12 de mayo de 2012

TOKIO



Tokio:
torbellino de luces de neón


Los templos tradicionales, los rascacielos, su gente y la gastronomía japonesa se unen a las calles de Tokio para ofrecer un espectáculo que no deja indiferente a nadie. La magia del lejano oriente resulta hechizante para los ojos atónitos del viajero de occidente. La experiencia es, simplemente, única.

Rascacielos que casi pueden tocar las nubes y grupos de gente moviéndose a toda prisa y en todas direcciones son la espina dorsal y el latido de Tokio, una ciudad con personalidad propia que nos deja atónitos.   

La primera imagen no defrauda. Todo lo que antes de salir de casa habíamos imaginado se magnifica conforme el taxi nos adentra en la urbe. Tras dejar el equipaje en el  Hotel, las calles de Ginza llaman nuestra atención. Almacenes con larga historia y tradición y boutiques de prestigio llegan hasta donde no nos alcanza la vista. 

Desde el Wall Trade Center recibimos un aperitivo visual de la ciudad antes de embarcarnos en el viaje a pie de calle. Y es que este edificio ofrece a los viajeros una vista panorámica de la capital. La urbe desde lo más alto recuerda a un escalextric, ya que trenes, autobuses, coches y personas se cruzan entre los edificios a distintas alturas. Desde cualquier punto de la ciudad se puede ver la nueva Tokio Sky Tree. Esta torre de radiodifusión, restaurante y mirador alcanza los 634 metros de alto.

Akihabara es el lugar de peregrinaje obligatorio de los amantes del manga. Rodeados de japoneses disfrazados de héroes de cómics manga, nos encontramos en un barrio en el que las generaciones de jóvenes avanzan a velocidad de vértigo. Escaleritas de caracol nos sumergen al mundo de los video-juegos. Las últimas novedades en el mercado junto con verdaderas muestras de coleccionista, como la primera Nintendo que salió al mercado, recubren las estanterías de los comercios de la zona.

Del paraíso de la electrónica a un hormiguero gigante. Así es como podríamos calificar la zona de Shibuya. Aquellos pasos de cebra zigzagueantes en los que todo el mundo se cruza en todas direcciones dejaron de ser una cosa de película. Esta zona comercial es conocida por el buen precio de sus productos. Luces centelleantes, vídeos e imágenes recubren las paredes de los edificios del distrito. 

Puente Rainbow que une Tokio con la la isla artificial Odaiba
Cuando Tokio estaba cerrado al comercio internacional construyeron una isla artificial. En ella colocaron los cañones para protegerse de los enemigos que se acercaran a la ciudad, de ahí su nombre: Odaiba. Tras su apertura al comercio exterior, este distrito se convirtió en uno de los más bellos de la metrópoli. Su playa artificial y la zona de entretenimiento que hay en los alrededores lo convierten en el lugar perfecto en el que pasar los fines de semana. El principal acceso a esta isla es el puente de Rainbow, cuya imagen iluminada por las noches es una de las vistas más emblemáticas de Tokio. Además, en Odaiba se puede encontrar una miniatura de la Estatua de la Libertad.

Si buscas el ambiente tradicional de Japón en Tokio acércate al barrio de Asakusa, donde encontrarás algunos de los santuarios más antiguos y más bellos de la ciudad. El templo de Sensoji, budista, conocido también como Asakusa Kannon, fue fundado en el año 645 y es el más antiguo de Tokio. Cada año, unos 20 millones de personas visitan este templo dedicado a la diosa Kannon. 

En esta zona los kimonos acompañan el paisaje. Un farolillo gigante con letras japonesas y dos dioses nos reciben a la entrada del templo. La tradición manda purificarse antes de entrar. Sumergir la cabeza en humo de incienso o lavarse las manos y la boca en una fuente son algunos de los rituales llevados a cabo por los seguidores de Buda. 

Kaminarimon (la Puerta del Trueno) da acceso a la calle Nakamise Dori, un paseo comercial, con unos 90 kioscos y tenderetes, que conduce a Hozomon (la Puerta del Tesoro), la puerta principal del templo. En esta vía comercial podrás comprar desde galletas japonesas, osembe, hasta pañuelos japoneses que se anudan en la frente, hachimaki, kimonos de verano o recuerdos de todo tipo.

