8 de septiembre de 2012

SANTA MARÍA DE LA CARIDAD DEL COBRE


SANTA MARÍA 
DE LA CARIDAD DEL COBRE


Ana Dolores García

Dos indios y un negrito esclavo. María, Madre de Cristo, no podía ser menos que su divino Hijo para escoger a sus amigos. Y los escogió humildes, sencillos, de entre esos que se quemaban la vida al sol sacándole sal al mar.

Se dice que fue alrededor del año 1612 según la palabra de Juan Moreno, un negro esclavo de 85 años que confesaba haber tenido diez cuando, siendo uno de aquellos tres buscadores de sal, encontraron una imagen flotando sobre las aguas de la cubana bahía de Nipe. Era la pequeña imagen de una Virgen que podía no tener nada de extraordinaria, porque quizá fuera sólo resto del naufragio de algún bergantín. Flotaba sobre una tabla, pero imagen y tabla se conservaban secas a merced de las olas.

Fue Rodrigo de Hoyos, uno de los indios, quien supo leer las letras de la tabla: "Yo soy la Virgen de la Caridad". Y como el hallazgo fue más importante que seguir cribando sal, llenos de contento se regresaron enseguida al Hato de Barajagua.

Allí tuvo Santa María de la Caridad su primer altar cubano, hecho de rústicas tablas en una ermita pequeña con techo de guano. No estuvo a su gusto y, ante el asombro de todos, desapareció tres veces con su divino Hijo en brazos, volviendo siempre mojada.  La interpretación fue sencilla y entonces la llevaron en procesión hasta Santiago del Prado, bien al sur de Barajagua.

La colocaron en el altar mayor de la parroquia del pueblo pero, misteriosamente, la imagen desapareció de nuevo. Se dejó encontrar por una niña llamada Apolonia, que subía a la montaña donde trabajaba su madre en las minas de cobre. María de la Caridad, la Madre de Dios, quería ser también madre de los cubanos y velar por todos, y por ello decidió quedarse entre las montañas.

Desde entonces se convirtió en Nuestra Señora de la Caridad del Cobre y lleva ya con nosotros cuatrocientos años. Cuatro siglos para consolarnos y llenarnos de esperanza y compartir nuestra historia. Ya no está sólo en el Cobre, porque tiene también un altar en el corazón de cada cubano y más de ochenta altares en iglesias y capillas. No sólo en Cuba, sino varias decenas más de altares por el mundo.

Los esclavos creyeron en ella, la llamaron Changó y la veneraron a su modo. Así la siguen venerando hoy en día no sólo sus descendientes de piel sepia y oscura, sino también no pocos hijos de aquellos mambises blancos a los que acompañó a la manigua y se hizo una de ellos. El Changó del sincretismo, la Mambisa, la Cachita del cariño, María de la Caridad... no importa cómo la llamemos los cubanos, porque es la Madre de todos, como ella siempre ha querido.

Hasta su altar en el Cobre llegaron un día Calixto García y sus hombres, apenas guardados los fusiles de la guerra en el propio 1898, para ofrecerle y agradecerle el triunfo y la independencia. Fue el primer acto oficial de Cuba libre.  Treinta años antes, en 1868, Carlos Manuel de Céspedes, el Padre de la Patria, había subido hasta el Santuario a pedir su ayuda  para el triunfo de la causa libertaria.

Hasta Roma llegó también el clamor de los mambises, ya en la República, que la querían Patrona de Cuba. Benedicto XV atendió el clamor y la procamó como tal en 1916.

Veinte años después, fray Valentín Subizarreta, obispo primado de Santiago de Cuba, la proclamó Reina y Señora de nuestro pueblo.

En 1954 se colocó una imagen suya en el Pico Turquino, la montaña más alta de nuestra Patria. Allí estuvo hasta 1960 en que desapareció, y esta vez muy probablemente no por propia voluntad.

Las peregrinaciones al Cobre nunca han cesado y Santa María de la Caridad también ha peregrinado para visitar a su pueblo. Lo hizo en 1951 para saludar el entonces próximo cincuentenario de la República (1952). Tampoco podía permanecer ajena a los acontecimientos que se produjeron en 1959. Nuestra joven nación se debatía entre confiadas esperanzas y temidos presagios, entre triunfalismo y sangre. Para orientar confusión y recelos, aclarar conceptos y definir la posición de la Iglesia cubana, se celebró en La Habana un Congreso Católico Nacional.  La imagen de María de la Caridad recorrió Cuba ese año motivando la veneración y el cariño en todos los pueblos que visitaba a su paso hasta La Habana. Allí congregó a más de un millón de cubanos en el acto culminación del Congreso. Se dice que fue entonces cuando Fidel Castro se enfrentó por primera vez con su mayor enemiga: la fe del pueblo. Fe que ha sobrevivido a pesar de los muchos esfuerzos que han sido hechos por destruirla. 

