30 de enero de 2015

Libros: "My Lastings Memories"

TITLE (TÍTULO): MY LASTING MEMORIES
AUTHOR (AUTOR): Henry Pujol
AUTHOR INFORMATION (INFORMACIÓN AUTOR):

Henry Pujol was born in Havana and spent most of his childhood in the town of Sagua la Grande, Las Villas, Cuba where he completed his primary studies at the Jesuit schoolSagrado Corazon de Jesus. He left Cuba with his family in 1960 to reside in Ft. Lauderdale, Fl. After graduation from high school he moved to New York City where he completed his Bachelors in Electrical Engineering at The City College and later his Masters Degree in Electrical Engineering at Rutgers University. He spent his professional career at RCA, Martin Marietta and Motorola where he retired in 2003. He is the autor of many technical papers in the high tech industry and was one of the pioneers in the CMOS technology.
He is presently retired and spends his time with his wife of 50 years, Katy Mata. They have two children and fourgrandchildren. They reside in Lake Worth, FL.

DESCRIPTION (DESCRIPCIÓN):

This book tells the story of a young Cuban man, who at a young age, had to leave his country and his entire way of being to live in exile in another country. It is also the story of his will and struggles to live a life of dignity, realize his dream, raise a family and do it all within the Christian principles he learned from his parents and from his Jesuit school in Sagua la Grande, Cuba. This testimonial also recounts a part of Cuba´s recent history and shows new generations what Cuba used to be and how the Cuban exile community worked miracles.

PLACE OF PUBLICATION (LUGAR): Miami, Florida, USA
SERIES (COLECCIÓN): Colección Félix Varela # 53
EDITION (EDICIÓN): First edition (primera edición)
PUBLICATION DATE (FECHA EDICIÓN): Miami, December (diciembre) / 2014
BINDING (ENCUADERNACIÓN): Paper (rústica)
FORMAT-PAGES ( FORMATO/PÁGINAS): 6 x 9" 126 p.
LIBRARY OF CONGRESS CAT. CARD # : 2014-953632
I.S.B.N.: ISBN-10: 1-59388-264-5 / ISBN-13: 978-1-59388-264-8
PRICE (PRECIO): $ 19.95


 
EDICIONES UNIVERSAL
P.O. Box 450353 Miami FL 33245-0353 USA
Tel 305 662-9293   Fax 786 228.0974

Biografía crítica del inútil Polifacio

 
Biografía crítica del inútil Polifacio

Alejandro Rodríguez Rodríguez.

Polifacio Valdés nació en el seno de una familia pobre y se cree que ser pobre es la única manera de ser bueno, y quiere, por tanto, que sus hijos sean pobres como él aunque nunca se ha atrevido a preguntarles.
Nació en 1961 producto de la casualidad. Mientras su madre asistía a una aglomeración popular para aprobar una ley en una plaza, se le presentaron los dolores del parto. El brincoteo del camión y los codazos del pueblo enardecido aceleraron el hecho. Así fue cómo Polifacio llegó de pronto a la gran ciudad.

Ya luego allí creció (…no sin sufrir entretanto las crueldades del bulling setentero), se puso un pulóver a rayas y salió a conquistar el mundo a costa de lo que fuere,… a costa aun de la lógica básica, y de más de 2000 años de civilización.

De joven fue instructor de Yaqui y Parchí en un área deportiva del INDER, y luego director de una moderna fábrica de hielos en un pueblecito pesquero, donde el hielo se derretía esperando por el pescado.

Más adelante se autotituló guía espiritual y orientador ideológico de un grupo de teatro callejero de su barrio, a cuyos miembros convenció, muchas muelas después, de integrarse a las filas de la AHS.

Su último trabajo antes de jubilarse fue como jefe de la industria de “frascos”. Siempre andaba “enfrascado” en novedosas ideas que no tenían competencia si de generar gastos se trataba, cumplimentando alguna razón, elaborando propuestas de acuerdos, o analizando las potencialidades de proyectos que casi nunca saldrían del papel… para suerte de la economía nacional y de la estabilidad anímica de sus subordinados.
 
Los fines de semana Polifacio se iba al mercado agropecuario, como corresponde al hombre macho y cabeza de familia (un patrón bien sólido en su mente). Llegaba, entraba, observaba, y luego de mil vueltas compraba 10 o 20 mazos de lechuga y acelga. “¡Jaba llena!”, pensaba emocionado.

Algunas veces le pasó por la cabeza la idea de adquirir otro alimento, pero entonces escuchaba una vocecilla que le susurraba: “Más con menos…. Más con menos…”, y corría hacia el quiosco de las yerbas a gastar los últimos 3 pesos en otro mazo.
Ahora que ya está jubilado, y conociendo bien sus dotes de trabajador polifacético, sé que un día de estos le dará por pintar. ¡A todo el mundo al final le da por pintar!

