23 de septiembre de 2015

Sobreponiéndonos al miedo que nos separa



Sobreponiéndonos
al miedo que nos separaba

El temor y las tensiones que sintieron  los estudiantes son parte del omnipresente paisaje en que viven los cubanos: El obstáculo que se enfrenta a la cultura del diálogo y la reconciliación que propone el Papa mientras el gobierno sigue insistiendo en imponer su particular monólogo.  

El encuentro de los estudiantes de la Laurea en Humanidades, del Centro Cultural Félix Varela con el papa Francisco el pasado domingo, fue mas de lo que esperaban algunos. Hubo tensiones entre los estudiantes de la UCI (Universidad Ciencias Informáticas, oficial), la CUJAE (Centro Universitario José Antonio Echevarría, oficial) y la UH (Universidad de La Habana, oficial), impuestas por Gobierno como cordón de seguridad, y la Pastoral Juvenil. El cardenal se llevó una sorpresa y los asistentes al final lloraron.

Karolina Guillén, estudiante de segundo año del Centro Cultural Félix Varela, relata su experiencia:

«Salimos de la Plaza Cívica a pie para el Centro y cuando llegamos nos identificamos con una Oficial que  nos dijo esperáramos a Damián, un compañero de aula nuestro que estaba en el grupo de organizadores, nos vendría a buscar. Supuestamente debíamos estar en primera fila, pero los de la Seguridad se cuadraron y nos dijeron que no habría distinción y que entrarían primero los que habían llegado desde temprano».

El Oficial se refería a los estudiantes de la UCI y de la CUJAE que se encontraban apostados allí desde aproximadamente las 11:00 AM para un evento que sucedería sobre las 6:00 PM. Karolina agrega: «Y aunque Mónica, la secretaria del Rector, llamó para decir que ya todo se había arreglado, desde el inicio los de la Seguridad nos escondieron esa información. “Que si no sabían por dónde abrirían… que si se había cambiado la hora de la actividad…” En fin, pero eso ya se veía venir».

Karolina habla de la carta de inconformidad que desde el 1 de septiembre el Rector del Centro, Yosvany Carvajal, había redactado y hecho firmar a todos los estudiantes presentes en el acto de inicio de curso, donde se pedía que los jóvenes de la Laurea fueran señalados con distintivos. La carta, que había sido enviada al Arzobispado de la Habana, quedó sin respuesta.

El encuentro con el Sumo Pontífice lo había coordinado el Rector del Centro Cultural Félix Varela, y la idea inicial era hacer la actividad dentro de los muros del colegio aprovechando los pasillos que lo comunican con la Catedral de La Habana. Otro motivo para efectuar el encuentro allí  era que la Laurea es un nuevo proyecto educacional de estudios superiores avalado por la Congregación para la Educación Católica en el Vaticano.

Una carta de la FEU enviada al Cardenal Jaime Ortega pidiendo su participación en el evento provocó que la convocatoria se abriera a otros jóvenes. Sin embargo, la proposición de que la reunión se realizara en la colina universitaria no tenía ningún viso cristiano. «Tremenda hostilidad. ¿Tú sabes lo que es pedir que la gente vaya a ver al Papa bajo el lema: 'Hay que ir a ver al Papa, tenemos que ser mayoría"», comenta un joven católico, estudiante de la Universidad.

«Cuando nos dijeron finalmente que abrirían, no nos quedó más remedio que correr como salvajes para alcanzar un lugar», continúa contando Karolina. «A Lorena se le cayeron los espejuelos y no pudo regresar por ellos y otra estudiante se cayó y se quedó en el piso. Los primeros que llegaron a la valla que quedaba frente a la tarima donde hablaría el Papa abrieron espacio para los que quedamos atrás.  Nos empujaban a nosotros y nosotros los empujábamos a ellos. Hasta que los estudiantes de la Lauren logramos hacer un espacio. Éramos un grupo de quizás 40 personas que apenas nos podíamos mover». Y sigue testimoniando cómo los de la UCI y de la CUJAE, que formaban el cordón de seguridad, se podían confundir perfectamente con los de la Pastoral Juvenil, que nunca pudieron acordonarse como estaba previsto porque no se les permitió.

