El Pez es Rojo
Bahía de Cochinos, una Experiencia Histórica
Jesús Hernández Cuéllar
Jesús Godoy recuerda el momento en que fue parte de la expedición de Bahía de Cochinos, Cuba, en abril de 1961, como el episodio más importante de su vida. Por esa fecha, creía firmemente que la permanencia en el poder de Fidel Castro era cuestión de días.
Casi medio siglo después, Godoy y sus compañeros de armas no han podido ver su sueño hecho realidad.
"Me enorgullezco de haber ido a Girón (Bahía de Cochinos), lo hice por principios. Yo era un joven pobre, de extracción campesina, que quería un país libre porque nos lo habían arrebatado, y muchos de mis amigos estaban encarcelados injustamente", narra Godoy.
El 17 de abril de 1961, alrededor de 1,200 hombres que se habían entrenado en Guatemala desembarcaban en el sur de Cuba como parte de la Brigada de Asalto 2506. Su objetivo: derrocar por medio de las armas al gobierno de Castro, que había llegado al poder en enero de 1959 como resultado de una revolución popular y en sólo meses había tomado una serie de medidas que ponían de manifiesto el carácter comunista del castrismo.
La clave para que los grupos internos de la resistencia y el personal de apoyo en Estados Unidos y Guatemala supieran que la invasión había comenzado, eran cuatro palabras simples: "el pez es rojo".
Tres días después del comienzo de la invasión, sin el apoyo aéreo prometido por Estados Unidos, los expedicionarios sucumbían ante el fuego de más de 20 mil hombres que combatían del lado de Castro, quien calificó el hecho de "la primera gran derrota del imperialismo yanqui en América".
Aun cuando la invasión fue desarticulada, el precio que tuvieron que pagar las tropas cubanas fue demasiado alto. Cifras no oficiales coinciden en afirmar que murieron 118 brigadistas, y 1.200 fueron capturados. Del lado de Castro murieron 176 soldados del ejército regular, y más cuatro mil combatientes de las Milicias Nacionales Revolucionarias también perdieron la vida o desaparecieron en el inhóspito campo de batalla.
La expedición se había preparado durante el gobierno del presidente norteamericano Dwight D. Eisenhower, que rompió relaciones diplomáticas con Cuba el 3 de enero de 1961, luego de varias confrontaciones políticas con el gobierno revolucionario de los Castro. La crisis entre ambos gobiernos comenzó a partir de la expropiación de todos los bienes estadounidenses en Cuba por valor de unos mil millones de dólares de aquella época, hacia el verano de 1960. En noviembre de ese mismo año, John F. Kennedy es elegido presidente y toma posesión de su cargo días después de que Eisenhower suspendiera las relaciones con Cuba. La invasión estaba programada originalmente para la ciudad de Trinidad, en la entonces provincia de Las Villas, pero a última hora se decidió hacerla por Bahía de Cochinos, un pantano situado en la Ciénaga de Zapata, al sur de Cuba. También se había prometido apoyo aéreo a los expedicionarios, que nunca se produjo. Algunos historiadores cuentan que Kennedy intentó detener la operación, pero los brigadistas se negaron. Después de este incidente, se atribuye a Kennedy una frase privada que ha herido la sensibilidad de los anticastristas: "si lo que ellos quieren es ir a Cuba, suéltenlos en Cuba".
Godoy y sus compañeros sufrieron no sólo el revés militar sino también epítetos humillantes, como el de "mercenarios al servicio de Washington" y "traidores a la Patria".
Con el propósito de descalificar a sus oponentes, Castro ha enfatizado el hecho de que los expedicionarios fueron entrenados por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos, lo cual es cierto.
