21 de mayo de 2016

La "estelada" catalana

 

La "estelada" catalana
y las banderas de Cuba y Pto. rico

César Cervera, abc, Madrid
 
La «estelada» catalana, vinculada con los simpatizantes del independentismo, data de inicios del siglo XX y nació de la fusión de las cuatro barras tradicionales de la bandera catalana, con un triángulo estrellado a la izquierda. Un elemento que los historiadores consideran inspirado en las banderas de Cuba y Puerto Rico.

Tras su estancia en Cuba y en Puerto Rico, Vicenç Albert Ballester –activista del partido Unión Catalanista y de otros movimientos e iniciativas de carácter independentista– tomó la idea de añadir un estrella a la bandera llamada a ser el icono del nacionalismo. En ese momento, con las recientes independencias de Cuba y Puerto Rico, la estrella de sus banderas era un referente de la lucha contra el Imperio español.

De hecho, el documento más antiguo en el que aparece una «estelada» se titula «What says Catalonia» («Que dice cataluña»), con fecha del 11 de septiembre de 1918, y es una carta elogiosa hacia EE.UU., considerado «el libertador de Cuba y Puerto Rico» por estos. El texto, firmado por el Comité Pro Cataluña, fundado dos meses antes del comunicado, pide a «la victoriosa Entente, por el Derecho y la Libertad de los Pueblos, la revisión del Tratado de Utrecht. ¡Viva la Entente! ¡Gloria a Wilson! ¡Justicia!».

Dos décadas después de su creación, la estelada fue declarada bandera oficial de la «República Catalana Independiente» en la «Constitución de la Habana» que se escribió y firmó en la capital de Cuba entre 15 de agosto y el 2 de octubre de 1928. Francesc Macià, por aquel entonces fundador del partido «Estat Català» y posteriormente declarado Presidente de la Generalitat, fue uno de los impulsores de esta constitución que reconocía la «estelada» de forma oficial y que fue colgada en el balcón del Palacio de la Generalitat cuandoel 14 de abril de 1931 se proclamó la República Catalana. No en vano, en la actualidad, la bandera oficial de la Comunidad de Cataluña es la «Señera».

Un símbolo de la revolución contra España

La bandera de Puerto Rico se diseñó durante la última década del siglo XIX como insignia de los separatistas puertorriqueños residentes en la ciudad de Nueva Yorkque se organizaban originalmente contra el poder español, y posteriormente contra el estadounidese. La identidad del autor del diseño todavía es motivo de debate en Puerto Rico, mencionándose entre sus posibles autores a los patriotas puertorriqueños José de la Matta Terreforte, Antonio Vélez Alvarado, Manuel Besosa y el poeta Guerrillero Francisco Gonzalo (Pachín) Marín.

La bandera simboliza la hermandad en la lucha revolucionaria entre el pueblo cubano y el puertorriqueño, debido al hecho de que, el grupo de separatistas puertorriqueños que adoptaron el diseño de la bandera como emblema de su grupo, la Sección de Puerto Rico, estaba asociada a los separatistas cubanos que luchaban con idénticos ideales bajo el Partido Revolucionario Cubano.

20 de mayo de 2016

General, aun no hemos llegado

 
General, aun no hemos llegado

Dimas Castellanos

José Martí se propuso fundar "un pueblo nuevo y de sincera democracia, capaz de vencer, por el orden del trabajo real y el equilibrio de las fuerzas sociales, los peligros de la libertad repentina en una sociedad compuesta para la esclavitud".

Con ese fin fundó un partido y organizó la guerra, de modo que la conquista de la independencia fuera —según sus palabras— el germen de ese "pueblo nuevo", pues "en la hora de la victoria sólo fructifican las semillas que se siembran en la hora de la guerra". La concepción martiana de la república era igualdad de derecho de todo el nacido en Cuba, espacio de libertad para la expresión del pensamiento, economía diversificada en manos de muchos pequeños propietarios, para que cada cubano fuera hombre político enteramente libre.

La guerra no terminó con la victoria sino con la ocupación del país por Estados Unidos. La República tendría que esperar por el resultado de la Asamblea Constituyente, encargada de redactar la Ley Fundamental y definir las relaciones con el país ocupante. Los asambleístas cubanos tuvieron que decidir entre el rechazo o la aceptación de un apéndice constitucional, conocido como Enmienda Platt, que refrendaba el derecho de Estados Unidos a intervenir en Cuba, omitía la Isla de Pinos del territorio nacional e imponía la venta o arrendamiento de tierras para bases navales.

