21 de abril de 2012

NADA SERIO


 El marido murió y su voluntad fue dejar 40.000 euros para un buen entierro y una piedra conmemorativa.  Luego que se fueron los últimos acompañantes, la viuda se acercó a una de sus más queridas amigas y le dijo:

-Estoy segura de que mi marido estará feliz ... 


-Sí, tienes razón -le contesta la amiga, pero, ¿cuánto  costó  todo?

-40.000
 euros -le dijo la viuda.

La amiga muy sorprendida:  
-Todo estuvo muy bien, pero 40.000 euros me parece caro....

La viuda
 contesta: -1.500  euros para el funeral, 500 para  el servicio religioso, 500 para los bocadillos y la bebida y los otros 37.500 para la piedra conmemorativa 

-¿37.500 euros para una piedra? ¿ De qué tamaño es? 

                                    

FRASE SABIDURÍA

A los hombres fuertes les pasa lo que a los barriletes: se elevan cuando es mayor el viento que se opone a su ascenso.

- José Ingenieros (1877-1925) filósofo y escritor argentino.

20 de abril de 2012

NO PERMITAS QUE TE LLAMEN VIEJO


No permitas

que te llamen viejo


 En la juventud la belleza es un accidente de la naturaleza, En la vejez es una obra de arte. (Li Yu Tang, escritor chino. 1895-1976)

El arte de envejecer consiste en conservar alguna esperanza. (André Maurois, novelista y ensayista francés. 1885-1967)

La madurez es el arte de vivir en paz con lo que es imposible cambiar. (Anónimo).

Cuando envejecemos, la belleza se convierte en cualidad interior. (Ralph Waldo Emerson, clérigo, 1803-1882)

Para el profano, la tercera edad es el invierno; para el sabio, es la estación de la cosecha. (Anónimo)

En los ojos de los jóvenes vemos lágrimas, pero es en los ojos de los mayores donde vemos la luz. (Víctor Hugo, escritor francés, 19802-1885)

No es viejo aquel que pierde su cabello, sino su última esperanza.
No es viejo el que lleva en su corazón el amor siempre ardiente,
No es viejo el que mantiene su fe en sí mismo, sanamente alegre, convencido de que para el corazón no hay edad. (Anónimo)

Viéndolo bien, no somos tan viejos, lo que pasa es que tenemos muchas juventudes acumuladas. (Francisco Aramburo)

Amamos las catedrales antiguas, los muebles antiguos, las monedas antiguas, las pinturas antiguas y los viejos libros, pero nos hemos olvidado por completo del enorme valor moral y espiritual de los ancianos. (Lin Yutang)

Hay que estar agradecidos de nuestra edad, pues la vejez es el precio de estar vivos. (Anónimo)

Cuando ya se han cumplido 80 años –o estamos cercanos, todo contemporáneo es un amigo (Igor Stravinsky).

Goethe concluyó Fausto a los 82 años.
Tiziano pintó obras maestras a los 98.
Toscanini dirigió orquestas as los 87.
Edison trabajaba en su laboratorio a los 83.
Benjamín Franklin contribuyó a redactar la Constitución de los Estados Unidos a los 81.
El venezolano Jacinto Convit está a punto de concretar el desarrollo de una vacuna contra el cáncer a los 96 años.

Entonces, ¡adelante!

No habrá fuerza capaz de detener a quien sueña,
a quien construye aún sobre las cenizas,
a quien ama,
a quien espera de la vida el momento mágico de una ilusión,
a quien no olvida que el tiempo pasó,
sí, pero no se llevó consigo su corazón.

Por tanto, sueña, construye, ama, espera y...
¡No permitas que te llamen viejo!

FRASE DE SABIDURÍA

Cuídate del halago del que busca beneficio de ti.

- Emilio A. Cosío (1926-2011) Escritor y humorista cubano.

19 de abril de 2012

SIERVO, AMIGO Y PASTOR


 
Siervo, amigo y pastor

Por el Rev. Martín N. Añorga

Escribir este artículo es una difícil tarea. Se trata de hablar de uno de mis mejores amigos, un sacerdote a quien he querido entrañablemente y con quien he compartido bellas experiencias de la vida, mi hermano de luchas y esperanzas, Monseñor Agustín A. Román, sacerdote eminente de la Iglesia Católica, Obispo Auxiliar Emérito, pastor de pastores, servidor incansable de la comunidad cristiana y de la sociedad en general, líder respetado en muchos ámbitos del mundo por su defensa heroica de los derechos humanos y hombre de recia y profunda espiritualidad.

