22 de septiembre de 2012

CHÁVEZ PREPARA COMANDOS ARMADOS PARA EL CASO DE QUE PIERDA LAS ELECCIONES



ÚLTIMA HORA 

Chávez prepara comandos armados
para el caso de que pierda las elecciones

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 ABC accede a documentos secretos que detallan el plan. 
Los grupos paramilitares están inspirados en los que abortaron la “Revolución Verde” iraní

Hugo Chávez está adiestrando a células de «militantes revolucionarios», en parte procedentes de los llamados  «colectivos» (bandas callejeras armadas), para controlar una eventual votación adversa en las  presidenciales del 7 de octubre.

Con alguna encuesta que comienza a no creer imposible una victoria del opositor Henrique Capriles y evidentes problemas del chavismo para llenar ciertos actos electorales, Chávez parece confiar su suerte a la acción directa de las Redes de Movilización Inmediata (REMI), dedicadas a «la alerta temprana y la antelación», según la documentación interna a la que ha tenido acceso ABC.

Abortar concentraciones de la oposición antes de que estas puedan tomar cuerpo, «detección de dirigentes opositores», «organización de movilizaciones de calle y de resistencia» y «control territorial» son algunas de las funciones de las REMI, que copian sus tácticas de acción de las unidades Basij iraníes, cuya actuación fue decisiva para abortar la «Revolución Verde» en 2009.

«Lo más peligroso en las elecciones son las REMI», asegura un coronel del Ejército venezolano relacionado con los planes de contigencia para las elecciones, que pide anonimato para evitar represalias. El coronel asegura que en junio se comenzaron a repartir unos 8.000 fusiles AK-103, la nueva versión del AK-47 ruso que se fabrica en Venezuela.

No todos los integrantes de las REMI, red que ya existía previamente pero que ha sido ampliada y entrenada para esta nueva misión, serán prontos a la violencia o irán armados. Muchos de los 3.800 que hasta julio habían participado en jornadas de preparación podrían limitarse a labores de observación, pero otras funciones previstas para esas células, compuestas de pequeños equipos de entre cinco y siete miembros, requieren actuación violenta.

En la documentación obtenida sobre las REMI no hay referencias explícitas a armas y se presenta todo el plan como reacción ante posible alteración del proceso electoral por parte de la oposición o de militares contrarios al chavismo, pero funciones específicas de las REMI y la casuística prevista para las situaciones que pueden presentarse son inequívocos. Se llega a hablar de posibles «heridos o muertos».

Su misma presencia en la jornada electoral no puede tener más misión que la de actuar al margen de la ley. La custodia del proceso electoral -seguridad en los centros electorales, custodia de los votos y su traslado a los lugares de recuento, conocido como Plan República- le ha correspondido históricamente al Ejército. Ahora, curiosamente por primera vez, el Ejército comparte esa función con las más chavistas Milicias (civiles con entrenamiento militar y armados reglamentariamente). El primero se desplegará en el 51% de los centros electorales, las segundas en el 49%, precisamente en muchos de los lugares donde la oposición está fuerte.
«Si matan civiles será un acto de civiles contra civiles, por los que el Gobierno de Chávez no se responsabilizará»

Ese despliegue bastaría para solventar cualquier incidente que se creara. Es díficil no ver en las REMI, pues, un propósito que va más allá de garantizar la seguridad de la jornada. «No tienen ninguna institucionalidad que les retenga. Si matan civiles, será un acto de civiles contra civiles, por los que el Gobierno de Hugo Chávez no tendrá que responsabilizarse ante requerimientos internacionales», aseguran las fuentes que han facilitado a ABC los documentos.