«Parecía que el objetivo era que ni siquiera pudiéramos ver», afirma Karolina. «Teníamos a nuestro alrededor un ambiente de tensión e intriga. En eso llega el jefe de Seguridad y le dice a uno de los del cordón: “Oye, si no se quitan, entonces a patá por los huevos”. Más tarde, el comentario era que una muchacha de un pulóver rojo le entregaría una carta al Papa. Y empezaron a buscar entre nosotros a alguien que nadie sabe a ciencia cierta si existía realmente».

Según Karolina Guillén, la diferencia entre unos jóvenes y otros se hizo notar    cuando los obispos pidieron un momento de meditación y de oración por el Papa, o por las consignas que se coreaban de "Arriba, arriba, juventud católica arriba", "Esta es la juventud del Papa", "Esta es la juventud de Cristo”, aunque dice que cuando comenzó el concierto de Martin Valverde y recordó lo que había pedido Juan Pablo II, en su visita: "que Cuba se abra al mundo", «todos nos empezamos a relajar». «Los del cordón, que parecían muy fieros, nos dieron espacio para que los que estábamos detrás pudiéramos hasta grabar; algunos cerraron las sombrillas que habían abierto por la llovizna y otros se intercambiaron, porque eran demasiado altos y no dejaban ver».

Cuenta Karolina que fue un día de mucha tensión. «Entre 4:00 y 5:00 AM habían detenido a un grupo de personas entre las que había niños de la Pastoral de Familia de Santa Rita, solo porque uno de ellos es miembro del grupo Cuba Decide y los demás llevaban pulóveres con mensajes cristianos pero con el logo de esa organización. Los mantuvieron en la estación de Boyeros y Zapata, hasta que por una gestión de Mons. Juan de Dios, obispo auxiliar de La Habana, los dejaron finalmente llegar a la Plaza».

«En un inicio nos tenían prohibido tirar fotos y mostrar carteles", así que los llevábamos escondidos en las mochilas, pero cuando vimos que el Papa aún tenía energía para tomar notas del discurso que dio el representante de la Juventud Católica Universitaria, y que sus palabras hablaban de los sueños y de no quedarse “en la cola de la historia”, nos envalentonamos. Hubo un momento en que habló de dialogar con el Gobierno y alguien del público le gritó: 'Si nos dejan'. Aquello fue el detonante. Todos empezamos a gritar. Y entonces fue cuando levantaron un cartel que decía “Que Cuba se abra a los cubanos”. Había que verle la cara al Cardenal». Quienes tenían el cartel eran jóvenes laicos comprometidos que en más de una ocasión se le han encarado al Cardenal recordándole que él no es la Iglesia. 

«Hubo un momento en que todos éramos cubanos», termina contando Karolina. «Nos hizo sobreponernos al miedo que nos separa. Imagínate que te pongas a llorar y que creas que eres tú nada mas y que de repente mires al lado y todos estén igual que tú, incluidos algunos de la UCI que, a lo mejor, no tenían autorización para llorar».

Reproducido de CubaEncuentro.
Remitido por Joe Noda.

22 de septiembre de 2015

Los disidentes cubanos rogaron por ver al Papa

 
 
Disidentes cubanos
rogaron por ver al Papa
Por Mary Anastasia O’Grady
The Wall Street Journal
Lunes, 21 de Septiembre de 2015   

«La primera victoria que podemos proclamar es que no tenemos odio en el corazón. Por eso decimos a quien nos persigue y a los que tratan de dominarnos: ‘Tú eres mi hermano, yo no te odio, pero ya no me vas a dominar por el miedo».

Esas palabras fueron pronunciadas en 2002 por Oswaldo José Payá, un cubano católico y fundador del Movimiento Cristiano Liberación de la isla. Se dirigía al Parlamento Europeo, el cual le había otorgado el Premio Sájarov para la Libertad de Conciencia. Payá enfatizó su sueño de una reconciliación cubana:“Vamos juntos a buscar la verdad. Esa es la liberación que estamos proclamando”, señaló.

Payá era valiente, elocuente y dedicado al cambio por medios no violentos. Eso lo convirtió en alguien peligroso para el régimen. En 2012 fue asesinado cuando el auto que lo transportaba, según su conductor, fue sacado de la carretera por otro vehículo. El régimen de los Castro no permitió una investigación transparente del choque.