Después de tres meses de encendidos debates, la Asamblea Constituyente concluyó con la aprobación de la Enmienda Platt. La decisión, aparentemente contraria a las razones por las que habían luchado, nos coloca frente a las dos opciones posibles: Una, votar en contra, lo que implicaba la ocupación indefinida y en consecuencia la necesidad de reiniciar la guerra, con el Ejército Libertador desmovilizado, el partido disuelto, la nación sin cristalizar, el pueblo agotado y el país sumido en la desolación y la ruina.

Otra, votar a favor, y desde la República posible avanzar hacia la República martiana, opción que se impuso tras tres meses de debates, hasta que los delegados recibieron un golpe definitivo: una respuesta firmada por el secretario de la Guerra donde se decía que el Presidente "está obligado a ejecutarlo, y ejecutarlo tal como es […], no puede cambiarlo ni modificarlo, añadirle o quitarle", como condición para cesar la ocupación militar.

La mayoría optó por lo posible en aquellas condiciones, lo contrario hubiera sido un acto suicida ante la superioridad del ocupante. El testimonio de José N. Ferrer revela nítidamente la situación: "Entiendo que ya se ha resistido bastante y que no puede resistirse más. Consideré útil, provechosa y necesaria la oposición a la Ley Platt en tanto que hubo esperanza de que ésta se modificara o retirara por el Congreso americano... Hoy considero dicha oposición inútil, peligrosa e infecunda..."

Después de casi cuatro siglos de colonia y tres años de ocupación extranjera, la bandera tricolor comenzó a flotar en sustitución de la enseña norteamericana, anunciando el nacimiento de la República, sin independencia absoluta pero con derechos civiles y políticos incorporados en el texto constitucional: el hábeas corpus, la libertad de expresión, los derechos de reunión y de asociación, la libertad de movimiento, la libertad de cultos, el derecho de sufragio y la división de poderes.

Tales derechos no fueron suficientes para erradicar en los 57 años de República todos los males heredados, pero permitieron que  Cuba emergiera de la postración económica, que en 1925 se recuperara la Isla de Pinos a través del Tratado Hay-Quesada, que en 1933 se derrocara la dictadura de Gerardo Machado, que en 1934 nos desembarazáramos de la Enmienda Platt, que en 1937 se dictara la legislación laboral más avanzada que Cuba ha tenido hasta hoy, que se convocara la Constituyente que dio vida a la avanzada Constitución de 1940. Esa es la historia, lo demás es lo que pudo o no suceder.

Por esos resultados antes de 1959, junto al 28 de enero, al 10 de octubre, al 24 de febrero y al 7 de diciembre, el 20 de mayo ocupaba un lugar entre esas cinco efemérides, símbolos de las luchas por la independencia, de amor a la Patria y de respeto por los que la hicieron posible.

Ese día, el generalísimo Máximo Gómez, al izar la enseña nacional en el Palacio de los Capitanes Generales, expresó: "Creo que hemos llegado".

Y realmente habíamos llegado, pero solo al punto de inicio. Lo que el General no pudo sospechar fue que 112 años después "aún no hemos llegado".

Por eso, mucho más útil que juzgar a los que tomaron aquella decisión sería cuestionarse por qué hoy la República diseñada por Martí sigue pendiente de realización y asumir la parte de responsabilidad que a cada uno nos corresponde…

Publicado originalmente en Diario de Cuba el 20 de Mayo de 2014. Dos años después, para vergüenza nuestra repetimos con dolor que aun no hemos llegado.

19 de mayo de 2016

José Martí


Asómate a ti mismo

Asómate a ti mismo 

   Habla poco a los hombres, vive solo contigo
y si buscas el eso que conforta y consuela
escucha al sol fraterno, al hondo mar amigo,
al arroyo que corre y al pájaro que vuela.
   Y si después llevando la vida que te invoco
la soledad te abruma y el silencio te espanta,
asómate a ti mismo; verás que poco a poco
tu soledad se puebla y tu silencio canta. 

Edgardo Ubaldo Genta
Militar y poeta uruguayo
(1894-1983)

18 de mayo de 2016

A Cuba le toca lo peor de ambos mundos

A Cuba le toca lo peor
de ambos mundos

Andrés Reynaldo

Si podemos relacionar tres acontecimientos recientes que perfilen la Cuba del neocastrismo ahí están: el VII Congreso del Partido Comunista, el arribo de los cruceros de Carnival y el desfile de la casa Chanel. Cada evento una respectiva anticipación de la continuidad del modelo político de familia única, el reciclaje del colectivismo al capitalismo de estado y la manipulación de la cultura y el espectáculo al servicio del cambio-fraude.

