15 de marzo de 2014

ALGO DE LA HISTORIA DEL 2º FRENTE DEL ESCAMBRAY


El Escambray, cerca de Banao, Sancti Spíritus
Algo de la Historia del
Segundo Frente del Escambray
Las cartas de Félix José Hernández a su querida amiga Ofelia que publica “Cuba NuestraHistoria” son partes de la lucha cubana de todos los tiempos. Las disfruto a plenitud y agradezco a nuestro gran amigo Carlos Estefanía su publicación…
Saludos,  JM. (José Martel)

París, 9 de noviembre de 2013.
Querida Ofelia:

Este es el testimonio del ex comandante guerrillero del Escambray, el Dr. Armando Fleites, a propósito de un célebre suceso. Me lo hizo llegar el autor ayer desde Miami.

“Conocí a Jesús Carrera la noche del 13 de febrero de 1958 cuando llegamos a Banao después de desembarcar en la Expedición de Nuevitas

Su padre era médico igual que el mío. Tuve amistad con su hermana Cusa cuando era enfermera en el Hospital Calixto García. Él era laboratorista clínico y eso nos acercó y estuvimos juntos en el Combate de la Diana y en la larga marcha de las Montañas del Cacahual a las de Guanayara atravesando el Valle del Río Agabama.

En febrero de 1958 recibimos una carta cordial de Fidel Castro entregada por su mensajera Clodomira Acosta y dirigida a los combatientes del Escambray que fue contestada por el comandante Gutiérrez Menoyo.

Después de la fracasada huelga de abril recibimos en el Escambray a Víctor Bordón y sus hombres del M.26 de julio que se incorporaron al Segundo Frente del Escambray. Bordón con el grado de comandante pasó a formar parte del Estado Mayor del Frente Nacional de El Escambray.

Ante la falta de noticias oficiales de la Sierra Maestra y deseando coordinar estrategia y acción con Fidel Castro, el Estado Mayor designó a los comandantes Víctor Bordón y Anastasio Cárdenas para que se trasladaran a Oriente para reunirse con Fidel Castro.

Cuando la comisión llegó a cierto lugar de Camagüey, Bordón planteó que había conseguido un avión para trasladarse a la Sierra Maestra pero sólo tenía capacidad para un pasajero y los demás de la comisión quizás por motivo de tiempo o seguridad aceptaron, confiando en su honestidad, que fuera Bordón solo a terminar la misión.

Cuando Bordón regresó a la Sierra del Escambray no se dirigió como era su deber a informar al Estado Mayor del Segundo Frente, sino que se entrevistó y reunió secretamente con sus oficiales y les planteó que había conversado con Fidel Castro y que éste lo había designado como jefe máximo de la lucha en El Escambray y representante del Movimiento 26 de Julio. Por lo tanto, cometía una grave indisciplina una conspiración y una posible rebelión contra las fuerzas constituidas que podía haber producido lamentables consecuencias en vidas y una marcada división revolucionaria.

Cando el Estado Mayor del Segundo Frente tuvo informes de la grave situación de subversión, tomó la decisión de arrestar a Bordón y desarmar a sus fuerzas para evitar una situación más grave.

Bordón fue detenido y 203 hombres fueron neutralizados sin disparar un tiro. Bordón fue juzgado por un tribunal militar, confesó y firmó su culpabilidad. Fue condenado solamente a expulsión del Segundo Frente en un gesto de grandeza revolucionaria.

Es de notar que posiblemente si hubiera ocurrido en la Sierra Maestra, Bordón hubiera sido fusilado. Una caballería de 70 campesinos de la zona de Cruces y aledañas de Las Villas fue movilizada por Ovidio Díaz, Secretario Nacional Campesino del PSP (comunista), para pedir por la vida de Bordón y cuando llegaron al Campamento Central de Nuevo Mundo se les informó que el Segundo Frente no tenía intención de fusilarlo como merecía.