El movimiento disidente cubano que Payá energizó es esencialmente un movimiento católico. Su lucha por la dignidad humana está construida sobre una fe heredada de los primeros cristianos, que fueron perseguidos por la Roma pagana. Sus héroes también son acosados, golpeados, encarcelados, exiliados e incluso asesinados por expresar pacíficamente su amor por Dios y el prójimo.

Es por esto que la visita del papa Francisco a Cuba, que comenzó el sábado por la tarde y durará hasta el mediodía del martes, está generando controversia. Cualquier negativa a reconocer a los hombres y mujeres de la resistencia corre el riesgo de transformar el viaje en un golpe papal en el estómago a los devotos católicos de la isla. Sin embargo, el Papa no estaría en Cuba si Raúl Castro no hubiera pensado que este viaje sería bueno para la imagen del régimen. Para expresar solidaridad con los disidentes, el Papa tendría que ofender a sus anfitriones.

Las señales previas a la visita no fueron alentadoras para los inconformes. El Vaticano pasó meses preparando al público para un espectáculo coreografiado por Castro, su dictadura militar y el cardenal cubano Jaime Ortega. La semana pasada, Roma dijo que una reunión con el dictador emérito, Fidel Castro, era “probable”. Los activistas católicos que rogaban por una audiencia con el pontífice aún esperaban una respuesta.

Otro acontecimiento perturbador fue la declaración del cardenal Ortega de que la dictadura ya no tiene prisioneros políticos. Ese es un error monumental. La Comisión Cubana para los Derechos Humanos y la Reconciliación Nacional, una organización basada en Estados Unidos, informó en junio que ha documentado 71 prisioneros políticos. Es probable que el número sea mucho mayor. El código penal, creado a partir del de la Unión Soviética, hace que la mera apariencia de “peligrosidad” sea un delito. Cualquiera que no sea juzgado como suficientemente revolucionario puede, y a menudo es, encarcelado.

A principios de este mes el régimen anunció que en honor a la visita del Papa liberaría a 3.500 prisioneros de sus cárceles. Pero la dictadura dijo que aquellos que cometieron “delitos contra la seguridad del Estado” o el crimen de matar a una vaca para comer no formaban parte de la amnistía. En otras palabras: actos desesperados para alimentar a su familia o transgresiones políticas son imperdonables.

Los disidentes católicos no han perdido la esperanza de que el Pontífice los reciba. A principios de este mes, cinco activistas por la democracia se atrincheraron en la Catedral de San Rosendo, en la provincia de Pinar del Río, y difundieron un comunicado pidiendo derechos humanos y el apoyo de Francisco. Funcionarios de la iglesia los hicieron arrestar.

En el año en que los Castro asumieron el poder (1959) fusilaron a más de 1.000 hombres, muchos de ellos creyentes. Se dice que gritos valientes de “Viva Cristo Rey” resonaron en los patios de las prisiones justo antes de que se apretaran los gatillos. Poco después, sacerdotes y monjas fueron exiliados y Dios fue prohibido para abrirle espacio al marxismo.

La dictadura ha refinado sus métodos, transformando el martillo en un bisturí para controlar a la población. Ofensivas intermitentes contra individuos específicos y pequeños grupos para aterrorizar al resto son altamente eficientes. Sin embargo, gestionar su imagen internacional sigue siendo un reto.

A veces parece que la Iglesia estuviera siendo usada para ayudar a resolver este problema. El Vaticano desea enviar más sacerdotes a la isla para administrar los sacramentos y evangelizar. Los Castro pueden estar dispuestos a cooperar, pero a un precio: la autoridad moral del Papa no puede ser usada para condenar al Estado policial.

Es un intercambio desprolijo que no puede terminar bien para el Vaticano. El miércoles, el activista afrocubano Jorge Luis García Pérez “Antúnez,” que pasó 17 años en las mazmorras de los Castro, inició una huelga de hambre grupal llamada “Santo Padre, nosotros también somos Cuba” en su casa en la ciudad de Placetas. Para la tarde del domingo, el Papa se había reunido con Fidel mientras decenas de disidentes, incluyendo algunas mujeres del grupo católico Las Damas de Blanco, habían sido detenidos por tratar de ser reconocidos por el Papa.

Al cierre de esta edición, no había señales de que el Santo Padre extendiera su mano a almas marginalizadas como Antúnez. Las cosas podrían cambiar, pero de lo contrario, la partida del papa Francisco el martes dejará a muchos católicos decepcionados.

