26 de junio de 2015

Pensar con el corazón


PENSAR CON EL CORAZÓN

(La manipulación de un cadáver)

Rev. Martín N. Añorga

Se amplía el panorama del pasado a medida en que se estrechan los límites del futuro. A mi edad, Cuba no es ya una esperanza, sino un recuerdo. Cada amanecer en las brumas del destierro es como si le inyectaran ritmo a una melancólica canción de despedida. Abro los ojos y el sol me salpica con una luz llena de tristezas. A la noche, al dormir, me voy hundiendo poco a poco en el fondo de una lágrima.

            Vine al exilio con la fortaleza de la juventud, la lozanía de mil sueños y con la seguridad de que algún día no lejano caería feliz en los brazos de mi patria. Han pasado décadas que como cuentas de un collar han formado la espantosa faz de medio siglo, y hoy soy un anciano de paso lento, cargado de presagios y huérfano de bandera. Cuba me queda quieta y apenada como una cruz  clavada en la espalda.

            Cuando se trata de Cuba se piensa con el corazón. No sabía, en los cálidos momentos de mi adolescencia, que las claras y tibias olas de Varadero se convertirían en látigo que mutila mi alma. Volver a Cuba, a solas, sin hacer ruido, como un fantasma, y ver la pobreza rodando por las calles, y los edificios trucidados como cadáveres profanados por aves de rapiña, nos produce una absurda sensación de abismo y desolación.

            He visitado en alas de la imaginación la casa en que gasté mi niñez. Extraños se amontonan en sus habitaciones, suciedad, miseria y despojo bailan en sus paredes. He visto, tirados en rincones mohosos, fotos familiares descoloridas y trapos manchados que antes fueron nuestra ropa de gala. Volver atrás para envolvernos en sombras es temblor en nuestras rodillas y sudor en nuestras manos.

            Mis padres, mis hermanos, mis amigos, han sido atrapados por la muerte. En los cementerios de mi patria hay sepultados pedazos de mi corazón. No poder tocar el mármol de una tumba, no poder besar el rostro de una lápida, son tragedias que desfilan en marcha por mi atribulada mente.

            A menudo, en mis tramos de silencio, medito en lo que hubiera sido mi vida, y la de los seres que amo en una Cuba llena de libertad y gozosa de paz. Probablemente no hubiera conocido las parcelas de mundo por las que me ha tocado transitar, ni hubiera tenido acceso al bienestar que a veces me sobra; pero hubiera sido completamente feliz. Sin miedo a guerras ni a extraños, sin el pensamiento agujerado de sospechas ni con la angustia de temer que una tumba me espere en un pedazo de tierra en un país en el que no nací. Cuba era un canto, su brisa un abrazo y su sol una caricia. Cuba era una palma que nos sonreía, una rosa que nos besaba y  un amigo que nos quería. Cuba era un regalo de Dios que han ultrajado garras codiciosas y malvadas.

            A veces pienso en qué sería del niño de divertida miraba que se hundía con cariño en el fondo de mis brazos. Residíamos en la zalamera ciudad de Santiago de Cuba y casamos a una simpática pareja de jóvenes  novios que le habían arrancado al cielo una estrella de felicidad. ¿Dónde estarán ahora, casi sesenta de años después? El destierro es un deshacer de relaciones, una deserción de nuestro natural ambiente y un olvido de rostros y cariños que nos fueron propicios.

            Suelo conversar con los pocos amigos que ya nos quedan, porque una luctuosa función de los años es la de ir apartándonos a unos de otros, y siempre volvemos por el achacoso camino del recuerdo a lo que fuimos, lo que hicimos, lo que esperábamos. Me decía una meditabunda compañera de mis años escolares, que quiso ir a Cuba para ver de nuevo los paisajes y los amigos de los que nunca hubiera querido separarse. No se trata de los viajeros de hoy, ávidos de vanidad y buscadores de aventuras. Se trata de una mujer cuyos valores no han sido distorsionados, la que me dijo con voz enredada en sollozos: “Mi Cuba no existe, la han asesinado. Lo que vi en mi patria fue el espectro de un cadáver insepulto. Lo peor de este viaje es que mis recuerdos se han contaminado de frustraciones y pesares”.

            Yo soy de los que no he vuelto a Cuba, por eso puedo a menudo pensarla como la novia engalanada que me concedió su amor; pero no siempre mi cansada mirada se desliza sobre el terciopelo de un salón de fiestas. Cuando pienso en Cuba con mi corazón veo la frente arrugada de una viejecita apresada bajo un techo tembloroso; contemplo una avenida solitaria y sin luces,    con muchachas ansiosas en las esquinas esperando la obscena propuesta del mejor postor. Cuando pienso en Cuba, veo a jovencitos uniformados, con metralletas clavadas en los hombros y ojos llenos de furia y rencor; veo a fornidos hombres arrastrando a las damas de blanco hacia hacinadas camionetas, rumbo al golpe y a la malicia de sus captores.