Ya en el recinto del templo de Sensoji verás el gran incensario, O-koro. Según la tradición, el humo de este incensario fortalece a los débiles y cura a los enfermos. Si tienes tiempo, acércate también al jardín Demboin, muy cerca del templo, es un oasis de tranquilidad y espiritualidad. 

El Templo de Sensoji está basado en una leyenda según la cual dos pescadores (Takenari y Hamanari) encontraron una estatua de oro de Kannon, la diosa de la merced, cerca del rio Sumida. Ambos la colocaron y siguieron su camino pero la estatua siempre se les aparecía hasta que decidieron llevársea a su pueblo, Hajinomatsuti, donde se guardó cerca de Asakusa.

A partir de ese momento, el pueblo empezó a prosperar y a ser conocido y todo se debió a esa estatua. La estatua no puede verse por ningún turista; se sabe dónde está (o debería estar) pero nadie que no sea del templo (y los de alto grado) la han visto.


Junto con el budismo, el sinoísmo es otra de las religiones japonesas. En el distrito de Harajuku encontramos el santuario sinoista de Meiji. Los paraguas japoneses y los kimonos vuelven a ser los protagonistas en las cercanías del santuario. Tras toparnos con varias bodas, observamos cómo todavía las novias lucen los tapacueros, sombreros tradicionales para esta ceremonia. 

El Santuario de Meiji fue construido hace 100 años en dedicación a las almas  del emperador Meiji y la emperatriz Shoken. Un campo de lirios en una zona de Tokio que el Emperador Meiji y la Emperatiz Shōken tenían la costumbre de visitar fue escogida como emplazamiento final.

La construcción comenzó en 1915, empleándose principalmente madera de ciprés y metal de cobre. Fue consagrado oficialmente en 1920 y finalizado en 1921.  El edifico original fue destruido durante el bombardeo de Tokio en la Segunda Guerra Mundial. La actual representación del santuario fue realizada mediante aportaciones de dinero público y fue completado en octubre de 1958.

 El Santuario Meiji está situado en un bosque que cubre un área de 700.000 m² (unos 175 acres). Esta zona está cubierta por un frondoso bosque que suma 120.000 árboles de 365 diferentes especies, que fueron donados por el pueblo de todo Japón cuando se construyó el santuario. El bosque es muy frecuentado como zona de recreo y tranquilidad en el centro de Tokio.

El sabor indiscutible de Tokio es el sushi y es que las subastas que se realizan cada mañana en el mercado Tsukiji Fish Market ponen a disposición de restaurantes y comercios el mejor pescado fresco de la zona.

QUIERO DECIRTE, MADRE...



Quiero decirte, madre

Quiero decirte, madre, el mas hermoso
poema de mi vida.
Un poema que tenga el misterioso
lenguaje de las almas.
Quiero decirte mi poema santo,
rimado en suavidades de tus besos
y ungido en humedades de tu llanto.

Quiero hacer mi poema
de tal modo que sea
lo mismo que tú eres,
que te contenga en todo,
que encierre tus benditas plenitudes:
Plenitud de cariño, plenitud de blancura;
que tenga la ternura
que tuvieron tus brazos al mecerme,
que tenga la pureza de tus ojos
y el milagro plateado de tus sienes.


Quiero decirte, madre, mi poema,
aquel que tú adivinas sin que yo lo pronuncie,
porque es como una parte de mi vida,
de mi vida tan simple y tan pequeña;
y bien puede decirse sin decirse;
y bien puede escucharse sin oírse;
Tú que sabes de todos los dolores,
dame a beber el agua de tu vida serena,
y mientras, digo quedo... muy quedo,
mi poema,
aquel que tiene incienso de tus rezos,
tómame entre tus brazos nuevamente
y cubre la ignorancia de mi frente
con la ciencia sublime de tus besos.

Ma. Emilia Peña Castellanos

FRASE DE SABIDURÍA

La humildad fingida es una careta transparente.
- Emilio A. Cosío,  (1926-2011) Escritor y constumbrista cubano.