Misa dominical con merienda y pago por dia trabajado

 
Misa dominical casi a la cañona,
con merienda y pago por día laborado

Iván García Quintero, La Habana.

El compromiso religioso es nulo cuando la gente asiste casi a la cañona. Para no ‘señalarse’ y quedar bien con su centro de trabajo, máximo si le garantizan una buena merienda y le cuentan ese día como laborado

En Cuba casi todos recuerdan lo que estaban haciendo el 21 de enero de 1998. Esteban, quien trabaja en una fábrica de acero al sureste de la capital, rememora que caminó más de 15 kilómetros para presenciar la misa del Papa Wojtyla en la Plaza de la Revolución, el recinto sagrado del régimen verde olivo.

“Procedo de una familia católica, pero cuando Fidel llegó al poder, por miedo dejaron de acudir a misa. Juan Pablo II fue una especie de liberación personal, el reencuentro con mi iglesia, Dios y Jesús. Después, viajar a la Isla se ha convertido en una moda para el Vaticano. La visita de Benedicto XVI como la de Francisco I me ha parecido bastante insípidas. Más eco mediático que otra cosa”, señala Esteban, mientras se dirige a la misa con un retrato de la Virgen de la Caridad, Patrona de Cuba.

Desde la medianoche del 19 de septiembre, el servicio de transporte público en La Habana se interrumpió. Sandy y su novia Inés, asiduos a bailar música salsa en una discoteca del Vedado, tuvieron que cambiar de planes.

“Ya es habitual que cuando el gobierno se les ocurre montar una marcha o un evento multitudinario, las guaguas dejan de funcionar. La gente que tiene dinero debe moverse en taxi colectivo o autos de alquiler que cobran en divisas. Es una arbitrariedad. Tenemos que quedarnos en casa o ir caminando a donde queramos ir”, dice enfadado Sandy.

Aunque la visita del Papa Francisco fue todo un acontecimiento, el omnipresente control social que ejerce el Estado hacia sus ciudadanos levanta ronchas entre no pocos cubanos.

“Nos tratan como si fuésemos alumnos de primer grado o retrasados mentales. Lo bueno o lo malo que nos pueda pasar depende del gobierno. Y ya muchas personas estamos cansadas de cumplir orientaciones y órdenes”, expresa Marcial, sentado en el portal de su casa en Ayestarán, calle a tiro de piedra de la Plaza de la Revolución.

Cuando comenzó a ejecutarse la música coral sacra en el improvisado escenario frente al Teatro Nacional, flanqueado por la estatua de mármol de José Martí y una holografía del Che en el Ministerio del Interior, Yordanka y varias amigas con fotos de Jorge Mario Bergoglio y banderas amarillas y blancas del Vaticano, se pusieron a rezar en voz baja La liturgia de la palabra. Lo hicieron leyendo un plegable repartido por entusiastas voluntarios de la Iglesia Católica.

“Por supuesto que creemos en Dios. También en las deidades afrocubanas, como casi todo el mundo en Cuba. Mis compañeras y yo no vinimos tanto por devoción como por cumplir con ETECSA, nuestra empresa. A los que asistimos nos dieron una merienda y un refresco, que algunos después venden en 40 pesos”, confiesa Yordanka.

La presencia de agentes de la policía política vestidos de civil era evidente. Radioteléfonos en mano, miradas nerviosas a su alrededor,musculaturas forjadas en gimnasios y manos deformadas por la práctica de artes marciales, los delataban.

También fueron convocados cientos de miembros de las asociaciones del combatiente, una entidad paramilitar que suele participar en actos de repudio y golpizas a disidentes. Horas antes de comenzar la homilía, decenas de opositores y Damas de Blanco fueron detenidos o se les prohibió acudir a la ceremonia.

Berta Soler cuenta que el sábado 19, “Martha Beatriz Roque, Miriam Leiva y yo fuimos invitadas a la Nunciatura Apostólica, donde diversas personas iban a saludar al Papa. Ni Martha ni Miriam pudieron llegar. En mi caso, cuando me dirigía al lugar un operativo desmedido de la Seguridad de Estado me detuvo junto a mi esposo Ángel Moya”.

