulta difícil proclamar a Corona como el autor que reafirmó los perfiles modernos de la guaracha, cuando entre 1915 y 1920 escribió, dictó y grabó para el fonógrafo sus antológicas: El Servicio obligatorio; La Choricera; y Acelera, Ñico, acelera.

Otro detalle destacado de la inspiración de Manuel Corona, aparte de la que le motivaban las mujeres a las que dedicó buen número de canciones, fueron las “contestaciones”, piezas musicales en respuesta o contestación a otras de diferentes autores. Así, a La Bayamesa de Garay, respondió con su La Habanera.

Disfrutó de la vida bohemia que escogió y que lo arrastró a la miseria. Sin llegar a disfrutar de la fama que lograron después varias de sus composiciones, murió enfermo de tuberculosis y en la más extrema pobreza en la trastienda del bar-cabaret Jaruquito, en Marianao, el 9 de enero de 1950.

Foto: Google
"Longina", interpretada por el Dúo Carlos y Marta se puede escuchar en:

http://www.youtube.com/watch?v=Ag63lJxnhO0&feature=related
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En papel cuché

Margarita y Luis Alfonso de Borbón
presentan a sus mellizos

Luis Alfonso y Margarita han abierto las puertas de su casa de Nueva York para presentar en exclusiva a Luis y Alfonso, los mellizos que nacieron el pasado 28 de mayo.

Tres semanas después del nacimiento de sus hijos Luis y Alfonso, Margarita y Luis Alfonso de Borbón abren las puertas de su casa en pleno centro de Nueva York para las revistas ¡Hola! y Semana. El matrimonio ha querido compartir su felicidad presentando en exclusiva a sus hijos mellizos que nacieron el pasado 28 de mayo.

Desde su exclusivo ático de Manhattan, la familia habla del gran cambio que ha supuesto el nacimiento de Luis y Alfonso, pero se confiesan "encantados" y quieren dejar claro que "ha sido una experiencia maravillosa.

Europa Press
Foto: Google/Diez Minutos
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16 de junio de 2010