12 de julio de 2014

España, bienvenido Mr. Chávez


España: Bienvenido Mr. Chávez
Carlos Alberto Montaner

La idiotez política está al alcance de cualquier pueblo. Ninguna sociedad está libre de recorrer ese camino. Quien lo dude, debe pensar en la Alemania de Hitler, la Italia de Mussolini, la Cuba de los Castro o la Venezuela de Hugo Chávez. Sobran los ejemplos.

“Podemos” es un partido político chavista, oficialmente creado hace pocos meses en España. Pablo Iglesias es su cara más visible. Se trata de un joven profesor universitario, desaliñado, con barba rala y cola de caballo, quien no vacila en defender el uso de la guillotina para traerle la felicidad a la sociedad española.

El personaje y su partido han entrado en la vida pública española sorpresivamente. En las elecciones al Parlamento Europeo, la novísima organización obtuvo 1'200.000 votos y cinco escaños. Esto ha desatado las alarmas.

El calificativo de chavista a “Podemos” no es gratuito, sino todo lo contrario. Ha sido muy costoso. De acuerdo con una investigación llevada a cabo por el diario El País, los directivos españoles de esa organización, por medio de una Fundación, han recibido unos cuatro millones de dólares a lo largo de los años en concepto de “asesorías” por parte de la Venezuela de Hugo Chávez.

Por el tipo de medidas llevadas a cabo por el chavismo se pueden deducir las creencias que prevalecen en “Podemos”. Forman parte del extendido grupo de fabricantes de miseria que militan tras las banderas del populismo. Cuando Chávez llegó al poder había seis millones y medio de pobres. Hoy existen más de nueve y el país padece todo tipo de escaseces en medio de la mayor violencia. En Caracas, dicen, ya no se contabilizan los habitantes sino los supervivientes.

¿Pueden semejantes personajes llegar al poder en España en un futuro próximo? El periodista Federico Jiménez Losantos, quien procede del Partido Comunista y ha evolucionado hacia el liberalismo, afirma que sí, y yo creo que tiene razón. Pudiera ocurrir.

Todos los elementos están dados para la tormenta perfecta. Los dos grandes partidos nacionales –los populares y los socialistas– se han desacreditado por culpa de la corrupción. Hay un 25% de desempleo, que alcanza el 50 entre los más jóvenes. El separatismo catalán y vasco va en aumento. La monarquía cuenta con un tibio respaldo. Muchos jóvenes bien preparados emigran hacia otras naciones porque no encuentran posibilidades de prosperar en España.

Las propuestas de “Podemos” son totalmente disparatadas, pero eso jamás ha sido un obstáculo para ganar elecciones en épocas de crisis. Prometen repartirlo todo porque, para esta gente, corta de entendederas, el problema no está en la limitada generación de riquezas por la debilidad del tejido empresarial, sino en la mala distribución de ella.

Creen que la forma de combatir el desempleo es repartir el trabajo “justamente”. Si el 100% de los trabajadores sólo trabajaran el 75% de la jornada laboral, el 25 que no encuentra empleo podría hallarlo.

Creen que, si se reduce la edad de la jubilación a los 60 años, en lugar de los 65 hoy vigentes, habría más empleos disponibles y más tiempo para disfrutar del ocio. (¿Por qué no a los 50?).

Creen que basta con despojar de sus excedentes a los que tienen, para otorgarle a toda persona radicada en la Península un subsidio “digno” que le permita vivir decorosamente.

Es decir, “Podemos” promete terminar con la crisis esforzándose menos, en lugar de más, que es lo que dictan el sentido común y la experiencia. Pero esas propuestas, que arruinan a cualquier sociedad, son gratas a los oídos de muchos electores.

¿Son demócratas los miembros de Podemos? No lo creo. No se puede ser chavista y demócrata simultáneamente, de la misma manera que no se puede apoyar al fascismo o al comunismo y creer en la libertad. Es lo que los clásicos llamaban contradictio in terminis, algo así como un cuadrado redondo.