María de la Caridad del Cobre cumple este año cuatrocientos años con nosotros y los ha celebrado a lo grande, llegando de nuevo a su pueblo, peregrinando por cuanta ciudad, poblado o caserío se levantan en territorio cubano. No fue la imagen aparecida en el mar de Nipe, sino una réplica, la que veneraban los mambises en una vieja iglesia de Santiago de Cuba y de la que se despedían cuando marchaban a la manigua.

También los cubanos de la diáspora le hemos hecho su santuario. En él, levantado en Miami, donde se encuentra la mayoría de los cubanos que viven fuera de Cuba, la hemos colocado delante de un mural que refleja toda nuestra historia y a las figuras de nuestros próceres. Como tantos otros cubanos, tuvo que salir de Cuba exiliada a través de una Embajada. Es también una réplica de la imagen original y nos acompaña desde 1961.

Juan Pablo II la visitó en su Santuario de El Cobre en 1998 y le colocó corona de reina. Y otro Papa, Benedicto XVI, hace apenas unos meses se postró ante su imagen y le ofreció una rosa de las que no se marchitan, no porque sea de metal, sino porque representa el amor filial que todos profesamos a nuestra Madre en los cielos, la Madre de Dios.

FRASES DE SABIDURÍA

Dando libertad a los esclavos la aseguramos a los libres.
- Abraham Lincoln

7 de septiembre de 2012

TRASMISIÓN EN VIVO DESDE LA ERMITA DE LA CARIDAD


Radio Paz trasmitirá en vivo 
la Misa desde el American Airlines Arena

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Sábado 8 de septiembre de 2012

 5:00 PM  Llegada de la imagen al AAA
 6:00 PM  Santa Misa presidida por al Arzobispo Thomas Wenski
8:14 PM Concierto con la participación de destacados cantantes y músicos.


Radio Paz agradece el patrocinio de Leon Medical Centers y Catholic Health Services.

2016, UNA HISTORIA DE HORROR MODERNA



2016: 
Una historia de horror moderna


Por Diego Trinidad


En esta nueva historia de horror moderna no hay muertos—todavía.  Pero es mucho peor, mucho más destructiva.  Se trata de la muerte de una nación entera: Estados Unidos de América. El título de la nueva historia de horror moderna es “2016: Obama’s America” (La América de Obama en el 2016).  Es un brillante documental realizado y producido por Gerald Molen, productor de las películas Schindler’s List, ganadora del Oscar como la mejor del año en 1993 y Brave Heart  en 1995. Basado en dos libros del escritor Dinesh D’Souza sobre el presidente, The Roots of Obama’s Rage (Las Raíces de la Rabia de Obama) y Obama’s America (La América de Obama) y en uno de los libros escritos por el mismo presidente Dreams from my Father (Sueños desde mi Padre), el documental trata de explicar cómo y por qué el presidente es quien es hoy y los resultados que dejará a Estados Unidos si es reelecto este año como presidente.  Los Estados Unidos en el 2016 es la nueva historia de horror moderna.

Dinesh D´Souza

D’Souza, quien escribió además el libreto del documental y lo codirigió (con John Sullivan), es un escritor y analista político americano de origen indio  —nació en Bombay (ahora llamado Mumbai), India en 1961—  y emigró a Estados Unidos como estudiante universitario en 1978.  Para su asombro, en 1988, al final de la segunda administración de Ronald Reagan, fue invitado a participar en el equipo de la Casa Blanca como asesor del presidente.  Ha escrito varios libros, incluyendo una de las primeras biografías de Reagan (1997) que se publicó después del retiro del presidente. Ha trabajado en las más prominentes organizaciones conservadoras del país (American Enterprise Institute, Heritage Foundation, Hoover Institution) y ahora es presidente de King’s College en New York.