Y pintará guiado por su peculiar sentido de la belleza: “Hermosa mujer con moño y zapatos de charol”, “Viejo loco con perro cojo y jaba de croquetas”, “Niños guajiros y fango a fondo”, y otros títulos así.

Entonces expondrá en un par de galerías de la ciudad, y morirá en la gloria de nunca haberse sabido inútil.
Reproducido de alejo3399.wordpress.com

29 de enero de 2015

Curiosidades: la Giralda catalana


Curiosidades:
La Giralda catalana
Alfred López
 
Alrededor del origen de la construcción de la réplica del minarete sevillano existe una simpática leyenda que es más popular que su verdadera historia, incluso entre muchos de sus habitantes, a los que conozco a través de haber vivido muy cerca de allí durante unos cuantos años.

La falsa historia sobre el origen de la Giralda de L’Arboç cuenta que un matrimonio de emigrantes sevillanos, tras varios años residiendo allí, echaban enormemente de menos a su Giralda, suspirando día y noche por volver a verla.  
 
Pasaron los años y a base de esfuerzo y trabajo habían recogido un buen capital, pero eran tan importantes los negocios que allí tenían que les era imposible volver a su tierra de origen. Así que pensaron que si ellos no podían ir hasta el monumento éste iría hasta ellos, mandando a construir una réplica.
 
Pero evidentemente esta historia, llena de romanticismo y nostalgia, es falsa. El verdadero origen de porqué hay una réplica de la Giralda de Sevilla en la provincia de Tarragona, es el siguiente:

Este llamativo monumento de algo más de un siglo de antigüedad, fue un homenaje que le quisieron rendir a su viaje por Andalucía en su primer aniversario de boda, Joan Roquer i Marí y Candelaria Negravernis.

El joven matrimonio recibió en 1886 una importante herencia.  Esto les llevó a invertir en varios proyectos culturales, entre ellos la construcción del Teatro Romea de Barcelona o el Teatro Arbosense, población de la que era originario Joan, aunque residían en Barcelona.

Su buena posición económica los llevó a viajar por Andalucía y disfrutar de las construcciones que dejaron los musulmanes durante el tiempo en el que estuvieron en Al-Andalus.

Tras varios años de viajes y negocios, en 1898 decidieron adquirir un terreno de considerables dimensiones en el que mandarían construir una réplica de todos aquellos  lugares que les había fascinado durante sus viajes por el sur.

Un año después comenzaron las obras, que se prolongaron hasta 1907 e inaugurada un año después  (la torre de la Giralda fue acabada en 1902).

Pero no solo el minarete se construyó allí. En su interior se puede encontrar una réplica del patio de los leones de la Alhambra de Granada  y un salón cubierto por una cúpula bizantina forrada con 30 kg de láminas de papel de oro, construida a semejanza del Salón de Embajadores de los Reales Alcázares de Sevilla.

Gracias al espíritu inquieto de sus propietarios, en los siguientes años la Giralda de L’Arboç se convirtió en un lugar de encuentro de personajes vincularos estrechamente con la cultura, donde se realizaban tertulias y festivales de música.

 

28 de enero de 2015

¿Está muerto el pasado?

¿Está muerto el pasado?

José Hugo Fernández

LA HABANA, Cuba -Para enterrar el pasado, primero hay que cerciorarse de que está muerto. Mi abuela aseguraba que para ella el pasado era un bistec con papas fritas. Y se echó la mitad de la vida añorándolo pero sin poder enterrarlo. No perdía la fe en su posible resurrección. Hasta que finalmente el pasado la enterró a ella. Es algo que he recordado al leer la apelación no sé si al consuelo, a la conformidad o al sacrificio que lanzó Palabra Nueva el 22 de enero,  a propósito del reinicio de relaciones entre Cuba y los Estados Unidos, y en torno a lo cual esta revista le propone a nuestra gente que no se permita quedar atrapada en el pasado.

Tal vez exista una leve confusión en lo que entienden los de Palabra Nueva con respecto a lo que es el pasado y el presente para los cubanos. Incluso es posible que también confundan lo que significa aquí estar atrapado. De lo contrario, se percatarían de que es inútil convocarnos a que nos libremos del pasado, habida cuenta que el pasado y el presente de Cuba están secuestrados por el régimen (con nosotros adentro, claro), y que resulta ingenuo pretender que nos libremos de un apresamiento desde otro apresamiento que es, ni más ni menos, consecuencia y requisito directos del primero.

Llama la atención, por otro lado, que en Palabra Nueva se preocupen únicamente por la condición de atrapados por el pasado que según ellos-, manifiestan los cubanos corrientes, entretanto, en los días que corren, el régimen evidencia una vez más su aferramiento a un sistema violador de los derechos humanos, que lejos de ser un peldaño hacia el futuro, representa un empujón hacia las cavernas. Está visto que a los caciques de Cuba les ocurre lo mismo que a mi abuela: se resisten a enterrar su bistec con papas fritas, sueñan con la resurrección, mientras los de Palabra Nueva sólo nos convocan a nosotros, los cubanos de a pie, al gran desafío que significa enderezar el camino torcido…”.

