El autor, Armando Álvarez Bravo, conversará con el editor, Juan
Manuel Salvat. sobre este libro esencial para conocer el arte creador de los
artistas cubanos exiliados.
LUGAR:
Casa Bacardí del Instituto de Estudios Cubanos y Cubano-Americanos de la Universidad de Miami:
1531 Brescia Avenue, Coral Gables.
FECHA:
Miércoles 27 mayo a las 6:30 P.M.
LUGAR:
Casa Bacardí del Instituto de Estudios Cubanos y Cubano-Americanos de la Universidad de Miami:
1531 Brescia Avenue, Coral Gables.
FECHA:
Miércoles 27 mayo a las 6:30 P.M.
ARMANDO ÁLVAREZ BRAVO (La Habana,
Cuba, 1938). Poeta, crítico, ensayista, narrador y periodista. Miembro de
número de la Academia Cubana de la Lengua; correspondiente de la Real Academia
Española y la Academia Norteamericana de la Lengua Española y miembro vitalicio
de la American Translators Association. Fundador y ex presidente del PEN Club
de Escritores Cubanos en el Exilio. Autor de más de cuarenta libros de varios
géneros se le considera uno de los poetas fundamentales de la actual poesía
cubana y una figura principal de la cultura cubana. Su obra más reciente es
Siempre habrá un poema, una antología de su poesía publicada por la Colección
Visor de Poesía en el 2012.
El funesto 1 de enero de 1959 significó un rotundo vuelco en la vida cubana. Se adueñó del poder un régimen totalitario que controló todos los aspectos de la vida de la nación y del individuo. Sus mecanismos de control fueron singularmente firmes y constantes en el mundo de la creación y de la cultura. Todos los sectores de la creación literaria, plástica, musical y del pensamiento fueron objeto de una férrea y esterilizante censura. Fue en el exilio donde los creadores cubanos hallaron la posibilidad de hacer su obra tal como la concebían y la hicieron mientras luchaban para hacer frente a una nueva vida a la que llegaron sin recursos de ningún tipo y tuvieron que hacer frente a una cultura ajena a la suya. Es en la década del 80 en que la creación plástica comienza a reconocerse y desarrollarse haciendo frente a muchos factores adversos. Ese hecho coincide con la llegada a Miami del poeta y crítico Armando Álvarez Bravo que comienza a publicar una columna dominical dedicada a los artistas del arte cubano e internacional y que contribuye decisivamente a darlo a conocer y valorarlo. Esa labor coincide con el surgimiento de galerías y una intensificación de actividades que conforman un espacio para las artes plásticas. Las críticas y ensayos de Álvarez Bravo constituyeron una contribución decisiva al conocimiento de los creadores de varias generaciones y del arte y la cultura cubana y son la única fuente sistemática existente para el conocimiento y valoración de los artistas que han hecho e impuesto su obra en el exilio. Las páginas de El arte cubano en el exilio son críticas escogidas por su autor que trazan a lo largo de más de dos décadas la historia de los creadores y examinan críticamente la esencia e identidad de un quehacer que fija el espíritu, esencia y valores del arte cubano de una época atroz.
El funesto 1 de enero de 1959 significó un rotundo vuelco en la vida cubana. Se adueñó del poder un régimen totalitario que controló todos los aspectos de la vida de la nación y del individuo. Sus mecanismos de control fueron singularmente firmes y constantes en el mundo de la creación y de la cultura. Todos los sectores de la creación literaria, plástica, musical y del pensamiento fueron objeto de una férrea y esterilizante censura. Fue en el exilio donde los creadores cubanos hallaron la posibilidad de hacer su obra tal como la concebían y la hicieron mientras luchaban para hacer frente a una nueva vida a la que llegaron sin recursos de ningún tipo y tuvieron que hacer frente a una cultura ajena a la suya. Es en la década del 80 en que la creación plástica comienza a reconocerse y desarrollarse haciendo frente a muchos factores adversos. Ese hecho coincide con la llegada a Miami del poeta y crítico Armando Álvarez Bravo que comienza a publicar una columna dominical dedicada a los artistas del arte cubano e internacional y que contribuye decisivamente a darlo a conocer y valorarlo. Esa labor coincide con el surgimiento de galerías y una intensificación de actividades que conforman un espacio para las artes plásticas. Las críticas y ensayos de Álvarez Bravo constituyeron una contribución decisiva al conocimiento de los creadores de varias generaciones y del arte y la cultura cubana y son la única fuente sistemática existente para el conocimiento y valoración de los artistas que han hecho e impuesto su obra en el exilio. Las páginas de El arte cubano en el exilio son críticas escogidas por su autor que trazan a lo largo de más de dos décadas la historia de los creadores y examinan críticamente la esencia e identidad de un quehacer que fija el espíritu, esencia y valores del arte cubano de una época atroz.