Una vez concluidos los saludos, las tres fueron liberadas. Alrededor de las cinco de la mañana del 20 de septiembre, una veintena de mujeres de la organización Damas de Blanco, entre ellas Berta, fueron conducidas a diferentes unidades policiales para impedir su asistencia a la misa habanera.

“Me pregunto cuál será la reacción del Papa y el Vaticano. El régimen dictatorial se abroga el derecho de otorgar autorización a los ciudadanos que pueden asistir o no a los eventos de Su Santidad. Es una muestra, otra más, de la intolerancia del gobierno. Espero que la opinión pública tome nota”, expresa Ángel Moya, integrante del Foro por los Derechos y Libertades.

Ya es habitual que la autocracia castrista secuestre actos religiosos, deportivos o musicales para su propio beneficio. Sea una misa papal o un concierto de Juanes.

Diseñar un panorama artificial tiene su costo. El compromiso religioso es nulo cuando la gente asiste casi a la cañona. Para no ‘señalarse’ y quedar bien con su centro de trabajo, máxima si le garantizan una buena merienda y le cuentan ese día como laborado.

Antes de que el Papa Francisco terminara su breve homilía, cientos de personas comenzaron a marcharse rumbo a sus casas. Y es que intentando quedar bien con Dios y con Castro, el cubano que desayuna café sin leche siente que es un actor secundario en esta historia.

Entonces la respuesta ciudadana es la desidia y las apariencias. Probablemente el Papa Francisco percibió algo de eso. A su rostro le faltó su alegría habitual.

20 de septiembre de 2015

María, la que desata los nudos 7º día de la Novena


María, la que desata los nudos

A iniciativa del Arzobispo de Miami, Mons. Thomas Wenski, la comunidad creyente ha sido invitada a preparar la visita del Papa Francisco a Cuba con una novena dirigida a la Madre de Dios en esta su advocación “Desatanudos”, una devoción muy querida y venerada por él. El propio arzobispo de Miami comenzó el rezo del primer día de la novena al finalizar la Misa con que se honró a nuestra Madre de La Caridad del Cobre. Palmas Amigas está publicando el texto para cada día de esta novena. 

Septimo nudo: el nudo de la falta de esperanza  

Oración para todos los días:

Señora, Madre de Dios y Madre nuestra, intercesora y abogada en todas nuestras necesidades espirituales y materiales, te pedimos que desates todos los nudos que aprisionan a nuestro pueblo cubano, los nudos de la falta de esperanza, del miedo, de la pérdida de Dios y de los valores de la fe, que nos ayudes a todos a romper las ataduras de la desconfianza, de la indiferencia y del pecado de no ver en el otro al hermano; de esperar mas de los poderes de este mundo que de la fuerza de Dios. Te suplicamos que nos ayudes a desatar, junto contigo, todos los nudos del mal, la injusticia y el pecado. Amén.  

 El mensaje del Evangelio conduce al amor,
a la entrega, al sacrificio y al perdón,
de modo que si un pueblo recorre ese camino,
es un pueblo con esperanza de un futuro mejor”.
Fragmento de la carta de los Obispos cubanos “La Esperanza no defrauda.

Te pedimos, Señora de la Caridad, que desates todos los nudos que  ahogan las esperanzas de tu pueblo; cambia los corazones de quienes oprimen las iniciativas y cierran las puertas al crecimiento social y personal de tus hijos, y haz que el Evangelio sea fuente y fuerza que provoque y mantenga esa esperanza siempre viva.                              

Por esas intenciones y las del Papa Francisco en su visita a Cuba, rezamos un Padre Nuestro, un Ave María y el Gloria al Padre.

Oración final para todos los días

Virgen de la Caridad del Cobre, Madre de Dios y Madre nuestra,
Reina y Patrona de Cuba, venimos ante ti
para presentarte con fe y amor
nuestras necesidades y anhelos.
Bendita seas, madre de todos los cubanos,
que desde tu brazo nos ofreces s tu hijo Jesús,
que por amor a nosotros y por nuestra salvación,
nació en Belén y murió en la Cruz,
y que resucitado y glorioso es Camino, Verdad y vida.
Santa María de la Caridad, discípula y misionera,
enséñanos a escuchar y a vivir según tu Palabra,
a no pasar indiferentes ante el sufrimiento humano,
a tender la mano para perdonar y ser perdonados,
a respetar a todos por amor, a superar la división,
el rencor y la enemistad, a unirnos como hermanos,
a ser mas humanos y mejores cristianos.
Enséñanos a amar y a vivir la caridad.
¡dichosa tú, Virgen de la Caridad!
Madre del Amor Hermoso, ruega a Dios por nosotros.
Amén.