Ellos no son los únicos, justo sea decirlo. Analistas y politólogos insisten por estos días en el hecho de que al dar su paso hacia la reconciliación, el gobierno de los Estados Unidos ha reconocido el fracaso de una estrategia política y económica retrógradas, sostenidas durante varias décadas contra el régimen cubano. Sin embargo, casi nadie se detiene en el dato de que, aun sin reconocerlo de palabras, nuestro régimen también certifica el fracaso de su política y estrategia retrógrados, pues todo el mundo sabe que se le han ido cerrando las puertas, y que si hoy no se deciden a malograr este acercamiento al clásico enemigo (con todo y que pataleen, enviándole falsos guiños a sus cómplices de la izquierda internacional), es porque están en bancarrota, tanto económica como política, y están viendo cerrarse todas las otras posibles salidas de escape. Por más que aún así, continúen adheridos a su bistec con papas fritas.

Una cosa es que nos digan que las circunstancias de catástrofe histórica y de callejón sin salida a la cual nos llevó la revolución fidelista, nos obligan hoy a escoger entre lo malo y lo peor, conscientes de que lo malo podría hallar su alivio en las relaciones que los propios provocadores de la crisis establezcan con los americanos. Pero otra cosa bien distinta es que intenten hacernos creer que para no estar atrapados por el pasado, debemos aplaudir que quienes provocaron la catástrofe permanezcan al mando, ahora santificados por tales relaciones, y por si fuera poco, sin la disposición de librarse de su pretérito infame.
Reproducido de Cubanet.com

Nota: Los libros de este autor pueden ser adquiridos en las siguientes direcciones: http://www.amazon.com/-/e/B003DYC1R0

Su blog en: http://elvagonamarillo.blogspot.com.es/

Si ves un monte de espumas...


Si ves un monte de espumas
(Martí, las Montañas de Castkill y el Club Crepúsculo)

Marlene María Pérez Mateo
Si ves un monte de espumas,
Es mi verso lo que ves:
Mi verso es un monte, y es
  Un abanico de plumas  
José Julián Martí y Pérez
(Versos Sencillos V)

Las Montañas de Castkill, al norte del Estado de Nueva York, debido a  su alta elevación y muy pocas posibilidades desde el punto de vista agrícola, fueron un recinto para la caza en la etapa colonial. En el siglo XVII ocuparon dicho territorio los colonos procedentes de Dinamarca. Cien años mas tarde fueron los ingleses el mayor grueso de la escasa población del lugar. Es en dicha centuria cuando adopta el nombre por el que hasta hoy se le conoce, derivado de los vocablos daneses: “Cat”, “Montaña del león”,  y  “Kill”, manantial, logrando un neologismo de justa medida.

En 1753 el naturalista John Bartram escribió la primera crónica conocida sobre el lugar bajo el título “A journey to Yet Cat Skill Mountain” (Un viaje a las montañas de Yet Cat Skill). Luego de la guerra de 1812 comenzó a cambiar la visión de inhospitalidad del recinto. Siete años después Washington Irving publicó su historia “Rip Van Winkle” donde  a manera de ficción se narra la experiencia de un hombre que pasó cuatro lustros  dormido en la referida  sierra. A esta siguió una muestra de literatura negra:“The Murder o fJaneMcRea (El Asesinato   de  Jane McRea) de  John Vanderlyn  encontrando en Castkill el escenario para el entramado de la narración.                                                                        

A las letras siguió la plástica en lo referido al reconocimiento y validación de este macizo montañoso neoyorquino como recinto de agreste pero subyugante naturaleza. Hacia 1825 Thomas Cole, pintor pionero de la llamada “Escuela del Río Hudson”, motivado por el relato de Irving, ilustró con su visión paisajística de Catskill la portada de la publicación “New York Evening Post”. A él colegiaron con igual empeño sus discípulos:  Frederic  Edwin Church, Winslow Homer, Max Eglau, Richard William Hubbard, John Frederick Kenselt y Albert Bierstadt.

Todos ellos conformaron una corriente pictórica que tuvo por denominador común el paisaje como motivo  central del cuadro. Fue Asher  Brown Durand en 1849 con su cuadro “Kindred spirits” quien encarnara de manera mas emblemática el sentir  del movimiento artístico ya mencionado.

Tal influjo de apreciación enmarcado en la naturaleza de Catskill llevó al poeta William Cullen  Bryant a escribir hacia 1846 la más conocida de sus obras “Catterskillfalls winter time” (Las cataratas de Catterskillfalls en invierno).

El Estado de Nueva York, en función de proteger la zona de Castkill, en camino de convertirse en un destino turístico acariciado, decretó el status de “Forest preserve” (Bosque preservado) a la localidad. La forma de acceso más factible por entonces eran las vías férreas, instaurando sus servicios a tal efecto dos de ellas: Ulster and Delaware Railroad; y Caskill and Tannersville Railway.