Del congreso ya se ha hablado bastante. Su objetivo fue trazar un claro lineamiento frente a la actual coyuntura: Washington sigue siendo el enemigo y los Castro siguen siendo los dueños de Cuba. Fue el portazo oficial a la reforma. Las cancillerías callaron. El Vaticano no se dio por aludido. Sin embargo, la Casa Blanca respondió con un acto de fe: la política de Estados Unidos hacia la dictadura continúa su imperturbable curso.

El crucero de Carnival ilustra el ideal turístico de la dictadura. Un programa de viaje didáctico que permite, según la propaganda de la empresa, interactuar con los artistas, los músicos, los empresarios y las familias que constituyen el tejido de la sociedad cubana. A buen entendedor, con pocas palabras. Un vistazo a la biblioteca del MV Adonia despeja dudas acerca de cuál es “la Cuba real” que Carnival quiere presentar al viajero.

Del desfile de modas del grandísimo Karl Lagerfeld, director de la casa Chanel, puede decirse que fue el baile de presentación internacional de la oligarquía castrista. Por primera vez desde 1959, la familia Castro y sus acólitos de ambas orillas alternan públicamente en suelo cubano con las estrellas de Hollywood y las principales caras de la moda mundial. El escándalo no está en el hecho sino en los protagonistas y las circunstancias.

En la era republicana, Pierre Cardin estrenaba colección anual en la tienda El Encanto. Los millonarios alternaban en sus fiestas con astros de cine, magnates y políticos de medio mundo. María Luisa Gómez-Mena y Vila, nuestra condesa de Revilla de Camargo, fue clienta exclusiva (entre otras acaudaladas cubanas) de Hubert de Givenchy. De su generosa mesa comieron y bebieron el rey Leopoldo de Bélgica, los Condes de Barcelona, los Duques de Windsor y los Duques de Alba.

Para Fidel Castro, aquella burguesía que fundaba hospitales, protegía las artes, desplazaba al capital extranjero y, a fin de cuentas, pagaba sus excesos de sus propios bolsillos, era el epítome de la frivolidad y el egoísmo. Puestos a mirar detrás de la máscara, la destrucción de ese irremplazable patrimonio económico y humano obedeció más a la mezquina y parásita constitución del caudillo que a los dictados de las recetas leninistas. En resumidas, ni siquiera son comunistas. Simplemente son gánsters.

Gastadas las coartadas ideológicas, gobernando sobre un recalentado polvorín, los hijos y nietos de los Castro se codean con the beautiful people en un performance de amnesia histórica y soberbia clasista. A dos cuadras, contenida por cordones de policías, la gente observa el paso de las modelos, imagina el olor de los perfumes, especula sobre el menú del banquete y trata de encajar en su amarga y cutre soledad que una libra de tomate de ensalada (si se encuentra) pueda llegar a costar el 5 por ciento del salario mensual promedio.

Ese es el escándalo. Tanto en el socialismo como en el capitalismo la elite castrista está destinada a vivir la mejor parte y el pueblo la peor. Para ser más exactos, al cubano le ha tocado la espantosa suerte de estar viviendo a la vez lo peor del socialismo y lo peor del capitalismo. Hasta que se seque el Malecón.

Publicado originalmente en El Nuevo Herald, Miami.

17 de mayo de 2016

Del dicho al hecho, no va mucho trecho


Del dicho al hecho,
no va mucho trecho

Marlene María Pérez Mateo
 
Libro de los Proverbios, Antiguo Testamento
La literatura sapiencial saturada de historias, mitos, personajes y sobre todo gran saber, es parte de todo pueblo. En el saber popular se crece: “Vox populus, vox Deus”. Es esta sencilla, pero para mi entrañable reseña,  un viaje por su razón y origen en la patria cubana, y en las muchas patrias que a ella dieron origen. “La sabiduría viene llamando por las calles y levanta su voz en las plazas”, nos recuerda un  versículo bíblico (Pro 1, 20). Así sea.

