Texto: Marisel
Vizoso
El Cobre, arquidiócesis de Santiago de Cuba, 11 de febrero de 2012
Justo en los albores de este año Jubilar que celebramos los
cubanos por los cuatrocientos años del hallazgo y presencia de la Virgen de la
Caridad en nuestro pueblo, se inscribe la celebración especial por el Día del
Enfermo, en la fiesta de Nuestra Señora de Lourdes, a treinta años de haber sido
instituido por el muy recordado beato Juan Pablo II.
Para aquellos a
quienes tuvo en primacía de atención Jesús desde el comienzo de su ministerio va
esta Jornada, y para esta fiesta contamos con la celebración Eucarística
presidida por Mons. Juan de la Caridad García, arzobispo de Camagüey y
concelebrada por el padre Rafael Ángel López-Silvero, párroco de la SBM Iglesia
Catedral, y el padre José Manuel Hernández, párroco de Cristo Rey, de Santiago
de Cuba; estuvieron presentes los diáconos permanentes Miguel Ángel y Félix
Humberto, de Camagüey y Santiago de Cuba respectivamente.
Peregrinos de
las diócesis de Camagüey, Bayamo-Manzanillo y Guantánamo-Baracoa nos honran con
su visita. Numerosa la primera, con unas noventa ycinco personas, más pequeñas
las otras, con treinta y cinco y cuarenta y ocho respectivamente. Personas
algunas con grandes problemas de salud y discapacidades, superadas éstas por la
voluntad y el deseo de acudir a los pies de la Madre en ofrenda viva y muy
elocuente.
Nombrarlos a todos haría la lista inmensa, pero es
imposible obviar algunos nombres: Entre los fundadores del Equipo Nacional de
PAS se encuentran presentes el Hno. Manuel Cólliga OH y Emilia Rodríguez Vedo
(Emilita), así como otros miembros actuales, la Hermana Beatriz Neyra Márquez,
Dominica de la Presentación; la Dra. Gredel Sueiro Fernández y Rosa María del
Castillo. Inestimable la colaboración de las “sorellas” María Isabel, Arianna y
Ana María, Hermanas de la Caridad del Cardenal Sancha; Sor Ida Liset, de las
Siervas de María; la Hna. Jeannine Paquin sscm y la Hna Dípica de las Siervas
Misioneras del Espíritu Santo.
Describir lo acontecido implica
rememorar el plenilunio de la luna llena, cuando a las tres de la mañana nos
avisaron que ya estaban en Palma Soriano los peregrinos de Camagüey. Por más que
corrimos, ya nos encontramos con ellos en el parqueo de la
hospedería.
La nutrida representación superaba las expectativas: un
gran número de personas en sillas de ruedas, andadores y bastones, otro grupo de
enfermos con diversas restricciones y discapacidades, que nada tenían de
concordancia con los rostros que observábamos: alegría, emociones por el
reencuentro en los predios de la Madre, alguno por estar por vez primera en su
larga vida donde Ella. ¡Júbilo!
Permeados por el espíritu jubilar
traen cantos, bailes, poemas, oraciones.
Ayudados por los jóvenes que
los apoyan y el equipo médico integrado por dos doctoras, dos enfermeras y una
farmacéutica, se acomodaron rápidamente en el salón de la hospedería y ¿se
dieron al descanso?, ¡no!... a cantar acompañados por Osmany y su guitarra
cantos a la Virgen: Hoy te quiero cantar, Mi Veneración, Hoy he vuelto,
Guantanamera. Gustavo Maturel Santos desde su silla de ruedas ofreció su
musicalización de "Bendita sea tu pureza" y de su propia inspiración Primera Madre
acompañándose con su guitarra. Se hace un recordatorio especial a Mons.
Adolfo, (inolvidable Arzobispo de Camagüey, Mons. Adolfo Rodríguez Herrera).
…¡Ahora corren a vestirse los Mambises y las Amazonas que portan
banderas cubanas y una tela en que se lee: “Camagüey a los pies de la Caridad”!,
encabezan la procesión que inician superando los más inimaginables obstáculos de
la vía en reparación. Con la Salve invita monseñor Juan a caminar y luego cantan
Virgen Mambisa, y así orando y cantando llegan a las puertas del Santuario,
cantan La Salve y oran… Dios te salve María…
Al llegar ante las
puertas del Templo, Mons. Juan convocó: ”Preparemos nuestro corazón para
encontrarnos con la Madre. Para ello no necesitamos muchas palabras. Este
encuentro extraordinario queremos que marque nuestras vidas, nuestras familias y
a los que nos rodean”. Llama a los que vienen por primera vez y los ubicó al
frente, invitó a orar el Padre Nuestro y cantan Santa María del Camino y luego
Las Mañanitas a la Virgen. En una exquisita catequesis el Arzobispo fue
invitando a hacer primero el saludo del Ángel a María, luego el saludo de Santa
Isabel a María y más adelante a saludarla tres veces “como nos enseñaron
nuestros mayores”.