Es muy importante señalar que Bordón estuvo la mayor parte del tiempo en Cienfuegos donde se entrevistaba frecuentemente con el Dr. Osvaldo Dorticós que era miembro o afín al Partido Comunista, por lo que es posible pensar que en el complot Bordón participara el PSP (comunista) y la KGB representada por su alto funcionario en Cuba, Wilfredo Velázquez (alias el compañero José) y por el comandante de la KGB Osvaldo Sánchez (Rafael), artífices claves de la marcha del Ché por Las Villas.

En los finales de 1958 Radio Rebelde, órgano oficial del Movimiento 26 de Julio, dio la noticia de la marcha de las columnas de los Comandantes Ernesto Guevara y Camilo Cienfuegos hacia occidente.

Semanas más tardes se emitió por la misma Radio Rebelde un comunicado oficial ordenando que todos los combatientes del M. 26 de julio que luchaban en el Segundo Frente en la Sierra Escambray se pusieran con sus armas bajo las órdenes del comandante Ernesto Guevara, jefe militar M. del 26 de Julio en Las Villas.

Ante esta situación y la falta de comunicación directa y la flagrante incitación a la deserción, el Estado Mayor del Segundo Frente estimó necesario un contacto con el comandante Guevara y designó al comandante Jesús Carrera para esa gestión, estimando necesario también enviar una carta al comandante Guevara que sería conducida a su destino por el Secretario Campesino del PSP, Ovidio Díaz.

En el campamento central de Nuevo Mundo, Carrera me enseñó el borrador de la carta que estimé era respetuosa, correcta, medida y responsable, llena de buenas intenciones, hermandad solidaria y justica revolucionaria, exponiendo con honestidad la posición, verdad ideales e historia del Segundo Frente.

Más tarde tengo entendido que Guevara y Carrera tuvieron una reunión personal en las montañas que, aunque fue tensa no fue tormentosa.

Sin embargo varios días después del triunfo de la insurrección fuimos a La Cabaña en una gestión del Segundo Frente el comandante Gutiérrez Menoyo y nosotros y después de tratar diferentes asuntos nos sorprendió un largo ataque verbal del Che a Carrera. A tal extremo ofensivo, que Menoyo le propuso al Che que buscara dos padrinos y que él y yo seríamos padrinos del comandante Carrera para que se efectuara un duelo a pistola a 25 pies para resolver esta desagradable situación. El Che respondió que aquello no podía ser como la Revolución Francesa que devoraba a sus hijos y por tanto no habría duelo y se pararían las agresiones personales.

En el año 1959 un ayudante de Carrera nombrado Benito, que tenía un lunar de canas, tuvo una trifulca y disparó a otra persona con la pistola de Jesús Carrera el cual no estaba presente en el incidente. El comandante Guevara en un acto injusto de venganza ordenó la detención del comandante Carrera, el que fue confinado en la prisión del campamento militar Leoncio Vidal de Santa Clara.

Se creó una situación difícil, pues pese a la situación jurídica planteada no se resolvía el problema. Pasaron alrededor de dos semanas y Jesús seguía preso y los oficiales del Segundo Frente encabezados por William Morgan y Ramiro Lorenzo estaban inquietos y planeaban atacar la prisión para liberarlo.

Para mí, convencido de la inocencia del comandante Jesús Carrera era una situación que se necesitaba resolver. Eloy Gutiérrez Menoyo se encontraba en Europa en una misión de la organización, Fidel Castro estaba fuera de Cuba y Guevara no quería soltarlo. Por tanto solicité una entrevista con el presidente Osvaldo Dorticós y asistí a ella junto con el comandante Lázaro Asensio y me di cuenta que por esa vía sólo encontraba promesas de investigaciones.

Más tarde me reuní con el comandante Augusto Martínez Sánchez y la conversación fue muy tensa, muy discrepante y por poco termina en violencia.

Por último, muy preocupados porque no podíamos abandonar a un compañero inocente, la única posible situación pacífica que nos quedaba era una vista a nuestra amiga Celia Sánchez.