Pero los miembros de la Brigada 2506 se defienden con otro argumento: entre julio y octubre de 1960, meses antes del desembarco, Castro había recibido ya alrededor de 22 mil toneladas de armamento procedente de la Unión Soviética y otros países comunistas, y Cuba iba camino de convertirse en un satélite de Moscú, en medio de la peligrosa Guerra Fría. La revolución popular de 1959, que hizo grandes promesas democráticas, se había convertido ya en una dictadura comunista. Todas las libertades fundamentales habían sido eliminadas de la sociedad cubana, a mediados de 1960. Los medios de comunicación social independientes, ya estaban en manos de gobierno de Fidel Castro, que, además, no sólo había confiscado un año antes todas las propiedades norteamericanas, sino también las grandes empresas cubanas, valoradas en 25 mil millones de dólares.
"Estados Unidos y Cuba siempre fueron aliados naturales, inclusive durante la Segunda Guerra Mundial, nada más lógico entonces que nuestros aliados cooperaran con nosotros en la tarea de conseguir la libertad de nuestro país", señala Sergio G. Díaz, quien ocupó uno de los puestos de combate en Bahía de Cochinos, como miembro de la brigada.
Para esa fecha, "las armas que fusilaban a nuestros amigos y familiares eran armas soviéticas, usadas sin escrúpulos por el régimen comunista", puntualiza Godoy como defensa ante la acusación de que los expedicionarios fueron entrenados por la CIA.
Mario Muxó era en 1961 un estudiante romántico para quien la libertad y la democracia eran elementos decisivos para el bienestar de Cuba.
"Decidí enrolarme en la invasión porque pensé que algún día me casaría y tendría hijos, y si no iba a Girón mis hijos me podrían preguntar: 'papá, ¿dónde tú estabas ese día?'. Mi familia y mis profesores me habían inculcado principios cívicos muy profundos respecto a lo que es justo o injusto", cuenta Muxó, quien participó en la expedición como paracaidista sin ningún entrenamiento e hizo el primer salto de su vida directamente sobre los pantanos del sur de Cuba.
Para Fernando Marquet que desembarcó con la brigada a la edad de 18 años, el suceso "fue la única oportunidad que se ha presentado de liquidar el comunismo en Cuba, ya que antes y después de la invasión no existía ni existe dentro de la isla, ningún mecanismo para darle espacio a aquéllos que no estén de acuerdo con el sistema".
Foto y texto:
http://www.contactomagazine.com
Jesús Godoy recuerda el momento en que fue parte de la expedición de Bahía de Cochinos, Cuba, en abril de 1961, como el episodio más importante de su vida. Por esa fecha, creía firmemente que la permanencia en el poder de Fidel Castro era cuestión de días.
Casi medio siglo después, Godoy y sus compañeros de armas no han podido ver su sueño hecho realidad.
"Me enorgullezco de haber ido a Girón (Bahía de Cochinos), lo hice por principios. Yo era un joven pobre, de extracción campesina, que quería un país libre porque nos lo habían arrebatado, y muchos de mis amigos estaban encarcelados injustamente", narra Godoy.
El 17 de abril de 1961, alrededor de 1,200 hombres que se habían entrenado en Guatemala desembarcaban en el sur de Cuba como parte de la Brigada de Asalto 2506. Su objetivo: derrocar por medio de las armas al gobierno de Castro, que había llegado al poder en enero de 1959 como resultado de una revolución popular y en sólo meses había tomado una serie de medidas que ponían de manifiesto el carácter comunista del castrismo.
La clave para que los grupos internos de la resistencia y el personal de apoyo en Estados Unidos y Guatemala supieran que la invasión había comenzado, eran cuatro palabras simples: "el pez es rojo".
Tres días después del comienzo de la invasión, sin el apoyo aéreo prometido por Estados Unidos, los expedicionarios sucumbían ante el fuego de más de 20 mil hombres que combatían del lado de Castro, quien calificó el hecho de "la primera gran derrota del imperialismo yanqui en América".
Aun cuando la invasión fue desarticulada, el precio que tuvieron que pagar las tropas cubanas fue demasiado alto. Cifras no oficiales coinciden en afirmar que murieron 118 brigadistas, y 1.200 fueron capturados. Del lado de Castro murieron 176 soldados del ejército regular, y más cuatro mil combatientes de las Milicias Nacionales Revolucionarias también perdieron la vida o desaparecieron en el inhóspito campo de batalla.
