VÍA CRUCIS
Origen e historia de esta devoción
Vía crucis o viacrucis (en latín: «camino de la cruz») es una de las devociones o
prácticas de oración más extendidas entre los católicos. Refiere los diferentes momentos vividos
por Jesús de Nazaret desde su prendimiento hasta su crucifixión y sepultura. La expresión
se usa también comúnmente para expresar todo tipo de dificultades que se
presentan en la vida cuando se quieren alcanzar ciertos objetivos.
También
conocido como "estaciones de la cruz" y "vía dolorosa", se
trata de un acto de piedad, un camino de oración que busca con la meditación de
la pasión y muerte de Jesucristo en su camino al Calvario.
El
camino se representa con una serie de catorce imágenes de la Pasión,
denominadas estaciones, correspondientes a incidentes particulares
que, según la tradición católica, Jesús sufrió por la salvación de la humanidad
basados en los relatos evangélicos y la tradición. También se llama via
crucis al recorrido de cruces que señalan un camino o una ruta donde
se puede realizar este ejercicio piadoso.
La
costumbre es hacer un recorrido grupal que puede tener lugar dentro del templo
o por las calles, deteniéndose en cada estación y rezando una oración en cada
una, una lectura de algún pasaje del evangelio y también un cuento. La piedad
dejó o hizo que el arte produjera obras maravillosas para representar las
distintas escenas del vía crucis.
Existen vía crucis monumentales en muchos
lugares, como el vía crucis de Lorca, que finaliza en un
lugar único en el mundo, el de Ortigueira,
que recorre las principales calles de esta villa costera, acompañando a Jesús
Nazareno, el Monte Calvario, cerro sobre el que se construyeron una serie de
ermitas a comienzos del s. XVII como alternativa a los peregrinos que no
pudieran desplazarse a Tierra Santa, o en Mérida. Otros vía crucis conocidos se
encuentran en Lourdes, Montserrat.
La forma
tradicional de esta práctica piadosa consta de las siguientes catorce
estaciones:
· Primera estación: Jesús es condenado a muerte.
· Segunda estación: Jesús con la cruz a cuestas.
· Tercera estación: Jesús cae por primera vez.
Cuarta
estación: Jesús encuentra a su madre María.
· Séptima estación: Jesús cae por segunda vez.
· Octava estación: Jesús consuela a las mujeres que lloran por él.
· Novena estación: Jesús cae por tercera vez.
· Décima estación: Jesús es despojado de sus vestiduras.
· Undécima estación: Jesús es clavado en la cruz.
· Duodécima estación: Jesús muere en la cruz.
· Decimocuarta estación: Jesús es sepultado.
La
costumbre de rezar las estaciones de la Cruz comenzó en Jerusalén.
Ciertos lugares de la Vía Dolorosa (aunque
no se llamaba así antes del siglo XVI) fueron reverentemente marcados desde los
primeros siglos. Hacer allí las estaciones de la Cruz se convirtió en la meta
de muchos peregrinos desde la época del emperador Constantino (siglo IV).
Según la
tradición, la Santísima Virgen visitaba diariamente las estaciones originales
y San Jerónimo, Padre de la Iglesia, escribió
sobre la multitud de peregrinos de todos los países que visitaban los lugares
santos en su tiempo. Sin embargo, no existe prueba de una forma fija para esta
devoción en los primeros siglos.
Desde el
siglo XII los peregrinos escriben sobre la "Vía Sacra", como
una ruta por la que pasaban recordando la Pasión. No sabemos cuándo surgieron
las estaciones según las conocemos hoy, ni cuándo se comenzó a concederles
indulgencias, pero probablemente fueron los franciscanos los primeros en
establecer el vía crucis, ya que a ellos se les concedió en 1342 la custodia de
los lugares más preciados de Tierra Santa.
Tampoco está claro en qué dirección se recorrían, puesto que, según parece,
hasta el siglo XV muchos
lo hacían empezando en el Monte Calvario y
retrocediendo hasta la casa de Pilato.
Ferraris
menciona las siguientes estaciones con indulgencias, que se fueron levantando
en distintos lugares como escenario de devoción: En los siglos XV y XVI se
erigieron estaciones en diferentes partes de Europa. El Beato Álvaro de Córdoba, fraile dominico
(m. 1430), que en su regreso de Tierra Santa construyó una serie de pequeñas
capillas en el convento dominico de Córdoba en las que se pintaron las
principales escenas de la Pasión en forma de estaciones.
Por la
misma época, la Beata Eustochia, clarisa, construyó Estaciones similares en su
convento en Mesina.