D’Souza hace años ha estado estudiando al presidente para explicarse cómo la vida de dos hombres tan similares como él y él presidente (los dos nacidos fuera de EU en el mismo año, uno de descendencia africana, el otro india, los dos bien educados y triunfadores, pero uno convertido en un peligroso radical izquierdista, el otro en un conservador convencido) pueden haber tomado caminos tan diferentes en sus vidas. 

De esa manera comienza el documental, basándose en el libro autobiográfico escrito por el presidente sobre los sueños de su padre.  Pero el libro solo ofrece algunos indicios de cómo el presidente fue influenciado por su padre, de manera que el autor sigue los pasos del futuro presidente en su niñez, juventud y vida adulta para descubrir qué sucedió. 

D’Souza viajó a Nairobi, Kenya, a Jakarta, Indonesia, y a Hawaii, entrevistando a muchas figuras en la vida del presidente, incluyendo a su abuela de crianza y a su medio hermano en Kenya (quien vive en una choza ganando el equivalente de $1 al día y no recibe ningún apoyo de su medio hermano), a varios que lo conocieron en Indonesia y visitando la casa donde vivió  y la escuela (madrassa islámica) donde estudió por un año en Jakarta.  Finalmente, D’Souza entrevistó a muchos que conocen bien al presidente, tanto defensores como antagonistas. Así logra formar el cuadro de este hombre tan básicamente extraño, tan poco americano, que es el presidente. 

En su libro The Roots of Obama’s Rage del 2011, D’Souza enfatiza como la ideología anticolonialista de Barack Obama padre ha influenciado y moldeado la de su hijo que ahora es presidente de Estados Unidos.  Esta importancia que D’Souza da a esa ideología anticolonialista en el presidente ya fue criticada cuando su libro apareció hace dos años.  Ahora D’Souza hace lo mismo con el documental y ese es su único defecto.  Porque a pesar que D’Souza lo menciona y hasta entrevista por varios minutos a Paul Kengor,  autor de un nuevo libro, The Communist, hay otra influencia mucho más vasta y mucho más determinante en la vida del presidente. La influencia que ejerció el poeta comunista (miembro del Partido Comunista de Estados Unidos, copia de cuyo  carnet es producido en el libro y en el documental) Frank Marshall Davis. 

Según Kengor, un destacado historiador de la Guerra Fría y autor de otros cinco libros previos, Davis fue el fundador y editor de uno de los más importantes periódicos comunistas en Estados Unidos, el Chicago Star en 1947, y en su expediente aparece que era considerado como un peligroso y activo agente de la Unión Soviética por el FBI.

Lo más interesante de la minuciosa investigación de Kengor es que logró encontrar las copias del Chicago Star (no están ni siquiera en la Biblioteca del Congreso en Washington) y en los artículos escritos por Davis en los años 1940s y 1950s, se puede ver una gran similitud con los discursos del presidente durante su campaña electoral en el 2008 y después. Sus discursos casi parecen copias de los artículos de Davis en el Chicago Star. Desafortunadamente, D’Souza no enfatiza esto como es debido.  Por supuesto, es posible que D’Souza haya decidido a propósito no destacar la gran influencia de un comunista sobre el presidente.  No es lo mismo anticolonialismo que comunismo y quizás de esa manera el documental hubiera sido atacado y desacreditado mucho más por sus detractores.  Pero consideremos que fue más importante en la formación del presidente.

Obama padre

Barack Obama solo conoció a su padre por dos años y eso no  se puede  contar. Obviamente un niño de dos años no tiene memorias ni puede ser influenciado por nadie a esa edad.  Obama padre estudió desde 1959 a 1962 en la Universidad de Hawaii, donde conoció y se casó con Stanley Ann Dunham, la madre del presidente en 1961.  En 1962, Obama padre los abandonó a los dos para irse a estudiar economía en la Universidad de Harvard (no se graduó ni en la universidad de Hawaii ni en Harvard de nada), regresando a Kenya en 1964, donde tuvo dos hijos más con otra mujer americana que lo acompañó, Ruth Baker, y unos cuantos hijos más con su primera esposa, de quien nunca se divorció.

Obama padre, a pesar de tener malamente tres años de educación universitaria en Estados Unidos, se convirtió en un importante asesor económico en la nueva nación de Kenya (1963) en los ministerios de Transporte y de Finanza.  Poco más tarde, trabajó como el economista principal (senior economist) del Ministerio de Planeamiento y Desarrollo Económico de Kenya encabezado por su benefactor, el Ministro Tom Mboya, uno de los dirigentes del movimiento independentista de Kenya junto con su primer presidente, Jomo Kenyatta. 