Fui a visitarla a su casa con mi ayudante Felipe Lema (Piro) y ella me preguntó que con quién era el problema, le contesté que con el comandante Guevara y me respondió que ese argentino la tenía muy molesta; me pidió que le explicara la situación y me preguntó dónde estaba prisionero el comandante Carrera.

Seguidamente pidió a su asistente que la pusiera en comunicación con el campamento de Santa Clara, pues quería hablar con el comandante Orlando Rodríguez Puerta. Después del saludo, le preguntó si tenía preso al comandante Carrera, y al éste contestarle afirmativamente le dijo: ‘Por orden mía y del Primer Ministro Fidel Castro, ponlo en libertad mañana por la mañana a las 9 y se lo entregas al comandante Armando Fleites. Mientras tanto que se pele y afeite, le das un uniforme nuevo y una buena comida’.

Inmediatamente me comuniqué con el comandante William Morgan y con Lázaro Asencio, para que junto a nuestros ayudantes saliéramos para Santa Clara en la noche. Cuando llegamos, a la hora acordada, ya Rodríguez Puerta nos estaba esperando para entregarnos a Jesús Carrera.

Es de notar que también estaba el comandante comunista Félix Torres con su barba blanca y su pelo rasurado y William Morgan, siempre juguetón, le pasó la mano por el cuello y le dijo: ‘Félix…William Morgan matar comunistas’. Él sólo exclamó: ‘que ocurrencias tiene William’.

Con la misión cumplida nos encaminamos a casa de Lázaro donde almorzamos y después partimos para La Habana. Cuando íbamos por la Vía Blanca, el comandante Jesús Carrera me dijo afectuosamente: ‘¿Mulato, que tú crees que yo deba hacer?’

Yo le contesté: ‘cuando prenden a un comandante rebelde le faltan al respeto, por lo que yo te aconsejo dos cosas, alzarte nuevamente en las montañas del Es cambray o marchar al exilio. Para mí la sierra no es solución y si quieres salir, te puedo ayudar a asilarte en la embajada de Brasil o a salir clandestino en bote, pero recuerda que Guevara siempre será para ti un mal enemigo, lleno de odio y venganza’.

Epílogo: con el paso del tiempo, él no era ya partidario del régimen, pero a mí me consta que no participó en la conspiración de William Morgan. Sin embargo Guevara aprovechó esa situación, lo detuvieron y lo fusilaron.

En su tumba y en el corazón de sus compañeros del Segundo Frente siempre habrá un índice señalando que fue un asesinato cobarde”. Armando Fleites

Desde Miami y La Ciudad Luz continuamos con nuestra labor de hacer conocer la verdad histórica de la lucha revolucionaria contra la dictadura de Fulgencio Batista. Fueron muchos los hombres que combatieron arriesgando o dando sus vidas por la democracia en Cuba. No sólo fueron traicionados por los hermanos Castro y sus secuaces, sino también: insultados, difamados, encarcelados, fusilados o condenados al destierro.

Este testimonio del Dr. Armando Fleites, el único comandante rebelde del Escambray que ha sobrevivido contra vientos y mareas más de medio siglo después del triunfo de la Revolución Cubana, servirá para el estudio y análisis de los historiadores en la futura Cuba Democrática.

Un gran abrazo desde La Ciudad Luz,
Félix José Hernández.

Remitido por Humberto Estrada

14 de marzo de 2014

Christine Granville, de los servicios secretos británicos en la II Guerra Mundial



CHRISTINE GRANVILLE


Christine Granville, nombre de guerra de la condesa polaca Krystyna Skarbek, fue para muchos la mejor agente de los servicios secretos británicos durante la Segunda Guerra Mundial y uno de los personajes más arrebatadoramente románticos de la época.

Reclutada por el célebre Special Operations Executive (SOE), la agencia creada en 1940 por Churchill para organizar acciones de subversión y sabotaje contra los nazis, Christine saltó sin temor en paracaídas en numerosas ocasiones, atravesó los montes Tatra esquiando para infiltrarse en Polonia, organizó grupos de resistencia por toda Francia y combatió codo con codo con los maquis; no dudó en sobornar a militares, lideró equipos de sabotaje y de fugas, y burló varias veces a la temida Gestapo, arrebatando de las mismísimas fauces de la muerte a algunos de sus camaradas.

