Aquel glorioso 24 de Febrero
El
24 de febrero de 1895 comenzó una nueva guerra emancipadora en Cuba. Se
renovó el heroísmo de aquella Guerra Grande que había durado diez años,
y de la posterior Guerra Chiquita que no logró tampoco alcanzar la
independencia de nuestra Patria de la metrópoli española. Esta vez sí se
logró el ansiado propósito.
El 24 de febrero la tea
incendiaria de la lucha se hizo llama incandescente que no se apagaría
hasta que el cansancio de España cediera a la intransigencia mambisa y
al acoso de último momento por parte de los Estados Unidos.
El
siguiente trabajo nos habla de aquel heroico día. Lo publicó la revista
Bohemia el 24 de febrero de 1952, con la autoría de Baldomero Álvarez
Ríos, ilustrado con dibujos de Rodolfo Peña
Mora. (adg). Lo reproducimos de la
página web. http://www.calendariocubano.com
...“El
29 de enero es firmada la orden del levantamiento por José Martí como
Delegado del PRC; Mayía Rodríguez, en representación del Generalísimo
Gómez, y Enrique Collazo, Comisionado de la Junta Revolucionaria de La
Habana. Pero, ¿cómo se enviaría la orden a Cuba para que no la
descubrieran los españoles ni aquellos norteamericanos enemigos de Cuba?
La feliz iniciativa de que viniera desde Cayo Hueso envuelta en un
tabaco, dirigida al representante legal y único de la Junta
Revolucionaria, Juan Gualberto Gómez, resultaba certera.
Entregada
por Martí a Gonzalo de Quesada en New York, este viene con ella al Cayo
y la hace llegar a Miguel Angel Duque de Estrada, que rebasa
satisfactoriamente el viaje con la trascendental misión, saliendo en el
barco "Mascotte" en la noche luminosa del 21. En pocas horas, al
amanecer del 23, está en La Habana.
Pronto el valioso tabaco
llega a poder de Juan Gualberto. Este sabe, está consciente, que la
atención de Cuba irredenta se concentra en el diminuto papel impregnado
de la aromosa hoja y de las ansias libertadoras de un pueblo que no
quería continuar soportando la pesada carga y el doloroso vía crucis
absolutista con su vejaminosa intransigencia; ni arriesgarse a un
autonomismo sumido a la España colonial, y a las falsas reformas
políticas anunciadas. Juan Gualberto no demora su rol en la
conspiración. Corre a la residencia de López Coloma, en el número 74 y
medio de la calle Trocadero.
Los miembros de la Junta
Revolucionaria, convocados con el apremio que la situación requería,
toman el acuerdo de que sea el 24 la del inicio de la gesta heroica,
fecha en que, por celebrarse los festejos del Carnaval, despistaría a
las autoridades españolas […]
…En
otras ciudades y localidades de la Isla se desarrollaba también la
lucha por la independencia; en todas con gran patriotismo, con
incomparable entusiasmo y valentía; por eso el lógico criterio que se
tiene de la injustificada denominación del Grito de Baire, concediéndole
a esta localidad el privilegio que también podían tener Bayate;
Jiguaní, Guantánamo y otras regiones de Cuba. Pero veamos sucintamente
lo que ocurre en aquella fecha histórica.
En
Bayate, por ejemplo, de acuerdo con los datos que al respecto se
conocen, parece que se registró uno de los levantamientos más vigorosos
del 24. Al General Bartolomé Massó hay que atribuirle una gran parte del
éxito. Le ordena a Miró que se traslade a Holguín y avisa
telegráficamente a los hermanos Sartorius. Con la experiencia que le
daba la graduación de General del 68 y su vida en el destierro, laureles
tenían que coronar su decisión heroica. Massó abandona una buena
situación económica como colono azucarero para irse a la manigua.
Sus
órdenes de que al alborear el 24 se levantaran los insurrectos en los
centrales "Tranquilidad" y "El Salvador", son rigurosamente
cumplimentadas. Y como para completar su gestión libertadora, redacta
dos valientes y sensatas proclamas, dirigidos una a los españoles y a
los cubanos la otra.
A los compatriotas les dice que está muy
próxima la incorporación a los campos de batalla de los Generales Máximo
Gómez, José Martí y Antonio Maceo, terminando: "A todos los esperamos
con los brazos abiertos". A los adversarios les recuerda la justicia de
la causa cubana significándoles que, mientras no fueren hostiles a la
causa, se les considerará como a los cubanos.
Las interesantes proclamas lanzadas en Bayate por Massó; la
circunstancia de haber sido las únicas que se hicieron y el hecho de que
a las seis de la mañana, ya los hombres a su mando estuvieran
dispuestos a la pelea, han sido motivos suficientes para que se haya
considerado a Bayate, el lugar donde en realidad comenzó la verdadera
Revolución de Martí.
Otros hechos ocurren el 24. Al atardecer, el
General Moncada, responsable de la conspiración, cede el mando en
Guantánamo al General Periquito Pérez. El valeroso soldado de la guerra,
a quien el pueblo guantanamero recuerda con un monumento en su parque
principal, cumple las instrucciones. Sus hombres se levantan desde el
Ingenio La Confianza, en Santa Cecilia, Matabajo y Boca de Jaibo. La
sangre ha teñido los campos del generoso pueblo oriental; toma de un
Fuerte español y un combate, concluyen en Guantánamo la jornada de ese
día.
Jiguaní. En un
pequeño caserío a sólo dos leguas de este lugar llamado Baire, se
produce otro levantamiento ordenado por el General Moncada. El Jefe lo
es el Coronel Florencio Salcedo y los hermanos Lora sus valiosos
acompañantes. Uno de éstos, Saturnino, con los disparos de su revólver,
anuncia que la guerra con España ha comenzado en esa región.
De Colón a Jagüey Grande, en Matanzas, se tienen noticias de
acontecimientos similares, animados y propiciados por el doctor Martín
Marrero, Alfredo Arango, Joaquín Pedroso, los hermanos Aguirre y otros.
En Santiago de Cuba, Moncada y Rafael Portuondo empuñan las armas y
alientan a los insurrectos. En el Cobre, lo hacen Quintín Banderas y
Victoriano Garzón. En Holguín, los hermanos Sartorius. En Bayamo,
Enrique Figueredo; y en Camagüey, Salvador Cisneros Betancourt.
Sobre
Martí, que en carta memorable al difunto Federico Henríquez y Carvajal
dijera: "Yo evoqué la guerra; mi responsabilidad comienza con ella",
caía desde luego, la más alta responsabilidad de este movimiento hoy
conocido con justicia como "La Revolución de Martí"; y sobre otros tres
hombres recaía, de momento, el peso militar de las tres zonas en que
quedaba dividido el movimiento. En Oriente, el Mayor General Guillermo
Moncada; en Las Villas o Centro, el Mayor General Francisco Carrillo; y
en el Occidente, el Mayor General Sanguily.
No todo, sin embargo, resultó satisfactorio en la fecha. Repetimos
que varias razones hicieron que los señalamientos de Centro y Occidente
fueran condenados al fracaso. Oriente mantuvo su calor y el son de
guerra con España, gracias a lo cual se fue dando oportunidad a que se
coordinaran todos los planes de dentro y fuera, concebidos por Martí,
allegando los recursos suficientes para que la Revolución se extendiera a
todo el territorio y concluyera, al fin, con la independencia de Cuba,
dejando atrás una lista de heroicos mambises que han formado, para la
posteridad, el Cuadro de Honor de la patria.
Ilustración: Google