Mboya fue asesinado en 1969 y Obama padre fue despedido de su cargo poco después.  Mboya se había convertido en uno de los principales oponentes del presidente Kenyatta a la vez que su carrera había dado un vuelco hacia la izquierda cuando se convirtió en gran aliado del presidente de Ghana Kwame Nkrumah, uno de los líderes más radicales de los nuevos países independientes de África. Kenyatta, en contraste, tomó una posición más a favor de Occidente y el asesinato de Mboya se atribuye a esa rivalidad.

Obama padre escribió un importante artículo en 1965 (citado en el documental y publicado en East Africa Journal), donde abiertamente recomienda una economía socialista para Kenya y la colectivización de la tierra. Señala además que “teóricamente no hay límites para que el gobierno no imponga hasta el 100% de impuestos sobre ingresos, siempre y cuando el pueblo reciba beneficios del gobierno conmensurados con los impuestos sobre esos ingresos”. El presidente nunca ha mencionado este conocido artículo de su admirado padre, pero tiene que haberlo leído después de su intensa investigación sobre sus raíces africanas.  De manera que en este caso por lo menos, de su padre lo aprendió.

  En 1971, Obama padre visitó a su hijo en Hawaii por un mes (Obama hijo tenía solo 10 años), regresó a Kenya y murió en un accidente de carretera en 1982, su tercero.  En el primero mató a otro hombre, en el segundo perdió las dos piernas, en el tercero perdió la vida.  En los tres accidentes estaba conduciendo borracho, pues se había convertido en un alcohólico varios años antes.

¿Por qué el presidente llegó a admirar tanto a su padre?  Porque su madre, a pesar de que se casó casi enseguida con Lolo Soetoro, otro estudiante indonesio a quien conoció también en la Universidad de Hawaii en 1965, siempre le habló de su padre con gran admiración y afecto. La familia Saetoro se mudó a Jakarta en 1966, pero Barack hijo nunca se adaptó a la nueva vida en Indonesia y su madre lo regresó a Hawaii a vivir con sus abuelos maternos en 1971.

Frank Marshall Davis

Fue en Hawaii donde Barack hijo conoció al poeta comunista Frank Marshall Davis, buen amigo de su abuelo Stanley Dunham.  Entre los 10 y 18 años, los años más importantes y formativos en la vida de cualquier joven, el futuro presidente fue bien adoctrinado por Davis no solo en su ideología comunista sino en la ideología anticolonialista que profesaba (y también supuestamente profesaba Obama padre) y en la teología marxista de liberación (esta “teología” no fue instrumental como religión en la formación del presidente, quien básicamente no es un hombre religioso, pero años más tarde, curiosamente se encontró con la Teología de Liberación otra vez, ahora predicada por su otro gran mentor, el Pastor Radical Jeremiah Wright de Chicago).  Stanley Dunham visitaba a Frank Marshall Davis frecuentemente (los dos compartían además de las ideas políticas, el gusto por el alcohol) y llevaba a su nieto a esas reuniones.  Nadie tuvo mayor influencia en el futuro presidente y nadie moldeó más su carácter que Frank Marshall Davis. 

 Esto es un hecho cierto y no puede ni debe dudarse.  Además, el mismo presidente lo admite en su libro Dreams from my Father, donde menciona a “Frank” (pero no su apellido ni su comunismo) como una gran influencia en su vida más de veinte veces.

Influencia de la madre

Pero no solo eso, sino que en realidad, su propia madre fue una influencia mucho mayor en la vida del presidente que ningunos “sueños’ que su padre jamás tuvo.  Fue una mujer que  odió intensamente a Estados Unidos. Se casó y siempre tuvo relaciones con hombres extranjeros y de color, y vivió una buena parte de su vida fuera de Estados Unidos, porque no soportaba a su propio país.  No hacía falta peor influencia que esta, pero la tuvo también de sus abuelos maternos, los cuales, antes de mudarse a Hawaii, asistían a una iglesia en los suburbios de Seattle, Washington, conocida como “la iglesita roja de la colina”, por el radicalismo de su pastor y su congregación.

