9 de enero de 2014

Miren que el amor no es solo el amor de las telenovelas


El Papa Francisco, hoy:

¡Miren que el amor del que habla Juan no es el amor de las telenovelas!

No, es otra cosa. El amor cristiano tiene siempre una cualidad: la concreción. El amor cristiano es concreto.

El mismo Jesús, cuando habla del amor, nos habla de cosas concretas: dar de comer a los hambrientos, visitar a los enfermos y tantas cosas concretas. El amor es concreto. La concreción cristiana. Y cuando no hay esta concreción, se puede vivir un cristianismo de ilusiones, porque no se entiende bien donde está el centro del mensaje de Jesús. Este amor no llega a ser concreto: es un amor de ilusiones, como estas ilusiones que tenían los discípulos cuando, mirando a Jesús, creían que era un fantasma.

…Si tú tienes el corazón endurecido tu no puedes amar y piensas que el amor es eso de imaginarse cosas. No, el amor es concreto. Y esta concreción,   se funda sobre dos criterios:

Primer criterio: amar con las obras, no con las palabras. ¡Las palabras se las llevó el viento! Hoy están, mañana no están.

Segundo criterio de concreción es: en el amor es más importante el dar que el recibir. El que ama da, da... Da cosas, da vida, se da a sí mismo a Dios y a los demás. Sin embargo, quien no ama, quien es egoísta, siempre busca recibir, siempre buscar tener cosas, tener ventajas. Permanecer con el corazón abierto, no como estaba el de los discípulos, cerrado, que no entendían nada: permanecer en Dios y Dios en nosotros; permanecer en el amor.

En su homilía de hoy, 9 de enero de 2014, en la Casa Santa Marta, Roma (aciprensa.com)

Entrevista a Carmen Amoraga, nuevo Premio Nadal



Carmen Amoraga,
el nuevo “Nadal” de novela,
muy activa en Twitter y Facebook:
le encantan

Víctor Fernández, abc.es 

Carmen Amoraga era ayer el rostro de la felicidad. Y no se olvidaba de comunicar su entusiasmo en las redes sociales, en las que siempre demuestra estar activa, especialmente en Facebook.

«Tanto tiempo esperando que llegase este momento, deseando que el tiempo pasara rápido, y ahora que ha terminado sólo deseo vivirlo de nuevo... No una y otra vez, pero sí un par de veces más», escribía emocionada en su perfil de Facebook, una red que tiene un protagonismo especial en “La vida era eso”, la novela con la que ha logrado alzarse con el Nadal.

–¿ Cómo surgió la idea del libro, que se publica el próximo 4 de febrero?
–La idea llegó cuando murió el marido de la madre de una compañera de mi hija mayor del colegio, que hoy es una de mis mejores amigas. Utilizó las redes sociales para superar el duelo. Ellos son argentinos, viven en mi pueblo y, de alguna manera, están solos. El marido era un fan de Facebook. Sin saber que iba a fallecer, aunque estaba enfermo de cáncer, le pidió a ella que escribiera por él en su perfil. En su Facebook apareció un post en el que puso «es Walter el que habla pero lo hace a través de su mujer».

Fue redactando lo que le dictaba en sus últimos días de vida sin saber que le quedaba poco. La mujer sintió que debía seguir contándolo porque él lo habría hecho. Así que una vez muerto narraba su fallecimiento, su funeral... Me pareció que todo eso era brutalmente impactante y ejemplificador de cómo afrontar las situaciones difíciles nos ayuda a vivir.

Ése fue el germen. A partir de ahí, la historia es ficción, aunque los posts que aparecen en la novela son reales. La protagonista es argentina, con dos hijos, y vive en un pueblo de Valencia, pero todo es ficción.

– ¿Ha hablado con la amiga que le inspira la novela?
–Sí, desde luego. Está totalmente informada del proceso y del contenido del libro.

– ¿Y lo ha leído?
– No, no puede. Le he pedido que, por favor, lo haga porque la gente que la conoce la va a identificar inmediatamente con el personaje aunque no sea ella. No puede. La novela se inicia y acaba con un sueño, pero está dividida en cinco capítulos que son las fases del duelo: negación, ira, depresión, negociación y aceptación, un proceso largo que se prolonga por espacio de dieciocho meses. Los posts que aparecen en la novela son los que ella escribió, excepto el último, que es inventado. Pero no quiere leerlo, aunque se lo he contado.

