DUDAS POR ACLARAR
Elsa M. Rodríguez
Siempre
que se habla de las guerras en las que se ha visto envuelto el ejército de los Estados
Unidos, es casi unánime la reacción de los comentaristas tanto en la radio como
en la televisión y en la prensa escrita, manifestando que si una guerra no
tenía razón de haber sido, fue la que se inició contra Iraq justificada en su
momento por el gobierno de este país, dada la supuesta existencia de unas armas de destrucción masiva que el mandatario
iraquí Saddam Hussein negaba tener, pero que nunca permitía la inspección
solicitada por la ONU. Finalmente, y una vez intervenido Iraq por el ejército
de los Estados Unidos y varios países aliados, dichas armas no aparecieron. La
realidad es que muchos insisten en que sí estuvieron allí, aunque nadie se
explica el porqué no fueron encontradas. Todo este asunto cayó como un pesado
baldón sobre la figura del que era presidente de los EEUU en aquel momento, George
W. Bush, y todos le acusaron de ir a buscar unas armas inexistentes para
justificar así su interés por el petróleo iraquí.
Ahora,
en lo que se dio por llamar la Primavera Árabe en muchos países del Norte de
África, el pueblo se rebeló contra las dictaduras locales. Entre estos países, Lybia,
dando como resultado la eliminación física de su dictador Moamar Gadafi. Rusia,
como miembro de la ONU, no se manifestó nunca por la intervención por activo y
por pasivo de los países miembros de esta organización en los asuntos libios.
Ahora, sin embargo, en Siria está sucediendo algo parecido a lo que sucedió en
Lybia. Todos los días nos llegan noticias de como se está aniquilando al pueblo
sirio mediante la fuerza utilizada por el mandatario sirio, el presidente
Bashar-al-Assad.
Nos
llama la atención que en esta ocasión el gobierno de Rusia, como fiel aliado y
suministrador de armas del dirigente sirio, insiste en vetar cualquier tipo de
interferencia en los asuntos de ese país, y nos preguntamos si será porque
aquellas armas de destrucción masiva que nunca se encontraron en Iraq se
encuentran escondidas en territorio sirio como han manifestado antes muchos
analistas políticos, y esto es algo que aparentemente no le interesa al
gobierno ruso que salga a la luz.
A ver
si resulta que después de todo, no estaba tan desencaminado el presidente
George W. Bush. El futuro nos dará una respuesta y nos podrá aclarar estas
dudas.
Elsa M.
Rodríguez
Hialeah,
FL