D’Souza está convencido que el anticolonialismo es la fuerza que más influyó en el presidente, transmitido por Davis y por su propio padre. Solo que  Barack Obama padre no era particularmente anticolonialista. Pero SI era un socialista convencido. Aquí es donde D’Souza se equivoca. No son las ideas anticolonialistas sino las izquierdistas y comunistas las que convirtieron al presidente en el radical que es hoy. Contado por él mismo, en sus días universitarios en Occidental College de Los Angeles, Columbia University de New York y Harvard, sus relaciones preferidas, las cuales buscaba ávidamente, eran con jóvenes izquierdistas tercermundistas y profesores marxistas. Estas ideas fueron todavía más cimentadas por otros dos hombres: Saul Alinsky y Bill Ayers en los años 1980s en Chicago. 

Saul Alinsky y Bill Ayers

Alinsky ya había muerto, pero sus libros Reveille for Radicals (1946) y  Rules for Radicals (1971) fueron enormemente influyentes en el presidente, ya que Alinsky es reconocido como el fundador del movimiento de organizaciones comunitarias, la única profesión de Obama hijo antes de ser presidente. Alinsky, quien no era comunista (consideraba al comunismo como irrelevante, pero importante como aliado de los radicales que planeaba influenciar), tenía raíces radicales desde joven y comenzó su carrera política en Chicago como amigo de Al Capone y su teniente principal Frank Nitti.  Dedicó su libro Rules for Radicals a Satanás, según Alinsky el primer radical en la historia. 

Ayers fue uno de los fundadores del movimiento radical de estudiantes Students for a Democratic Society en los 1960s.  Poco después cofundó el grupo aún más radical y violento, The Weather Underground. Admitió haber colocado bombas en el Pentágono, el Capitolio y estaciones de policía en New York y San Francisco.  Fue fugitivo de la justicia y uno de los más buscados por el FBI, junto con su esposa Bernardine Dohrn por muchos años. Ambos, por cierto, abiertamente han admitido ser comunistas y socialistas durante casi todas sus vidas y nunca se han arrepentido de sus actividades terroristas, algunas de las cuales costaron vidas de inocentes.  Cuando ambos se entregaron, el estatuto de limitaciones había caducado y no fue posible procesarlos.  Además, algunas grabaciones obtenidas ilegalmente por el FBI documentando sus actividades terroristas no podían ser admitidas como evidencia.  En lugar de ir a la cárcel, los dos radicales terroristas hoy en día son distinguidos “educadores” y ciudadanos ejemplares en Chicago. 

El presidente lanzó su carrera política desde la casa de Ayres y Dohrn en Chjcago en 1995 y más tarde los dos estuvieron en las juntas directivas del Woods Fund y Annenberg Challenge  en Chicago por seis años. Estas dos organizaciones patrocinaron y contribuyeron por mucho tiempo a los más radicales grupos comunitarios en Chicago. Pero según el presidente, Ayers y Dohrn solo son sus “conocidos”, únicamente porque  comparten el mismo vecindario.

Valor del Documental

El documental es muy efectivo porque D’Souza conduce sus entrevistas y narra sus reportajes con gran objetividad.  No es de ninguna manera un ataque partidista contra el presidente.  Es simplemente un recuento de la verdad, aunque D’Souza a veces no la interprete como debe ser.  La primera hora, ofrece la información necesaria para probar su tesis sobre el anticolonialismo como las raíces radicales del presidente.  Es en la última media hora en la que el documental se convierte en una historia de horror moderna. 

En esta parte final, D’Souza describe como el presidente piensa y planea cambiar radicalmente a Estados Unidos si logra ser reelecto este año.  Su entrevista con el ex Comptroler (Regulador de la Moneda) de Estados Unidos David Walker es muy reveladora, pues Walker habla del enorme daño que las políticas económicas del presidente han hecho y seguirán haciendo al país si no son frenadas. Además, según Walker esto ha sido a propósito, como parte del plan para destruir —y luego reconstruir a la manera “progresiva”— la sociedad americana. La visión de Estados Unidos después de cuatro años más bajo este presidente no se puede describir sino como escalofriante y atemorizante en extremo.  Y así lo logra este excepcional documental.

Unos comentarios finales y otra predicción de mi parte. 

Primero, debo mencionar algo que no está en el documental puesto que este libro que contiene los datos acaba de ser publicado. Escrito y bien documentado por Aaron Kline y Brenda Elliott, el libro Fool Me Twice (Engáñame dos veces) ofrece una visión todavía peor que el documental, introduciendo un elemento que desde junio se está poniendo en práctica: la futura documentación y legalización de todos los millones de inmigrantes ilegales en Estados Unidos. 