La vía electoral, eso sí, es la fórmula para llegar al poder y, desde allí dinamitar las instituciones que sostienen el Estado de Derecho. Esto es lo que han llevado a cabo la Venezuela de Chávez y Maduro y, hasta cierto punto, el Ecuador de Rafael Correa.

¿Cómo pueden llegar al poder semejantes personajes? Jiménez Losantos piensa que mediante un pacto con los socialistas, los comunistas de Izquierda Unida y los separatistas más radicales de Cataluña y el País Vasco. Un nuevo Frente Popular que se inclinaría paulatinamente hacia el estatismo-colectivista-populista, que derrote al centro derecha en las urnas y precipite a España en una etapa revolucionaria.

¡Dios nos coja confesados!

Laura Mestre Hevia, una cubana helénica


Laura Mestre Hevia, una cubana helénica

Marlene María Pérez Mateo

          Todavía no me recupero (por decirlo de alguna manera) de saber que Homero no fue el autor de la Ilíada y la Odisea; que Shakespeare no fue el autor de tantos dramas y poemas; y que Mozart no escribió toda la música que suponemos. Claramente estas son teorías o especulaciones con basamento hipotético. Se plantea a Anna Marie Mozart, la hermana del músico austriaco como la autora real de buena parte de sus melodías, siendo esta la única salida de la joven para dar a conocer su creación.

          El primero, y de los tres ejemplos el mas antiguo, apunta a una mujer radicada en las costas de Sicilia quien escribió los dos dramas: La Ilíada y La Odisea, con varios lustros y generaciones de diferencia. Lo segundo es adjudicado a Sir Eduardo de Vene, Conde de Oxford; aristócrata inglés sumamente culto quien se valió de un actor de teatro, William Shakespeare, para sacar a la  luz su pródiga y genial escritura.   

    Mas dedico estas líneas no exactamente al asombro, ni a las hipótesis. Dedico estas palabras   a una cubana, verdadera e ilustre, no escondida. A una que hizo de  la traducción   la profesión de transparencia merecida: Laura  Mestre Hevia.

          Laura nació en La Habana en una familia de  acaudalados intelectuales en 1867. Su primo Aristides Mestre fue un biólogo notable, su primo, Juan Miguel Dihigo y Mestre,  filólogo, su hermano Jose Manuel Mestre Domínguez, filosofo y su hermana Fidelia, traductora. Pero es sin duda su padre, el Doctor Antonio Metre, quien mayor influencia tendrá en su vida. Fue él un pionero de la pediatría cubana y el introductor de las teorías de Darwin en Cuba.  Ya a los 16 años, Laura había leído a la gran mayoría de los clásicos universales.  Dos lustro publicó su primera traducción del francés, “Sombra” de Adele Janvier, en la revista “La Habana Elegante”. Estudió en la Facultad de Arte de la Universidad de La Habana, y además latín, griego, francés, inglés e italiano. Con el fin de profundizar en el mundo helénico incluyó en su curriculum literatura y filosofía.

          En su casa de Jesús María # 26 se consagra a la traducción de clásicos.  Ha sido y es la única mujer traductora al español, de los poemas adjudicados a Homero.   Publicó en 1939 libros sobre literatura moderna, la traducción de los poemas de Safo y epinicios de Píndaro.  Laura logró belleza, precisión y fidelidad al texto original. El uso de epítetos, hipérbaton y la puntuación no ofrecieron pocas dificultades. Ella misma lo definió: “es copiar en yeso una obra en mármol”  “…no seamos traidores sino interpretes de la verdad, a veces desnuda, a veces trágica de su lenguajes; peor también revelemos la infinita poesía de sus cantos...” “… se siente la fragancia del amanecer del mundo, de la primavera del universo."

          Para vergüenza de todos, la mayor parte de su obra no ha sido publicada y de las manos de Isabel, hermana de la autora, pasó a las de José María Chacón y Calvo y de allí a un Archivo del Instituto de Literatura y lingüística.          

Marlene María Pérez Mateo
Febrero 14, 2014

11 de julio de 2014

Una luz para los míos

Miedo y rencor a Castro

 
Miedo y rencor a Castro


Tania Díaz Castro

¿Podía ser de fiar aquel personaje atolondrado, vehemente, impetuoso y agresivo, empeñado en gobernar Cuba a como sea?