Yo recuerdo de manera muy particular al padre Román en su desempeño como capellán del Hospital Mercy durante los años 1967 al 1973. Fue a finales del año 1968 cuando me ingresaron por Emergencias en el Hospital Mercy. Unos dieciocho días, muchos de los cuales pasé en la Unidad de Cuidados Intensivos, estuve recluido en el recinto hospitalario. Muchas cosas he olvidado de esos días; pero algo que ha quedado permanentemente grabado en mi memoria era la visita diaria, casi al amanecer, del hoy mi gran amigo Monseñor Román.

Sus palabras de consuelo y de ánimo me fortalecieron en la dura travesía que me tocó andar. Cada día, después que el pastor de almas que era Monseñor Román me visitaba, se dirigía al vestíbulo donde velaban por mi salud mi esposa, mis hijos pequeños y algunos feligreses de la Iglesia que entonces pastoreaba. Los reunía y los llevaba a todos a la Capilla para organizar un servicio de oración. Andando los años he oído extraordinarios testimonios sobre el ministerio pastoral del entonces joven sacerdote, que cumplió sus 40 años de edad siendo capellán del Hospital. "Lo veía entrar a mi habitación y sentía que era un ángel que me enviaba el Señor", he escuchado decir a muchos.

La vida de Agustín A. Román ha sido extraordinaria. Fue ordenado como sacerdote en Cuba el 5 de julio de 1959, siendo asignado a la Diócesis de Matanzas, en cuya jurisdicción ejerció ministerio pastoral en las parroquias de Coliseo-Lagunillas y Pedro Betancourt, al tiempo en que se desempeñaba como Director Espiritual de la Juventud Católica. El nació en el pequeño y simpático pueblo de San Antonio de los Baños y sabía desempeñarse con noble habilidad en comunidades campesinas.

Poco tiempo pudo el soñador sacerdote desempeñar sus labores eclesiales en Cuba. El 17 de septiembre del año 1961 fue abruptamente expulsado de la Isla en el barco Covadonga, junto a otros 130 sacerdotes, entre los que se encontraba el Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de La Habana, Eduardo Tomás Boza Masvidal. Sin documentos de identificación y sin ni siquiera un pasaporte, se convirtió en un personaje propio de una novela de Virgil Gheorghio. Durante los años 1962 al 1966 fue el Director Espiritual y Profesor del Instituto de Humanidades en Temuco, Chile, al tiempo en que prestaba servicios pastorales en una parroquia de la comunidad.

Tal como lo contaba Román, llegó a la Arquidiócesis del Gran Miami en el año 1966, siendo recibido en la vieja parroquia de San Juan Bosco por otro santo hombre de Dios, el Padre Emilio Vallina. Allí, ambos héroes de la fe recibieron a miles de cubanos que llegaban como refugiados de la Isla encadenada por el comunismo, sin recursos, sufriendo la agonía del desamparo. En San Juan Bosco hallaron el camino de la esperanza y lograron superar la inseguridad del destierro.

Posteriormente fue enviado a la Catedral Saint Mary, donde hizo labor pastoral entre los hispanos de la comunidad circundante a la Catedral, y finalmente fue asignado a concretar el proyecto de la construcción física y espiritual de la Ermita de la Caridad, obra a la que dedicara consecutivamente 40 años de su vida sacerdotal. La Ermita es hoy día un Santuario al que acuden personas de todos los puntos cardinales de Estados Unidos y de muchos países del mundo. Sin acudir a fortunas ajenas, dependiendo de la sencilla generosidad del pueblo, se llegó a levantar el símbolo religioso más visitado de todo el sur de la Florida.

Increíblemente, Monseñor Román, inmerso en la demandante obra de la Ermita, halló tiempo para ejercer un extraordinario ministerio cristiano de proyección cívica participando como conciliador en los conflictos relacionados con presos cubanos en las cárceles de Oakdale y Atlanta en los atareados días del éxodo del Mariel. Varios viajes, a veces intempestivos, tuvo que realizar el consagrado sacerdote a escenas en las que se produjeron altercados entre los presos y sus guardianes que derivaron en sucesos de violencia. Las autoridades norteamericanas depositaban toda su confianza en los esfuerzos de Monseñor Román, y a la vez los encarcelados por delitos supuestamente cometidos en Cuba y no en los Estados Unidos, reclamaban respeto para sus derechos y exigían una comparecencia judicial en la que se aclararan sus casos respectivos. Entre ambos polos el pastor sereno y audaz alcanzó objetivos que algún día la historia se encargará de reseñar.