                        Sé que las bellezas naturales, autógrafo de Dios, no pueden ser mancilladas por la malicia humana; pero hay veces  en que  pienso en un río Cauto moribundo, en el valle de Viñales con palmas encorvadas y en el Pico Turquino como si quisiera huir de la tierra para abrazarse con el cielo. En una patria triste no hay paisajes que sonríen. He visto al Pan de Matanzas como un cadáver verde y a las olas del mar como golpes que pretenden despertar al cubano de la pesadilla de la opresión.

            Si me creen pesimista es porque lo soy. He perdido la confianza en la victoria, y se me ha sembrado de dudas el  valle del mañana. No creo en que mis ojos vuelvan a ver la bandera cubana ondeando amparada por un cielo azul de aplausos. Me siento afligido por la ligereza de mis compatriotas que piensan en Cuba como un botín y carecen de valor para rescatarlo. Me duelen las veleidades de los cobardes que regresan a la Cuba que dejaron por miedo a los pandilleros que la dominan, y van cargados de lujo para gozar de la aturdida gratitud de los pobres. Me produce tristeza ver a los que llenan sus bolsas con el sudor de su trabajo y les entregan a los tiranos el fruto de sus cansancios.

            Muchas veces he repetido en el silencio de mis angustias este verso sencillo del Apóstol José Martí:

“Oculto en mi pecho bravo
la pena que me lo hiere.
El hijo de un pueblo esclavo
Vive por él, calla y muere”.

            Ciertamente, hoy, cuando menciono a Cuba, la recuerdo con mi corazón.
 
Colaboración de Mª Eugenia Fernández

24 de junio de 2015

Cambio de táctica contra las Damas de Blanco


Todo hace indicar que la dictadura castrista ha ordenado un cambio de táctica contra las Damas de Blanco. Tal vez se han dado cuenta de que dañaban su imagen internacional, tan necesaria ahora que preparan una visita papal,   con las golpizas y actos de repudio perpetrados contra ellas por tubas toleradas y organizadas por el propio gobierno, y comienzan a obrar con mayor sutileza. Con lo sucedido el pasado domingo en Agua de Pasajeros se deja ver la nueva táctica que se está ensayando:  infiltrar la turba en las iglesias que ellas frecuentan para que las “espanten” con ofensas verbales y actos obsenos. Muy probablemente una muestra de lo que se les avecina.

En realidad, la infiltración castrista en la Iglesia cubana no es nada nuevo y se puede encontrar en cualquier nivel, hasta en el de simples feligreses que van a misa para escuchar sermones e informar de ellos a los órganos represivos del Estado.  A esos simples feligreses  infiltrados en la iglesia parroquial de Aguada Pasajeros el pasado domingo se les dio un encargo mas que ejecutaron a cabalidad. Y, lamentablemente, siempre hay quien los secunda con actitudes tibias o cómplices. La descripción de estos hechos sigue a continuación.  (adg)

 
Expulsadas ocho Damas de Blanco
de la parroquia de Aguada de Pasajeros  

Ocho Damas de Blanco fueron expulsadas este domingo (21 de junio) de la parroquia de Aguada de Pasajeros, Cienfuegos, confirmaron a DIARIO DE CUBA una integrante del grupo femenino, activistas y el sacerdote que las echó, identificado como Tarciso. «Cuando entramos a la iglesia, el cura nos dijo que no podíamos estar allí», relató Miladis Espino Díaz, integrante de las Damas de Blanco en la localidad. La líder de nuestro grupo le preguntó “¿usted nos bota de la iglesia?' y él dijo 'sí, yo las boto de la iglesia'».

«Dijo que nosotras podíamos entrar a la iglesia, pero no vestidas de blanco», añadió Espino Díaz. Afirmó que las ocho mujeres se retiraron y escucharon la misa desde el exterior de la iglesia. Al terminar el culto, continuó, el párroco «pidió perdón a los feligreses por no haberlo hecho antes», en referencia a la expulsión. «Lo dijo altísimo, como para que lo oyéramos nosotras, que estábamos fuera», comentó Espino Díaz.

«Les dije que podían venir cuando quisieran, pero no de esa forma» La Dama de Blanco dijo que el padre Tarciso les había avisado el viernes que no les permitiría la entrada a la iglesia este domingo. El sacerdote confirmó a DIARIO DE CUBA que pidió a las mujeres que se retiraran. «Les dije que como estaban las cosas no podía ser, les di unas razones», declaró.

Señaló que las mujeres en ocasiones tomaron fotografías y filmaron vídeos durante la celebración religiosa y fuera de la iglesia. «Eso se les había avisado, eso no puede ser. La gente de mi comunidad está muy enojada por eso», dijo el párroco. «No puede ser cuando queremos que nos respeten» «En estos momentos la comunidad está muy dividida y no podemos seguir dividiéndonos. Pero lo primero es que nos han faltado el respeto», consideró. «No puedo permitir que mi comunidad se rompa más», insistió.

