25 de julio de 2015

Los comunistas prefieren Miami

 
Los comunistas prefieren Miami

Fernando Dámaso

A finales de la segunda década de la República, y hasta los años 80 del siglo pasado, para los comunistas cubanos visitar Moscú era tan importante, como para los cristianos Jerusalén o para los musulmanes La Meca. La Plaza Roja y el Mausoleo de Lenin constituían hitos trascendentales de su preparación ideológica. Por aquellos años, se entrenaban políticamente en la Unión Soviética y también enviaban a sus hijos y nietos a prepararse en la misma, con el objetivo de enfrentar y derrotar juntos al capitalismo y al imperialismo.

Años después, con los fracasos del socialismo real,  la caída del Muro de Berlín y la desaparición de la Unión Soviética y del denominado campo socialista,  muchas cosas cambiaron. Miami, hasta entonces repudiada, considerada "la capital de la mafia anticubana" y un importante "centro de la contrarrevolución", comenzó a atraer la atención de los comunistas cubanos. Muchos de ellos, algunos hasta figuras importantes del Gobierno, ya tenían a sus hijos y nietos "rebeldes" de ambos sexos residiendo en ella y, superados los primeros traumas ideológicos, aceptaron las remesas que estos les enviaban, las cuales les permitían disponer de tiempo, sin preocupaciones económicas, para continuar "defendiendo rodilla en tierra" su ideario comunista, aunque viviendo como capitalistas.

En los primeros años se cuidaba la forma, por el "qué dirán" y porque "en silencio ha tenido que ser", y la existencia de estos familiares cercanos "apátridas" viviendo en la "ciudad  enemiga" se ocultaba celosamente, pero con los viajes de allá para acá y de aquí para allá, más la internet, estos secretos de familia se volvieron de dominio popular.

Aunque aún se aplica a los militantes del Partido la absurda prohibición de recibir y convivir con sus familiares "apátridas" cuando estos visitan Cuba, las formas de burlarse de ella abundan y son puestas en práctica diariamente, tanto por los comunistas del "aparato" como por los de "a pie". Para algo sirve la doble moral.

Últimamente, con el mejoramiento de las relaciones y la próxima apertura el día 20 de las respectivas embajadas en La Habana y Washington, la preferencia por Miami se ha exacerbado entre nuestros comunistas, dejando de lado a España, México y otros destinos turístico-políticos anteriores. Ahora sueñan con visitarla al menos una vez, y hasta sus hijos y nietos de uno y otro sexo, que residían en otras partes del mundo, han iniciado su acelerado traslado hacia la "ciudad mafiosa". Nuestros comunistas parecen haber dejado de "comer candela" y prefieren comerse una buena McDonald's. Sus mayores preocupaciones actuales son dos: que el Partido los autorice y que la embajada norteamericana les otorgue la visa.

Aquí parece funcionar aquello de que "la fruta prohibida resulta ser la más apetecida". Si con Adán y Eva sucedió, ¿por qué no iba a suceder con nuestros comunistas?  Tal vez piensen, con razón: "En definitiva, Miami es la ciudad cubana más moderna y desarrollada, además de más poblada después de La Habana… y no se encuentra tan lejos".        

Reproducido de El Timbeque > diariodecuba.com

24 de julio de 2015

¿Qué hacen los cubanos en sus vacaciones de verano?


Playa Santa Lucía, provincia de Camagüey
 
¿Qué hacen los cubanos

en sus vacaciones de verano?
Alejandro Rodríguez

Especial para BBC Mundo

 
Lo que un poeta cubano llamó “la maldita circunstancia del agua por todas partes” tiene una ventaja para los cubanos: todo el mundo vive aquí a menos de 150 kilómetros de la playa más cercana.
 

Durante los meses de julio y agosto hace más calor que de costumbre, y es como si la gente sincronizara sus posibilidades de salir de vacaciones a refrescarse en las playas o ríos del país. Podría parecer que no hay diferencias con el verano de otros países.
Pero aquí hay otras realidades: ir de vacaciones a visitar otro país es casi impensable (el salario promedio es de US$ 20, y muy pocos países dan visas de turismo a los cubanos), y hospedarse en los hoteles de la isla es un lujo.
 

Opciones como el turismo cultural no parecen despertar demasiado interés: pocas veces se escucha de alguien que decidió irse a conocer aquella región del país donde no había estado antes y donde no tiene familiares o allegados.
 

Pero julio y agosto son también meses en que los servicios públicos se encuentran al borde del colapso: el transporte y la gastronomía se sufren como nunca. Es temporada ideal para quienes lucran en las terminales de ómnibus con la venta de pasajes a sobreprecio.
 