A José Julián Martí y Pérez, apóstol de la independencia cubana y residente en Nueva York entre 1880 a 1895,  no resultaron ajenos los cambios de apreciación que por entonces se fueron teniendo del entorno geográfico de Catskill;  ni como éste se miraba en los espejos del arte y en el  contexto sociocultural de entonces. A ello apuntan sus dos viajes, respectivas estancias en el mencionado sitio y el impacto su obra periodística y poética. La primera de las visitas acaeció en 1888 invitado por el director de la publicación ”El economista americano”.

De dicha estancia Martí escribiría posteriormente: ”Tres años hace, era selva firme en la falda del pico, hasta que la compró, a diez pesos el acre, un periodista que abogaba contra la propiedad de la tierra.” Cronificó del siguiente  modo tal vivencia en el diario bonaerense La Nación:  “....se divisa la maravilla del Hudson, con su río como el mar, lleno de vapores blancos y veraniegos, y sus retazos de selva, y sus trigales ya cobrizos: pértiga en mano, a la cumbre de mirtos y laureles, de donde se precipita al solemne hemiciclo de basalto la cascada de Kaaterskill, que se pierde espumante por las rocas despeñadas entre robles musgosos y pinos augustos.”  

Sin embargo, es la segunda visita la que mayor y mejor dibuja al visitante, Martí, y a su derredor, por la riqueza de los antecedentes que a ello llevaron, y el nacimiento del poemario ”Versos Sencillos”. Motivados  por las ideas expresadas en noviembre de 1882 por el  filósofo inglés Herbert Spencer en una cena  de despedida de su periplo estadounidense, un pequeño grupo de periodistas retirados encabezados por  F. V. Smalley,  retomaron la premisa del llamado “nuevo evangelio del rebajamiento para los americanos”, llevando a  cabo la fundación del inicialmente llamado “Club Spencer”. Era una organización con reglas simples y carente  de todo burocratismo.

La tesis de la vida natural y las prácticas  saludables alimentaron su unidad fundacional. Bajo la opinión del  Reverendo  John Howard  Suydam, de la Iglesia Reformada, se llevó a cabo el cambio del nombre de la organización por el de Twinlight Club  (Club Crepúsculo) siendo entonces más abarcador e ilustrativo, pues a dicha hora ocurrirían la mayor parte de los eventos de  la organización.  Se auto-designó inicialmente un comité directivo formado por Charles F. Wintage veterano de guerra, Henry Hall historiador y editor, William McDowall, juez y el Coronel W.P. Fogg, quienes unidos a veintiún comensales formaron parte de la primera reunión del Club que tuvo  lugar el 4 de enero de 1883 en el  Restaurant  Moquin, ubicado en la Calle Fulton de Nueva York. El Club usualmente se reunía entre las seis de la tarde y las ocho de la noche para comer; acto seguido por unas dos horas y media acontecían debates, tomando a cada exponente  diez minutos para su rol de orador.

Usualmente tenían lugar los encuentros en el Restaurant del Hotel San Denis cada dos semanas por ocho meses del año. Debido a  la espontaneidad de las exposiciones no se tiene un registro exacto de los discursos, solo semblanzas posteriores  y reseñas. También  se acordaba al finalizar una tentativa de temas futuros a tratar.

No era este  el único Club de Nueva York por entonces pero si el de las citas mas tempranas, de menor costo y de las disertaciones mas “suigeneris”. Otro punto a favor de su peculiaridad no era sólo que en el se reunieran intelectuales, artistas, banqueros, militares, viajantes, y una variada diversidad de pensadores, también las mujeres eran admitidas. Entre ellas se cuentan Maude Adams, una joven actriz, y la escritora Mary Mapes Dodge.  Se adoptó como directriz una especie de reglamento sencillo: El Código de los Poetas. Un total de 40  principios a cumplir por sus miembros.

Hacia los inicios de 1883 oficialmente estaban registrados 200 afiliados en total. Mil ochocientos noventa fue para Martí un año no solo de un intenso calor veraniego sino de contrastes. Participó como  delegado representante por  Uruguay, concurrió a  la Primera Conferencia Monetaria Internacional Americana en Washington, y fue nombrado presidente de la Sociedad Literaria Hispanoamericana de  Nueva York. También asumió la  responsabilidad de cónsul de Argentina y Paraguay en la urbe neoyorquina. Aunque económicamente Martí no disponía de gran holgura económica, su desempeño profesional le hacía acreedor de un universo intelectual encomiable. Quizás fue su estancia en Catskill en 1888 o su ejercicio  laboral que le hizo objeto de una invitación  por parte de los miembros del Club Crepúsculo a una casa de descanso por ellos regentada por quince días en el  mes de agosto del mencionado año.