Una primera misión de las REMI es de «inteligencia social», como la «detección a tiempo de movimientos policiales o militares sospechosos» y «el marcaje de actores oponentes». Distribuidas por los centros electorales contarán con un planillo de códigos, entre ellos los siguientes: baja afluencia de votantes (A3) o alta afluencia (A4); detenidos, heridos o muertos (A17); presencia de militares opositores (Z1), aparición de la Policía de Miranda (Z7), de Carabobo (Z8) o de Chacao (Z9); llegada de carros blindados (J8) y observación de aviones o helicópteros (J9); alerta temprana (C1), alerta máxima (C2), acuartelamiento en puntos acordados (C3), ubicarse cerca del objetivo (C7) y avanzar sobre los objetivos asignados (C9).

Las instrucciones aconsejan que los «códigos abreviados deben combinarse con oraciones cortas», y entre los ejemplos se cita «enfrentamiento con Z8K (blindados). En el último ejercicio sobre sistema de comunicación y enlace, celebrado el 14 de septiembre, se llamaba a «intercambiar mensajes de textos por los celulares geodiferenciados» 0416-6366078, 0416-9282002 y números similares a este último acabados en 3, 4, 5, 6 y 7. «Utilizar simultáneamente la Línea 800: 080028377200». «Igualmente, debe mandarse mensajes usando este tipo de código por el email: comunicadoresenacción2@gmail.com». «Los REMI que tienen radios portátiles deben hacer una ronda reportando novedades con oraciones elaboradas previamente».

También se aporta el twitter @comunicadores21, de momento mantenido en bajo perfil, y la web comunicadoresenacción2012.blogspot.com, en los que el contenido real de lo que se comunica quedará escondido bajo los códigos mencionados.

Además de los «equipos de inteligencia social» y los «comunicadores en acción» («propaganda en la calle y guerrilla en internet»), las REMI están constituidas por «equipos de control territorial», constituidos «como fuerza de acción rápida y de acción de calle, con capacidad para bloquear o aperturar puntos críticos de los corredores viales, áreas geográficas o localidades», así como «defender los espacios aledaños a las instituciones del Estado».

Las instrucciones advierten que «hacia las horas de la tarde, ante y en el proceso de escrutinio, igualmente va a existir una mayor tensión y los oponentes pueden impulsar el desarrollo de la confrontación sobre todo en los centros donde el resultado sea de empate técnico o resultados muy ajustados».

Previamente podrían utilizar la táctica de «apagones mata voto», algo que en su manual se atribuye a la oposición como posible estratagema para impedir la votación en lugares más chavistas, pero que extraña el detalle con el que se explica el proceso (ramas y árboles sobre las líneas, poste dañado, cable en el suelo...).

Fuente: ABC, Madrid

SOBRE UN PAPIRO Y LA SUPUESTA ESPOSA DE JESÚS



Sobre un papiro y la supuesta
“esposa de Jesús”

DENVER, 20 Sep.    En estos días los medios de comunicación en el mundo han informado sobre un papiro que hace referencia a una supuesta "esposa de Jesús", una afirmación que según un destacado experto en Biblia   no afecta en absoluto al cristianismo.

El texto en cuestión es un fragmento de un papiro escrito en idioma copto en Egipto. Tiene un alto de 4,5 centímetros por 9 centímetros de largo. Contiene las frases "Jesús les dijo: mi esposa" y "ella será mi discípula".    

No se conoce el origen del fragmento, pero fue examinado por primera vez en 1980. Parece ser del siglo IV, su dueño permanece anónimo e intenta vender su colección a la Universidad de Harvard. La historiadora de la Divinty School de esa casa de estudios, Karen L. King, presentó el papiro en Roma en un congreso internacional de estudios coptos.

Mark Giszczak, un experto biblista del Augustine Institute de Denver (Estados Unidos) comentó que este tipo de papiros que son usados para intentar generar controversia sobre si Jesús estaba casado, «buscan al final de cuentas revivir el fantasma de ‘El Código Da Vinci’, la novela de Dan Brown».

En declaraciones a ACI Prensa, el catedrático señaló que el interés en este tipo de fuentes «nace de la obsesión de intentar hacer ver a Jesús como alguien que no fue especial, como un simple maestro humano en vez del mismo Hijo de Dios».