Interrogado sobre si es cierto que exigió a las mujeres no asistir a misa vestidas de blanco, respondió: «Les dije que podían venir cuando quisieran, pero no de esa forma».

El padre Tarciso, quien por su acento parece de origen español, cortó la comunicación con DIARIO DE CUBA cuando se le solicitó revelar su apellido.

Miladis Espino Díaz y el activista Alberto de la Nuez Ramírez negaron que las mujeres hayan tomado imágenes dentro de la iglesia. «Nosotras vamos a la iglesia no solo porque somos Damas de Blanco, sino porque creemos en Dios. Cantamos, oramos, participamos, no nos portamos mal», afirmó Espino Díaz. «Lo de las fotos ocurrió una sola vez y fue desde fuera de la iglesia, no se ha hecho más», aseguró.

De la Nuez Ramírez dijo que fue un integrante de su grupo, el Movimiento Ciudadano Reflexión y Reconciliación, quien hizo fotos de las mujeres, pero coincidió con la Dama de Blanco en que ocurrió "una sola vez" y desde la reja de entrada a la iglesia. «El párroco lo prohibió y nosotros aceptamos (…) tratamos de que no se tomara como una provocación», afirmó De la Nuez Ramírez. La Dama de Blanco y el activista indicaron que, sin embargo, otros feligreses filman vídeos y toman fotografías usualmente.

«El padre lo que quiere es que las Damas de Blanco no sean visibles dentro de la iglesia, quiere que ellas se separen dentro del templo y que no vayan vestidas de blanco», dijo De la Nuez Ramírez. «Le ha molestado hasta que se graben cuando van en la caminata, y ya ahí no están en la iglesia». El activista dijo que este domingo un grupo de 15 opositores acompañó a las Damas de Blanco a la iglesia "para protegerlas" porque temían "que les pasara algo". Según su versión, hubo un gran despliegue en Aguada de Pasajeros de "tropas especiales, patrullas, Seguridad del Estado (…), como nunca antes".

De la Nuez Ramírez dijo que algunos feligreses «han hecho una campaña a las Damas de Blanco, están intentado excluirlas de la iglesia». «El padre se ha prestado para ese juego, que es una maniobra clara de la policía política», opinó. Espino Díaz dijo que el grupo femenino ha percibido el rechazo de algunas mujeres asistentes a la iglesia. «No nos saludan, no se sientan con nosotras, se levantan si nos sentamos junto a ellas, como si tuviéramos espinas. Otras sí nos saludan», indicó.

Tanto la Dama de Blanco como De la Nuez Ramírez dijeron que este domingo las activistas recibieron ofensas de varios feligreses cuando terminó la misa.

«Un señor salió de la iglesia, se sacó el miembro, orinó frente a ellas, sacudió. Unas mujeres les preguntaron si ellas eran enfermeras o doctoras porque estaban vestidas de blanco, les hicieron gestos obscenos con los dedos, las llamaron prostitutas», aseguró De la Nuez Ramírez.

La expulsión de las Damas de Blanco de la parroquia de Aguada de Pasajeros ha provocado el rechazo de varios líderes de la disidencia interna. El sindicalista independiente Iván Hernández Carrillo, exprisionero de conciencia del Grupo de los 75, dijo a DIARIO DE CUBA que valora enviar una carta al papa Francisco.

«¿Cuál será la respuesta del Sumo Pontífice, Francisco, ante la postura discriminatoria del párroco de la Iglesia Católica, en Aguada de Pasajeros?», preguntó por su parte el también exprisionero del Grupo de los 75 Félix Navarro en un mensaje recibido en esta redacción. «No veo otra cosa que un sacerdote complotado con la proyección del cardenal Jaime Ortega, en este histórico minuto que vivimos desde la emergente sociedad civil», añadió. Navarro recordó que recientemente el cardenal Ortega negó que en la Isla queden presos políticos.

Reproducido de Diario de Cuba.

23 de junio de 2015

La noche mágica de san Juan: fuego, yerbas y agua.

 
La noche mágica de San Juan:
fuego, yerbas y agua

Los antiguos celtas llamaban Alban Heruin a este festival y su principal significado era el de celebrar el instante en el que el Sol se hallaba en su máximo esplendor, cuando duraba más tiempo en el cielo y mostraba su máximo poder a los hombres, y al mismo tiempo, el día en que empezaba a decrecer en el Solsticio de Invierno.

Son innumerables los rituales propios de lo que llamamos la Noche de San Juan, que ahora se conmemora la víspera del 24 de junio, pero todos giran mayormente en torno a la glorificación del fuego. De hecho, este es el festival del fuego por excelencia. Realmente la noche del solsticio es la del 21 de junio aunque la Iglesia la ha adaptado a la festividad de San Juan.