LA HABANA, Cuba. CUBANET - -Son pocos los que saben por qué el pueblo cubano no apoyó a Fidel Castro en los años que antecedieron a su dictadura, cuando para poner fin a su corta guerra de guerrillas en las montañas, pidió una huelga general en 1957 y otra en 1958 y el pueblo se mantuvo a distancia.

Si revisamos la prensa de aquellos años, podemos saber que a partir de 1944, cuando Fidel dio sus primeros pasos en el escenario político de La Habana, comenzó a vérsele como un joven problemático capaz cometer graves errores, al pertenecer a una agresiva organización política, Unión Insurreccional Revolucionaria –UIR-, envuelta en cruentos enfrentamientos y, como se publicó, por haber participado en una balacera en el Estadio Universitario, con un saldo de varios heridos graves.

En 1947 recibe un contundente fracaso cuando participa de una expedición para derrocar al dictador Trujillo, en la que, para evadir la cárcel, escapa a nado de la embarcación. Luego, en noviembre de ese año, vuelve a ocupar las páginas de algunos periódicos, cuando junto a otros estudiantes, se roba la campana del ingenio La Demajagua, símbolo de la guerra de 1868 contra España, un hecho hasta ahora poco esclarecido y calificado entonces de ¨protagonismo político¨.

Al año siguiente, el 22 de febrero de 1948, también se le acusa de haber asesinado a tiros a Manolo Castro, secretario general de la Federación Estudiantil Universitaria –FEU-, cuando éste salía del cine habanero ¨Cinecito¨. A los pocos meses, el 6 de junio, vuelve a ocupar las páginas de la prensa, al verse implicado en el asesinato de Oscar Fernández Garalt, sargento de la policía universitaria.

El 6 de agosto de 1951, una historia macabra ocupa los titulares de varios periódicos habaneros, cuando Castro pretende utilizar el cadáver del líder ortodoxo Eduardo Chibás y desfilar con el féretro hasta el Palacio Presidencial. José Pardo LLada, uno de los periodistas más famosos de la época, relató los hechos y acusó a Fidel de querer sentar el cadáver de Chibás en la silla presidencial para tomar el poder.

En 1953, la mala suerte no deja de perseguirlo. El 26 de julio también fracasa en su intento por tomar de madrugada el Cuartel Moncada de Santiago de Cuba con un grupo de hombres, uno de los actos terroristas más trágicos de nuestra historia. Es condenado a 15 años de cárcel, pero gracias al perdón de Fulgencio Batista, sólo cumple 22 meses.

¿Podía ser de fiar aquel personaje atolondrado, vehemente, impetuoso y agresivo, empeñado en gobernar Cuba a como sea? El 31 de diciembre de 1958, se aprovechó de la fuga de Batista y protagonizó un carnaval estrambótico y grotesco, jamás visto en la isla: Miles de soldados, barbudos y harapientos levantaban sus armas, de pie, en vehículos descapotados y en tanques de guerra recién obtenidos, mientras avanzaban por las vías principales del país celebrando una súbita, inesperada y extraña victoria, que nadie esperaba. El último en desfilar fue Fidel Castro, todo bien planeado por él y ya sin su fusil de mirilla telescópica.

Así, comenzó a gobernar, como caído por sorpresa del Infierno, mientras la población cubana se convertía en su rehén y asumía, sin ella saberlo, el Síndrome de Estocolmo: esa reacción psicológica en la cual la víctima desarrolla por su secuestrador un vínculo afectivo mezclado con miedo y rencor.

10 de julio de 2014

Con el jan y cuje de Luque Escalona



Con el jan y cuje
de Roberto Luque Escalona


*** Hay sujetos tan, pero tan caretudos, que son capaces de comparar la entrada ilegal de miles de menores centroamericanos con la Operación Pedro Pan. Los niños y adolescentes cubanos entraron aquí legalmente, con permiso de las autoridades americanas. No violaron ninguna ley.