–Pese a que la historia es trágica, usted no ha querido caer en un tono melodramático.
–No lo es. Antes, hasta cierta novela, cargaba bastante las tintas con el drama. Pero fue un periodista, Antonio G. Iturbe, quien me dijo hace tiempo que si que yo siempre estoy de fiesta, de broma y me río, por qué no escribía como realmente soy. Lo que he reproducido en “La vida era eso” es un drama, pero que no se supera viviéndolo precisamente con dramatismo. Hay gente que no sabe sobrevivir; sin embargo, aparece un hilo en un momento determinado, un cable frágil, y se agarra a él con todas sus fuerzas. Reírse y tener sentido del humor resultan muy importantes porque las personas no somos planas. Aunque estemos pasándolo mal y en situaciones complicadas no perdemos nuestros matices. Por eso los personajes de mi novela tienen muchísimo sentido del humor y eso evita que no sea un melodrama.

–Ha remarcado que ha tratado de escribir una historia de superación. ¿Por qué?
–Lo que cuento es una historia de superación y para lograrlo tienes que entrar en una dinámica que no consigues con el melodrama. Me gustó mucho una cosa que dije al recibir el premio: que aprender a perder es también aprender a vivir. Y eso lo ejemplifica la protagonista.

–Otro aspecto que subrayó la noche del Nadal fue el del poder sanador o terapéutico de la literatura. ¿Lo cree así de verdad?
–Lo creo así y, además, lo practico como escritora y también como lectora. Mi padre tiene una salud endeble, es un hombre bastante mayor y le pasan muchas cosas. Una de las veces que estuvo ingresado en el hospital, en la cama de al lado estaba un hombre que se encontraba prácticamente al borde la muerte. La mujer que lo cuidaba estaba a su lado con un cargamento de novelas de la serie “Jazmín” y las leía una tras otra.

Da lo mismo lo que leas. No hace falta tener que recurrir a Stendhal. Esa mujer mientras se sumergía en aquellas historias llenas de amor no estaba pensando que su marido se moría. Leer hace que vivas otros mundos y otras realidades. Lo mismo pasa a la hora de escribir. Además, con las herramientas que nos dan las nuevas tecnologías, escribir y que te lean resulta bastante fácil para todos. A ello se le suma que está al alcance de cualquier persona poder tener una reacción sobre lo que has escrito casi de forma inmediata. Eso es maravilloso.

–Con las redes sociales cambiaron las maneras de contar las historias. Usted está activa en ellas. ¿Cómo las está viviendo?
–Soy bastante activa. Estoy en Twitter y en Facebook y soy muy, muy, muy activa. Me encantan. No tengo ninguna privacidad, pero porque soy cuidadosa con las comunicaciones. Tampoco le cuento todo a todo el mundo. Twitter lo usaba como una herramienta de comunicación más profesional y al principio sentía auténtica veneración, hasta el punto de que lo veía como si estuviéramos hablando de “The Washington Post”. Ahora, con del tiempo, me recuerda más al plató de “Sálvame”. Todo suma y prefiero quedarme con la parte positiva.

–¿Y cuál es esa parte positiva de las redes sociales?
–Se ha democratizado la información. Ahora cualquier persona puede comunicarse y no hay que darle explicaciones a nadie. Eso nos ayuda mucho a educarnos en la comunicación. Creo que la literatura acabará asumiendo todas estas nuevas vías, igual que en el siglo XX se incorporó el teléfono en las novelas.

–Aprovechando las redes sociales, ¿tiene un contacto más directo con los lectores?
– Ellos me envían valoraciones, sugerencias no. Antes, cuando alguien había leído un libro, escribía a la editorial y ésta te hacía llegar la carta. Resultaba algo más trabajoso. Eso es algo que encaja ahora más con Twitter que con Facebook, donde todos parecemos más amigos. En Twitter cualquiera puede escribir sus impresiones y yo intento, siempre que puedo, contestarles. Si es una buena crítica, se lo agradezco, y si es una mala crítica, lo comento. Creo que si se han tomado la molestia de leerme y después escribir sus impresiones debo agradecérselo muchísimo.

El ejemplo de Vila-Sanjuán
El año pasado fue el periodista y escritor Sergio Vila-Sanjuán (abajo, en la imagen) el ganador del Premio Nadal con “Estaba en el aire”. Carmen Amoraga siguió la entrega desde casa. «Me pongo metas, y este galardón no era un objetivo. Hasta el año pasado: acababa de dar a luz a mi hija y me encontraba en casa viendo la retransmisión. Cuando ganó Vila-Sanjuán me dije que ese perfil me pegaba mucho si decidía presentarme al Nadal otra vez», asegura la novelista, que fue finalista del Nadal en 2007. Amoraga reconoció que en un principio lo concibió como una broma interna, «pero luego acabé pensando que la única meta que no se consigue es la que no se persigue. Es muy importante porque el Nadal es el más prestigioso, el que representa más a la literatura contemporánea. Tiene tras de sí historia y prestigio. Espero estar a la altura de los lectores que se acerquen a la novela». Para ello habrá que esperar hasta el 4 de febrero, fecha en la que llegará a las librerías.