María, la que desata los nudos (6º día de la Novena)

María, la que desata los nudos
A iniciativa del Arzobispo de Miami, Mons. Thomas Wenski, la comunidad creyente ha sido invitada a preparar la visita del Papa Francisco a Cuba con una novena dirigida a la Madre de Dios en esta su advocación “Desatanudos”, una devoción muy querida y venerada por él. El propio arzobispo de Miami comenzó el rezo del primer día de la novena al finalizar la Misa con que se honró a nuestra Madre de La Caridad del Cobre. Palmas Amigas está publicando el texto para cada día de esta novena. 

Sexto nudo: el nudo del egoísmo  

Oración para todos los días:

Señora, Madre de Dios y Madre nuestra, intercesora y abogada en todas nuestras necesidades espirituales y materiales, te pedimos que desates todos los nudos que aprisionan a nuestro pueblo cubano, los nudos de la falta de esperanza, del miedo, de la pérdida de Dios y de los valores de la fe, que nos ayudes a todos a romper las ataduras de la desconfianza, de la indiferencia y del pecado de no ver en el otro al hermano; de esperar mas de los poderes de este mundo que de la fuerza de Dios. Te suplicamos que nos ayudes a desatar, junto contigo, todos los nudos del mal, la injusticia y el pecado. Amén.  

“Las aspiraciones de superación personal deben ser atenuadas
para lograr así una sociedad civil vigorosa
que será siempre un bien necesario
para todo país que aspire a una prosperidad social
y económica sostenida por sólidos pilares morales y espirituales”.
Fragmento de la carta de los Obispos cubanos “La Esperanza no defrauda.

Te pedimos, Señora de la Caridad, que desates todos los nudos que llevan a pensar y actuar sin tener en cuenta las necesidades ajenas; llena de generosidad los corazones de todos tus hijos y permite que puedan actuar siempre con solidaridad para así construir una nación con todos y para el bien de todos.                             

Por esas intenciones y las del Papa Francisco en su visita a Cuba, rezamos un Padre Nuestro, un Ave María y el Gloria al Padre.

Oración final para todos los días

Virgen de la Caridad del Cobre, Madre de Dios y Madre nuestra,
Reina y Patrona de Cuba, venimos ante ti
para presentarte con fe y amor
nuestras necesidades y anhelos.
Bendita seas, madre de todos los cubanos,
que desde tu brazo nos ofreces s tu hijo Jesús,
que por amor a nosotros y por nuestra salvación,
nació en Belén y murió en la Cruz,
y que resucitado y glorioso es Camino, Verdad y vida.
Santa María de la Caridad, discípula y misionera,
enséñanos a escuchar y a vivir según tu Palabra,
a no pasar indiferentes ante el sufrimiento humano,
a tender la mano para perdonar y ser perdonados,
a respetar a todos por amor, a superar la división,
el rencor y la enemistad, a unirnos como hermanos,
a ser mas humanos y mejores cristianos.
Enséñanos a amar y a vivir la caridad.
¡dichosa tú, Virgen de la Caridad!
Madre del Amor Hermoso, ruega a Dios por nosotros.
Amén.

 

Palabras del papa Francisco en el Aeropuerto José Martí


Las palabras del Papa Francisco
en el recibimiento oficial al llegar a Cuba.

El acto, con fanfarria militar, salva de cañones y un discurso kilométrico de bienvenida por parte del mandatario cubano, comenzó con la ejecución de los Himnos Nacionales de Cuba y el Vaticano y concluyó con el Himno Invasor cubano.