*** El fútbol, que genera violencia entre los aficionados como ningún otro deporte, a veces también genera estupidez. U odio disfrazado de ella. Por ejemplo, la propuesta de cambiarle el nombre al aeropuerto de Washington, para que se llame Tim Howard en lugar de Ronald Reagan, más que una muestra de admiración por el magnífico portero es una demostración de odio izquierdista contra el gran Presidente.

*** La guerra de Irak es una herida que no cicatriza… en el cuerpo de la izquierda. A diferencia de la Guerra de los Demócratas (por supuesto, la de Vietnam), iniciada por el demócrata Kennedy, llevada a su máxima expresión por el demócrata Lyndon Johnson y saboteada por turbas demócratas cuando Nixon asumió la Presidencia, cuyo saldo fueron 55,000  americanos muertos y el comunismo victorioso en ese paisito de porquería, la guerra de Irak nos costó 4,000 muertos, se derrocó a un tirano asesino que previamente había iniciado dos guerras, y para el 2008 ninguna fuerza militar se enfrentaba ya a nuestras tropas. ¿El terrorismo? Eso es un asunto policial, no militar. ¿Y las armas químicas que no aparecieron? Los desvergonzados plumíferos de la izquierda no mencionan jamás que esas armas fueron usadas por Saddam Hussein contra los kurdos, que el tirano jugó a los escondidos durante meses con los inspectores de la ONU (hoy no pueden inspeccionar aquí; vengan la semana que viene), que en Siria aparecieron armas químicas y nadie sabe de dónde salieron.

*** El error de Bush fue pretender implantar una democracia en un país musulmán, lo cual es absolutamente imposible. Ni siquiera el comunismo o el nazismo  han sido tan totalitarios como el islam. Con el agravante de que Irak no es una nación, sino un territorio poblado por tres grupos humanos que se odian a muerte entre sí. Irak no es más que un invento absurdo del Imperio Británico, un reino ficticio creado para Faysal, el amigo de Lawrence of Arabia, que pudo gobernarlo hasta su muerte, pero cuyo hijo y heredero fue asesinado por el primero de los dictadores militares que gobernarían la antigua Mesopotamia; el último sería Saddam Hussein. Quizás Bush pensó que si la democracia pudo ser impuesta en Japón, que jamás la había conocido, la experiencia podía repetirse en Irak. No tomó en cuenta la superioridad de los japoneses sobre los árabes, que la supuesta igualdad entre las naciones es pura escatofagia.
Reproducido de libreonline.com

8 de julio de 2014

Vivo con la esperanza de encontrar el país que busco.

“Vivo con la esperanza 

de encontrar el país que busco”



LA HABANA, Cuba.- Con grandes ojos y mirada inteligente, esta mujer nos habla de su vida y su escritura. Verónica Vega, La Habana 1965. Narradora y periodista. Fue guionista de Radio para programas infantiles. Sus textos han sido publicados en la revista Extramuros, Caimán Barbudo, Caminos, del Centro Martin Luther King, y el proyecto digital Esquife. Su novela Aquí lo que hay es que irse fue publicada en Francia como Partir, un point c est tout, en 2010. Escribe para sitios digitales como HavanaTimes, Diario de Cuba y Cubanet.

¿Cómo ha influido la escritura en tu vida, o la vida en tu escritura?
- La escritura fue un intento de escape, como lo fue la danza o la pintura en los 90s. Empecé con una especie de prosa poética, un mundo adonde quería huir de lo que se ve en Cuba: las guaguas llenas, las casas cayéndose, los animales hambrientos y enfermos, la hipocresía y la abulia.
-Pero esa realidad fue mucho más fuerte, me tomó por asalto, me obligó a confrontarla y a escribir sobre ella. Y en esa lucha terminé en esta escritura que definió alguien como “dulcemente amarga o amargamente dulce”.
-Lo que escribo es Cuba y también una búsqueda que la trasciende: una confrontación con mi conciencia o con eso que se ha maltratado tanto (de hecho y de palabra): Dios, o una realidad que no es tangible.