A las seis y treinta fueron abiertas las puertas
del Templo y una vez traspuesto el umbral, alguno cantó, más pronto, el
encuentro personal convocado se fue haciendo patente y cada uno y cada una logró
ese momento en el silencio por la evidencia de sus gestos. Las palabras de
monseñor Juan volvieron a escucharse para invitar a decir a coro la oración de
los Peregrinos Enfermos a Nuestra Señora de la Caridad del Cobre que traían
impresa, como culminación de este primer momento.
Como odisea
denominaremos el traslado a la Casa de Retiro y Convivencias de aquellos
titanes, que sin apenas signos de molestias cooperaban ante los obstáculos, y
luego del desayuno pasaron al Salón… y de nuevo cantos, bailes,
oraciones.
En tanto, esperábamos el arribo de las otros grupos de
peregrinos... Bayamo-Manzanillo llegó con treinta y cinco personas y sus
representantes: la Hna Beatriz Neyra, la Hna Dípica y Adalberta Álvarez Ramón.
La diócesis de Guantánamo-Baracoa con la Dra. Gredel Sueiro Fernández
responsable de PAS, llegaba con cuarenta y ocho personas. A los que se sumaron
los cobreros.
Una vez presentes los convocados, comenzó la Eucaristía
a las once de la mañana con la monición inicial de la Hna. Sor Ana
María.
Momento de gran emoción fue el de las ofrendas que le hicieron
las diócesis a la Madre una después del saludo inicial y el acto
penitencial:
-Camagüey, en las manos de Mery Ortega y Roberto Álvarez
Fleites, en sus cincuenta y dos años de fidelidad conyugal, portaban el tinajón,
símbolo de la provincia, proverbial depósito de agua para el sustento de las
familias y que le da a la ciudad el nombre: “Ciudad de los tinajones”.
-Bayamo-Manzanillo:Fruto del arte más puro del pueblo, portaba una niña una
pintura con dos símbolos patrios: la Bandera y la Palma Real. Esta niña enferma
lo ofrece a María.
-Guantánamo-Baracoa le ofrece un cuadro con la Cruz de
la Parra, símbolo de la Evangelización de nuestra tierra, clavada por el
Almirante Cristóbal Colón en su primer viaje a Cuba.
-La Comunidad de El
Cobre, en ofrenda viva, presentó a Miguel Hernández en representación de todos
los enfermos de la comunidad, llevado en su silla de ruedas por su
visitadora.
-La arquidiócesis de Santiago de Cuba le ofreció el Escudo de
la Ciudad, impuesto por el Rey de España al declararla ciudad y en el que se
lee:“A la muy noble y muy leal” y que les da a todos la bienvenida.
En su homilía, tras ser proclamado el Evangelio según San Juan con el primer
milagro en Caná de Galilea, monseñor Juan comenzó diciendo: “Veo calma,
descanso, sonrisas, y es que la Virgen nos mira con ojos de Madre”.
Y
continuó: “No hay dudas de que las madres quieren más al hijo enfermo que al
sano. No hay dudas de que las madres quieren más al hijo descarriado que al
ordenado, pues tanto el enfermo como el descarriado son los que más necesitan de
su amor. La Virgen nos muestra a Jesús y a la Cruz. Nos la muestra para que nos
volquemos a Jesús para llevar nuestros sufrimientos. Hay un llamamiento de
Jesucristo para todos los enfermos para ofrecer nuestros
sufrimientos”.
“La iglesia nos pide al comenzar la Cuaresma, no pasar
de largo ante el sufrimiento de los demás. Es cierto que es posible que sintamos
sobre nuestras cabezas el peso de un tanque de cincuenta y cinco galones lleno
de agua, no es fácil. La Virgen nos muestra hechos y obras: Aceptó el anuncio
del Ángel y fue a visitar y a ayudar a Isabel. Allí se produjo el encuentro de
las dos Madres, la Virgen con Jesús dentro de ella y Santa Isabel con Juan el
Bautista dentro de ella”.
“En esta Cuaresma y Semana Santa estamos
invitados a poner en práctica las Obras de Misericordia, las Corporales y las
Espirituales”.
En especial las corporales, recordó, invitan a visitar
al enfermo, dar de comer al hambriento, de beber al sediento, acogida al
peregrino, visitar al preso, “y a la madre del preso”, acotó, “ya que ésta nunca
lo abandona”. Así mismo recordó las obras de misericordia espirituales: enseñar
al que no sabe, dar buen consejo al necesitado, corregir al que se equivoca,
perdonar las ofensas…
Y oró al final de la Homilía: “Que esta mirada
de esta mañana la sintamos todos los días de nuestra vida”.
Luego de
la Comunión y en Acción de Gracias, Gustavo Maturel cantó de su inspiración
“Gracias Señor”, y muchos de los presentes nos emocionamos.
Finalizó
la Celebración Eucarística con el canto en latín del Salve Regina, poniendo
broche de oro al servicio del Coro de Camagüey.
Gracias, Sonia, por enviar este emotivo recuento.
(Información remitida por Sonia Agüero)