Martí describió del siguiente modo el lugar: “es un sueño de hermoso, con su pórtico de ramas de abedul, sobre la boca de las cataratas mismas: su rebaño de casas rojas, agrupadas, aquí  y allá, alrededor de la casa del club; sus sendas de piedra natural, que culebrean por  la ladera, sobre arroyos y céspedes, de una casa en otra.”  

Recuerda poco después en su introducción al poemario “Versos sencillos”, considerado por muchos  la autobiografía poética del autor: ”Me echó el médico al monte: Corrían arroyos y se cerraban las nubes: escribí  versos” (El médico probablemente sería el Doctor Ramón L. Miranda Torres). Así  le describe a su amigo Rafael Serra en carta no fechada: “Me voy a un rincón de hojas y soledad por unos cuantos días.” De vuelta repite su incursión como cronista para reportando a “La Nación” como en su primer viaje bajo el título “En las Montañas”:  “..Allá donde no pueden subir las alas de los pájaros, crecen las de los hombres.”   

 
Versos sencillos” es el título de una colección de un total de cuarenta y seis poemas  enumerados gestados en Castkill, que vieron la luz editorial por primera vez en 1891, un año después de su creación. Utilizando la redondilla como forma estrófica con su característico rimado consonante,  Martí se retrató a sí mismo, al mundo y al tiempo del que fue testigo. Con sencillez, sinónimo de no superficialidad ni de simpleza; sino de enigmática evocación  y compendio singular, logró Martí estrofas con una unidad e independencia propia y a su vez  continuidad  narrativa.  Son estos versos  dentro de la poética martiana, los mas populares.

Pocos meses después, el 23 de octubre el propio presidente del Club invitó a Martí a formar parte de su cena número 179, ante 63 comensales en el Restaurant del Hotel Brighton en la playa Coney Island, y a   hacer uso de la palabra. De tal elocución llega hasta nosotros este fragmento:

 “Pero una lección inolvidable y profunda, para mi como para los demás, me dejó mi viaje a las montañas y la acogida benévola a que alude el señor presidente. Se hablaba entonces, y aun puede ser que se hable hoy, entre políticos ignorantes y amedrentados de la intrusión disimulada, con estos o aquellos pretextos plausibles, de estas fuerzas del Norte en los pueblos meritorios, laboriosos, ascendentes, de la América española, de la intrusión, so nombre de la libertad, en la libertad ajena, que es delito que no se ha de cometer, porque harto saben los que en ella viven que, a vuelta con sus elementos heterogéneos lo que triunfa aquí al fin y al cabo es la gran conciencia nacional, que no permite ya de semejante mancha. Pero si esa unión violenta de que suelen hablar, una que otra vez, los políticos amedrentados e ignorantes, no ha de realizarse ciertamente por la nobleza de la tierra que la habría de imponer, y la de las tierras que la habrían de resistir, hay unión simpática y posible, tan apetecible del lado de acá de la frontera, como del lado de allá, y es la que no puede dejar de nacer del trato mutuo, despreocupado y justiciero de los hombres de una zona con los hombres de la otra, de los hombres de veras, cordiales y cultos como esta asamblea de cabezas firmes y espíritus amantes de la justicia, ante quienes depone el extranjero humilde de corazón agradecido.”  

El 23 de diciembre de 1890 le fue otorgado a Martí el ”Certificado de Socio” emitido por parte del comité ejecutivo del Club Crepúsculo. Luego de la muerte del Apóstol, el Club Crepúsculo dedicó a Cuba y a la memoria de su fallecido miembro su reunión del 9 de abril de 1896 en el Hotel Saint Denis. Invitaron para la ocasión a tres cubanos, figuras significantes de la emigración: Fidel Pierra, Emilio del Castillo y Arístides Agramonte. Bajo el titulo: “The Cuban question”, los 150 asistentes tomaron una declaración conjunta donde rezaban: “El Club Crepúsculo  declara terminantemente que siente profunda simpatía por el heroico pueblo de Cuba que pelea por su libertad  e  independencia y pide al presidente Cleveland que lo reconozca como beligerante.”

La relación entre El Club Crepúsculo y Martí fue profunda pero breve. Constituyó  una de sus pocas membrecías a organización alguna y la única estadounidense que le contó entre sus filas. Las razones de tal hecho quizás estén guardadas en la azarosa vida de exilio y en el empeño independentista de Martí; así como su destreza encontrar el equilibrio con el  universo intelectual. El mismo lo explica en la segunda estrofa del primer poema del ya  referido libro cuando describe:

“Arte soy entre las artes,
En los montes, montes soy.”   