Su antecedente mas conocido es la celebración celta del Beltaine ( significa “fuego de Bel” o “bello fuego”) ,que se realizaba el primero de mayo y era un festival anual en honor al dios Belenos. Durante el Beltaine se encendían hogueras que eran coronadas por los más arriesgados con largas pértigas.

Los druidas hacían pasar el ganado entre las llamas para purificarlo y defenderlo contra las enfermedades y rogaban a los dioses que el año fuera fructífero y solían sacrificar algún animal, para que sus plegarias fueran mejor atendidas.

Las fiestas griegas dedicadas al dios Apolo, se celebraban en el solsticio de verano encendiendo grandes hogueras de carácter purificador.

Los romanos, por su parte, dedicaron a la diosa de la guerra Minerva unas fiestas con fuegos y tenían la costumbre de saltar tres veces sobre las llamas y por entonces, se atribuían propiedades medicinales a la hierbas recogidas en aquellos días.

De igual forma, la presencia del agua es uno de los grandes símbolos de las celebraciones de San Juan que parece no tenerse en tanta consideración y que sin embargo, es una parte esencial de numerosos ritos de esta festividad.

El apelativo de "Verbena" a esta fiesta se lo dio la costumbre practicada en algunos lugares por las jóvenes casaderas de ir a recoger verbena a las doce de la noche en la víspera de San Juan, creyendo que con ello conseguirían el amor del hombre deseado por su corazón. Otra de la creencias afines a esta celebración era que la pareja que saltaba unida la hoguera conseguía felicidad y buena fortuna.

Igualmente fue costumbre que las jóvenes arrojaran guirnaldas trenzadas por ellas a sus amados a través de las llamas y ellos debían recogerlas antes de que cayeran al fuego. Las guirnaldas se guardaba como talismanes de buena fortuna y, ocasionalmente, se quemaba alguna cinta en el hogar para procurar protección de sus habitantes y animales.

Esta fiesta se celebra actualmente en muchos puntos de Europa, aunque está especialmente arraigada en España, Portugal, los países escandinavos y el Reino Unido. En Sudamérica, Brasil tiene “Festas Juninas”, y en Bolivia, Chile y Venezuela celebran también la noche de San Juan. En la mayoría de los lugares en los cuales se celebra  continúa la tradición original, aunque en España y Portugal se ha perdido parte de su significado. Habitualmente se realizan hogueras en las calles y plazas de las poblaciones donde se reúnen familiares y amigos.

A la noche de las hogueras de San Juan se le agregan tradiciones diferentes en las distintas comunidades españolas. En toda la costa cantábrica (norte), por ejemplo, se dice que esa noche mágica se comunican el mundo del más allá con el del más acá. Es el momento de espantar los malos espíritus. En Galicia, la noche de San Juan “meigas” y brujas huirán (En San Xoán meigas e bruxas fuxirán). Las hogueras se encienden llegado el día 24, es decir, pasada la media noche. Se le atribuye protección y buena suerte al hecho de saltar nueve veces una hoguera esa noche.

Se la conoce en general como la noche mágica, la noche en la que espíritus y duendes, brujas y druidas, adivinadores y hechiceras,  salen de sus escondites secretos y se pasean por el mundo, mezclándose con los hombres. Es una noche de encantamientos y hechizos, de petición de deseos y conjuros para que se realicen; es una noche de ceremonias mágicas, de rituales y sortilegios. Y es también, y sobre todo, una noche de fiesta, de fiesta grande. Y no solo en el norte cantábrico, de probada ascendencia céltica. También en el Mediterráneo se celebra popularmente, en la que los celebrantes, para finalizar las ceremonias se introducen entre las olas, comulgando por un corto tiempo con el mar y recibiendo de él toda su fuerza.

 Una de las tradiciones más arraigadas y más espectaculares    en Barcelona,  es la quema de trastos viejos en enormes hogueras que arden en las calles. Durante semanas, los vecinos de los barrios acumulan muebles viejos, maderas, cartones, ...todo aquello que ya no sirve en casa, que hay que tirarlo a que arda bien en la hoguera. La noche de la fiesta ya hay una verdadera montaña de muebles viejos de madera y otros trastos similares que pronto arderán en una  gigantesca pira con la que, además del humo, también se esfumarán los malos espíritus. No se pueden quemar cosas nuevas: hay que usar muebles viejos si se quiere invocar la buena suerte.

Cuando las llamas dejan paso a las brasas, los más valientes, se atreven a saltar por encima de las ascuas, aunque hay que saber saltar muy bien para que no haya un drama. Si los que saltan son una pareja de enamorados, la tradición dice que estarán juntos y felices por el resto de sus vidas. Eso dice la tradición. Es tradicional danzar en torno a la hoguera. La creencia popular dice que las danzas siempre van encaminadas a ahuyentar los malos espíritus y a dar la bienvenida a los buenos.