Hablar de Agustín A. Román no es fácil hacerlo en apretadas líneas. No podemos ignorar, sin embargo, su extraordinario interés en las relaciones ecuménicas. El ha sido el promotor de la creación del Grupo de Trabajo de Guías Espirituales en el Exilio. Sus brazos están permanentemente abiertos para recibir a hermanos y amigos de otras vertientes. Para él, todos los que aman a Dios y se saben redimidos por la sangre de Cristo eran sus hermanos verdaderos.

Si se me preguntara cuál ha sido el don más significativo en la vida y el ministerio de Agustín Román, sin vacilaciones usaría una sola palabra: su humildad. El sencillo sacerdote era un hombre ilustrado, poseedor de varios títulos académicos, orador convincente, consejero y orientador de alta calidad y con muy abundantes frutos, organizador y trabajador incansable; pero sin salirse jamás de la preciada ruta que le marcara como ejemplo San Francisco de Asís.

Monseñor Román y el que escribe estas palabras somos prácticamente de la misma edad. Unos dieciséis meses he sido "más viejo" que él. A menudo le recordaba que siendo yo mayor, debía obedecerme, y le rogaba que atenuara su ritmo de vida, que no asumiera tantas responsabilidades como las que atendía y que se diera un tiempo para cuidarse a sí mismo. Su réplica era siempre la misma: "Dios me llamó para que le sirviera, y quiero morir sirviéndole". Su deseo fue complacido por el cielo: murió en su automóvil, "con las botas puestas", rumbo a una clase que impartía semanalmente a determinados miembros de su congregación.

Uno de los grandes honores que me ha dispensado Dios es el de permitirme una cercana y fraterna amistad con este extraordinario servidor suyo. Puedo definirlo como un líder de proporciones gigantescas, al tiempo en que lo he visto comportarse como un siervo humilde y dedicado. Sabía mezclar su investidura con los polvos de los caminos cotidianos y amó a Dios de tal manera que lo amaba en las manos empobrecidas de los necesitados, en las rodillas que alababan a Dios y en las abrumadoras demandas que se ve precisado a satisfacer.

Creo que en Miami -y en otros muchos lugares- le debemos mucho. Yo, por lo menos, tengo deudas impagables de gratitud para con este profeta de Dios que transformó con su trabajo y su mensaje a vidas incontables.

Recientemente, estando aún vivo, aunque aquejado de varias enfermedades, pudo ver su nombre identificando el tramo de la avenida que sirve de pórtico al santuario de la Ermita. Los que crean que poniéndole a una importante calle el nombre del Obispo Román lo han honrado, quizás estén en lo cierto. Pero de una cosa yo estoy seguro. La que de veras se ha honrado con esa designación ha sido la ciudad de Miami. No me parece que en el país tengamos a muchas ciudades que hayan disfrutado del ministerio de un sacerdote de la personalidad y estatura espiritual que fuera este hombre de Dios.

Monseñor Román recibió decenas, por no decir centenares, de placas y diplomas, proclamaciones de numerosas ciudades, cuadros y fotografías emblemáticas, y en fin, tantos honores que no habría pared lo suficientemente amplia para exhibirlos, pero en su modestísima oficina solamente estaba la imagen de su amada virgencita y una foto preciosa del mar sobre cuyas orillas se recuesta el edificio de la Ermita.

Agustín Aleido Román, sin despreciar las bondades que los demás le dispensaban, se asía solamente de este lema bíblico: "¡Ay de mí si no evangelizo!"

Precisamente esa fue su misión, y en realizarla gastó, hasta el último aliento de su valiosa vida.

Hoy lo recuerdo con una lágrima fraterna y le digo con orgullo que pronto volveremos a encontrarnos, y ya para nunca más separarnos, disfrutando de la gloria en los cielos de Dios.
Recibido de Rogelio Zelada

PALABRA DE CUBANO


PALABRA  DE  CUBANO

Por Amelia María Doval

Algunos cubanos, como yo, nacimos después de 1959 ya cuando Fidel Castro llevaba más de 8 años diciendo mentiras y robando sin tener escrúpulos, repartiendo lo que no le pertenece porque aquello que considera suyo, no se lo entrega a nadie, y ni hablar del poder que detrás de una falsa renuncia escondió la cobardía de presentarse a elecciones.

