11 de agosto de 2016

LA CAPILLA SIXTINA DEL ROMÁNICO ESTÁ EN LEÓN


 
La Capilla Sixtina del románico
está en León

Fernando Pastrano,
abc.es

Al igual que la pintura rupestre tiene su Capilla Sixtina en Altamira, la románica está en León, España, concretamente en el Panteón Real de San Isidoro.  Aquí, la calidad y cantidad de los dibujos es tal que no tiene parangón en ningún otro lugar, y no hay que ser ningún experto para darse cuenta de ello.

La Real Colegiata Basílica de San Isidoro  (que este es su nombre completo) es un conjunto de construcciones religiosas que se han ido superponiendo y adosando a lo largo de once siglos. La Colegiata Basílica tiene una iglesia cuyo retablo mayor merece por su mismo una atenta visita.

En principio fue un sencillo monasterio  que se construyó en el siglo X junto a la muralla romana para albergar los restos de San Pelayo. Hoy es una iglesia, un claustro, un museo, una biblioteca, una torre… un grupo de edificaciones románicas con añadidos góticos, renacentistas, barrocos…

A pesar de su belleza, la fachada sur no llama demasiado la atención cuando se viene de ver la cercana catedral, maravilla gótica donde las haya. Sin embargo, la Colegiata Basílica tiene una iglesia cuyo retablo mayor merece por sí solo una atenta visita.

El museo custodia tesoros únicos, como el Cáliz de Doña Urraca (s. XI), que algunos identifican con el Santo Grial, o el Arca de los Marfiles (s. XI).

La biblioteca guarda 800 pergaminos, 150 códices y más de 300 incunables, entre los que destaca la Biblia visigótico-mozárabe del s. X.

El claustro románico es el mas antiguo de España. Allí se celebraron las Cortes de León en 1188 y allí se redactó la Carta Magna Leonesa, reconocida por la Unesco como «el testimonio documental más antiguo del sistema parlamentario europeo».

Y domina el conjunto la llamada Torre del Gallo, coronada por una veleta en forma de gallo de cobre recubierta de oro, símbolo de la ciudad y de extraño origen oriental, posiblemente persa.

Con todo, la maravilla de las maravillas  está muy cerca, a los pies de la iglesia: el panteón. En un cuadrado de solo 8 metros de lado, docenas de pinturas al temple (dicen los expertos que no hay que confundirlas con los frescos) recubren la totalidad de techos y muros.

Sobre las tumbas de 23 reyes y reinas, infantes y condes leoneses, los artistas hoy desconocidos desplegaron un libro de imágenes que narran el Evangelio como un cómic, única forma de que entendieran la historia los que no sabían leer, que entonces eran la inmensa mayoría.

Las figuras del Nuevo Testamento (desde la Anunciación a la Crucifixión), están vestidas con ropas medievales. De lejos puede dar la impresión de que se trata de mosaicos bizantinos, cuando en realidad es pintura sobre estuco.

Colores vivos que parecen pintados ayer; ausencia de perspectiva; volúmenes geométricos, como corresponde al más puro estilo románico.

10 de agosto de 2016

El que asó la manteca



VIII

“ El que asó la manteca”

Marlene María Pérez Mateo
 
Éste sí que la hizo y la hizo bien, ¡Mire que asar la manteca! Tremendo. ¿No?

  Pues por increíble que parezca esta acción, no es tan deplorable e ilógica como aparenta. Aunque sí su uso hacia los realizadores de soberanas tonterías y burradas, como descripción de lo insólito en los patanes.

   Se trató de Francisco Martínez Motiño, jefe de cocina real de los monarcas españoles Felipe II, III y IV. Este cocinero del Siglo de Oro haría caer de envidia  a muchos hoy consumados chefs, pues lo hoy dicho por ellos lo escribió mas y posiblemente mejor el tal Paco hacia 1611. Su libro fue “Arte de cozina, pastelería, vizcochería y conservería”, incluido hoy en el Catálogo de Autoridades de la Real Academia.

    En su página 263 se explica “Cómo se puede asar una pella de manteca de vacas en el asador”

    Montiño fue retomado como personaje en 1857 por el escritor Manuel Fernández González en su novela histórica “El cocinero de su Majestad: memorias del tiempo de Felipe III”.

Del ciclo "Del dicho al hecho no va mucho trecho

7 de agosto de 2016

Volvemos en unos días


¿Te conocemos, Señor?

 

¿TE CONOCEMOS, SEÑOR?

Hijo del pobre José,
pero rico y expresivo en tu lenguaje.
Hijo de la sencilla María,
y complicado en tu vida
Hermano de tus hermanos,
y defensor de la verdad sin distinción.
 
¿Te conocemos, Señor?

Decimos quererte, y no entramos en Ti
Decimos amarte, y no vivimos con el impulso de tu amor
Decimos alabarte, y lo hacemos despegando los labios
pero tal vez sin abrir el corazón.
Decimos honrarte, y olvidamos que en el obrar
es donde te damos gloria y comprometida alabanza.

¿Te conocemos, Señor?

¿Sentimos al que te envió?
¿Acogemos al que te hizo nacer pobre y niño en Belén?
¿Obedecemos al que te hizo obedecer subiendo a la cruz?
¡Creemos, Señor, pero aumenta nuestra fe!
Fe para verte como Hijo de Dios
Fe para recibirte como el enviado del Padre
Fe para dejarte compartir nuestra existencia
Fe para transformarnos con el pan de la vida
Fe para llenarnos de felicidad con el pan de la Eucaristía.
Amén.

Javier Leoz, betania.es