En las ciudades y pueblos de las costas de Valencia y Alicante, se erigen construcciones de figuras hechas durante meses, construcciones que arderán después durante la noche del fuego como unas fallas.

En Barcelona, otra costumbre tradicional es tirar miles y miles de petardos durante la noche de San Juan. Petardos, cohetes, fuegos artificiales,... la noche se llena de luces de colores y de estruendos de todas las intensidades que llenan ciudades y pueblos hasta el amanecer.

Mucha gente va a pasar la madrugada en la playa. El agua, el otro gran símbolo de vida y fertilidad. Dicen que esa noche, el agua se vuelve curativa, que sana enfermedades del cuerpo y del alma, y que hace verdaderos milagros con los amores fracasados... La gente va a la playa, come, bebe, tira petardos, baila al son de la música, se baña en el mar a la luz de la luna, danza alrededor de la hoguera,...en fin,  lo que la noche más mágica del año quiera regalarle...

Las verbenas de la playa son preciosas: allá pasas toda la noche de fiesta y allí te quedas hasta que el sol empieza a salir por el horizonte y se hace de día. Esa es otra de las grandes tradiciones, celebrar una gran fiesta : la verbena. La verbena puede ser una fiesta familiar, pero sobre todo es una fiesta de grupos de amigos, o de gente que se reúne en lugares públicos de la ciudad; y es una fiesta en la que se baila, se danza, se tiran cohetes y petardos, y en la que lo más típico es comer coca, beber cava y divertirse durante toda la noche.  La coca es un dulce típico de la noche de San Juan y del que se consumen millones durante la fiesta, durante la verbena. 

Es una noche de amistad, de amor, de celebraciones grupales. La magia, los hechizos, los conjuros, las peticiones de deseos, los encantamientos, la luna, el mar, las hogueras, el fuego purificador, los petardos, las verbenas, la coca, el cava, el champán, todos estos elementos configuran la mágica noche a lo largo de toda la costa mediterránea.

Entre los rituales más conocidos, pertenecientes a diversos lugares de Europa, citaremos los siguientes:

*Justo a la medianoche, a las 12, lavarse la cara con agua de mar para purificarse y para tener un año de buena suerte

*Quemar hierbas en casa, al tiempo que se encienden velas de colores, teniendo cada color una significación especial en función de lo que se pide.  

*Escribir un deseo en un papel y echarlo luego a la hoguera para que el fuego haga que se cumpla ese deseo.

*Recoger hierbas aromáticas, como el romero, el tomillo o la verbena, las cuales multiplican sus propiedades curativas durante la mágica noche.

*Lavarse la cara con agua de manantial durante la noche de los encantamientos, te dará belleza por mucho tiempo.

*No hay que mirarse al espejo a las 12 en punto de la medianoche, pues a quien vemos es al mismísimo demonio negociando un buen trato para comprarnos el alma.

*Si vas a recoger la hierba llamada "verbena" a las 12 de la noche, conseguirás el amor que deseas.

*Si sacas las maletas a la puerta de casa, después de la medianoche, tendrás un año lleno de viajes.

Así es la noche de San Juan. Una noche mágica, en la que el fuego, el agua y la naturaleza se alían para dar cobijo a multitud de ritos en pos de la suerte, la buena fortuna, el amor y la salud. 

Fuentes: Wikipedia.org, spanishpostcard.org, bable.es

22 de junio de 2015

Carta a Santa Teresa, con posdata cubana

Carta a Santa Teresa, con posdata cubana
Orlando González Esteva
 
Santa de Teresa de Jesús, cumples 500 años y a mí se me ocurre que esta festividad tome un rumbo extravagante, como si lejos de desandar alturas y profundidades de mano de la Iglesia de la que eres doctora, y de los medios literarios, entre los que cuentas con tantos devotos, no me animara más ilusión que sorprenderte y, acaso, divertirte, como corresponde a toda conmemoración de esta índole, máxime cuando se trata de una cumpleañera cinco veces centenaria, propensa a la alegría y nada ajena al humor. También entre los pucheros anda el Señor dijiste cuando, sartén en mano, te sorprendieron extasiada entre ellos.
 
Vivo sin vivir en mí, confesaste, haciéndote eco de una copla y glosándola, y ese vivir fuera de uno mismo, incomprensible en lo racional más romo, está lleno de lógica y encarna un estado de ánimo más común del que se sospecha:
 
Se desprendía la tarde de la tierra.
Me despedí de mí, me di la mano.
Me quedé en la ventana
mirándome partir.
 
El testimonio de Eduardo Carranza, poeta colombiano, revela una escisión de la persona de la que otro escritor, en este caso argentino, también dio fe: Al otro, a Borges, es a quien le suceden las cosas... No sé cuál de los dos escribe esta página.
 