 Otros expertos coptos han cuestionado la autenticidad del fragmento, de acuerdo a lo que informa la agencia Associated Press. Critican su apariencia, la gramática, la falta de contexto y su origen ambiguo.

En declaraciones al diario estadounidense The New York Times, Karen L. King advirtió sobre el uso del papiro como una "prueba" de que Jesús estuviera casado. Sin embargo, ese mismo periódico y otros medios dijeron que el descubrimiento podría "reavivar" el debate sobre si realmente estuvo o no casado o sobre si tuvo discípulas.
  
La profesora Karen King dice que el papiro refleja las discusiones que tenían los primeros cristianos acerca de la vida de Jesús y del significado de ser cristiano.

El papiro tiene el tamaño de una tarjeta de crédito. Hay ocho líneas escritas en la parte frontal y seis en la posterior en copto. Los expertos creen que procede del siglo IV, pero quizás sea una traducción del griego de un texto del siglo II. Pero la gran pregunta es si es auténtico.

¿Puede este pequeño papiro significar que Jesús estuvo casado? No, aunque los expertos coinciden en que en él puede leerse la frase: “Jesús, les dijo:... mi esposa”.

  La profesora de la Universidad de Harvard que presentó el  papiro dice que «ello no significa que Jesús estuviese casado»«Estuvimos varias horas estudiando el fragmento y discutiendo sobre su signficado, partiendo de la idea de que era una falsificación. Tratamos de encontrar argumentos en contra, pero la conclusión fue que es auténtico y, probablemente, del siglo cuarto”.

Sin embargo, los expertos se muestran escépticos. Un coleccionista anónimo llevó el papiro a la profesora de Harvard para que lo analizase. Y de momento asegura que hay que hacer más estudios químicos de la tinta para comprobar si la pieza pertenece al siglo IV.

PREMIOS A LO ABSURDO


Noticias que asombran
Premios a lo absurdo

Una investigación de la Universidad de Cambridge sobre las matemáticas que se esconden detrás de la forma de una coleta (peinado también conocido vulgarmente como “cola de caballo”),  ha sido una de la galardonadas este año por los Ig Nobel, los galardones que premian cada año los estudios científicos más absurdos o disparatados y fueron entregados durante la noche del jueves en la Universidad de Harvard en Massachusetts (EE.UU.).

Los Premios Ig Nobel son una parodia  estadounidense del Premio Nobel   y se entregan cada año a principios de octubre.   El nombre es un juego con la palabra Ignoble, que en castellano es Innoble ("que se caracteriza por la vileza, bajeza o mezquindad")

Los autores de la investigación aseguran  que su trabajo puede tener implicaciones en la industria textil, la animación por ordenador y los productos de cuidado personal. Desarrollaron una teoría matemática que explica la forma de una cola de caballo.  Para  llegar a su conclusión, los científicos tuvieron en cuenta la rigidez de los cabellos, los efectos de la gravedad y la presencia del rizo o la ondulación del cabello humano. La ecuación puede ser utilizada para predecir la forma de cualquier cola de caballo. Con esto, los investigadores se han llevado el Ig Nobel de Física.

Los premios a lo absurdo también han reconocido otras investigaciones que pueden sonar al lector. Por ejemplo, una pistola que consigue hacer callar a la gente. Se trata del «SpeechJammer» (algo así como un bloqueador de discursos), capaz de dejar mudo a cualquiera. Desarrollada por los japoneses Koji Tsukada y Kazutaka Kurihara, el ingenio provoca que alguien que habla escuche sus propias palabras con un retraso de 0,2 segundos, lo que provoca que, desorientado al no poder escucharse a tiempo, se quede mudo.