La expedición se había preparado durante el gobierno del presidente norteamericano Dwight D. Eisenhower, que rompió relaciones diplomáticas con Cuba el 3 de enero de 1961, luego de varias confrontaciones políticas con el gobierno revolucionario de los Castro. La crisis entre ambos gobiernos comenzó a partir de la expropiación de todos los bienes estadounidenses en Cuba por valor de unos mil millones de dólares de aquella época, hacia el verano de 1960. En noviembre de ese mismo año, John F. Kennedy es elegido presidente y toma posesión de su cargo días después de que Eisenhower suspendiera las relaciones con Cuba. La invasión estaba programada originalmente para la ciudad de Trinidad, en la entonces provincia de Las Villas, pero a última hora se decidió hacerla por Bahía de Cochinos, un pantano situado en la Ciénaga de Zapata, al sur de Cuba. También se había prometido apoyo aéreo a los expedicionarios, que nunca se produjo. Algunos historiadores cuentan que Kennedy intentó detener la operación, pero los brigadistas se negaron. Después de este incidente, se atribuye a Kennedy una frase privada que ha herido la sensibilidad de los anticastristas: "si lo que ellos quieren es ir a Cuba, suéltenlos en Cuba".
Godoy y sus compañeros sufrieron no sólo el revés militar sino también epítetos humillantes, como el de "mercenarios al servicio de Washington" y "traidores a la Patria".
Con el propósito de descalificar a sus oponentes, Castro ha enfatizado el hecho de que los expedicionarios fueron entrenados por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos, lo cual es cierto.
Pero los miembros de la Brigada 2506 se defienden con otro argumento: entre julio y octubre de 1960, meses antes del desembarco, Castro había recibido ya alrededor de 22 mil toneladas de armamento procedente de la Unión Soviética y otros países comunistas, y Cuba iba camino de convertirse en un satélite de Moscú, en medio de la peligrosa Guerra Fría. La revolución popular de 1959, que hizo grandes promesas democráticas, se había convertido ya en una dictadura comunista. Todas las libertades fundamentales habían sido eliminadas de la sociedad cubana, a mediados de 1960. Los medios de comunicación social independientes, ya estaban en manos de gobierno de Fidel Castro, que, además, no sólo había confiscado un año antes todas las propiedades norteamericanas, sino también las grandes empresas cubanas, valoradas en 25 mil millones de dólares.
"Estados Unidos y Cuba siempre fueron aliados naturales, inclusive durante la Segunda Guerra Mundial, nada más lógico entonces que nuestros aliados cooperaran con nosotros en la tarea de conseguir la libertad de nuestro país", señala Sergio G. Díaz, quien ocupó uno de los puestos de combate en Bahía de Cochinos, como miembro de la brigada.
Para esa fecha, "las armas que fusilaban a nuestros amigos y familiares eran armas soviéticas, usadas sin escrúpulos por el régimen comunista", puntualiza Godoy como defensa ante la acusación de que los expedicionarios fueron entrenados por la CIA.
Mario Muxó era en 1961 un estudiante romántico para quien la libertad y la democracia eran elementos decisivos para el bienestar de Cuba.
"Decidí enrolarme en la invasión porque pensé que algún día me casaría y tendría hijos, y si no iba a Girón mis hijos me podrían preguntar: 'papá, ¿dónde tú estabas ese día?'. Mi familia y mis profesores me habían inculcado principios cívicos muy profundos respecto a lo que es justo o injusto", cuenta Muxó, quien participó en la expedición como paracaidista sin ningún entrenamiento e hizo el primer salto de su vida directamente sobre los pantanos del sur de Cuba.
Para Fernando Marquet que desembarcó con la brigada a la edad de 18 años, el suceso "fue la única oportunidad que se ha presentado de liquidar el comunismo en Cuba, ya que antes y después de la invasión no existía ni existe dentro de la isla, ningún mecanismo para darle espacio a aquéllos que no estén de acuerdo con el sistema".
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