Una de sus mayores proezas tuvo lugar en agosto de 1944. Un día de dicho mes, el comandante alemán Fritz Harlan, jefe de prisiones, se sentía satisfecho porque habían dado caza a tres destacados espías: el coronel Cammaerts de Scotland Yard; el capitán Sorensen del servicio secreto estadounidense y el comandante Zane Fielding, detenidos en un control cuando viajaban camuflados en un vehículo de la Cruz Roja. Iban a ser fusilados a las 6.30 del día siguiente y la Resistencia no tenía tiempo de montar un operativo de rescate.

Harlan estaba sumido en sus pensamientos cuando sonó el teléfono y le comunicaron que una extranjera insistía en verle. Se trataba de una guapa muchacha morena que, en un perfecto alemán, dijo venir de Londres y ser sobrina nada menos que del mariscal Bernard Montgomey, que había derrotado a Rommel en El Alamein (Egipto).

Ante la estupefacción de Harlan, a quien aquella situación había provocado la risa, la joven, muy seria, le exigió la inmediata entrega de los tres prisioneros británicos citando sus respectivos nombres. Si aceptaba, su vida sería respetada cuando las tropas aliadas llegasen, afirmando que no tardarían demasiado en hacerlo. ¡Aquello era demasiado! Como única respuesta, el comandante le dijo que estaba loca, pero ella, fría como el hielo, siguió insistiendo y se atrevió incluso a amenazarle: "Si los tres mencionados prisioneros o yo sufrimos el menor daño, todos los alemanes de esta prisión, con usted al frente, serán irremisiblemente ahorcados tan pronto sea ocupado este país".

Su interlocutor no aguantó más la incertidumbre y le preguntó quién era: "Soy una espía inglesa", fue la escueta contestación. Él entonces empezó a encolerizarse pero ella continuaba hablando en el mismo tono severo, con una seguridad pasmosa. Para convencerle de que no mentía, le dio detalles sobre la situación en que se hallaba la guerra en los distintos frentes y que Montgomery estaba ya muy cerca de donde ellos se encontraban. Para acabar, repitió una vez más su ultimátum.

Harlan empezó a mostrarse preocupado, incluso algo asustado. Alemania no estaba en aquellos momentos en una situación fácil y Hitler ya no hablaba de triunfo, sino, simplemente, de resistir. Finalmente, tras once horas reunidos, decidió acompañar a la muchacha a la celda donde se hallaban los tres prisioneros que fueron liberados enseguida. Aquella muchacha tan decidida era Christine, cuya probada sangre fría y sus conocimientos de diez idiomas la convirtieron en una de las piezas más valiosas de los Servicios Especiales.

El padre de Christine era un conde dedicado a criar caballos de carreras y pertenecía a una de las más nobles estirpes polacas. Su madre, que fue asesinada por los nazis, era miembro de una familia de banqueros judíos. Su abuelo fue el padrino de Chopin. Impulsiva en el amor y encantada de ser objeto de la pasión de los hombres, que desataba por doquier con su espíritu libre y su sonrisa traviesa (un colega agente trató de suicidarse por ella lanzándose al Danubio, que por suerte estaba helado), Christine tuvo una vida sentimental agitadísima. A los dieciocho años, la chica se casó con un empresario y a los veintitrés volvió a hacerlo con el escritor, aventurero y ex cowboy Jerzy Gizycki, al que consideraba su Svengali y con el que marchó a vivir a África, con el tiempo acabaron divorciados.
 
Al invadir Polonia los nazis, Christine se puso al servicio del SOE en Gran Bretaña. De misión en Budapest conoció al héroe polaco Andrew Kowerski, al que le faltaba una pierna y que fue el gran amor de su vida, aunque lo alternó con otros romances como el torrencial con el joven conde Ledochowski. Con Koweski, alias Kennedy, se dedicó a organizar vías de escape de Polonia y pasando de un lado a otro de las fronteras, en una ocasión consiguió traerse de su país, caminando, un prototipo de fusil antitanque.