“El que fue a Sevilla perdió la silla”
Catedral de Sevilla

   «Fagamos una Iglesia tan hermosa y tan grandiosa que los que la vieren nos tengan por locos» aseguraron en 1401 los canónigos  de la que en 1507 se alzara y desde entonces hasta nuestros días como Catedral de Sevilla, España. Su sentencia no pudo ser mas cierta, pues la edificación es considerada la mayor catedral gótica del mundo y la tercera en dimensiones de la cristiandad. Tal colosal obra fue la sede y razón del nacimiento de un antiguo y aun usado refrán.

   Corría el año 1454 y la cabeza del arzobispado hispalense era ocupada por Alonso de Fonseca y Ulloa (1418-1473). Según el escriba Diego Enriquez y Castillo en sus “Crónicas del Rey Enrique IV”, en 1460 quedó vacante el obispado de Santiago de Compostela y moviendo sus influencias el obispo sevillano logró para su sobrino-nieto Alonso de Fonseca y Acevedo -por entonces deán en Sevilla- fuera promovido para el alto puesto clerical.

   Con gran esfuerzo se cumplió el objetivo, pero al parecer el nuevo prelado carecía de diplomacia, tacto y habilidad: en fin era sumamente torpe. La aristocracia gallega a la sazón se rebeló y tras enfrentamientos violentos le tomaron preso por dos años, alcanzando la libertad luego del pago de un rescate y la intervención oportuna de su tío.

   Este último se ofreció a intercambiar las sedes arzobispales para zanjar cualquier diferencia. La idea fue bienvenida y la paz llegó a Galicia, en manos ahora si de un líder diligente y capaz. Cuando ya todo estuvo resuelto, el viejo obispo quiso deshacer el trueque y regresar a su posición inicial, a lo que el malagradecido sobrino respondió: «Quien se fue de Sevilla perdió la silla». Él se resistía a abandonar un lugar tranquilo, lujoso, ya establecido.  Solo la intervención armada por orden del Rey, luego de la del Papa Pío II, lograron poner a cada cual en su sitio y hacer justicia.

   La voz popular logró poner la expresión del malogrado obispo en moda hasta nuestros días, haciéndola incluso cruzar el Atlántico. Ha habido un cambio preposicional del “de” por “a”, en el fraseo de la expresión. En Cuba se le ha adicionado una segunda parte: “…y el que fue a Morón perdió el sillón”.

   El significado sigue siendo el mismo, esencialmente sentencia que el abandonar una posición implica la improbabilidad de su recuperación y de todos los beneficios a que ella acarrea. 

16 de mayo de 2016

Los 400 milagros que elevaron a los altares a un labrador madrileño

El milagro del pozo de san Isidro,
Alonso Cano, Museo del Prado
 
 
Los 400 milagros
que elevaron a los altares
a un labrador madrileño
C. Cervera
  
San Isidro labrador no fue beatificado hasta el siglo XVII, pero no cabe duda, a la vista del fervor popular, que siempre arrastró este labriego mozárabe fama de que fue un personaje destacado en su tiempo, el Madrid de influencia musulmana del siglo XI.  Así, en un tiempo repleto de santos procedentes del clero y la nobleza, emergió la excepcional figura de un laico de orígenes humildes casado con una mujer que también llegaría a santa.

Como suele ocurrir con todos los santos medievales, el mito y la realidad confluyen en su biografía sin que sea posible saber dónde empieza uno y donde acaba otro. Isidro nació en torno al año 1082, poco antes de que el territorio madrileño pasara a manos cristianas, y lo hizo en el Mayrit [Madrid actual] musulmán. Siguiendo la estela de los visigodos, los musulmanes establecieron un asentamiento fijo en el centro de la meseta debido a su abundancia de agua y de otros recursos. Es por ello paradójico que la ciudad del agua –conocida desde los tiempos de los visigodos por el enorme acuífero que atraviesa el subsuelo madrileño– diera luz al santo labriego que tantos milagros realizó vinculados al líquido elemento.

Según estos testimonios, la infancia de San Isidro transcurrió en los arrabales de San Andrés, en lo que hoy es el céntrico Barrio de La Latina, pero la inestabilidad militar en Madrid –que seguía siendo un objetivo recurrente de los musulmanes– obligó a la familia del santo a trasladarse a Torrelaguna, donde se dice que conoció a su mujer, María Toribia, la cual también alcanzaría la santidad con el nombre de María de la Cabeza. En su edad adulta, Isidro aparece en el códice como un humilde siervo, laico, labrador incansable, casado, padre preocupado y que trabajaba con sus propias manos en campos ajenos.