Marlene María Pérez Mateo

27 de enero de 2015

Auschwitz, la apoteosis del terror nazi

Auschwitz,
la  apoteosis del terror nazi

Manuel De La Fuente, Abc.Es

Se cumplen setenta años de una fecha inolvidable para los hombres de bien: la liberación del campo de exterminio de Auschwitz por los soldados del Ejército Rojo. Curiosamente, tuvieron que ser las tropas de otro régimen de terror, el estalinista (que a esas horas hacía lo mismo con sus represaliados en el Gulag siberiano) los que abrieran (o cerraran, según cómo se mire) las puertas de ese antro del mal donde miles y miles y miles de personas fueron cruelmente asesinadas y martirizadas en uno de los mayores ejemplos del espeluznante terror nazi.

Podemos y el trigo limpio


Podemos y el trigo limpio

Federico Ysart, abc.es

Tiene gracia que sin haberse rozado con el poder que da el poder, los fundadores de Podemos anden en bocas salpicados por la corrupción ambiental. Profesores universitarios que no dan clases, becarios que no cumplen con sus programas, contertulios televisivos que cobran mitad y mitad, etc.

Con estos precedentes, da que pensar imaginándose a estos angelitos con un despacho y teléfono oficiales a su servicio. Ya hay una muestra, un tanto tangencial, pero real como la vida misma: Tania, el descanso del guerrero del gran fundador. La diputada regional y candidata a la Asamblea de Madrid por IU, todavía IU, procuró por las necesidades de su familia desde la concejalía de Cultura de Rivas con todas sus fuerzas.

A medida que se van conociendo sus entretelas estos singulares personajes vienen a demostrar que lo de excluirse de lo que llaman la casta vale para una tertulia televisiva, incluso como pedrada mitinera, pero ¡ay! casta la que tienen estos muchachos que hoy se tapan la cara para no ser reconocidos por la calle mientras dure el eco de sus malabarismos contables.

Ganarse medio millón de euros asesorando a la Venezuela chavista y madura para someter a un pueblo al pensamiento único, a la ruina, no debería ser motivo de orgullo para ningún bien nacido, para aquellos que , como Quijote, piensen que por la libertad se puede y debe dar la vida. Pues Monedero no; Monedero se pasó en Caracas una semana llorando a Chávez y se montó una sociedad sin empleados para cobrarse medio millón, o millón y medio, y así pagar menos impuestos a la Hacienda española, su Hacienda.

Y qué decir del contratado por la Universidad de Málaga para hacer un trabajo sobre la vivienda en Andalucía, que tras el escándalo suscitado por no aparecer por donde debería haberlo hecho, fue suspendido de empleo y sueldo por la propia Universidad. El joven Errejón, tercera persona de esta extraña capillita dirigente, también pasó por Venezuela.

Cuando todo ello sale a la luz, el afán por remediar las penas familiares con dineros públicos o de suministrar fórmulas a los dictadores para aplastar las libertades, Iglesias, líder supremo proclama solemne: “Cuando tocan a Monedero, a Errejón o a Tania, me tocan a mí”. Y ahí terminó todo. Casta rancia. Ni sombra de trigo limpio.

Lo que ha montado esta capillita de profes de facu recuerda a aquella iglesia del Palmar que fundó un corredor de seguros sevillano llamado Clemente Domínguez. Se proclamó papa, haciéndose llamar Gregorio XVII, nombró sus cardenales y no desbancó al Vaticano por las malas compañías de que se rodeó; en el santoral del Palmar, encabezado por san Francisco Franco, figuraban don Pelayo, Colón, el cardenal Cisneros y Adolfo Hitler.

Estos de ahora juegan a otro palo.

26 de enero de 2015

Realidad, poema de Lolita Lafuente

Realidad
Lolita Lafuente

Ya me estoy poniendo vieja,
lo he podido comprobar:
Ahora me gusta dar quejas
y me entretiene pelear.
Me encanta buscar defectos
en toda la humanidad:
disfruto cuando protesto
y critico en cantidad.

 
La música me fastidia,
no soporto la quietud,
y siento como una envidia
por toda la juventud.
Si no hay aire, me sofoco,
mas no resisto la brisa…
Los demás me lucen locos
con su alegría y su risa.

Si me tratan con cariño
pienso que es guataquería.
Y no le aguanto a los niños
su inocente algarabía.
Los chistes ya no resisto,
y aunque ponga mucho empeño
y en no dormirme yo insisto,
¡A las nueve tengo sueño!

No veo televisión
pues todo es una indecencia:
No hay un solo novelón
que no acabe mi paciencia.
La radio es una basura,
 siempre lo mismo… lo mismo,
con la insípida amargura
que nos  trajo el comunismo.

Las mujeres más bonitas
yo las encuentro corrientes,
y si son las jovencitas
resultan impertinentes
con eso de la “igualdad”.
En vez de un lindo peinado
lucen la barbaridad
de hacerse casi un rapado…
Así llegan a lucir
cual joven amanerado.
Les encanta confundir..
¡El mundo está atolondrado!