Entre nosotros, los cubanos, la sensación de no ser todo uno o de ser simultáneamente alguien más no es inédita: 
 
Me siento extraño a mí mismo
como si yo fuera otro,

con algo mío en el alma
tan sólo.  
(Agustín Acosta)
 
El caso de José Martí revela hasta qué punto puede alguien distanciarse de sí mismo y ser sólo "cáscara" de quien fue, cáscara sujeta a la voluntad del viento huraño:
Vino a verme un amigo y a mí mismo
me preguntó por mí.
Ya en mí no queda
más que un reflejo mío...
 
No es raro, pues, que una persona se halle "fuera de sí", en el sentido más y menos común de la expresión, aunque nada lo delate y esa ausencia de sí misma llegue a ser, más que un estado pasajero, una constante.
 
Imagino la extrañeza que debe de haber causado en algunos círculos del cancionero hispanoamericano el estreno, hace más de medio siglo, de la canción “Sin mí” de Mario Clavell. Aun hoy, dado el abismo que se abre entre su singularidad y la ineptitud del ciudadano promedio para prestar atención a todo lo que evada el lugar común, desconcierta:
 
Sin mí, vivo sin mí.
Acaso tú no sepas lo que es andar así.
"Sin mí" quiere decir sin ti,
porque tú eres mi yo, un yo mucho más que yo, ¡mucho más que yo!

Sin mí, vivo sin mí.
Vivir sin ti, querida, quiere decir sin mí;
sin mí, pues no me puedo hallar,
yo me perdí de mí el día que me alejé de ti.
Por eso, amor, no sé quién soy,
ni adónde voy, ni qué he de hacer
sin mí
.
 
Pocas veces el cancionero continental ha descrito de manera tan exacta la desorientación del amante separado de la amada, único norte posible, única forma de estar a gusto consigo mismo. El protagonista de “Sin mí” tiene algo de fantasma; oírlo es recordar un haiku de Matsuo Basho en el que se alude a una senda por la que nadie va, ni siquiera el poeta que la recorre. Nadie, salvo el crepúsculo.
 
El extraviado se ve a sí mismo como el alma del difunto ve el cuerpo que abandona, sólo que en este caso es el cuerpo el que echa de menos su alma, el que se desalma en vida.
 
Sólo debe cantar “Sin mí” quien comprenda que se trata de una conversación con una mujer distante que, paradójicamente, le escucha desde dentro de sí mismo, de ahí que la canción raye con el soliloquio; una mujer dentro de la cual reside, nueva paradoja, el propio amante desolado que se echa de menos.
 
Si Mario Clavell no estaba en sí, ¿quién compuso la canción cuya autoría acabó asumiendo? Si cada uno los poetas citados compartió un trance similar, la certeza de ser y no ser ellos, o de ser definitivamente otros, ¿a quiénes debemos sus obras? Si no vivías en ti, Teresa, ¿a quién adjudicar tu glosa; a quién, la copla que glosaste?  
  
Ya ves qué lejos puede llevarnos --o traerte-- un verso.
 
Feliz cumpleaños.
            O. G. E.
P. D. Los cubanos hemos vivido fuera de nosotros mismos durante tanto tiempo que ya no sabemos quiénes somos, quiénes fuimos ni quiénes podemos aspirar a ser, si de aspiraciones aún es posible hablar: de las más nobles hicimos tabla rasa y sólo nos tientan las egoístas. Lo opuesto tampoco es falso: a diferencia de ti nunca salimos de nosotros mismos, nunca nos alejamos de nosotros, y en ese puchero borboteante de realidades patrias que no cesamos de revolver y condimentar --olla de grillos, más bien-- nos ahogamos. Escúchanos hablar, lee lo que escribimos, observa nuestros pensamientos: todos los caminos conducen a nosotros, todo gira alrededor de nosotros, todo es nosotros. Hártanos de nosotros.  
Orlando González Esteva nació en Palma soriano, Cuba. Resideen Estados Unidos desde 1965. Sus poemas, que al decir del escritor Octavio Paz hacen “estallar en pleno vuelo a todas las metáforas”, aparecen publicados en Mañas de la poesía, El pájaro tras la flecha, Escrito para borrar, Fosa común, La noche y los suyos y Casa de todos. Es también autor de los siguientes ensayos de imaginación: Elogio del garabato, Cuerpos en bandeja, Mi vida con los delfines, Amigo enigma, Los ojos de Adán y Animal que escribe. El arca de José Martí. González Esteva ha ofrecido lecturas de versos, charlas y talleres en Estados Unidos, España, Japón, Francia, México y Brasil, y ha desarrollado una intensa labor cultural en los medios literarios, artísticos y radiofónicos de Miami.
 
Reproducido de Martinoticias.com
 

Los malos modos

Los humanos, cada vez mas asilvestrados*

Manuel Trillo, abc.es

*El título original de este artículo se refiere a “los españoles”,
pero sus comentarios bien pudieran incluir a otros muchos países del mundo actual

«Sin el conocimiento y la práctica de las leyes que la moral prescribe, no puede haber entre los hombres ni paz, ni orden ni felicidad». Así comenzaba el célebre “Manual de Urbanidad y Buenas Maneras”, escrito a mediados del siglo XIX por el venezolano Manuel Carreño, algo así como la biblia del comportamiento cívico. Puede que las costumbres hayan cambiado, pero el espíritu de aquel decimonónico catecismo de los buenos modales tal vez siga siendo necesario en la España de 2015.

