18 de mayo de 2013

BREVE HISTORIA DE LA MÚSICA CUBANA






Breve Historia de la Música Cubana
(Primera Parte)


Por Aurelio de la Vega*

La historia de la música cubana es un vasto, intrigante, dinámico, fascinante, sugestivo, excitante y a menudo avasallador fresco. De sus nebulosos orígenes al reconocimiento universal de que goza hoy en día, la música cubana ha crecido en estatura y sus aspectos folklóricos y populares han influenciado progresivamente el modo de hacer música de otras culturas.

Tras sus inicios a mediados del siglo dieciocho, y su formalización y desarrollo durante el diecinueve, la música cubana literalmente explota con gran fuerza en la escena internacional durante la década que va de 1920 a 1930. Como en el caso de la música de otros países, la música cubana exhibe claramente dos caras de una misma moneda: una formada por elementos folklóricos y formas de expresión populares (que se transforman luego en comerciales), y otra, más abstracta y compleja, dentro de la cual algunos compositores cubanos han recorrido la difícil ruta de la música de arte.

Esta última forma o manera de comunicación, llamada también música clásica, música erudita, música culta, música seria, o música de concierto, es la menos reconocida en el mercado internacional, y por su falta de exposición y por su innata complejidad ha sido casi totalmente ignorada por los propios cubanos, del escritor al obrero, del político al industrial, de las clases pudientes a las pobres, de historiadores a ávidos amantes de la música popular.

Como usualmente ocurre con los países que poseen un rico y variado folklore -los cuales consecuentemente son voraces productores de canciones populares y de música bailable- la música popular cubana, de muchas maneras y por caminos distintos, ha opacado en gran medida a la música cubana de arte.

Las primeras composiciones realmente creadas en suelo cubano, como lo son las obras de Esteban Salas (1725-1803) o de Juan París (1759-1845), son de carácter litúrgico y vocal, a las que se añaden algunos ejemplos de música sinfónica y de cámara de tipo simplista. Se trata, claro, de una música totalmente enraizada en las tradiciones musicales europeas, que va de dosis pequeñas de formas polifónicas derivadas de Palestrina, Orlando di Lasso, Victoria o Handel, a numerosos ejemplos homofónicos que toman como ejemplo a Haydn y a Telemann.

Hay que esperar hasta los albores del siglo diecinueve para encontrar finalmente las primeras expresiones de una música que suena diferente a los modelos europeos, primordialmente en lo que se refiere a los aspectos rítmicos. De la contradanza "San Pascual Bailón" (anónima, 1803) a las contradanzas de Manuel Saumell (1817-1870), que vienen a ser los primeros acentos, a veces exquisitos, de una música verdaderamente cubana, un modo de sonar realmente autóctono toma cuerpo en pocos años. A partir de este momento y de este desarrollo, la fertilidad y la influencia de la música cubana estarán aseguradas.

La riqueza de la música cubana, principalmente en lo que se refiere al color instrumental y a la opulencia poderosa de sus patrones rítmicos, la hace contagiosa. Históricamente, muchas injusticias, inexactitudes y omisiones han sido cometidas en lo tocante al reconocimiento de la gran influencia que ha ejercido la música cubana en el desarrollo de la música de los Estados Unidos.

 Por ejemplo, olvidándose de que las proto-formas del ragtime fueron traídas a Norteamérica desde el Caribe por el compositor estadounidense Louis Moreau Gottschalk (1829-1869), quien las introdujo por Nueva Orleans, muchos no reconocen y meramente ignoran la extensa influencia de la música cubana en el desarrollo del jazz, y a menudo las fórmulas rítmicas afro-cubanas son errónea y maliciosamente clasificadas como giros puramente jazzísticos.

 Durante las décadas de 1920, 1930 y 1940, el bolero cubano, el son, la rumba y la conga viajaron por el mundo entero, a menudo como fórmulas comercializadas de tipo barato y vulgar promovidas por Hollywood y por las casas editoras norteamericanas, que producían de continuo cantidades astronómicas de música bailable para un público creciente e insaciable. Del lado positivo, sin embargo, está el hecho de que compositores estadounidenses de la talla de Aaron Copland o de Leonard Bernstein, pasando por Gershwin, escribieron obras basadas en los diseños rítmicos del danzón y de la rumba.