Hay otros ejemplos. Sin embargo, la primera vez que se conoce el uso de la
palabra "Estaciones" utilizada en el sentido actual del vía crucis,
se encuentra en la narración del peregrino inglés Guillermo Wey sobre sus visitas a la
Tierra Santa en 1458 y en 1462. Wey ya menciona catorce estaciones, pero solo
cinco de ellas corresponden a las que se usan hoy día, mientras que siete solo
remotamente se refieren a la Pasión.
En los
tiempos medievales, pocas de las Estaciones mencionan la segunda (Jesús
carga con la cruz) ni la décima (Jesús es despojado de sus vestiduras).
Por otro lado, algunas que hoy no aparecen, eran antes más comunes. Entre
estas, el balcón desde donde Pilato pronunció Ecce Homo (he
aquí el hombre).
Comprendiendo
la dificultad de peregrinar a la Tierra Santa, el papa Inocencio XI concedió
en 1686 a los franciscanos el derecho de erigir Estaciones en sus iglesias y
declaró que todas las indulgencias anteriormente obtenidas por visitar
devotamente los lugares de la Pasión del Señor en Tierra Santa las podían en
adelante ganar los franciscanos y otros afiliados a la orden haciendo las
Estaciones de la Cruz en sus propias iglesias según la forma acostumbrada
(siendo el franciscano Leonardo de Puerto Mauricio su mayor
propagador)
Inocencio XII confirmó
este privilegio en 1694 y Benedicto XIII lo extendió en 1726 a todos
los fieles. En 1731 Clemente XII lo extendió aún más
permitiendo las indulgencias en todas las iglesias, siempre que las Estaciones
fueran erigidas por un padre franciscano con la sanción del ordinario (obispo
local).
Al mismo
tiempo fijó definitivamente en catorce el número de Estaciones. Benedicto XIV exhortó
en 1742 a todos los sacerdotes a enriquecer sus iglesias con el rico tesoro de
las Estaciones de la Cruz. En 1773 Clemente XIV concedió
la misma indulgencia, bajo ciertas circunstancias, a los crucifijos bendecidos
para el rezo de las Estaciones, para el uso de los enfermos, los que están en
el mar, en prisión u otros impedidos de hacer las Estaciones en la iglesia. La
condición es que sostengan el crucifijo en sus manos mientras rezan Padre Nuestro,
el Ave María y
el Gloria un número determinado de veces.
Estos
crucifijos especiales no pueden venderse, prestarse ni regalarse sin perder las
indulgencias, ya que son propios para personas en situaciones especiales. En
1857 los obispos de Inglaterra recibieron facultades de la Santa Sede para
erigir ellos mismos las Estaciones con indulgencias cuando no hubiese
franciscanos. En 1862 se quitó esta última restricción y los obispos obtuvieron
permiso para erigir las Estaciones, ya sea personalmente o por delegación,
siempre que fuese dentro de su diócesis.
Las
Estaciones de la Cruz se pueden hacer con gran beneficio todo el año y son
especialmente significativas durante la Cuaresma.
Cada Viernes Santo, el Papa dirige las
Estaciones de la Cruz desde el Coliseo en Roma para recordar a
los mártires y nuestro llamado a seguir sus pasos.
Reforma de san Juan Pablo II
El
Viernes Santo de 1991, con la
autoría de san Juan Pablo II, se creó un nuevo viacrucis con
15 Estaciones basadas todas ellas en momentos del Nuevo Testamento,
ya que el primigenio se basa en pasajes recogidos de la Tradición cristiana, algunos recogidos en
los evangelios apócrifos, entre los que se
encontraban el encuentro de Jesús con María, su madre y el acto en el que la
Santa Mujer Verónica le enjuga el rostro a Jesús.
Este
nuevo viacrucis comienza con la oración de Jesús en el huerto de Getsemaní y
finaliza con la sepultura de Jesús. A veces, se añade una Decimoquinta
Estación dedicada a la Resurrección de Cristo. Fue un intento de acercar
ecuménicamente a todas las confesiones cristianas, y aunque se usa
alternativamente al tradicional, en ningún caso lo ha sustituido.
El nuevo via crucis es:
· Primera Estación: Jesús en el huerto de los Olivos.
· Sexta Estación: Jesús
es flagelado y coronado de espinas.
· Séptima Estación: Jesús carga la cruz.
· Décima Estación: Jesús es crucificado.
· Undécima Estación: Jesús promete su reino al buen ladrón.
· Duodécima Estación: Jesús en cruz, su madre y el discípulo
· Decimotercera Estación: Jesús muere en la cruz.
· Decimocuarta Estación: Jesús es sepultado.
· Decimoquinta Estación: Jesús Resucita de entre los muertos [Vigilias Pascuales].