Las breves palabras del Papa Francisco:

Señor Presidente,
Distinguidas Autoridades, Hermanos en el Episcopado,

Señoras y señores:

Muchas gracias, Señor Presidente, por su acogida y sus atentas palabras de bienvenida en nombre del Gobierno y de todo el pueblo cubano. Mi saludo se dirige también a las autoridades y a los miembros del Cuerpo diplomático que han tenido la amabilidad de hacerse presentes en este acto. Al Cardenal Jaime Ortega y Alamino, Arzobispo de La Habana, a Monseñor Dionisio Guillermo García Ibáñez, Arzobispo de Santiago de Cuba y Presidente de la Conferencia Episcopal, a los demás Obispos y a todo el pueblo cubano, les agradezco su fraterno recibimiento.

Gracias a todos los que se han esmerado para preparar esta visita pastoral. Y quisiera pedirle a Usted, Señor Presidente, que transmita mis sentimientos de especial consideración y respeto a su hermano Fidel. A su vez, quisiera que mi saludo llegase especialmente a todas aquellas personas que, por diversos motivos, no podré encontrar y a todos los cubanos dispersos por el mundo.

Este año 2015 se celebra el 80 aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas ininterrumpidas entre la República de Cuba y la Santa Sede. La Providencia me permite llegar hoy a esta querida Nación, siguiendo las huellas indelebles del camino abierto por los inolvidables viajes apostólicos que realizaron a esta Isla mi dos predecesores, san Juan Pablo II y Benedicto XVI. Sé que su recuerdo suscita gratitud y cariño en el pueblo y las autoridades de Cuba. Hoy renovamos estos lazos de cooperación y amistad para que la Iglesia siga acompañando y alentando al pueblo cubano en sus esperanzas y en sus preocupaciones, con libertad y con todos los medios necesarios para llevar el anuncio del Reino hasta las periferias existenciales de la sociedad.

Este viaje apostólico coincide además con el I Centenario de la declaración de la Virgen de la Caridad del Cobre como Patrona de Cuba, por Benedicto XV. Fueron los veteranos de la Guerra de la Independencia, movidos por sentimientos de fe y patriotismo, quienes pidieron que la Virgen mambisa fuera la patrona de Cuba como nación libre y soberana. Desde entonces, Ella ha acompañado la historia del pueblo cubano, sosteniendo la esperanza que preserva la dignidad de las personas en las situaciones más difíciles y abanderando la promoción de todo lo que dignifica al ser humano. Su creciente devoción es testimonio visible de la presencia de la Virgen en el alma del pueblo cubano. En estos días tendré ocasión de ir al Cobre, como hijo y como peregrino, para pedirle a nuestra Madre por todos sus hijos cubanos y por esta querida Nación,  para que transite por los caminos de justicia, paz, libertad y reconciliación. 

Geográficamente, Cuba es un archipiélago que mira hacia todos los caminos, con  un valor extraordinario como «llave» entre el norte y el sur, entre el este y el oeste. Su vocación natural es ser  punto de encuentro para que todos los pueblos se reúnan en amistad, como soñó José Martí, «por sobre la lengua de los istmos y la barrera de los mares» (La Conferencia Monetaria de las Repúblicas de América, en Obras escogidas II, La Habana 1992, 505). Ese mismo fue el deseo de san Juan Pablo II con su ardiente llamamiento a «que Cuba se abra con todas sus magníficas posibilidades al mundo y que el mundo se abra a Cuba» (Discurso en la ceremonia de llegada, 21-1-1998, 5).

Desde hace varios meses, estamos siendo testigos de un acontecimiento que nos llena de esperanza: el proceso de normalización de las relaciones entre dos pueblos, tras años de distanciamiento. 

Es un signo de la victoria de la cultura del encuentro, del diálogo, del «sistema del acrecentamiento universal… por sobre el sistema, muerto para siempre, de dinastía y de grupos» (José Martí, ibíd.). 

Animo a los responsables políticos a continuar avanzando por este camino y a desarrollar todas sus potencialidades, como prueba del alto servicio que están llamados a prestar en favor de la paz y el bienestar de sus pueblos y de toda América, como ejemplo de reconciliación para el mundo entero. El mundo necesita reconciliación, en esa atmósfera de Tercera Guerra Mundial, por etapas, que estamos viviendo.

Pongo estos días bajo la intercesión de la Virgen de la Caridad del Cobre, de los beatos Olallo Valdés y José López Piteira y del venerable Félix Varela, gran propagador del amor entre los cubanos y entre todos los hombres, para que aumenten nuestros lazos de paz, solidaridad y respeto mutuo
 
Nuevamente, muchas gracias, Señor Presidente.