En la playa Santa Lucía, provincia de Camagüey, las autoridades recién han colocado “sombrillitas” artesanales para el disfrute público. Asimismo un pequeño puente de madera intenta proteger la duna ante el paso de los bañistas.
 

Era algo que se reclamaba desde hace tiempo. Cinco años atrás hice un reportaje para el periódico de la provincia donde señalaba la ausencia de sombra, servicios higiénicos y protección medioambiental. El mismo problema se estuvo reclamando durante todos los veranos siguientes, y es probable que también desde mucho antes.
Las áreas residenciales de Santa Lucía parecen más un pueblecito pesquero— sin embarcaciones, ni pescado ni pescadores—, que un destino recreativo: su potencial está secuestrado por carencias materiales y trabas legales de todo tipo. Igual que en otros contextos, los supuestos encargados de proteger el medio ambiente han preferido custodiar la burocracia y el inmovilismo, antes que ceder espacios legítimos al desarrollo local sostenible.
 
Y hoy la playa es la misma que hace 20 años: apenas se nota la presencia del hombre, tanto en el buen sentido como el malo. En otro tramo se encuentran los hoteles a los que los ciudadanos cubanos no pudieron acceder durante mucho tiempo por el simple hecho de ser cubanos.
Pero ahora el panorama ha cambiado y cada vez más nacionales se acercan a las ofertas veraniegas de “todo incluido” que promueven agencias estatales de turismo.

Aunque los costos de un hotel siguen siendo prohibitivos para el bolsillo de las mayorías, muchos prefieren ahorrar y disfrutar un par de días con calidad, antes que irse al “campismo popular”, cuyas tarifas son más económicas.
 

El campismo es una variante caribeña del turismo de naturaleza, casi siempre junto a las márgenes de algunos ríos, que reemplazaba la imposibilidad de alojarse en los hoteles. Sin embargo la crisis económica pronto melló la idea original y junto al confort de las instalaciones se fue perdiendo la aceptación popular.
 

También, en teoría, ya los cubanos podemos viajar como turistas a otros países del mundo. Pero hay una lista extremadamente reducida de naciones que no exigen visado previo.
 

Entre ellas se encuentran Rusia, Serbia, Mongolia, Georgia…. Y en el área geográfica más próxima solo Ecuador y un par de islillas del Caribe están abiertos a la visita de cubanos.
 

Conversando sobre el tema un amigo pone fin a la discusión porque “¿quién se va a creer la figura de un cubano turista?”
 

Aquello de que en Cuba vivimos con 25 dólares al mes es ciertamente un exceso: casi todos encuentran “entradas alternativas” al deprimido salario promedio mensual.
 

Pero la cifra real tampoco anda muy alejada, y con diplomas del Partido Comunista o reconocimientos de Vanguardias no se pueden pagar billetes de avión ni facturas en los hoteles del extranjero.
 

Luego es definitivamente una bendición que tengamos la playa tan cerca.
 

Para lo que no sirve de nada esa “maldita circunstancia del agua por todas partes” es a una supuesta dieta marina que alguien pudiera asociar inocentemente a la cocina de la Isla…
 

En nuestro caso solo Dios y un puñado de extranjeros pueden dar fe de un buen plato con langostas.

23 de julio de 2015

¡Seis años ya!


¡Seis años ya!

¿Valdrán la pena, o no?  Escribo pena aunque no me apene ni me abrume ni me canse  el llenarte de comentarios y lanzarte al mundo: lo he disfrutado todo este tiempo. En todo caso pienso que, de todos modos, alguien te leerá de vez en cuando y compartirá  o discrepará de lo que lea. De eso se  trata.  Así es que no te queda de otra sino seguir viviendo mientras yo agradezca a quienes te buscan en sus computadoras, te visitan y a lo mejor te leen. Que a todos, de veras,
¡les agradezco!

22 de julio de 2015

Nutritiva e ideal para el verano:

 
Ensaladilla rusa

La ensalada rusa, también conocida como ensalada Andrés, es un plato típico de Rusia.   Se elabora con patatas y puede combinarse con otras verduras, atún o pollo. Según cuenta su historia, la receta original fue elaborada en los años 1860 por Lucien Olivier, el chef del restaurante Hermitage, muy conocido en Moscú por entonces.