La buena o la mala educación no aparecen reflejadas en las estadísticas del INE ni en los barómetros del CIS. Tampoco las valoran las pruebas PISA con que la OCDE evalúa a los estudiantes adolescentes. Y, sin embargo, es algo que nos afecta a todos de forma directa en nuestro día a día.

Palabras malsonantes forman parte del lenguaje habitual en los medios de comunicación; el tuteo ha arrinconado a la palabra usted hasta convertirla en un arcaísmo; que alguien acuda en camiseta a un acto solemne ya no sorprende a nadie, y ceder el paso o el sitio en el autobús, sea a un hombre o a una mujer y tenga la edad que tenga, lleva camino de convertirse en una extravagancia. A todo ello se suma ese universo paralelo que es el mundo de las redes sociales, donde bajo la máscara de un avatar se vuelcan los improperios más soeces.

El sistema educativo

El sociólogo de la Universidad de Navarra Alejando Navas advierte de un «asilvestramiento» de las nuevas generaciones de españoles. Lo atribuye a múltiples factores, y el tipo de educación es uno fundamental. Según Navas, se aprecian los ecos de la pedagogía «antiautoritaria y emancipadora» que se impuso en Europa en los 60 y 70, y que en España se sumó a partir de 1975 al ansia de dejar atrás el espíritu de obediencia del franquismo. La sociedad se hizo refractaria a las normas o pautas y, en la educación, desde el jardín de infancia se abogaba por «la espontaneidad» del niño y por prescindir de programas y materias fijos. «Muchos padres educados de forma autoritaria querían para sus hijos otra cosa», explica. Pero eso ha llevado a cierta «inseguridad» de los progenitores al educar a sus vástagos y, al privarles de pautas por las que regirse, les han causado «desorientación». «No se atreven a imponerles nada» y los jóvenes acaban creciendo «sin normas ni modales», advierte.

«No se puede vivir en la pura espontaneidad trasgresora»

Esa falta de referencias hace que muchos no sepan cómo comportarse en sociedad y que en las ciudades se hayan tenido que aprobar ordenanzas cívicas que prohíban algo tan básico como orinar en la calle. «Una vida social sin pautas de comportamiento es insoportable», señala el sociólogo de la Universidad de Navarra, que advierte: «La jungla no es un entorno para una vida social viable; no se puede vivir en la pura espontaneidad transgresora, hay que adoptar pautas».

El experto en protocolo Gerardo Correas, por su parte, no cree que los españoles sean «ni más ni menos» educados que décadas atrás; son «distintos», afirma. Los cambios de costumbres hacen que «aumente la sensación de que el pasado siempre fue mejor», pero muchas de las buenas maneras que se han perdido están más bien «relacionadas con la sociedad feudal», sostiene. De hecho, destaca que el nivel cultural ha mejorado mucho en los últimos 50 años y eso hace que estemos «mejor educados». Pero no duda del cambio de hábitos. Como ejemplo, apunta que «en los 50 se trataba de usted a los padres, cosa impensable hoy». «Hay que saber adaptarse a los tiempos», señala Correas, presidente del Grupo Escuela Internacional de Protocolo.

Vestimenta

También en la vestimenta ha habido transformaciones. «A la universidad en los años 50 se iba con corbata», recuerda, mientras que hoy incluso «se aconseja no acudir a la oficina con corbata para ahorrar aire acondicionado y crear un ambiente distendido».

Pero sí defiende que haya «determinadas formas de vestir en determinados sitios». En este sentido, a Gerardo Correas le parece tan «fuera de lugar» que en 2004 los sindicalistas no fueran en chaqué a la boda de los entonces Príncipes de Asturias «como ir a un mitin de la UGT en esmoquin».

Internet y el móvil

La popularización en las últimas décadas de nuevas herramientas de comunicación, como los teléfonos móviles y las redes sociales, ha revolucionado las costumbres. «Mucha gente está ahora inmersa en el mundo digital, entre auriculares y pantallas, y pierde facilidad en el trato cara a cara», señala Alejandro Navas. De hecho, cita un congreso de psiquiatría en EE.UU. en el que se puso de manifiesto cómo «los jóvenes se han vuelto inhábiles para el cortejo, para el ligue, porque les falta vocabulario». Además, las comunicaciones a través de internet permiten estar «a cubierto», mientras que en el cara a cara es «más arriesgado». Incluso se pueden «fingir identidades».