Capturada en 1941 por la Gestapo, la resuelta Christine logró que la dejaran libre tras provocarse una hemorragia mordiéndose la lengua para hacer creer a sus captores que padecía tuberculosis. Después de viajar en un desvencijado Opel hasta El Cairo vía Turquia y Siria, Christine fue destinada a Francia.

Con los maquis luchó en la feroz batalla de Vercors contra regimientos alpinos y de las SS, estableció contactos entre la Resistencia y los partisanos italianos de Marcellini y se le atribuye la rendición de la guarnición alemana de Col de Larche. Además de actuar en Francia, Christine también estuvo destinada en Italia, donde un buen día se topó con una patrulla alemana. Cuando le ordenaron levantar las manos, obedeció, pero lo hizo sosteniendo en una de ellas una granada: "¡No se muevan o saltamos todos hechos pedazos!". Gracias a su capacidad de improvisación, ella y su compañero pudieron escapar.

Tras la guerra, Gran Bretaña fue ingrata con su agente que, sin empleo, se vio impelida a sobrevivir como camarera ocasional en bares, hoteles e incluso en un barco. Allí conoció a su asesino. Dennis George Muldowney, camarero y marinero, no aceptó que Christine quisiera alejarse de él, empezó por acosarla y la asesinó brutalmente a cuchilladas en la escalera del hotelito en el que vivía en Kensington.
 
Fuentes:
http://www.elpais.com/articulo/reportajes/Heroinas/guerra/elpepusocdmg/20080106elpdmgrep_6/Tes
http://www.belt.es/noticias/2005/septiembre/01/agente.asp
Reproducido de:
Publicado por Magnolia en http://mujeresdeleyenda.blogspot.de/2010/03/christine-granville.html

13 de marzo de 2014

MENU CUARESMAL


 
MENÚ CUARESMAL
Recetas al alcance de todas y todos

TENER A MANO:
Abrelatas, para abrir corazón endurecido.
Cuchillo, para cortar vicios.
Destapador, para destapar lo atorado en la relaciones familiares.
Colador, para pasar por alto las ofensas y purificar intenciones.
Delantal, para el servicio.

Abstenerse de comer prójimo (chismes, murmuraciones y calumnias)
Quitarle condimento a los desquites.
Evitar consumir altas grasas de egoísmo.
No tomar vinagre, que pone de mal humor.
Lavar bien el corazón para que no se infecte de la cólera.
Evitar el consumo excesivo de picantes, para no "picarse" y decir maldiciones.
Evitar el camarón, porque adormece la conciencia, y "camarón que se duerme se lo lleva la corriente".
No tomar postres congelados que congelen el afecto.
Evitar comer pan de muertos -de envidia.

MENÚ RECOMENDADO:

Como plato fuerte: exquisita caridad para con el prójimo.
Caldo de atención a los desamparados y enfermos.
Ensalada de detalles de afecto para los suyos.
Pan abundante para compartir con el hambriento.
Vino de alegría para convidar a los tristes y desanimados.
Sopa de letras para escribir más seguido a familiares y amigos.
Sopa de zanahoria para ver con buenos ojos a los demás.
Pan bendito para los afligidos , ya que "las penas con pan son menos".

DE POSTRE, SE RECOMIENDA:

Perita en dulce, para ser buena persona.
Yogurt de guayaba, para repetir gestos de perdón.
Naranja dulce y limón partido "dame un abrazo que yo te pido" (abrazar a los seres
queridos, y darles muestras de aprecio verdadero, no de chocolate).

Y no olvides:
"Donde come uno comen dos" y "échale siempre más agua a la sopita".
Comparte tu vida con otras personas.

Finalmente el Chef celestial recomienda sobre todo el alimento espiritual:

"EL QUE COME MI CARNE Y BEBE MI SANGRE,
TIENE VIDA ETERNA".

Remitido por Joe Noda