¿Te defines narradora o periodista?
-No me gusta auto nombrarme periodista porque he visto que el periodismo puede ser avasallador, inhumano. También se enfatiza mucho en una objetividad que está siempre condicionada por tantos intereses contrapuestos. Entonces, prefiero defender el derecho a hablar desde mi experiencia personal, que al final es incuestionable.
-Realmente no sé mucho de periodismo, empecé en HavanaTimes como una alternativa económica por la imposibilidad de vivir de la literatura. Escribí un tiempo guiones para el programa infantil de Radio Metropolitana. Crear para los niños me fascinó, pero el pago era infame: 60 pesos (unos cuatro dólares) por un guión de ocho páginas que incluía un cuento totalmente inédito, y además, gastos de impresión.
-Pero en mis artículos defiendo el derecho a una expresión más bella, más literaria. Y eso es también honestidad. No puedo traicionar esa necesidad intrínseca. Ahora colaboro además con el sitio Diario de Cuba.

¿Por qué el periodismo digital?
-Porque no hay otras opciones. Ni para recibir un pago mínimamente digno, ni para decir lo que pienso. HavanaTimes se convirtió en mi espacio casi inmediato de libertad, y digo “casi” porque no tengo acceso directo a internet, como no lo tiene la inmensa mayoría de los cubanos.
-El periodismo oficial nunca fue para mí una alternativa. Publiqué en algunas revistas artículos sobre arte o temas que no rozaban (no podían) la crítica social. Los problemas de Cuba están ausentes en toda la prensa de la isla, y no hablo de lo que dice la oposición, por ejemplo, de la necesidad del pluripartidismo o elecciones libres o de si hay o no represión.
-Hablo de algo mucho más simple, de cosas que nos saltan a la cara: el hedor en la ciudad, por la basura, por los animales muertos (atropellados en la calle o sacrificados como ofrenda religiosa), el desamparo de nuestros ancianos, el simbolismo de los salarios y lo irracional de los precios. La angustia diaria del cubano de a pie no está en la prensa ni en el noticiero de televisión.

En tus artículos y tu narrativa es una constante la preocupación por los animales. ¿Por qué?
-Los animales son parte de la vida humana, el hombre los desarraigó de su medio natural, los adaptó a la vida civilizada, a estas junglas de cemento donde ya no pueden sobrevivir sin su ayuda. Pienso, como decía la zorra del Pequeño Príncipe: “Eres responsable de lo que has domesticado”. En Cuba no hay leyes que protejan a los animales, eso es horrible, y nos degrada.
-Los niños torturan y matan gatos, los campesinos violan chivas y puercas, es normal. Se monta alguien en la guagua repleta, con un ave, cabeza abajo, me pregunto cómo puede respirar. Entre las voces airadas de la disidencia no he visto todavía un proyecto pensado para esta carencia. Es un indicativo de cuánta sensibilidad nos falta. Pienso, como Gandhi, que la forma en que se trata a los animales define la grandeza de una nación.

Naciste en La Habana metropolitana, pero Alamar ha sido el lugar donde has vivido más tiempo. ¿Cómo ha marcado tu obra?
-Mi familia vino para Alamar ilusionada con el mito de “la ciudad del futuro”. Por entonces se decía que aquel proyecto tenía el apoyo directo de Fidel, que sería el fin del protagonismo urbano del Vedado o Miramar. Yo tenía catorce años. A primera vista, no me gustaron los edificios, feos, grises, tampoco estar en un lugar tan apartado y hasta inconcluso. Esa visión de la tierra colorada y tanto espacio entre una y otra instalación… Me producía una especie de opresión, o de tristeza.
-Pero fui conociendo gente muy inquisitiva, intensa: artistas, escritores, viví el esplendor de la Galería Fayad Jamís, la efervescencia creativa de un espacio donde se respetaba y se defendía el arte. Ibas a la costa y te encontrabas con un grupo de artistas e intelectuales. Descargas con guitarra, debates… En esos mismos arrecifes se encontraron luego restos humanos remolcados por el mar: había comenzado el éxodo del 94.
-La destrucción, como pasa con el propio cuerpo en el proceso de envejecer, es un proceso lento y uno tarda en darse cuenta. Alamar ahora mismo es una ciudad que me duele, por todo lo que quisiera hacer, por todo lo que no depende de mí.