También han resultado ganadoras, investigaciones sobre la medición de la actividad cerebral en un salmón muerto,  una población sueca a cuyos habitantes se les vuelve el pelo verde,  cómo se derrama el café cuando una persona camina con una taza, los chimpancés -sí, esto parece increíble- que son capaces de reconocerse por el trasero en fotos,  cómo minimizar las posibilidades de que los pacientes exploten en una colonoscopia,  o que inclinarse hacia la izquierda hace que la Torre Eiffel parezca más pequeña.

En efecto, los Ig Nobel a lo absurdo se superan cada año.

Fuente: ABC, Madrid

FRASE DE SABIDURÍA

Es mas fácil hacer leyes que gobernar.
- Leon Tolstoi (1848-1910) Novelista ruso

21 de septiembre de 2012

EL PESO DE PARACUELLOS DEL JARAMA


El peso de Paracuellos del Jarama

Pese a que Carrillo negó siempre su responsabilidad en la matanza de los miles de presos, las evidencias históricas señalan desde los años sesenta al dirigente comunista 

ISRAEL VIANA / MADRID 

Santiago Carrillo tenía sólo 21 años el 6 de noviembre de 1936, el día en que fue nombrado Consejero de Orden Público por la Junta de Defensa de Madrid, el mismo día que ingresó en el Partido Comunista de España y justo un día antes de que dieran comienzo las matanzas en Paracuellos de Jarama: entre 5.000 y 12.000 presos fusilados, dependiendo de los estudios, cuya responsabilidad siempre negó el líder comunista, pero que el historiador Paul Preston se ha encargado de rebatir recientemente en la revista «Ebre 38»: «Hay pruebas de peso que, aparte de ser confirmadas parcialmente por algunas de sus propias declaraciones, dejan claro que estuvo totalmente involucrado». 

Carrillo no fue responsabilizado de la matanza de Paracuellos hasta 1960

Carrillo era, en aquella época, un dirigente joven, un mandatario precoz que dejó caer sobre sus espaldas la sombra de unos asesinatos que, según muchos historiadores, debía conocer dada su destacada posición en el bando republicano. Sin embargo, la prensa franquista "encarnada por el diario «Arriba España», o el «Alcázar»" no le acusó a él, sino a Segundo Serrano Poncela, delegado de Orden Público de la Junta de Defensa de Madrid que se encontraba a sus órdenes.

Carrillo no fue responsabilizado por el régimen hasta su nombramiento como secretario general del Partido Comunista de España (PCE), en 1960. Y durante aquellos aciagos meses de noviembre y diciembre de 1936, la prensa republicana se deshacía en elogios hacia el chaval que acababa de irrumpir como mandatario socialista y comunista: «El gobernante más joven del mundo», le calificaba el diario «La voz» el 13 de noviembre de 1936, poco después de que las masacres de los días 7, 8 y 9 de noviembre se llevaran por delante a los primeros centenares de presos.

Carrillo, «figura para la historia»

Mientras Melchor Rodríguez, nombrado director general de Prisiones y apodado «el ángel rojo» por el historiador Alfonso Domingo, se enfrentaba a los elementos más radicales del partido para que detuviesen las carnicerías en Paracuellos y Torrejón de Ardoz, a Carrillo le llovían los piropos en diarios como «La Libertad»: «No ha sido nunca ni concejal, ni diputado ni siquiera ministro. Hasta ahora, Santiago Carrillo no fue más que periodista y luchador esforzado de las Juventudes Socialista Unificadas. Y sin embargo, resulta, como lo prueba su actuación magnífica de estos días, un gobernante de cuerpo entero», podía leerse en la edición del 15 de noviembre. El antetítulo decía. «Figuras para la historia». 