Me molestan si me miran;
si no me miran, me insulto.
Ya las flores no me inspiran,
para mí son como bultos.
Nada, que si me analizo
con toda imparcialidad,
de mi misma yo me erizo
al admitir la verdad:

Me he vuelto refunfuñona,
siempre frunciendo las cejas…
Me he transformado en peleona
al irme poniendo vieja.
¡Cómo quisiera encontrar
curarme esta enfermedad
y así poderme olvidar
que soy una antigüedad!

25 de enero de 2015

Razones de Carlos III para expulsar de España a los Jesuitas

Razones de Carlos III
para expulsar de España a los Jesuitas.

La expulsión de los jesuitas del Imperio español en 1767, una medida firmada por Carlos III dentro del ambiente hostil hacia esta orden religiosa en la Ilustración, sacudió profundamente la Cristiandad. Al fin y al cabo, la Compañía de Jesús –la mayor orden masculina católica en aquellas fechas– estaba fundada por españoles y muy vinculada a la historia del país, desde la Contrarreforma a la evangelización de América. Las razones oficiales para justificar la deportación achacaban a los jesuitas haberse enriquecido enormemente en las misiones, haber intervenido en política contra los intereses de la Corona y hasta perseguir el asesinato de los reyes de Portugal y de Francia. Eran mentiras o, en el mejor de los casos, exageraciones para ocultar una respuesta aún más sencilla: se habían convertido en unos intrusos de su propia casa.

El día 15 de agosto de 1534, Ignacio de Loyola, un antiguo militar y consejero de Carlos I destinado a convertirse en santo, juró junto a sus siete seguidores más fieles en Montmartre (París) «servir a nuestro Señor, dejando todas las cosas del mundo». Después de los votos de Montmartre, se incorporaron al núcleo tres jóvenes franceses y se dirigieron en peregrinación a Jerusalén, que no pudieron alcanzar debido a la guerra entre Venecia y el Imperio Otomano. Por esta razón, el grupo se dirigió a Roma, donde fundaron tras largas reflexiones la Compañía de Jesús, que fue aprobada el 27 de septiembre de 1540 por Paulo III, quien firmó la bula de confirmación «Regimini militantis ecclesiae».

Francia declaró ilegal la orden debido a un asunto de malversación de fondos

La Compañía de Jesús fue un instrumento fundamental de la Iglesia católica durante la Contrarreforma, y varios de sus miembros se destacaron en el Concilio de Trento, que sirvió para aclarar diversos puntos doctrinales y combatir desde la teología el cisma surgido con el movimiento protestante. Desde su origen, los jesuitas profesaron los tres votos normativos de la vida religiosa (obediencia, pobreza y castidad) y, además, un cuarto voto de obediencia absoluta al Papa, «circa misiones», que es el motivo, precisamente, de que los estados comenzaran a desconfiar de la orden a partir de la Ilustración.

Los regalistas contra los jesuitas

La actitud inflexible de los defensores de los derechos de la Santa Sede contra los regalistas (los defensores de los derechos privilegiados de la corona en las relaciones con la iglesia) fue la causa de fondo de todas las disputas que acontecieron a los jesuitas. En 1759, el Reino de Portugal    encerró en calabozos a 180 religiosos en Lisboa y expulsó al resto, acusando a la Orden de instigar un atentado contra la vida del Rey. Tres años después, en 1762, Francia usó el mismo argumento y declaró su ilegalidad a raíz de un caso de malversación de fondos en el contexto de la polémica entre jesuitas y jansenistas (otro movimiento religioso promovido por el obispo Cornelio Jansenio durante la Contrarreforma).

En efecto, la doctrina del regicidio que se atribuía a toda la orden, aunque solo la había defendido el Padre Mariana en su tratado «De Rege», fue enarbolada siempre para justificar sus expulsiones y otorgó la hostilidad hacía la Compañía de los grandes filósofos ilustrados como Voltaire o Montesquieu y de muchos soberanos católicos. Uno de ellos fue Carlos III de España, quien compartía desde la infancia el recelo de su madre, la Reina Isabel de Farnesio, sobre las intenciones de esta orden religiosa.

Pese a que los jesuitas habían ejercido un papel destacado durante los reinados de la dinastía Habsburgo, -cabe recordar que Carlos I era amigo personal de Ignacio de Loyola-, su auténtica ascensión «política» se produjo con la llegada de los Borbones a la Monarquía de España. Así, tanto Felipe V como Fernando VI tuvieron confesores jesuitas, el Padre Daubenton y el Padre Rávago, respectivamente. Sin embargo, la caída de la Compañía de Jesús comenzó a gestarse poco después, en 1754, cuando la caída del marqués de la Ensenada –todopoderoso ministro de Fernando VI y amigo de los jesuitas– dio como resultado la llegada al poder de un gobierno significativamente anti-jesuítico. Uno de los hechos más ruidosos en los primeros meses del nuevo ministerio fue la exoneración de Francisco de Rávago como confesor real.