Para entonces muchos otros cubanos habían tenido la valentía de defender sus derechos ante los ineptos que se apoderaban de un país en desarrollo para, sumados a la incapacidad de su líder comenzar a destruirlo(no es palabra de gusanera es realidad histórica-económica), sin necesidad de un embargo convertido en bloqueo, justificación mundial de la ineficiencia de crear para el futuro. Esos hombres, los primeros verdaderos mártires, murieron  ante el paredón de fusilamiento o estuvieron en prisión por muchos años, tantos que la rabia se apoderó de ellos.

Pasado el tiempo, hubo quienes se sumaron a la protesta y decidieron enfrentarla dentro o fuera, y al lograr salir del país siempre tuvieron un lugar donde llegar, una tierra que los acogió proponiendo más que exigiendo un buen comportamiento social e incorporarse a la voluntad de mejorar, porque sin trabajar no se escapa de la rueda de la miseria. Los primeros cubanos que arribaron a otras tierras dejaron un camino abierto, cortaron el marabú que obstruía el desarrollo y propiciaron lo necesario para aquellos que como yo llegamos mucho después. No importa si esos a quienes se refieren con despotismo tienen sus rezagos, sus odios y sus recelos, justificados están y de errores estamos construidos los humanos. Esa “gusanera de Miami”, levanta la voz por el bienestar de cada cubano y aunque algunos pueden criticar con palabras y gestos jamás han negado el derecho de existir de los que vienen a acusarlos y además  a comer de ellos.

Sería bueno y positivo que muchos de esos que critican desde allá y algunos desde su disfraz aquí, también hagan un aparte para reconocer que muchas familias cubanas en la Isla ( no digo archipiélago porque los cayos son zona vedada para el cubano promedio), comen, visten y disfrutan gracias a los grandes sacrificios de los que “están afuera”, no del gobierno que sólo discursea y reprime.

Las medicinas que no son donación de los grandes fabricantes y están restringidas en Cuba, son llevadas, suministradas por los de aquí. Los negocios que allá se han movido después de la supuesta apertura económica han venido propiciados por el empujón de una “gusanera” que trabaja para sostener un país miserable, consumido en política barata y discursos caducos, además de abrirse a una crítica absurda que ataca sin respeto a quienes le deben lo que poseen y no miento: después de 1959 muy pocas construcciones que realmente valgan el derecho a mantenerse en pie se han logrado, la mayoría disfruta de lo que a otros le quitaron y ahora viven de su esfuerzo también.

La “gusanera” de Miami, tiene organizaciones que envían cada mes sillas de ruedas, pampers para enfermos, comidas, medicinas y otros productos a enfermos críticos en Cuba que no reciben ayudas de ese gobierno que se vanagloria de los éxitos médicos escondidos en ineficiencias justificadas. Esa “gusanera” permite que usted y yo tuviéramos las puertas abiertas una vez  aquí sin importarle si está o estuvo en contra o a favor, sin embargo trate de hacer lo mismo en la finca de los Castro y sabrá los resultados.

Esa “gusanera de Miami”, que fue expulsada de su país o escapó, sin permitirle reclamar los bienes ganados con su trabajo, hoy puede mostrar con orgullo todo lo alcanzado porque en el mismo periodo de tiempo, con menos recursos, fuera de su país, comenzando desde cero, en otro idioma, sin asistencia médica, traumatizados algunos por las pérdidas de familiares y otros por la separación de sus orígenes, hoy han levantado un imperio de grandeza que pueden mostrar al mundo, sin embargo los otros, los que critican, vociferan, acusan y se regodean orgullosos en la inercia y la vagancia, consentidos por la costumbre de vivir de migajas y sin otra ambición que consumir sin aportar, sólo han podido demostrar su incapacidad para construir, progresar, luchar y batallar.

A quienes critican, censuran y acusan, les sugiero producir, trabajar e intentar levantar un país con el sudor de su sacrifico para luego tener la vergüenza y el honor de  proponer una comparación, tienen lo necesario sólo necesitan coraje y voluntad.

