Gabriel Cruz, 8 años, asesinado en Puebla de Vícar, Almería, el 27 de febrero de 2018 |
«Carta de
un pececito»,
el relato
que emocionó
a la
madre de Gabriel
La misa funeral por el pequeño Gabriel, cuyo cadáver fue localizado el
pasado domingo en el maletero del coche de la novia de su padre, fue un acto
lleno de emotividad, un llamamiento a la sociedad para que este tipo de hechos
no vuelva a ocurrir. A pesar del dolor de los padres, Ángel y Patricia
quisieron volver a atender a los medios de comunicación y a las cientos de
personas que les arropaban fuera de la catedral de La Encarnación para volver a
dar muestras de su bondad. Se acordaron de todos los que les han apoyado
durante estos días. A todos, incluso a una persona que les emocionó con un
cuento sobre Gabriel. Patricia Ramírez agradeció el relato: "Sabemos que
está jugando con sus peces y la bruja ya no existe". El relato al que se
refería Patricia es el cuento del cantautor sevillano Andy Moradiellos, que
quiso plasmar en él los sentimientos que le había causado el trágico caso:
Carta de
un pececito
«Mamá, estoy bien, pese a que
estés muy triste, se que tu primer pensamiento es que no lo merecía y es
cierto, no lo merecía, tienes toda la razón, pero no quiero que pienses que somos los perdedores de
esta historia, porque he vencido, mamá, aunque el precio para vosotros haya
sido muy alto.
He vencido
y estoy feliz en un lugar donde nunca jamás
nadie podrá hacerme daño; he vencido, mamá, porque nunca la bruja del cuento
pensó que un pez tan pequeñito fuera a plantarle cara. He sido valiente, mamá, aunque
mi cuerpecito es pequeño; digo pequeño en comparación con mi corazón y mi
valentía. Nunca pensé que fuera tan poderoso, mamá, pero lo soy y he ganado: os
he enseñado la verdadera cara de un alma oscura, he
rescatado a papá de las fauces de la bruja, he podido romper ese hechizo que
nunca nadie pudo romper, porque soy mágico, mamá.
Por mas que hayan querido
esconderme, brillo, mamá, he conseguido que papá y tu estéis mas unidos que
nunca, no creáis que no os he visto agarraros las manos como nunca, he ganado,
mamá, y soy invencible, invencible y eterno, soy eterno en el corazón del
mundo, en vosotros que sois yo mismo y en
la mente de la bruja malvada que siempre me verá en sus sueños y cada vez que
intente ser feliz, mire a un niño o al suyo propio si alguna vez
consigue que alguien vuelva a amarla.
Soy un guerrero, mamá, aquí
donde os estoy esperando a todos, tengo una armadura dorada y brilla mas que el
sol, porque yo soy el sol, el que os alumbrará siempre en los días mas
difíciles; soy el encargado de iluminar la
mirada y el corazón de todos los que aun vivís ahí, en ese lugar
hostil y lleno de maldad, para que caminéis lo mas felices posible hasta mi
reino de hadas, donde nunca entran brujas malas, ni personas con el alma
contaminada; solo vosotros, mamá, las personas como tu o como yo.
Hay una princesa en este reino,
se llama Marta y es muy bonita, mamá; tiene un hermoso castillo desde el que
podemos ver el mar, me cuida mucho porque dice que me comprende muy bien, bajamos todos los días a la playa y
hacemos en la arena pescaditos y castillos, pero estos castillos no se los
lleva el mar ni los pescaditos se deshacen con las olas, porque queremos que
todos veáis lo bonitos que son. Marta me dice que no estéis tristes, que
allí solo somos piel, pero aquí somos solo lo que importa: somos alma, almas
limpias, grandes, y todos un día dejaremos de estar allí para venir aquí, menos
las personas malas que siempre estarán atrapadas en sus remordimientos.
Mamá, descansa, hemos ganado y
lo he conseguido yo solo siendo un pescadito tan pequeño, sois libres papá y tu
porque ya no hay personas malas tan cerca de vosotros. No os soltéis las manos
porque es cuando mas brilla mi armadura, si, la del guerrero, la del príncipe
que con su luz alumbró el camino de la verdad y dejó al descubierto el odio, la
maldad y la mentira. Mamá, nos volveremos a ver y te enseñare todos los
pececitos que dibujo en la orilla del mar.
Mamá hemos ganado. Mamá, hoy he
vencido a la oscuridad.»
#todossomosgabriel
Reproducido de La Razón, Madrid