UN MÉTODO QUE SE REPITE
Las válvulas se diseñaron con el objetivo de abrir o cerrar un conducto. Expandir la presión interna cuando esta es demasiado elevada. El gobierno cubano, eficiente diseñador y creador de válvulas sociales ha elaborado una nueva variante para dejar escapar el vapor que está quemando su estructura.
Hasta hace unos años la técnica del éxodo masivo siempre fue estrategia política que le permitía desaparecer cualquier expresión de caos dentro de la población asociadas a situaciones de crisis ( Camarioca, los 80, Guantánamo). La situación económica internacional ha predispuesto a los gobiernos ante las olas multitudinarias de emigrantes que pudieran provocar un desajuste mayor en los desbalances existentes. El gobierno de Cuba sabe que este no es el mejor método en los tiempos actuales.
En un estado como el cubano basado en una política absolutista donde el gobierno es el único autorizado a tomar decisiones, queda en suspenso la pregunta de por qué esperar la supuesta presencia de un representante de la iglesia o de otro país para llevar a efecto un acto supuestamente ´´legal y de buena voluntad´´.
Hay sólo una respuesta, el gobierno cubano está utilizando una estrategia de mercadeo político. Se establece un canje valvular: hace un semi-reconocimiento de la presencia de un ciudadano en huelga. Declarando la ayuda brindada por el gobierno estatal a este caso. Manifestándose como una posición impositiva y arbitraria la actitud seguida por el fallecido Zapata y la posibilidad de muerte de Fariñas. Se exoneran las culpas, se lavan las manos. Se calma la opinión pública mundial.
En otro escalón de respuestas prepara la expulsión, porque no existe palabra diferente, de los presos hacía otros países. Este trato probablemente no incluya ser enviados con documentos que declaren su real liberación. Dejando abierta su culpabilidad y sin ninguna declaración legal que establezca su posición jurídica pues esto dejaría evidencias sobre los estatus penitenciarios en Cuba.
La solución, al estilo de los Castros, no tiene variantes, ellos manipulan la opinión interna y externa para quedar exonerados de responsabilidades. Con esto también se liberan de tener un movimiento disidente en el país defendiendo una causa justa y con apoyo a nivel internacional. Quedarían sin la presión de los encarcelados que manteniendo una actitud patriótica y hasta ahora no manifiesta en otras etapas históricas toman la lucha pacífica como un arma de denuncia más allá de los límites territoriales. Utilizando como pancarta política el anuncio de su muerte si no obtienen garantías para otros encarcelados
Hay dos necesarios cuestionamientos en esta etapa, el primero: si realmente los presos políticos tienen entre sus metas abandonar el país o lo hacen únicamente bajo la presión del gobierno. El segundo punto sería valorar si una conversación con los intermediarios y la disidencia estaría dando las respuestas adecuadas a la verdadera situación del país. Hasta el momento solo se hace referencia a un encuentro unilateral con respuestas impositivas por parte del gobierno, disfrazadas de ayuda humanitaria.
El camino de la lucha en Cuba es difícil, riesgoso y sorpresivo. El mundo aún no entiende la magnitud de la causa porque actos como estos constituyen una acción silenciadora que desprovista de ingenuidad política se concentran en desprestigiar la batalla, en demostrar efectos y no causas que provocan el surgimiento de una lucha que ha creado hombres y mujeres de altos principios. Mantener al mundo informado de la realidad cubana debe ser tarea permanente y sobre todo no dejar que el inmovilismo tome la isla como centro operativo. La pasividad política y el inadecuado abstencionismo es la meta que los gobernantes cubanos persiguen. Nada más controlable que un pueblo sin aspiraciones sociales pues, la conformidad es generadora del fracaso.
Lic Amelia M Doval
Miami, Fl
columnista de ciudadanos-cuba