Miami, tiene el sello de varias culturas, de diversas costumbres que sumadas y multiplicadas a la idiosincrasia del pueblo americano han permitido sobresalir a una comunidad de gente luchadora que tiene el derecho de criticar porque todo lo que posee es resultado de su esfuerzo. Si usted, el acusador de dedo largo puede llegar a este país y demostrar que tiene el poder de avanzar, nadie lo señalará, ni lo llevará a prisión, podrá estudiar con ayuda del gobierno, trabajar quizás en un negocio de cubanos que es próspero y permitirá que usted pague sus cuentas decentemente sin robar o engañar y por si fuera poco enviar a los suyos que están detrás. Deténgase un momento ante su avalancha de miseria humana y su envidia de pobre con egoísmo, súmese a los que creen en el respeto y el progreso, desde adentro, sin gritarlo sólo reconozca que en 50 años de vida activa usted puede lograr menos en su CUBA que en un año de existencia común en este Miami.

 Si usted no pierde tiempo, estudia, trabaja no importa si en uno o dos o tres empleos, llegará a su casa cansado, pero sentirá el agotamiento de saber que puede producir su sustento y no tiene que robarlo, negociarlo o esconderse. ¿Hay diferencia, verdad?, allá vive del cuento de creer que vive, aquí vive de su esfuerzo que no es un cuento, es la vida. La “gusanera de Miami” y la de Venezuela, gritan con los bolsillos llenos, usted vocifera esperando que se los llenen con la migaja del sumiso. ¡qué pena de ser humano, porque no tiene el valor de defender sus derechos y crítica a quien tuvo la valentía de hacerlo! Señor, compañero en su jerga, colóquese el ropaje de hombre, la educación de humano, el respeto de ciudadano y deje de vivir como un animal domesticado para pensar por su cerebro y producir con sus manos.
 AMELIA M DOVAL
"La vida no se vive por las veces que respiras, sino por los momentos que te dejan sin aliento"

FRASE DE SABIDURÍA

Los jefes son como las nubes, cuando desaparecen ¡el día se alegra!
- Anónimo

18 de abril de 2012

SEMANA SANTA AL PIE DEL GUADALQUIVIR

Semana Santa al pie del Guadalquivir
Vídeoclip Oficial "Aromas de Sevilla"
Pascual González y Cantores de Hispalis


http://www.youtube.com/watch?v=sTomLZ8RpfYhttp://www.youtube.com/watch?v=sTomLZ8RpfY

Remitido por Joe Noda

EL BAUTIZO DE MIAMI


¡Gracias, Jorge Ramos!


El bautizo de Miami

Jorge Ramos Ávalos
Reforma, México
15 Abr. 12
 

Llevo casi un cuarto de siglo viviendo en Miami y sé que cuando alguien llega a esta ciudad lo más probable es que sea sometido a un simple pero feroz interrogatorio: ¿estás a favor de la dictadura castrista o en su contra? La respuesta, inmediatamente, te clasificará como un amigo o un enemigo del exilio cubano. Este ritual es lo que yo llamo el bautizo de Miami.

Nadie importante se escapa. Políticos, diplomáticos, deportistas y artistas pasan por este "bautizo". Una vez que pisan tierra miamense, un periodista o un exiliado se encargará de hacerles la pregunta. Y está prohibido responder "no sé" o "déjame pensarlo un poquito más".

Es una cuestión de sobrevivencia. Se trata de definir quién está contigo y quién en contra. En esta comunidad hay mucho dolor y resentimiento; cientos de miles huyeron de la dictadura comunista y lo perdieron todo. Esa pregunta busca, al mismo tiempo, concientizar sobre el brutal régimen y crear alianzas para su inevitable y futura desaparición.

No hay castrismo sin Fidel y Raúl Castro, y los dos líderes están a punto de pasar la hoja. Basta ver su edad. Son una desgraciada excepción frente a los movimientos mundiales contra caudillos y tiranos. Su sangrienta dictadura de 53 años se ha caracterizado por la represión, la falta de libertad y la absoluta ausencia de democracia multipartidista. Dos tipos han decidido por décadas el destino de millones y eso no se vale.

Ozzie Guillén, el mánager venezolano del equipo de beisbol de los Marlins debió saber sobre este bautizo de Miami antes de decirle a la revista Time que amaba y admiraba a Fidel Castro. Es imposible decir una estupidez así sin ofender a la ciudad que te da de comer y que pagó millones de dólares de impuestos para construir un estadio que no se necesitaba.

Los cubanos de Miami son implacables con este tema y tienen toda la razón. Hay que criticar y denunciar las dictaduras en todo momento, sin tregua. Elie Wiesel, el premio Nobel de la Paz y sobreviviente del holocausto, lo dijo mejor que nadie: "Hay que tomar partido. La neutralidad ayuda al opresor, nunca a la víctima. La acción es el único remedio contra la indiferencia".