¿Qué significó OMNI?
-Fue un impacto. Yo venía de una familia que nunca fue “de clase”, pero tampoco era marginal. Desde niña me gustó la música clásica y el ballet. Entonces conocí a esos locos que se vestían con una saya o ropa pintada o se desnudaban en la calle… Usaban jerga y decían malas palabras pero leían poemas en la guagua, citaban a Lezama, a Ángel Escobar. Creían, como Martí, que “la poesía es más importante que las industrias, porque apuntala o derriba las almas”.
-Asistí a sus performances, al festival Poesía sin Fin. Aprendí a soltar la palabra con su propia fuerza interna, lo mismo si expresa la miseria o la falta de libertad. A no aligerar su peso. Aprendí a que el horror conviviera con la belleza, tal como sucede en la vida real.

¿Por qué te han publicado una novela fuera de Cuba, y en tu propio país se desconoce tu obra?
-Una amiga francesa me pidió esa primera novela y se la mostró a una traductora excelente, Christilla Vasserot, que vivió en Cuba y conoce Alamar. A ella le encantó y convenció a la editorial Christian Bourgois de correr el riesgo con una escritora desconocida. Fue así de simple. ¡Ojala en Cuba pudiera ser así!
-Nunca llevé ese libro a una editorial aquí, pero intenté ingresar con ella a la UNEAC y vi cuán arbitrarios son los procesos en las instituciones. No me interesa insistir.

¿De qué adolece la literatura cubana actual, y a tu entender qué la salvaría?
-He conocido autores que escriben muy bien y no han logrado salir del taller literario. Por otro lado, me cansé de comprar libros cubanos cuya lectura abandono porque los siento vacíos, plagados de acrobacias verbales o ingenio, o juegos escatológicos. Sin madurez o peor, sin nada que decir.
-Entonces, algo anda mal en los procesos de selección: no se publica lo mejor que se produce, y ni siquiera lo que podría ser vendible. Los libros se destiñen en las vidrieras de las librerías. Y a la Feria del Libro las multitudes van a consumir de todo, menos literatura.
-La salvación sería la misma que para todo lo demás: pluralidad, no pasar a los autores ni a la obra por un filtro político. Permitir que existan editoriales no estatales.

¿Qué visión hay en la isla de los escritores de la diáspora en estos momentos?
-Ninguna. Son víctimas de lo que definió tan bien Reina María Rodríguez como “muerte por silenciador”. Poco a poco, uno va descubriendo que no conoce el arte cubano, la literatura cubana. ¡Tanto talento que nos perdemos, tanto vacío en nuestra historia! Es un triste desperdicio.

Se puede percibir la introspección en tu forma de narrar. ¿Has tenido influencias de algún autor en ese sentido?
-Es difícil a veces definir quién nos influye. Tal vez la misma Reina María, o un libro como “Las Olas”, de Virginia Woolf. La escritura para mí es la manifestación de una voz subconsciente, algo más profundo que la sensación, la observación o la reflexión.
En tu novela y en tus cuentos hay temas recurrentes, como el desarraigo, la identidad, las carencias materiales y espirituales. Fragmentos que se unen desde el pasado y el presente. ¿Podrías hablar de esto?
-Pertenezco a una familia signada por el exilio. Mi padre se fue del país cuando yo tenía menos de tres años. De niña, mi madre nos mostraba a mis hermanas y a mí, desde la azotea del edificio, ese mar tras el que mi padre había desaparecido, ese país no visible donde nos íbamos a reunir.
-Crecí convencida de que este no era mi lugar, solo una “sala de espera”, como las de las estaciones o los aeropuertos. Y he vivido primero esperando y luego buscando ese país que al final no llegó a ser Estados Unidos, ni otro, pero tampoco es Cuba. No sé si es un país mental, pero vivo con la esperanza de encontrarlo.

¿Proyectos inmediatos?
-Publicar mi primera novela, la que yo escribí en español pues solo se ha publicado su traducción al francés. Y ojala fuera posible en Miami, un lugar al que por la propia trama le pertenece.
Reproducido deCubanet.