23 de marzo de 2010


Dignidad: enemiga mortal del cinismo.

Lic. Amelia M. Doval

El silencio es la palabra mortal que los gobiernos atroces y criminales tratan de imponer y a la vez no soportan cuando es la respuesta a su blasfemia. En Cuba con el mutis de sus culpas escondidas detrás de las ofensas sin basamento lógico, el discurso oficialista es cada vez menos creíble y en su contra surge la verdad, la humanidad comienza a entender lo que algunos cubanos desde dentro y fuera del pais han intentado mostrar sin resultado aparente.

Las imágenes violentas contra Las Damas de Blanco no necesitan pie de grabado, son un discurso antigubernamental, una denuncia abierta, se podría pensar que no habría argumento contra tanta violencia visual, pero los culpables siempre insultan con su ofensiva defensa, esta vez la mentira, el engaño es desastroso para su propia imagen.

A los autócratas cubanos les ofenden las mujeres, los negros, los seres pensantes, el blanco, la pureza de alma, los héroes no nacidos de su argucia sino de la voluntad sublime de ser libres de artimañas. El poder absolutista se sustenta de migajas de pensamiento que promueven con total descaro. Mercenarios, su palabra de ofensa, su manera de nombrar a quienes desde la humildad de su comportamiento construyen ejércitos de voluntad, no clasifica dentro de la realidad, la patria no es sólo de los que la han robado sino de todos los que la viven, los que por voluntad divina nacieron en ella; mercenario es un extranjero que combate por dinero, es un trabajador asalariado en una batalla sin principios, ¿dónde está la semejanza que se pueda atribuir a un grupo de mujeres que comprometen su cuerpo y su alma a una causa que la unen sentimientos incorregibles, el amor de mujer y de madre? Esconder la crítica situación cadavérica de un pueblo, ofendiendo a sus hijos más sublimes con la palabra hiriente y la mordaza lista, es un crimen contra la humanidad. Los últimos aletazos de un régimen que fuera de su propio discurso no puede sobrevivir se notan a cada momento porque van dando bandazos criminales con su pesada mole de errores, crímenes, venganzas y provocaciones.

Improperios e insultos televisados o callejeros denotan la poca calidad humana que siembra la estructura maquiavélica del régimen, su brutal condición de magnicida sin piedad no abarca solamente los cuerpos físicos sino que se extiende a todo lo que tocan, miran u olfatean a su alrededor, prueba irrefutable son los balances de decadencia ecónomica, social, estructural, médica, educacional que existen en estos momentos en un país que caminaba hacía el progreso y ahora deambula en la miseria.

Si los apócrifos amigos de este sistema de gobierno no tienen suficientes pruebas con todo lo que está a su alcance para tener una palabra justa ante la causa cubana, entonces debemos culparlos pues con su aberrante actitud castigan a inocentes, matan a un pueblo e intentan desparecer un pais que no por pequeño es inexistente.

Respeto, la palabra de grandeza que no todos soportan porque desconocen su significado, y su acción es lo que se pide para poder expresar nuestros reclamos que son la merecida existencia de cualquier comunidad que viva en los tiempos modernos. En Cuba la lógica parece marchar en retrógado porque la evolución tiene pasos contrarios, fuimos de un capitalismo en desarrollo a un feudalismo brutal.

Volquemos conocimiento y entereza sin importarnos la vana posición de los creyentes por maldad o ignorancia mental de nuestra causa, no detener la lucha, cada batalla es un paso en el camino hacia el reclamo de nuestros derechos y una bofetada de guante blanco para los carceleros, los captores de una isla solitaria en medio del mar. Si poco a poco el raciocinio de los pueblos, comenzando por el nuestro, denota los primeros síntomas de comprensión ya estaremos camino de vencer
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Lic. Amelia M. Doval
3-18-10
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