Quien conozca y recuerde lo que logró el Partido Demócrata en California en 1996, cuando mas de dos millones de inmigrantes ilegales fueron inscritos para votar en el estado, lo que ha cambiado permanentemente y para siempre la política y la economía del gran estado de California  —la quinta economía del mundo entonces, pero ahora ya en noveno lugar y bajando continuamente—  saben muy bien que esto es enteramente posible.  El presidente lo puede lograr, además, sin siquiera contar con el Congreso para cambiar las leyes de inmigración, por medio de decretos presidenciales.  Si doce millones de inmigrantes ilegales en Estados Unidos son inscritos para votar gracias a un presidente demócrata, obviamente su gran mayoría votará por ese partido por largos años por agradecimiento. Esa sería la destrucción final de esta gran nación.

Segundo, hay todavía algo importante que D’Souza no menciona siquiera.  Esto es el enorme resentimiento del presidente por la decepción que sufrió cuando visitó a Kenya en 1988.  Después de estudiar en Occidental College de Los Ángeles, donde compartió un apartamento con dos jóvenes islamistas pakistaníes,  al graduarse, Obama hijo viajó a Pakistán, donde pasó un mes en casa de uno de sus amigos    y luego siguió rumbo a Kenya. (Nadie sabe, y el presidente nunca ha explicado, quien pagó por los gastos de un viaje tan largo y costoso; sus abuelos definitivamente no tenían los medios para hacerlo).

Allí se enteró de la verdad sobre su padre cuando conoció a muchos de sus familiares en la aldea nativa de su padre. Conversó también con varios amigos sobrevivientes de su padre. Obama padre no solo fue un alcohólico abusador de todas sus mujeres, sino un fracasado a través de su vida, quien terminó viviendo en la pobreza, sin trabajo y casi sin amigos. ¿Y qué de sus “sueños”?  No mucho.  No hay indicios  —y D’Souza no los ofrece—  que Obama padre fue ningún soñador ni tampoco ningún idealista.  Fue un hombre relativamente práctico y adaptable a sus circunstancias toda su vida.  Al final, en realidad perdió el control sobre su propia vida cuando se dejó dominar por su alcoholismo.

Pero el presidente nunca ha admitido nada de esto, aunque bien lo sabe. Al parecer, prefiere culpar al ex presidente de Kenya Jomo Kenyatta por los  fracasos de su padre.  Como Kenyatta fue relativamente pro occidental aunque un gran crítico del colonialismo, el presidente tiene otra causa para resentir los valores de la sociedad donde creció y vive. Después de todo, Estados Unidos es el líder de Occidente y por muchos años apoyó las políticas coloniales de Europa, con sus grandes abusos y “explotación” de las poblaciones indígenas de África y Asia.  Así seguramente lo interpreta el presidente. 

Por su padre parece todavía sentir admiración.  ¿Pero cómo saber si es verdad?  No por lo que escribe en sus libros, especialmente en Dreams from my Father.  Aunque D’Souza confía demasiado en lo que supuestamente recuerda el presidente de su pasado, varios investigadores han demostrado concluyentemente que casi todo lo que el presidente cuenta en el libro es inventado o mentira. Es difícil, entonces, darle tanto valor a lo que es más una creación literaria que una verdadera autobiografía.  En realidad, Dreams from my Father tiene que ser tomado no solo con un grano de sal, sino con un salero entero.

Pero en mi opinión, nada de esto, por terrible que sea de contemplar, sucederá.  En primer lugar, el presidente no será reelecto este año.  Pero en segundo lugar, aunque milagrosamente (o por otros medios más siniestros) lograra esa reelección, el Congreso  —al menos la Cámara pero casi seguramente también el Senado—      quedaría en manos del partido republicano.  Si solo la Cámara sigue bajo control republicano, esta vez definitivamente le negará los fondos al gobierno continuamente para que pueda  funcionar.  Si también el Senado es controlado por los republicanos y el presidente ilegalmente trata de gobernar por decreto, será indiscutiblemente enjuiciado (impeached), procesado y condenado por el Congreso, quedando destituido de inmediato.  Cuando el proceso contra el presidente Clinton, la Cámara lo enjuició, pero el Senado, controlado por los demócratas, no lo condenó. 