La música cubana nace de una amalgama de las fórmulas del folklore musical español y de los ritmos africanos, éstos últimos traídos a Cuba por los esclavos negros. Una mínima influencia francesa -consistente principalmente en modelos basados en las danzas de Rameau- apareció en Santiago de Cuba trasladada por esclavos hatianos y por terratenientes franceses que habían huido a la parte oriental de Cuba tras las insurrecciones en Haití, pero pronto se diluyó y despareció, no dejando casi huella.

La riqueza fenomenal del folklore español, mezclada con el vigor de la música africana, creó velozmente una exuberante y explosiva urdimbre musical. Si bien desde el punto de vista de la armonía y de la forma la música cubana no ha inventado nada original, melódica y rítmicamente ha producido una colección asombrosa de procedimientos de fácil identificación, los cuales, como se ha apuntado anteriormente, se han paseado por el mundo entero.

*Aurelio de la Vega   es un musicólogo y compositor cubano de amplia y reconocida trayectoria creativa y profesional. Muchas de sus obras están editadas y grabadas comercialmente en discos, y a partir de 1960 casi todas sus composiciones han sido comisionadas por orquestas, grupos de cámara, instrumentistas y cantantes de reconocida fama internacional, instituciones y mecenas. En la actualidad es Profesor Emérito Distinguido del Sistema Estatal Universitario de California (Cal State). Su ficha biográfica aparece en Contemporary Composers y en The New Grove Dictionary of American Music).
Reproducido de:  http://www.contactomagazine.com

RICHARD WAGNER, LOS PRIMEROS AÑOS


 
Richard Wagner,
los primeros años


Wilhelm Richard Wagner nació el 22 de mayo de 1813   en el número 3 de la calle Brühl, en la judería de Leipzip (confederación del Rhin, actual Alemania).   Fue el noveno de los hijos de Carl Friedrich Wagner, un modesto funcionario de policía que murió de tifus  seis meses después del nacimiento de Richard,  y de Johanna Rosine (de soltera Paetz), hija de un panadero.

Tras el trágico fallecimiento de su padre,   su madre comenzó a vivir con el actor y dramaturgo Ludwig Geyer,  que había sido amigo de su difunto marido. En agosto de 1814, Johanna Rosine se casó con Geyer y se trasladó con su familia a su residencia en Dresde.   

 Durante los primeros catorce años de su vida, Wagner fue conocido como Wilhelm Richard Geyer.  Más tarde, sospechó que Geyer era en realidad su padre biológico, y además especuló equivocadamente con que podría ser judío.  

 La pasión de Geyer hacia el teatro fue compartida por su hijastro, que empezó a tomar parte en las actuaciones. En su autobiografía, Wagner recordó haber desempeñado en una ocasión el papel de un ángel.  Asimismo, el muchacho quedó fuertemente impresionado por los elementos góticos de El cazador furtivo  de Carl de maría von Weber. 

 A finales de 1820, Wagner comenzó a recibir clases en una escuela cercana  Dresde, y de algunas lecciones de piano. No era capaz de realizar una escala   correcta, pero prefería interpretar oberturas   teatrales de oído.

Geyer murió en 1821, cuando Richard tenía apenas ocho años.  El joven Wagner alimentaba sus ambiciones como dramaturgo, constituyendo su primer esfuerzo creativo una tragedia, Leubald,  que comenzó en la escuela y que estaba fuertemente influida por Shakespeare y Goethe.  Wagner, decidido a ponerle música, persuadió a su familia para que le permitiese tomar lecciones de música. 

En enero de 1828 escuchó por primera vez la Séptima Sinfonía de Beethoven   y, a continuación, en marzo, la Novena.  Beethoven se convirtió en su inspiración y Wagner escribió una transcripción  para  piano de la Novena.

También estuvo muy impresionado por la representación del Requiem de Mozart.  De este periodo datan  sus primeras sonatas  y sus primeros intentos con oberturas orquestales.

En 1833, su hermano mayor, Karl Albert, le consiguió un puesto como director del coro de Wurzburgo.   Ese mismo año, cuando tenía veinte años, compuso su primera ópera, Las hadas. Dicha obra, que imitaba claramente el estilo de Carl María von Weber, no se estrenaría hasta 1884 en Munich, poco después de su muerte, y con poco éxito.

Mientras tanto, Wagner aceptó un breve cargo como director musical del teatro de la ópera de Magdeburgo, durante el que compuso La prohibición de amar,  ópera inspirada en Medida por medida de William Shakespeare.  Fue representada en Magdeburgo en 1836, pero clausurada después de la primera representación, dejando al compositor (como llegaría a ser frecuente) con serias dificultades financieras.