 Pese a la popularidad de la ensalada en España, donde se hizo indispensable en las mesas españolas durante los difíciles años de la posguerra con el nombre de “ensaladilla rusa”, su origen es realmente ruso. Fue creada en los años 1860 por Lucien Oliver, chef del restaurante Hermitage,  que pronto hizo de este plato su seña de identidad. La versión original se servía fría y llevaba una especie de vinagreta.    A esta receta la denominan en otros países ensalada Olivier en honor a su inventor. Los ingredientes que empleaba la receta original de Olivier eran caros (por ejemplo empleaba carne de venado) y su composición así como su preparación eran un secreto oculto tanto por Olivier como por la familia que regentaba el Hermitage.

Cuando el restaurante cerró en 1905 la receta original se perdió inexorablemente, siendo imposible reproducirla hoy en día debido a la inexistencia de documento o receta que describa su elaboración exacta.

Pero el plato trascendió más allá de los Urales y se expandió a Ucrania,  donde se le agregaron ingredientes más baratos tales como guisantes  tiernos y pepinillos, y el venado fue sustituido por pollo.  

Actualmente es uno de los platos que más se consumen en Rusia, quizás por no ser un plato laborioso y con el cual se pueden saciar suficientes comensales en las festividades familiares. El plato tiene diferentes variantes. En las ciudades cercanas al extremo oriente de Rusia  le agregan arenque y también pepinos no encurtidos. En el sur de Rusia,   en las inmediaciones de Volgogrado,   le añaden vinagreta y zanahoria.

En España existen numerosas variantes de este plato ideales para vegetarianos que pueden o no llevar atún, y hasta se hacen con veganesa (mayonesa sin huevo).   En Salamanca, en Zamora y Palencia existe una tapa  típica denominada la "paloma", ensaladilla rusa servida en corteza de trigo. En la región de Murcia   existe una tapa  muy extendida llamada "marinera" que consiste en una rosquilla alargada (hecha con masa de pan) con una porción de ensaladilla rusa encima, coronada por una anchoa. También está la variante sin anchoa, la "bicicleta", o la variante con boquerón: el "marinero".

Entre las muchas recetas diferentes de una buena ensaladilla rusa, hemos escogido la siguiente, de Karlos Arguiñano:

Ingredientes  

Para 4 personas:

2-3 patatas (450 g)
4 zanahorias
2 huevos
20 aceitunas rellenas
3 cucharadas de guisantes
½ taza de mayonesa casera
2 latas de atún en aceite
sal
perejil

Elaboración

Pon las patatas, limpias y con piel, a cocer a fuego suave en una cazuela con agua fría. Pela las zanahorias y añádelas. Déjalo cocer durante 25 minutos. A los 25 minutos de cocción introduce los huevos, 1 cucharada de sal y deja cocer 10 minutos mas.

Escurre el agua y deja que se temple todo. Reserva las zanahorias en un plato y pela las patatas y los huevos. Pica las patatas y los huevos en daditos. Corta las zanahorias en trocitos pequeños. Corta las aceitunas por la mitad y luego finamente.

Pon todos estos ingredientes en un cuenco grande, agrega los guisantes y el atún desmigado. Incorpora la mayonesa, mezcla suavemente. Pruébala, pon a punto de sal y sirve. Adorna con perejil.

20 de julio de 2015

Los límites del perdón


Los límites del perdón

Rev. Martín N. Añorga

Sin justicia no habrá futuro del que nos sintamos orgullosos, ni se habrá cumplido con los que han dado su tiempo y sus recursos, y los más costoso de todo, sus vidas.

El perdón es un sentimiento sobre el cual no puede legislarse. Hoy día, sin embargo, cuando en el exilio bregamos con el tema del restablecimiento de las relaciones diplomáticos entre Estados Unidos y Cuba, hay los que quieren apuntar al perdón como apropiada condición para que estas relaciones logren el objetivo de armónica convivencia entre ambos países.

Vamos a dilucidar algunas nociones relacionadas con el perdón que consideramos oportunas, pero primero permítasenos analizar brevemente el tema de las relaciones.

Creemos que el presidente de Estados Unidos, al igual que lo ha hecho el tirano Raúl Castro, tiene derecho a exponer sus demandas, algo que no ha intentado. Castro ha reiterado que el régimen bajo su dominio no está sujeto a modificación alguna. Las relaciones, pues, no coinciden ideológicamente, lo que mantiene a Cuba en una innegociable confrontación con el exilio militante.

El exilio no es una entidad monolítica. Sabemos que muchos cubanos creen que la hora es la de esperar los resultados de los drásticos cambios que se han insertado en el acontecer histórico de más de medio siglo. Los que esperan el desgaste de la tiranía castrista y la auto demolición del régimen por la fuerza de la presencia pacífica de Estados Unidos en la Isla estiman que los exiliados debemos contribuir con un proceso conciliador en el que la práctica del perdón es esencial.