  Esta vez es distinto.  Esa es nuestra salvación. Pero por si acaso, que esa sea la gran lección de todos los que vean, como deben ver,  el documental 2016.  Que voten en contra del presidente masivamente para evitar siquiera la posibilidad de ver la destrucción que predice el documental.

FRASE DE SABIDURÍA

La honradez reconocida es el más seguro de los juramentos.
 - Benjamin Franklin (1706-1790). Estadista y científico estadounidense.

6 de septiembre de 2012

Y A VER...


Y a ver…
Por Alfonso Usía

Me decía mi cada día más añorado Antonio Mingote: «Si dijéramos en público lo que manifestamos en privado, más de uno se llevaría un susto». Cierto como que existen las vacas lecheras. Hemos confundido democracia con silencio y libertad con hipocresía. Sólo se atreven a decir lo que piensan los que carecen de complejos.

El complejo de demócrata es tan nocivo como el complejo de inferioridad. Un demócrata, un ciudadano que respeta la opinión ajena, cumple con sus obligaciones tributarias, vive pacíficamente, supera las dificultades, acude a las urnas a depositar su voto y cree vivir en libertad, tiene todo el derecho del mundo a decir lo que piensa, aunque ello resulte políticamente incorrecto para los acomplejados.

Aunque no me gustan algunas de sus artimañas, me tranquilizó lo que se atrevió a decir Basagoiti días atrás. «Me importan un bledo los enfermos de la ETA». Coincido plenamente en el bledo. Un Estado de Derecho, como lo es el español, no puede sostenerse camuflado en el eterno temor al qué dirán. Me importa un bledo el qué dirán a estas alturas de mi vida. 

Ha fracasado rontundamente el concepto de Estado de las Autonomías. Aquel «café para todos» ha terminado con nuestros recursos. España tiene en los actuales momentos 400.000 políticos que pagamos entre todos. A ellos hay que sumar los asesores personales. España ha vuelto al feudalismo con diecisiete reyezuelos, dos de los cuales reinan y derrochan en sus territorios con un único fin. La escisión, el separatismo y la patada en el culo a quienes no hemos hecho otra cosa que soportar sus continuas impertinencias, y en el caso del nacionalismo vasco, su complicidad romántica con los asesinos. Adelgazar el Estado no significa reducir el número de ministros, de concejales y de asesores. Es más traumático, pero pronto se verían las excelencias de la buena cirugía.

El buenismo de nuestra Sanidad y nuestra Defensa no tiene parangón en ninguna nación civilizada y desarrollada. España es una democracia en la que insultar al Rey, vejar a los jueces y miembros de las Fuerzas de Seguridad del Estado y robar a la luz del día, se han convertido en «asuntos menores». Encarcelamos a los que roban gallinas y soltamos a los criminales terroristas por temor a un alboroto. 

Tenemos un Tribunal Constitucional del que forman parte seis individuos que abren las puertas de las instituciones a los terroristas. Los seis, qué casualidad, designados por el PSOE. 

Tenemos presidentes de comunidades, es decir, representantes del Rey en sus territorios, que se sientan todos los meses con los terroristas para pactar el futuro. 

Tenemos, en Cataluña, un Gobierno de la Generalidad que desobedece y tira a la papelera las sentencias del Tribunal Supremo.

Tenemos unos sindicatos que quieren quemar la calle con el dinero que le damos, no voluntariamente, los chamuscados o incinerados por su brutalidad del siglo XIX.  

Tenemos una Oposición desleal y antidemocrática que no ha sabido perder las elecciones, y un Gobierno pusilánime, acomplejado y a todas luces, ineficaz. 

Tenemos una deuda con las víctimas del terrorismo, que en lugar de solventarla, la estamos aumentando con nuestra cobardía y silencio.

Tenemos una nación maravillosa, España, masacrada por un Estado, su administrador, rotundamente nefasto. Tenemos a una derecha que empieza a esconderse y a una izquierda que vive con ochenta años de retraso. 

Tenemos una clase política –con excepciones–, singularmente lamentable. Y tenemos a nuestros soldados en Afganistán y en el  Líbano, allá donde son enviados, cumpliendo con un espíritu insuperable, cuando en realidad donde nos harían falta es en Guipúzcoa. 

Y eso es lo que quería decir y que nadie se atreve. Ya hemos cumplido con Afganistán. Vamos a cumplir con España, y a ver que tal.

Fuente: La Razón, Madrid.