En 1834, Wagner se había enamorado de la actriz Christine Wilhelmine (Minna) Planer.  Después del fracaso de La prohibición de amar, la pareja se trasladó a Königsberg donde ella lo ayudó a encontrar un trabajo en el teatro.  Se casaron en la ciudad el 24 de noviembre de 1836. En junio de 1837, Wagner se trasladó a la ciudad de Riga,  entonces parte del Imperio ruso, donde se convirtió en director musical de la ópera local. Tras algunas semanas, Minna abandonó a Wagner por otro hombre.  Poco después regresó,  pero la relación nunca se recompuso del todo y transcurrió penosamente durante las tres décadas siguientes.

Sumidos en deudas, los esposos abandonaron Riga de manera furtiva   para escapar de sus acreedores  (las deudas acuciaron a Wagner durante la mayor parte de su vida). Partieron hacia Londres  y en el trayecto, fueron víctimas de una tormenta  que inspiró a Wagner El holandés errante.   
Los Wagner vivieron una temporada en París  entre 1839 y 1842, y allí Richard se ganó la vida escribiendo artículos y re orquestando óperas de otros compositores.
   
También completó su tercera y cuarta óperas, Rienzi  y El holandés errante, durante dicho periodo. Su alivio por abandonar París y trasladarse a Dresde lo mencionó en su Boceto autobiográfico, de 1842: «La primera vez que vi el Rhin,con cálidas lágrimas en mis ojos, yo, pobre artista, juré fidelidad a mi patria alemana».
Fuente: wikipedia.org

FRASE DE SABIDURÍA

Quien nada arriesga, nada tiene derecho a esperar.
 - Friedrich von Schiller, poeta alemán (1759-1805)

17 de mayo de 2013

RICHARD WAGNER


 

Richard Wagner

El próximo miércoles 22 de mayo se cumplirán doscientos años del nacimiento de Wilhehm Richard Wagner en Leipzig, ciudad de Sajonia, en la antigua confederación del Rin. 

Richard Wagner fue un afamado compositor, director de orquesta y además poeta, ensayista, dramaturgo, y un teórico musical enmarcado en el movimiento del Romanticismo. Su fama trascendió principalmente por sus óperas, verdaderos dramas musicales de las que era al mismo tiempo libretista y escenógrafo.

Desde sus inicios como compositor cimentó su reputación con la inmortal ópera “Tannhäuser”, en la que ya  se atuvo a la tradición romántica de compositores contemporáneos como Meyerbeer y Carl Maria von Weber. 

Para Wagner, la ópera era “la obra de arte total”, síntesis de todas las otras artes y,  consecuente con dicho concepto, produjo operas como El anillo del Nibelungo, “Los maestros cantores de Núremberg” y sus otras numerosas óperas. 

Ellas destacan por su riqueza cromática, su armonía y orquestación, sus leimotif y sobre todo por sus argumentos, basados en temas reales, históricos o de leyendas.  Wagner fue pionero en varios avances del lenguaje musical y de notoria influencia en la posterior música europea. Su ópera Tristán e Isolda se describe a veces como punto de inicio de la música académica contemporánea. 

La influencia de Wagner se extendió también a la filosofía, la literatura, las artes virtuales y el teatro. Hizo construir su propio teatro de ópera, para escenificar sus obras del modo en que las imaginaba, y que contienen diseños novedosos. Allí se estrenó la tetralogía del Anillo del Nibelungo, de Parsifal, y donde aún  se siguen representando sus obras en un Festival anual  a cargo de sus descendientes.

Escribió ampliamente sobre música, teatro y política, escritos que han sido objeto de debate en las últimas décadas, especialmente algunas de contenido antisemita   y por su supuesta influencia sobre Hitler y el nazismo.  

Su vida se caracterizó hasta sus últimas décadas por el exilio político, las  relaciones amorosas turbulentas, la pobreza y las repetidas huidas de sus acreedores. Su agresiva personalidad y sus opiniones -con frecuencia demasiado directas-, sobre la música, la política y la sociedad, lo convirtieron en un personaje polémico, etiqueta que todavía mantiene al igual que el  impacto de sus ideas, el que se puede encontrar en muchas de las artes de su siglo.
Fuente: wikipedia.org