«Isidro no abría pozo del que no manase abundante caudal, aun tratándose de tierras secas», afirma el códice sobre el tipo de milagro más abundante de entre los 400 que se le achacan: encontrar agua incluso en las zonas más angostas. Como prueba de ello, hizo brotar un manantial de un campo seco en una ocasión con solo un golpe de báculo, abasteciendo a Madrid en un año de sequía. Otros milagros reseñables del hombre nacido en la «Matriz de aguas» (Madrid) también tuvieron al líquido elemento por protagonista: como cuando salvó a su hijo único que había caído en un profundo pozo o cuando permitió a su esposa María pasar a pie enjuto sobre el río Jarama y así librarse de los infundios de infidelidad que contra ella lanzaban las gentes.

El Santo de Felipe II

Isidro Labrador falleció en el año 1172 y su cadáver se enterró supuestamente en el cementerio de la Iglesia de San Andrés dentro del arrabal donde había nacido. Uno de sus milagros póstumos más famosos fue el de guiar –junto a otros santos– a las tropas castellanas en la victoria de Las Navas de Tolosa contra el ejército Almohade. Por ello, el Rey Alfonso VIII levantó una capilla en su honor en la iglesia de San Andrés y colocó su cuerpo incorrupto en la llamada arca «mosaica». Desde entonces, el fervor del pueblo por el milagroso pocero no dejó de aumentar y su vida fue difundida de forma oral hasta que Felipe II trasladó la capital del reino a Madrid y mostró interés en recopilar su historia de forma escrita.

En el siglo XVI, las autoridades eclesiásticas plantearon la posibilidad real de canonizar a Isidro Labrador ante la insistencia de Felipe II, quien, como otros muchos miembros de la Familia Real española, recurrió en varias ocasiones a las aguas del santo madrileño en busca de la curación de sus enfermedades. Finalmente, fue beatificado por Paulo V en 1618 y canonizado por Gregorio XV en 1622, cuando se aprobó su Patronazgo sobre la Villa y Corte de Madrid. En la actualidad, los restos del santo se encuentran en el retablo central de la colegiata de San Isidro.   

  Publicado originalmente en ABC, Madrid.

15 de mayo de 2016

Pentecostés, entender y vivir la liturgia


 
Pentecostés,
Entender y vivir la liturgia


Este domingo la Iglesia celebra la Fiesta de Pentecostés, día en que se cumplió la promesa de Cristo a los apóstoles de que el Padre enviaría al Espíritu Santo para guiarlos en la misión evangelizadora. Para comprender más de esta fecha, aquí presentamos ocho claves:

1) ¿Qué significa la palabra “Pentecostés”?

Proviene de la palabra griega pentecoste que significa "quincuagésimo", 50º.  

2) ¿Qué otros nombres tiene esta festividad?

La fiesta de las semanas
La fiesta de la cosecha
El día de los primeros frutos

Hoy en día en los círculos judíos se le conoce como “Shavu`ot” (en hebreo, "semanas"). Además, se le conoce con diferentes nombres en varios idiomas. En los países de habla inglesa también se le ha conocido como "Whitsunday" (Domingo Blanco), nombre que se deriva probablemente de las prendas blancas de los recién bautizados.

3. ¿Qué clase de fiesta fue Pentecostés en el Antiguo Testamento?

Fue un festival para la cosecha y significaba que esta estaba llegando a su fin. Deuteronomio 16 dice:

“Luego contarás siete semanas; las contarás desde el día en que comiences a cortar el trigo. Entonces celebrarás la fiesta de las Siete Semanas a Yahvé, tu Dios, haciéndole ofrendas voluntarias según lo que hayas cosechado por la gracia de Yahvé, tu Dios”. (Dt. 16:9-10)

4. ¿Qué representa Pentecostés en el Nuevo Testamento?

Representa el cumplimiento de la promesa de Cristo al final del Evangelio de San Lucas:

“Les dijo: ‘Todo esto estaba escrito: los padecimientos del Mesías y su resurrección de entre los muertos al tercer día. Luego debe proclamarse en su nombre el arrepentimiento y el perdón de los pecados, comenzando por Jerusalén, y yendo después a todas las naciones, invitándolas a que se conviertan. Ustedes son testigos de todo esto. Ahora yo voy a enviar sobre ustedes lo que mi Padre prometió. Permanezcan, pues, en la ciudad hasta que sean revestidos de la fuerza que viene de arriba’”. (Lc. 24:46-49)

5. ¿Cómo es simbolizado el Espíritu Santo en los eventos del día de Pentecostés?