 Ana Frank como lectura influyente
Carmen Amoraga no oculta que una de sus primeras lecturas fue el diario escrito por Ana Frank, la judía holandesa que relató sus vivencias en la época del terror nazi. Aquella historia escrita en primera persona por una de las víctimas del Holocausto la impactó y su huella sigue siendo vigente. Por todo ello, con “La vida era eso” también quiso rendir su personal y literario homenaje a Ana Frank describiendo en su novela, como hizo la joven, aunque salvando las distancias, «una realidad penosa; las protagonistas buscan una estrategia para salir de ese contexto, de esa realidad».

8 de enero de 2014

La Causa de Beatificación de Mons Boza Masvidal




Comité Pro Beatificación 
de Mons. Eduardo Boza Masvidal

NOTA DE PRENSA

El Comité Pro Beatificación de Monseñor Eduardo Boza Masvidal de Miami invita a todos a participar en una Misa en Acción de Gracias por la reciente proclamación oficial del inicio de su Causa de Santidad en la ciudad de Los Teques en Venezuela.

La Misa tendrá lugar en la Ermita de la Caridad el viernes 10 de enero de 2014 a las 8:00pm.

Mons. Boza, con su santidad, tocó muchas vidas: sus feligreses de la Parroquia de la Caridad en La Habana; antiguos alumnos de los colegios De La Salle de Cuba así como de la Universidad de Villanueva de La Habana; ex miembros de la Acción Católica Cubana; miembros de la Unión de Cubanos en el Exilio; cientos de expresos políticos cubanos llegados a Venezuela y miles de fieles en Cuba, Venezuela, España y EEUU.

Remitido por Sylvia Sariol Cabañas



En 1913... Vivien Leigh




En 1913...

Vivien Leigh...Scarlett O'Hara

Marlene María Pérez Mateo

En 1913, nació en Dajeeling, India (entonces colonia británica) Vivien Mary Hartley un 5 de noviembre. Hasta el momento no he dicho mucho o quizás suficiente para reconocer en tal hecho la llegada al mundo de una de las mujeres mas bellas y reconocidas del séptimo arte, hablamos de Vivien Leigh. 

Hija de actor subió a la escena a los tres años de edad y por las manos de su madre llegó al mundo de los libros donde le esperaban Christian Andersen, Lewis Carroll y Rupyard Kipling. Inicia sus estudios en un Convento el del Sagrado Corazón en Roehampton, Inglaterra y mas tarde ingresa en la Royal Academy of Dramatic Art. Llegó al cine y de nuevo al teatro en los años treinta, donde conoce a su segundo esposo y al amor de su vida el también actor Laurence Olivier. Su exagerado hábito de fumar y su difícil personalidad la llevaron a una muerte temprana. Los teatros de Inglaterra apagaron sus luces por una hora por respeto a su memoria el día de su deceso. Le sobreviven su hija, nietos y bisnietos quienes permanecen en el anonimato.

Merecedora de dos Oscar por sus papeles protagónicos en “Lo que el viento se llevó” y “Un tranvía llamado deseo”, dos piezas maravillosas tan distantes como vitales de la literatura y el cine norteamericanos. Políglota, con una formación dramática y cultural impresionante y envidiable; acompañó su hacer histriónico con una belleza enigmática de ojos verdes y expresivos; un aire romántico y cautivador. Manejó su carrera artística con gran tino y equilibrio no dejando lugar al deslumbramiento ni la desmesura, algo inusual pero cierto. Protegió su intimidad y vida privada, en la medida que respetó la de sus compañeros de reparto
                 
Tenesse Williams se deshizo en elogios por la personificación de Vivian en el rol central de Blanche, de la mas conocida de sus obras. Pero sin dudas es Scarlett O'Hara  quien le inmortalizara. Manejó el papel de sureña casi de forma inmaculada. No solo el  acento también se dejó llevar por la época y el conflicto histórico sobradamente difícil en que se desenvolvía la trama de la conocida obra.
               
Hace una semana vio la luz la primera biografía en español de la artista; del escritor y periodista  José Madrid. Un repaso en semblanzas, no en cronología de la actriz que bien invita a la lectura.

 Marlene María Pérez Mateo
Noviembre 12, 2013