En 1930, con tan solo 15 años, ya colaboraba como periodista en el diario «El socialista»

Y eso que Carrillo no era un personaje completamente nuevo para los círculos políticos españoles. En 1930, con tan solo 15 años, ya colaboraba como periodista en el diario «El socialista» y se hizo cargo de la información parlamentaria en la Segunda República, codeándose con otros grandes del periodismo como Víctor de la Serna («Informaciones»), Manuel Azaña («El Sol») o Wenceslao Fernández Flores, del diario «ABC». Con 18 años, ya defendía en discursos su vertiente radical del partido socialista, llegando incluso a ser juzgado en 1933 -tal y como contó ABC en la primera vez que Carrillo es nombrado en este periódico- por uno de sus artículos, e ingresando poco después en la cárcel por participar junto a su padre en la Revolución de 1934.

En 1936, una vez que Carrillo fue nombrado Consejero de Orden Público de la Junta de Defensa de Madrid, se encargó de la evacuación de los presos de las cárceles madrileñas de San Antón, Polier, Modelo y Ventas, rumbo a Valencia, ante la llegada de las tropas franquistas a los extrarradios de la capital. 

«Los revolucionarios odiamos el delito»

La «evacuación» acabó en las consabidas matanzas, muy contrarias a la filosofía que el joven Carrillo vendía en sus discursos durante aquellos días de noviembre: «Los inermes, los prisioneros, los perseguidos están con la Junta garantizados» o «los revolucionarios odiamos el delito y compadecemos al delincuente. Por eso, el traidor, el faccioso, tendrá que temer de los Códigos, pero no de los ejecutores», aseguraba a un periodista de «La Libertad» el 15 de diciembre. «Los días que la Junta lleva trabajando "declaraba el mismo Carrillo en un discurso por la emisora Unión Radio, el 12 de noviembre de 1936" han servido para demostrar que la Junta no ha venido para realizar atropellos ni arbitrariedades, que la Junta no ha venido a aniquilar ninguna situación desesperada». 

«La quinta columna está camino de ser aplastada», dijo Carrillo el 12 de noviembre de 1936

Esta misma alocución de radio del joven dirigente comunista, reproducida por el diario «El Sol» o «La Voz», es para el historiador Paul Preston «un reconocimiento público de que se estaban tomando medidas contra los prisioneros». En ella, aquel Carrillo de 21 años decía cosas como que «la quinta columna está camino de ser aplastada» o que «todas las medidas, absolutamente todas, están tomadas para que no pueda suceder en Madrid ningún conflicto ni ninguna alteración». 

Se calcula que, solo en la «saca» procedente de la cárcel Modelo cuatro días antes, más de 400 prisioneros fueron ejecutados en el Soto de Alcovea, en Torrejón de Ardoz. Carrillo ha responsabilizado siempre de aquellos hechos, que siempre dijo desconocer, a los elementos «incontrolados»: «La verdad es que yo he empezado a oír hablar de Paracuellos bastantes años después», escribía en su autobiografía, publicada en 1994. 

«Hay pruebas de peso contra Carrillo»

El historiador Paul Preston se suma a quienes creen probado que el entonces consejero de Orden Público estuvo al corriente de la ejecución de más de 2.000 prisioneros

SERGI DORIA

Audio: «¡Váyase al infierno!»

«¡Váyase al infierno!», le espetó Santiago Carrillo a Luis del Olmo cuando éste se refirió a su papel en Paracuellos. Consejero de Orden Público, el 6 de noviembre de 1936, y secretario general del PCE, la sombra de aquellos asesinatos sigue planeando sobre Carrillo. Aunque la autorización, organización y aplicación implicaba a más gente, «tampoco hay que pensar que él estuviera eximido de responsabilidades... 

Hay pruebas de peso que, aparte de ser confirmadas parcialmente por algunas de sus propias declaraciones, dejan claro que estuvo totalmente involucrado». La afirmación es de un historiador tan poco sospechoso de veleidades derechistas como Paul Preston en «Las matanzas de Paracuellos», reconstrucción minuciosa de aquel macabro episodio que acaba de ver la luz en «Ebre 38» (Llibres de Matrícula), una revista sobre la guerra civil de tendencia republicana, codirigida por Pelai Pagès y M. Carmen Rojo Ariza, profesores del departamento de Didáctica y Patrimonio de la Universidad de Barcelona. 