«No es culpa de las redes sociales sino de las personas»

El presidente de la Escuela Internacional de Protocolo reconoce que las nuevas tecnologías generan «total desconcierto e incertidumbre». «De todos es conocido que no podemos sacar un móvil en una comida, a no ser que esperemos una llamada urgente y no hayamos avisado. Sin embargo, pasamos por alto la exigencia de una respuesta inmediata ante un email o wwhatsapp», señala. «La misma libertad que tiene alguien para llamarte a la hora que quiera es la libertad que tú tienes para responderle». Asimismo, cree que si alguien hace mal uso de las redes sociales y pierde las formas «no es culpa de las redes, sino de la persona».

Falta de vida familiar

Antes se consideraba una falta de respeto llamar a una casa a la hora de comer. Pero ahora se llama al móvil a cualquier hora. El problema, para Alejandro Navas, es que «ya no se come ni se cena en familia», algo «grave», puesto que la familia es «la primera instancia socializadora». La mesa es donde los niños «aprenden modales, a compartir y respetar, se fijan en los mayores, cómo se tratan y hablan entre sí, es decir, es donde aprenden criterio. Si eso no se da, salen con un déficit tremendo», explica.

«De nada vale la escuela si no se corresponde con la familia»

La presidenta de la institución de enseñanza SEK, Nieves Segovia, señala que la sociedad «ha externalizado» en el sistema educativo la formación cívica, cuando debería ser cuestión de la familia y del resto de la sociedad. «Poco puede hacer la escuela si luego lo destroza la televisión o no se corresponde con la familia», opina. Segovia piensa que «no se puede dar clase de valores, eso es absurdo». En su opinión, la escuela ha de «asumir y representar» esos valores, como el respeto.

No obstante, la profesora y coordinadora de los programas internacionales en la Universidad Camilo José Cela, Ángeles Bueno, destaca que hay procedimientos educativos para «fomentar en la persona un desarrollo más global y cívico», como el aprendizaje cooperativo, que a través de la realización de tareas en grupo potencia su sentido de la responsabilidad y sus habilidades sociales, entre otras.

Sin cultura del esfuerzo

Con todo, el profesor Navas alerta del «menosprecio del esfuerzo» que se ha instalado como otra de las causas del «asilvestramiento». Como ejemplo, comenta cómo los jóvenes con notas brillantes, cuando los periodistas les preguntan cuánto tiempo dedican al estudio, responden de forma invariable que no mucho, que la clave está en que se organizan bien. «Está mal visto estudiar mucho. No puede presumir de ello, tiene que esconderse, y eso es alarmante», subraya. En cambio, en el mundo asiático triunfar en el colegio es algo «importantísimo, una cuestión de orgullo para la familia». «Eso se ha perdido en Europa y, por supuesto, en España, donde ha habido un deterioro escolar. Y eso refleja en el resto de aspectos de la vida», lamenta.

Un lenguaje vulgar

Navas reconoce que hay una creciente tendencia al tuteo. Aunque considera positivo rechazar el autoritarismo y el exceso de formalismo hueco, cree que otra cosa es el «coleguismo» y la supresión de todo tipo de diferencias, porque «sigue habiendo jerarquías». Además, el discurso público «se vulgariza» y «es lamentable el griterío, los insultos, la falta de rigor» en los debates en los medios de comunicación, indica.

El tuteo está relacionado con otro rasgo de la cultura moderna: la exaltación de la juventud. En la sociedad tradicional se valoraba a los ancianos y se desconfiaba de la novedad, pero el mundo moderno occidental ha cambiado ese paradigma y ahora «mira al futuro y desconfía del pasado», de modo que se impugnan las tradiciones y «se privilegia al joven», fomentándose la rebeldía, la autonomía y la transgresión, señala Navas. Y esto es algo que se puede ver también estos días en el mundo de la política, apunta.

«Se abusa del tuteo», coincide Gerardo Correas, aunque en su opinión «responde a una mayor naturalidad y una mejora de la comunicación, sin que eso suponga una pérdida de respeto ni de modales».

Igualdad o descortesía

El afán por respetar la igualdad de sexos también ha alterado las costumbres y ha sembrado ciertas dudas en el trato con las mujeres. «Ahora uno no sabe cómo hacer: si le cedo la puerta a una mujer o pago yo, puede ser considerado machista. Pero si no lo hago, puedo ser poco caballeroso. Es un momento de cambio cultural que provoca inseguridad», señala.

Frente a otros países

En comparación con otros países europeos, estaríamos en un punto medio entre el civismo extremo de los países escandinavos, donde «da reparo tirar un hueso de cereza no ya en la calle, sino en el campo», y ciudades mediterráneas como Nápoles o Atenas, que son un «caos». España está bien porque la vida, aunque no sea «tan perfecta» como en los países nórdicos, está bien resuelta al tiempo que «se mantiene la humanidad». «Tenemos un nivel de vida aceptable y alegría de vivir. De hecho, Madrid es el destino número uno para los corresponsales extranjeros y los diplomáticos», resume.