No se puede ni se debe ser neutral ante Fidel y Raúl Castro. Son vergonzosas las imágenes del Papa Benedicto XVI de la mano, literalmente, con Fidel. El Papa prefirió al opresor que a las víctimas y -al igual que el presidente de México, Felipe Calderón, durante su reciente visita a la Habana- se rehusó a reunirse por un minuto con las Damas de Blanco y otros disidentes. El Papa y Calderón tomaron partido con los que matan y reprimen, no con los que buscan un cambio democrático.

Estas son las cosas que molestan tanto en Miami. El exilio cubano, correcta y tristemente, sabe que lo han dejado solo en su lucha contra la dictadura castrista. Cada visita en la Habana, cada foto con un sonriente Fidel, cada vez que un presidente o político se rehúsa a llamar tirano a quien gobierna a dedo y a fusil, los cubanos de Miami reafirman su convicción de que el mundo le ha dado la espalda a su tragedia.

Miami ha crecido mucho pero aún tiene ese aire de que todo es transitorio. Estamos, parecen decir los cubanos, pero solo hasta que Cuba sea libre. La sensación de temporalidad de la ciudad se reforzó con la llegada de los nicaragüenses huyendo de los sandinistas, y de los colombianos de la violencia, y de los venezolanos de Hugo Chávez. Cada crisis latinoamericana significa más renta de apartamentos en Brickell y Miami Beach y de casas en Hialeah y Kendall.

Miami es un refugio; un lugar donde se espera el cambio, donde se curan las heridas y donde se prepara el regreso. Pero en el caso de los cubanos, ese posible regreso se ha postergado por más de medio siglo y aún no hay fecha.

Se derrumbó el muro de Berlín y el bloque socialista, y en Cuba no pasó nada. La primavera árabe se enfrió en la isla. Y esa frustración de que cualquier intento de apertura, hasta la internet, se estrella con el malecón de la Habana, se siente en carne viva en Miami.

Por eso, lo que le queda a esta comunidad es mantener con dignidad y firmeza su oposición al régimen de la Habana. Y eso implica criticar y denunciar a cualquiera que intente ocultar la desgracia que se vive en Cuba.

Ozzie Guillén pidió "perdón con el corazón en la mano, de rodillas" tras declarar su amor por Fidel. El puede decir lo que quiera. La primera enmienda de la constitución lo protege. Pero el problema es que tocó donde más duele. Las palabras importan. Los Marlins, protegiendo su inversión, lo suspendieron por cinco juegos; los cubanos, en el fondo, ya lo poncharon de por vida.

Mis dos hijos llevan sangre cubana y estoy muy orgulloso de eso. No puedo dejar de pensar que si hubieran nacido en Cuba hoy serían esclavos de un sistema, su vida dependería de dos ancianos y no podrían decir, ni siquiera, "abajo el comunismo" (como el hombre que fue arrestado tras gritarlo en la misa del Papa en Santiago). Ellos y yo sabemos la enorme bendición que fue el que nacieran en Miami.

El bautizo de Miami es un ritual al que me he acostumbrado y que entiendo a la perfección. Pone en un lado a los que están por la libertad y del otro a los que no tienen el valor de llamarle dictador al dictador.
 
Twitter: @jorgeramosnews
Remitido por María Dominicis

MORALEJA PARA CUALQUIER DÍA


Cuentan que una pareja de recién casados se mudó de casa. La primera mañana, mientras tomaban café, la mujer reparó a través de la ventana, que una vecina colgaba sábanas en el tendedero.

-¡Qué sábanas tan sucias cuelga la vecina en el tendedero...! - Le comentó a su marido. Quizás necesita un jabón nuevo... ¡Ojala pudiera ayudarla a lavar las sábanas!

 El marido la miró sin decir palabra alguna.

Cada dos o tres días, la mujer repetía su discurso, viendo a través de la ventana, como la vecina tendía su colada.

Al mes, la mujer se sorprendió al ver a la vecina tendiendo las sábanas blancas, como nuevas, y dijo al marido: ¡Mira, por fin ha aprendido a lavar la ropa! ¿Le enseñaría otra vecina?

El marido le respondió:
 
-¡No, hoy me levanté más temprano y lavé los vidrios de nuestra ventana!