¿Una torre Eiffel en Camagüey?
El siguiente
artículo fue publicado hace años en el Boletín Diocesano de Camagüey por el P.
Willy Pino, hoy obispo de Guantánamo-Baracoa, cuando estaba a punto de terminarse
la restauración del templo del Sagrado Corazón de Jesús en Camagüey.
A
pesar de no ser de las construcciones más antiguas de la ciudad de Camagüey, la
bella iglesia del Sagrado Corazón de Jesús ha vuelto a ser noticia. Este
edificio religioso, de estilo neo-gótico, se comenzó a construir en 1914 bajo
la dirección de 3 maestros de obra catalanes que seguían el proyecto de dos
arquitectos, también catalanes, y fue concluida en 1918.
Su
elevada torre central, coronada por una cruz, tiene 53 metros de alto; solo la
mencionada cruz, desde su base hasta la parte superior, mide 3 metros. Las dos
torrecillas laterales se elevan a 43 metros de altura.
Pero
este hermoso templo venía deteriorándose desde hace años. Debido a su imponente
altura, las auras que sobrevuelan la ciudad encontraron en el techo y las
torres de esta iglesia un lugar donde descansar de sus vuelos, abrir en toda su
extensión sus grandes alas, jugar entre ellas y… ¡correr las tejas provocando
goteras y más goteras!
Como
consecuencia de todo ello, la madera del techo estaba en gran parte podrida o
comida por el comején. Otro elemento que explica los daños del templo está relacionado
con el ciclón Flora. Por las lluvias de
este fenómeno meteorológico, todo el falso techo de ladrillos se llenó de agua,
lo que provocó que se agrietaran los contrafuertes laterales de la iglesia. Y
un tercer elemento más, según los especialistas, fueron las emanaciones de humo
con azufre por la chimenea de la antigua Planta Eléctrica de la ciudad que
provocaron un proceso de corrosión en las armaduras metálicas de las tres
torres. Se hacía imprescindible una reparación general y urgente que, gracias a
Dios, pudo comenzarse en marzo de 2001.
Fue
necesario reunir 17 metros cúbicos de madera para poder hacer todo el andamiaje
alrededor de la torre principal. Al terminarse, aquel andamio donde trabajarían
los obreros parecía una verdadera Torre Eiffel de madera en pleno corazón de
Camagüey. Necesario fue, además, hacer un techo nuevo completo y que permitiera
asegurar cada una de las tejas del techo. Y, lo más delicado y con riesgos, fue
desvestir las tres torres, dejando al descubierto sus estructuras metálicas,
sustituir las dañadas por la corrosión del azufre, protegerlas y pintarlas y,
por último, nuevamente revestirlas. Esta
vez no fueron artistas catalanes sino
cubanos, algunos de ellos tal vez descendientes de aquellos.
Altar lateral con la imagen de Ntra. Sra. de la Caridad del Cobre |
¿Quiénes
fueron los héroes de esta reparación que está casi terminada? habría que
mencionar a Ávalos y Enrique en la parte técnica; a Pepe Robert, maestro de
obra al frente su pequeña brigada (Alfredo, Yornan, Aníbal, Wilber, José Raúl,
Israel, Orlando y Raúl) y dos soldadores, (Norberto y Dadier, con sus ayudantes
José Luis y Santiago). Pero no puedo dejar de mencionar a Samuel, Ringo, Joseíto, Alexey,
Roberto Carlos, Ismael y otros que ayudaron en las torrecillas laterales, y
¡por supuesto! a las incansables cocineras y al siempre activo Juancito
Boutros.
¿Qué
hubo sustos? Pues sí, y éstos de hoy si
fueron de verdad. No como aquel del 27 de febrero de 1945 en que una avioneta
accidentada por poco se estrella contra la iglesia y fue a parar al techo y
biblioteca de las escuelas Pías. Esta vez fue un incendio accidental en el
andamiaje de madera de una de las torrecillas laterales. Era sábado por la
tarde y dos hechos se confabularon para provocarlo: por un lado, una chispa
producto de las soldaduras que cayó sobre una tabla del andamio, y por otro
lado, el fuerte aire que batía a esas horas de la tarde. Ya los obreros se
habían ido, pero gracias a la observación de los vecinos que vieron el humo
salir, los bomberos pudieron actuar, y todo quedó en 4 ó 5 tablas chamuscadas.
Fue más el susto que los daños.
Y
el otro “sofocón” también tuvo como responsable al viento. Igualmente en horas
de la tarde, y afortunadamente cuando los obreros ya se habían marchado, una
manga de aire fuerte levantó el andamio metálico que estaba colocado alrededor
de la cruz de la torre central y lo dejó inclinado peligrosamente hacia la
calle. Avisados los obreros pudieron, gracias a la inventiva de Enrique, volver
a colocarlo en posición. Entonces se decidió soldar las piezas entre sí, y
poder así vencer el aire.
Esta
obra está a punto determinarse. Ahora solo faltará encontrar un lugar a donde
trasladar el comedor y los talleres de los trabajadores que reparan las
iglesias de la provincia y que, durante todo este tiempo ha estado funcionando
en esta misma iglesia del Sagrado Corazón. Mientras tanto, los obreros
acondicionan sus herramientas porque ya se habla de próximas obras: las
iglesias de San Juan de Dios, La Merced y La Soledad.
Y
le quedan, pues, pocos días a nuestra camagüeyana torre de madera y no de
hierro como la Eiffel de París, pero tan sorprendente como aquella. A medida que
se va quitando el andamiaje, va quedando al descubierto una iglesia renovada.
Ojalá
que así vaya pasando también en los corazones de todos los que formamos la
Iglesia (con mayúscula). Que cada pequeña o grande iglesia que se renueva sea
la parte visible de una renovación mayor: la nuestra.
Reproducido
del Boletín Diocesano de Camagüey, Nº 51.
Fotos de Google Images