Calle Avellaneda (Foto Triana) |
Poema del ayer imborrable
(Canto a mi pueblo )
(Canto a mi pueblo )
Dr. Salvador E. Riverón
Camagüey de antaño, cuna de mi acento,
tierra milagrosa donde yo nací,
vives en la cumbre de mi pensamiento,
las puertas se me abren cuando vuelvo a ti.
Este ocho de junio, día del Abogado,
en que hizo El Bayardo su tesis de grado
para ennoblecer nuestra profesión,
he vuelto a sentirme como en otros días,
y las ilusiones y las fantasías,
han vuelto a ser dueñas de mi corazón.
El recuerdo vino cual tenue reflejo,
de allá de mi infancia, cual lejana voz,...
vi que en un desfile del Camagüey viejo
pasaba a caballo, Mauricio Montejo,
por la plazoleta de San Juan de Dios.
Y volví a aquel tiempo que nos daba brillo,
tiempo de un orgullo que ya se nos fue,
cuando se batía Darío Castillo
y hablaba en la Cámara Manolo Tomé.
Y era como un ángel en misterio envuelto
la camagüeyana con el pelo suelto.
Se admiraba entonces el saber y el bien,
cuando aun existían Virgilio Guerrero,
Papito Pichardo, Don Hatuey Agüero
y hacía sus sonetos Nicolás Guillén.
Camagüey de antaño, mi ciudad dorada,
de alma de poeta y de enamorada.
Yo evoco en un vuelo de imaginación:
puntos de guitarra, fresca madrugada,
casas de anchas rejas, la calle empedrada,
luna en el alero, flor en el balcón...
Y escucho "Longina" cantada
por la voz de bajo de Tirito Don.
¡Cómo eran de dulces tus viejas canciones!
¡Cómo eran tus hombres de sentir profundo!
Y en los recovecos de tus callejones
vivían las mujeres más lindas del mundo.
Circulaban lentos tus viejos tranvías,
que eso de andar pronto "eran fainerias",
¿Por qué tanta prisa? "¿A dónde vai vo?"
eran los decires de mi tiempo viejo.
El progreso rudo se llevó aquel dejo
(¡pero su verdad no se la llevó!)
Camagüey de antaño, ¡cómo te han cambiado!;
tus calles estrechas se han congestionado.
Por buscar trasuntos de la gran ciudad
la flor de tu espíritu se ha vuelto marchita.
Te me estás volviendo tan cosmopolita
que casi no tienes personalidad.
En tus tinajones no se escucha el eco
(hoy son maceteros sin agua pluvial),
el Tínima es casi un arroyo seco
y el Hatibonico no tiene caudal.
Hoy que anda más rápido el hombre más tardo,
¡Calle paradójica que vió Luis Pichardo
por la que con calma no se puede andar
sin sufrir la prisa que te clava el codo!
La calle monstruosa se lo traga todo
y no va quedando tiempo de pensar!
Sólo tu mujer sigue siendo hermosa,
Camagüey de antaño, mi ciudad gloriosa
con su historia heroica y su religión.
La esencia divina de esa edad distante
sólo ellas la llevan, oculta y radiante,
en el incensario de su corazón.
Camagüey, Junio 8 de 1954
—Dr. Salvador E. Riverón
http://www.camagueycuba.org
Remitido por Humberto Estrada