Volvamos al tema del perdón. ¿Qué derecho tenemos de pedirles a las víctimas del régimen revolucionario de Cuba que extiendan sus brazos en nombre de una imposible amistad pregonando un perdón que no puede echar raíces en los corazones? Los familiares de los fusilados, los torturados, los presos a los que les han robado los mejores años de sus vidas, las familias divididas, los millones de exiliados que se han visto obligados a fabricarse surcos en tierras ajenas no pueden prodigar el perdón, y nadie, en nombre de ellos, puede ofrecerlo. El perdón no se maneja en tercera persona.

Yo quisiera creer en un futuro de paz y armonía para mi patria; pero al mismo tiempo creo que a menos que se aplique el veredicto de la justicia a los grandes culpables de los innumerables crímenes cometidos, no puede haber solución de paz. Perdón y justicia son dos vocablos inseparables.

No estamos proponiendo la revancha sangrienta, la guerra estéril ni el linchamiento en las vías públicas. Lo que queremos enfatizar es que al pueblo cubano hay que darle garantías de que la justicia no va a ser burlada ni exonerados los que merecen un apropiado pago por su culpabilidad. El perdón es para restaurar relaciones rotas, romper hábitos malévolos y establecer nuevas rutas de convivencia respetuosa y creativa. No para regarlo al voleo ni exigirlo incautamente de aquellos que tienen para siempre el corazón quebrantado por las ignominias sufridas.

Habrá quien proclame que el cristianismo promueve el perdón, y que Dios no permite ni la venganza ni los resentimientos. Para discurrir sobre estos conceptos habría que entrar en el campo de la teología. Jesús perdonó desde la cruz a los que cometían, por ignorantes, el crimen de asesinarlo, y extendió su perdón al ladrón que compartía su suplicio porque éste tuvo la humildad de confesarse pecador. En el perdón divino prevalecen tres ingredientes, la confesión de la culpa, la experiencia del arrepentimiento y el deber de la reparación. No podemos superar el reglamento de Dios. El perdón, para que sea efectivo, tiene que ser un contrato entre el que lo da y el que lo recibe. Si ese contrato no existe, por la razón que sea, el que perdona siente el alivio de una carga que expulsa de su corazón, pero sin experimentar el gozo de ver la luz en el rostro de la persona perdonada.

Hemos oído la expresión “yo perdono, pero no olvido”. El perdón no es amnésico, guarda siempre la memoria del porqué de su existencia. Una madre pudiera, en un gesto brillante de su convicción cristiana, perdonar al criminal que atravesó de balas el corazón de su hijo, pero no podrá jamás olvidar ese penoso incidente que para siempre ha marcado de dolor su vida. En casos como éste, en que el perpetrador del crimen goza de impunidad, el perdón se limita a una dimensión unipersonal. Glorifica al perdonador sin limpiar la culpa del perdonado. Ya esto es misión de la justicia, que a veces es elusiva y otra, firme y determinante.

Estoy seguro de que a otros clérigos le han hecho la misma pregunta: “¿usted está dispuesto a perdonar a Fidel Castro?” Mi respuesta siempre es la misma, “si con humildad solicita mi perdón no sería capaz de negárselo; pero ese improbable hecho no pasaría de ser un ejercicio en el vacío”. La razón es simple, yo pudiera perdonar el mal que me han hecho; pero el mal que le hayan hecho a otros es responsabilidad de otros perdonarlo. El perdón no se mueve al nivel de la intercesión ni trabaja en tercera persona.

Oí decir a alguien que el exilio de hoy es viejo y que son pocas las personas que quedan para reclamar justicia y reparaciones. “El paredón ya es obsoleto, hablar del mismo es exprimir la historia”, decía alguien cuyo nombre no quiero recordar. Pensar que el crimen se diluye al correr los años de cometido es una profanación de la justicia. Quizás las más recientes generaciones no han experimentado el perverso e infame rigor de los días iniciales de la revolución y no estiman el dolor de hijos que no pudieron acudir a sus padres en las horas de la muerte, ni saben de los centenares de seres humanos prometedores y valientes que cayeron pegados sus cuerpos a zanjas en las que caían mutilados sus cuerpos por las asesinas balas de los pelotones de fusilamiento. No tienen derecho a reclamar armonía ni perdón los que no llevan en el alma las imborrables cicatrices de dolores que les han marcado para siempre el corazón a los inocentes martirizados por las injusticias de diabólicos malvados.