Carlos III compartía el recelo de su madre Isabel de Farnesio hacia esta orden religiosa

Bajo la acusación de estar detrás de los motines populares del año anterior –conocidos con el nombre de Motín de Esquilache–, Carlos III firmó la Pragmática Sanción en 1767, que dictaba la expulsión de los jesuitas de todos los dominios de la Corona de España incluyendo los de Ultramar, y decretaba la incautación del patrimonio que la orden tenía en el imperio. Sin embargo, las verdaderas causas que motivaron la medida hay que buscarlas más allá de las revueltas sociales, donde la implicación jesuita nunca ha podido demostrarse.

Acusados sin pruebas del Motín de Esquilache

Durante el Montín de Esquilache la multitud asaltó la casa de Esquilache, el secretario de Hacienda, y se congregó en el Palacio Real. Allí, la Guardia Real tuvo que intervenir para restablecer el orden con un resultado de cuarenta muertos. El desencadenante de la protesta había sido un decreto impulsado por el marqués de Esquilache que pretendía reducir la criminalidad y que formaba parte de un conjunto de actuaciones de renovación urbana de la capital –limpieza de calles, alumbrado público nocturno, alcantarillado–. En concreto, la norma objeto de la protesta exigía el abandono de capas largas y los sombreros de grandes alas,   ya que estas prendas ocultaban rostros, armas y productos de contrabando. No en vano, el trasfondo del motín era una crisis de subsistencias a consecuencia de un alza exagerada del precio del pan. Nada, en cualquier caso, que pudiera llevar a la Compañía de Jesús a implicarse en un complot.

El fiscal del Consejo de Castilla Pedro Rodríguez de Campomanes –un declarado antijesuita– fue el encargado de investigar las causas del motín. El fiscal encontró evidencias de la participación de algunos jesuitas en la revuelta y las empleó para montar –«con frases sueltas, hablillas y chismes»– una causa general contra la Compañía de Jesús. Por supuesto, Carlos III no desaprovechó la ocasión, y atacó con contundencia a un grupo religioso que representaba la máxima oposición al regalismo. Esta doctrina política, que defiende el derecho del estado nacional a intervenir, recibir y organizar las rentas de sus iglesias nacionales, chocaba frontalmente con la absoluta lealtad de los jesuitas hacia el Papa, lo que llevó a sus detractores a calificar a la orden como «un estado extranjero dentro de otros estados»

Así, lejos de la tesis romántica de que la medida fue tomada para permitir el triunfo de las luces sobre el fanatismo representado por los jesuitas o la teoría del historiador Menéndez y Pelayo de que fue el fruto de una «conspiración de jansenistas, filósofos, parlamentos, universidades y profesores laicos contra la Compañía de Jesús», la Corona española ejecutó la orden con la intención de reafirmar su control estatal sobre la iglesia española. La decisión, además, venía acompañada de la correspondiente desamortización de sus bienes de   que el estado administró como creyó oportuno, en muchos casos cediéndoselo a otras órdenes religiosas. (No confundir esta desamortización con la de 1798 conocida como la “desarmortización de Godoy”, que incluyó bienes de otras Órdenes religiosas para hacer frente a la bancarrota de la Corona a causa de la guerra con Francia).

Carlos III amplía la persecución

Con gran sigilo, en la madrugada del 2 de abril de 1767, las tropas reales acudieron a las 146 casas de los jesuitas y les comunicaron la orden de expulsión contenida en la Pragmática Sanción. Fueron deportados de España 2641 jesuitas y de las Indias 2630.   Los primeros fueron acogidos inicialmente en la isla de Córcega, perteneciente entonces a la República de Génova. Y el Papa Clemente XIII se vio obligado a admitirlos en los Estados Pontificios cuando los franceses tomaron la isla de Córcega.

Clemente XIV suprimió la Compañía y decretó la conversión de los jesuitas en clero secular

No obstante, la guerra de Carlos III contra la Compañía de Jesús continuó tras su salida de España. El papa Clemente XIII resistió las presiones de los monarcas europeos que pedían la supresión total, pero la elección de Clemente XIV, conocido por su poco aprecio por los jesuitas, sirvió en bandeja la posibilidad de acabar completamente con la orden. José Moñino, que posteriormente fue nombrado Conde de Floridablanca   y se convirtió en el ministro de confianza del Rey, fue destinado en la tarea de convencer al pontífice, lo cual consiguió en agosto de 1773. Clemente XIV promulgó el breve «Dominus ac Redemptor» donde suprimía la Compañia de Jesús y decretaba la conversión de los jesuitas en miembros del clero secular. No en vano, algunos se negaron a acatar la decisión y se refugiaron en el reino de Prusia y en el Imperio Ruso, donde fueron protegidos por sus respectivos soberanos.

Casi medio siglo después, en el contexto de la Restauración de 1814, el papa Pío VII emitió la bula «Solicitudo omnium Ecclesiarum», que restauraba la Compañía de Jesús. En España, el nieto de Carlos III,    Fernando VII, autorizó inmediatamente su regreso.
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