Hechos 2 nos recuerda:

“Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar. De repente vino del cielo un ruido, como el de una violenta ráfaga de viento, que llenó toda la casa donde estaban, y aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y fueron posándose sobre cada uno de ellos. Todos quedaron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía que se expresaran”.

Este pasaje contiene dos símbolos del Espíritu Santo y su actividad: el viento y el fuego.

El viento es un símbolo básico del Espíritu Santo; la palabra griega que significa "Espíritu" (Pneuma) también significa "viento" y "aliento". Aunque el término usado para "viento" en este pasaje es pnoe (un término relacionado con pneuma), al lector se le da a entender la conexión entre el viento fuerte y el Espíritu Santo.

En relación al símbolo del fuego el el Catecismo  señala:

Mientras que el agua significaba el nacimiento y la fecundidad de la vida  dada en el Espíritu Santo, el fuego simboliza la energía transformadora de los actos del Espíritu Santo.
 
El profeta Elías escribió  que “surgió […] como el fuego y cuya palabra abrasaba como antorcha” (Si 48, 1), con su oración, atrajo el fuego del cielo sobre el sacrificio del monte Carmelo (cf. 1 R 18, 38-39), figura del fuego del Espíritu Santo que transforma lo que toca. Juan Bautista, “que precede al Señor con el espíritu y el poder de Elías” (Lc 1, 17), anuncia a Cristo como el que “bautizará en el Espíritu Santo y el fuego” (Lc 3, 16), Espíritu del cual Jesús dirá: “He venido a traer fuego sobre la tierra y ¡cuánto desearía que ya estuviese encendido!” (Lc 12, 49).

En forma de lenguas “como de fuego” se posó el Espíritu Santo sobre los discípulos la mañana de Pentecostés y los llenó de él (Hch 2, 3-4). La tradición espiritual conservará este simbolismo del fuego como uno de los más expresivos de la acción del Espíritu Santo (cf. San Juan de la Cruz, Llama de amor viva).  “No extingáis el Espíritu” (1 Ts 5, 19). (CIC 696)  

6. ¿Hay una conexión entre las "lenguas" de fuego y el hablar en otras "lenguas" en este pasaje?

Sí. En ambos casos la palabra griega para "lenguas" es la misma (glossai), y el lector está destinado a entender la conexión.

La palabra "lengua" se utiliza para significar tanto una “llama (fuego)” como “lenguaje”.

Las "lenguas como de fuego" que se distribuyen y se almacenan sobre los discípulos, provocan que empiecen a hablar milagrosamente en "otras lenguas" (es decir, los idiomas)

Ese es el resultado de la acción del Espíritu Santo, representado por el fuego.

7. ¿Quién es el Espíritu Santo?

Según el Catecismo de la Iglesia Católica, el Espíritu Santo es la "Tercera Persona de la Santísima Trinidad". Es decir, habiendo un sólo Dios, existen en Él tres personas distintas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Esta verdad ha sido revelada por Jesús en su Evangelio.

El Espíritu Santo coopera con el Padre y el Hijo desde el comienzo de la historia hasta su consumación, pero es en los últimos tiempos, inaugurados con la Encarnación, cuando el Espíritu se revela y nos es dado, cuando es reconocido y acogido como persona. El Señor Jesús nos lo presenta y se refiere a Él no como una potencia impersonal, sino como una Persona diferente, con un obrar propio y un carácter personal.

8. ¿Qué significa la fiesta de Pentecostés para los cristianos?

La solemnidad de Pentecostés es una de las más importantes en el calendario de la Iglesia y contiene una rica profundidad de significado. De esta forma lo resumió Benedicto XVI el 27 de mayo de 2012:  

“Esta solemnidad nos hace recordar y revivir la efusión del Espíritu Santo sobre los Apóstoles y los demás discípulos, reunidos en oración con la Virgen María en el Cenáculo (cf. Hch 2, 1-11). Jesús, después de resucitar y subir al cielo, envía a la Iglesia su Espíritu para que cada cristiano pueda participar en su misma vida divina y se convierta en su testigo en el mundo. El Espíritu Santo, irrumpiendo en la historia, derrota su aridez, abre los corazones a la esperanza, estimula y favorece en nosotros la maduración interior en la relación con Dios y con el prójimo”.

Traducido y adaptado por Diego López Marina. Publicado originalmente en Natural Catholic Register. Reproducido de ACIprensa.