El perdón tiene sus límites, y no puede entrar en el absurdo lema de ”borrón y cuenta nueva”. Esa noción es complicidad con el malvado y sumisión ante los que han destruido la historia patria y han degenerado su confuso presente.

Cuba ha entrado en un nuevo convenio que para muchos en la Isla es una traición y una declaración silenciosa de derrota. Los manipuladores de la dictadura cubana quieren evadir el hundimiento del sistema y esperan de nosotros, los cubanos rebeldes e indoblegables, el gesto noble del olvido y la práctica caritativa del perdón. Pero para los patriotas firmes y convencidos esa no es la solución. Para Cuba, ni el perdón ni el olvido. La justicia es el supremo reclamo.

Sin justicia no habrá futuro del que nos sintamos orgullosos, ni se habrá cumplido con los que han dado su tiempo y su recursos, y los más costoso de todo, sus vidas.

¡Estemos todos listos a cumplir con el deber de perdonar, que queda reservado para la hora gloriosa en que la justicia brille de júbilo”!

19 de julio de 2015

Viaje alrededor del mundo



Fremantle y Perth

Por Mayra Montes

Hoy llegamos a Fremantle, un puerto que sirvió de entrada a muchos inmigrantes, incluyendo convictos ingleses, durante la colonización de Australia. Después del desayuno nos reunimos con el matrimonio español en el pasillo de salida del barco y cogimos un tren… alrededor de media hora, hacia la ciudad de Perth. Esta es una ciudad muy moderna y próspera, con amplias avenidas y rascacielos. Nos subimos en el bus Hop On Hop Off  pero en la primera parada, cuando el chofer trataba de salir, rasguñó levemente al autobús que estaba estacionado delante de nosotros por lo que nos devolvieron el dinero y decidimos caminar.

Frente al edificio del Parlamento
Paseamos por Kings Park donde podíamos ver desde arriba el distrito comercial de Perth y el Swan River. Tomamos fotos de la estructura de acero y cristal del  State War Memorial, donde se encuentran las campanas de la iglesia de St Martin in The Field’s de Inglaterra. Estas campanas han tocado pocas veces, solo en ocasiones muy especiales. Encontramos una calle empedrada encantadora llamada St George que recuerda a las calles del antiguo Londres, la cual está repleta de pequeñas tiendas de antigüedades y artículos para turistas.          

Como Juan Manuel no se sentía bien, él y Charo regresaron al barco pero nosotros nos quedamos, almorzamos en una cafetería del centro de la ciudad y nos pusimos al día con nuestros correos electrónicos. Luego regresamos al barco y llegamos justo a tiempo para oír misa. Más tarde  decidimos cenar en la cubierta del Lido ya que estaban ofreciendo un BBQ estilo australiano. Tenían carne de cocodrilo y de canguro además de las carnes convencionales y ensaladas. Estábamos cansados por lo que nos retiramos a la cabina temprano.

Hoy decidimos quedarnos en Fremantle y para nuestra sorpresa, éste es un pueblecito encantador lleno de historia y muy pintoresco. Fremantle tiene su área central repleta de pequeñas tiendas y plazas pintadas con alegres colores donde se encuentran niños jugando, a la vez que músicos y malabaristas abarrotan las calles y plazas con su arte callejero. Tiene una playa y una bahía muy bonita donde se puede comer “fish and chips” en cualquiera de los numerosos restaurantes que dan al mar. También Fremantle es la casa matriz de la copa ganadora del Américas Cup Yatch – Australia II.

Sin embargo, lo más significativo es Fremantle’s Prison –un sitio considerado
Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Este complejo estructural data del año 1855, y fue construido por los presos australianos que traían de Inglaterra en los tiempos de la colonia. Increíblemente, esta casa de horror continuó sirviendo como cárcel hasta el año 1991.

Caminamos de regreso -por un sendero en el parque– hacia nuestro barco, y a la 3:00pm todos los pasajeros –por segunda vez– tuvimos que participar de un simulacro de emergencia. Más tarde fuimos a escuchar música clásica por un rato, tocar el piano por otro rato y luego cenamos con nuestras amigas en la Fontaine. Fuimos al Showtime a las 10:00 pm y vimos a Annie Gong actuar. Es una joven de Tian Jin, en China que toca el acordeón; su presentación incluyó muchas piezas musicales desde tangos argentinos hasta música romántica francesa.       

Hoy febrero 23 estábamos supuestos a parar en Geraldton, el último puerto en Australia, sin embargo el viento estaba azotando muy fuertemente y el mar estaba demasiado picado para entrar al canal requerido, por lo que el Capitán decidió continuar hacia el próximo puerto de nuestro itinerario que es Benoa en Bali.