Para Preston, resulta «inconcebible» que Carrillo no asistiera a la reunión

El «infierno» del irascible Carrillo no es que se le acuse de ser el único responsable de Paracuellos, sino su acerba tozudez en negar que estaba al corriente de aquellos hechos sangrientos. Entre las pruebas de tal involucración, Preston menciona las felicitaciones que recibió por haber aniquilado la Quinta Columna durante el pleno del comité central del PCE celebrado entre el 6 y 8 de marzo de 1937; o el documento descubierto por Martínez Reverte en octubre de 2005 que confirma el acuerdo enre las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU) y la CNT-FAI para acabar con los prisioneros. 

Carrillo acusó de los asesinatos (un recurso bastante habitual para explicar los desmanes del bando republicano) a los «incontrolados»: su única reponsabilidad, adujo, es que no lo pudo evitar. Como afirma Pelai Pagès, codirector de «Ebre 38», Preston demuestra «la complicidad de las instituciones "y de las personas concretas que las encarnaban" en los luctuosos acontecimientos». Otoño del 36. El gobierno republicano ha abandonado Madrid con rumbo a Valencia y Margarita Nelken deja en manos de la Dirección General de Seguridad la evacuación de los presos.

La recién constituida Consejería de Orden Público será, finalmente, la encargada de ese cometido ante las presiones de los generales Miaja y Rojo. ¿De qué se trataba al hablar de «evacuación»? ¿De garantizar la seguridad de los detenidos o de eliminarlos? 

Los hombres del Komintern en España, como el periodista Mikhail Koltsov, el argentino Vittorio Codovila y el italiano Vittorio Vidali (Carlos Contreras) tenían claro el segundo supuesto; estaban, explica Preston, obsesionados por eliminar a los «quintacolumnistas». 

Encuentro con las JSU y la CNT

Tanto el periodista Herbert Matthews como Enrique Castro Delgado, entonces comandante del Quinto Regimiento, corroboran las matanzas de presuntos fascistas bajo la batuta de un Vidali al que, según Hemingway, le dolía la mano de tanto darle al gatillo. El 6 de noviembre, las bolchevizadas Juventudes Socialistas Unificadas (JSU) y representantes de la CNT se reúnen en la Consejería de Orden Público para decidir el destino de los prisioneros. En las Juventudes "mayoritarias" destacan Santiago Carrillo, José Cazorla y Segundo Serrano Poncela. Resulta inconcebible, apunta Preston, que el veinteañero Carrillo "secretario de las JSU y Consejero de Orden Público" «no hubiera asistido a esta reunión». 

Carrillo «contribuyó a convertirse en el centro del asunto de Paracuellos»

Tras pasar la víspera revisando ficheros de los presos de las cárceles madrileñas, la mañana del 7 de noviembre comenzó la «evacuación», denominación eufemística de las siniestras «sacas». Las cifras son escalofriantes: desde el sábado 7 de noviembre y hasta los primeros días de diciembre, entre 2.200 y 2.500 personas fueron «sacadas» de las cárceles de San Antón, Modelo y Las Ventas y luego asesinadas en Paracuellos del Jarama y Torrejón; las órdenes no las firmó Carrillo, sino el policía Vicente Girauta Linares y, cuando este marchó a Valencia, sus sustitutos: Serrano Poncela y Bruno Carreras Villanueva. Como escribirá Jesús de Galíndez, «la trágica limpieza fue desgraciadamente histórica; no caben paliativos a la verdad». Tras la masacre del 7 y 8 de noviembre se produjo una breve tregua en los asesinatos masivos, gracias al cenetista Melchor Rodríguez, lo que le llevó a enfrentarse a los elementos más radicales de su sindicato y al Comité de Defensa. 

Los vascos Galíndez e Irujo se mostraban horrorizados ante el descontrol sangriento en la retaguardia republicana. «Si Galíndez sabía lo que estaba pasando», prosigue Preston, «Carrillo también lo debía saber, como queda demostrado en las actas de la reunión que la Junta de Defensa mantuvo la noche del 11 de noviembre» (Irujo y Giral habían pedido explicaciones al ministro de la Gobernación Ángel Galarza). Carrillo se mostró dispuesto «a proceder con toda energía para cortar abusos y arbitrariedades». 

Emitió dos decretos para centralizar las fuerzas policiales en la Consejería de Orden Público y controlar la libre circulación de armas. Pero el «doblepensar», tan propio del estalinismo, jugó una mala pasada al impetuoso líder. El historiador británico lo ilustra con la alocución en Unión Radio el 12 de noviembre: una «curiosa y tal vez innecesaria declaración» da paso a «un reconocimiento público de que se estaban tomando medidas contra los prisioneros». 

Los relatos posteriores de Carrillo sobre Paracuellos «son breves e imprecisos»

Pasaron los años y Santiago Carrillo se fue desmarcando de su protagonismo en el Consejo de Orden Público durante la Guerra Civil, mientras cargaba los muertos y el robo de propiedades a Serrano Poncela. En sus memorias de 1993, añade Preston, «los relatos de Carrillo son breves, imprecisos y engañosos: no hacen mención a las sentencias de muerte, sino que dicen que lo peor que les pasó a aquellos que fueron declarados peligrosos por un juzgado o un tribunal es que fueron condenados a participar en batallones de trabajo en la construcción de fortines. La única declaración inequívoca de Carrillo es que no participó en ninguna de las reuniones del Consejo». 

Si Azaña, Galíndez, Galarza, Irujo y Giral en Valencia, Melchor Rodríguez, el embajador argentino, el delegado británico y el cónsul noruego Schlayer tuvieron conocimiento de las matanzas, añade Preston, «es inconcebible que Carrillo, siendo la principal autoridad en el área del orden público, no lo supiera. Después de todo, a pesar de lo que dijera a posteriori, él recibía informes a diario de Serrano Poncela...». 

El último recurso del viejo comunista es conocido: situarse más allá de la memoria histórica y apelar al aserto sarteano de que «el infierno son los otros». 

Carrillo en 1937: «Depurar a los traidores no es un crimen, sino un deber»

Reproducimos un extracto del artículo publicado por Paul Preson en "Ebre 38": «Los comentarios de Carrillo hechos en 1974 negando cualquier conocimiento de las matanzas de Paracuellos los contradicen las palabras de felicitación pronunciadas durante un pleno del Comité Central del PCE que tuvo lugar en Valencia entre el 6 y el 8 de marzo de 1937. Francisco Antón dijo: "Es difícil asegurar que en Madrid está aniquilada la Quinta Columna, pero lo que sí es cierto es que allí se han dado golpes muy fuertes. Y esto "hay que proclamarlo muy alto, se debe a la preocupación del Partido, al trabajo abnegado y constante de dos camaradas nuevos pero tan queridos por nosotros como si fueran viejos militantes: el camarada Carrillo, que fue Consejero de Orden Público, y el camarada Cazorla, que lo es ahora". (Grandes aplausos)». 

Cuando se apagaron los aplausos, Carrillo se puso en pie y elogió que «los combatientes de las JSU luchen por garantizar una retaguardia cubierta, una retaguardia limpia de traidores. No es un crimen, no es una maniobra, sino un deber exigir tal depuración". 

En julio de 1937, poco después de ser nombrado ministro de Justicia, Manuel de Irujo inició las investigaciones para averiguar qué había pasado en Paracuellos, una de ellas dedicada exclusivamente a determinar el papel de Carrillo en los hechos. Desafortunadamente, no ha quedado rastro de aquella investigación; es razonable imaginar que estaba entre los papeles que los servicios de seguridad controlados por el PCE quemaron al final de la guerra».