11 de mayo de 2012

Ignacio Agramonte, un Diamante con Alma de Beso




Ignacio Agramonte,
un diamante con alma de beso

Ana Dolores García

El 11 de mayo de 1873 caía en una escaramuza contra el ejército español el Mayor General Ignacio Agramonte y Loynaz, jefe insurrecto de la región del Camagüey al comienzo de la larga e infructuosa Guerra de los Diez Años. 

Había nacido treinta y dos años antes en la capital de la región, Puerto Príncipe, el 23 de diciembre de 1841, en el seno de una de las familias de más abolengo de aquella ciudad de abolengos.

Cursó estudios de Filosofía y Humanidades en Barcelona, y a su regreso a Cuba obtuvo en la Universidad de La Habana la licenciatura en Derecho Civil y Canónigo. Dos años más tarde el doctorado, siguiendo así la larga tradición de su familia en la abogacía.

Alto, esbelto y de buena cuna, el joven se distinguía en los salones principeños. No podía haber puesto sus ojos en otra mujer que no hubiera sido Amalia Simoni, dotada de gran sensibilidad, esmerada educación y carácter decidido y tenaz. El futuro se encargó de demostrar lo acertado de su elección. Amalia le igualó en coraje y sacrificio, compartió sus ideales y sufrió con entereza persecuciones y el terrible dolor de la muerte de Ignacio.

Se casaron en 1868. Aquel año marcó el comienzo de un matrimonio y una guerra. Una guerra que convirtió al matrimonio en una breve e intensa historia de amor separada por la lucha en la manigua insurrecta y plasmada bellamente en testimonio epistolar. Tuvieron dos hijos, pero Ignacio no llegó a conocer a Herminia, su segunda hija: una descarga enemiga le arrebató la vida en un enfrentamiento habido en el potrero de Jimaguayú.

Hombre de leyes, Agramonte tuvo también el valor y la capacidad necesarios para convertirse en el Jefe Militar de Camagüey. Su figura sobresalió no sólo en las asambleas de los dirigentes que ideaban una Constitución para la futura república, sino que fue capaz de reorganizar las tropas mambisas que dieron tanto jaque a los hombres de Valmaseda.

Se enfrentó lo mismo a quienes preconizaban una reconciliación con la Colonia a cambio de ciertos derechos, o a Carlos Manuel de Céspedes cuando estimó que éste propasaba las atribuciones que se le habían asignado como presidente de la República en Armas. No dudó entonces en renunciar a su puesto de Representante a la Cámara y regresar al mando militar de su región, organizando la caballería "del Mayor" y levantando la moral de las tropas. En los anales de nuestra épica figura el rescate de su brigadier Julio Sanguily, arrebatado a las fuerzas españolas que lo tenían prisionero.

Aquel 11 de mayo, Agramonte se adentró en el potrero de Jimaguayú con pocos ayudantes. No sospechaban que serían víctimas de una emboscada. El Mayor fue alcanzado por una bala española y su cadáver fue llevado a Puerto Príncipe. Se le mantuvo por unas horas en el Convento-Hospital de San Juan de Dios, convertido a la sazón en Hospital Militar, mientras las autoridades decidían qué hacer con él. Al cabo, determinaron quemarlo.

Por la noche hubo festejos, banquete y celebración. La musa popular, dolida a la vez que orgullosa, dejó luego para la posteridad unas sencillas cuartetas que retratan la hidalguía y el valor del «Bayardo» cubano de quien José Martí dijera era «un diamante con alma de beso»:

Cuba tuvo un Agramonte,
un hijo de Camagüey,
que fue a combatir al monte
a los soldados del rey.

Cayó en su puesto de honor
el hijo de Camagüey;
y el muerto causó pavor
a los soldados del rey.

Y su cadáver augusto
quemaron en Camagüey,
porque el muerto daba susto
a los soldados del rey.
 
De nuestros archivos. Publicada originalmente el 11 de mayo de 2012

LAS GRACIAS DERRAMADAS SOBRE LA IGLESIA CUBANA




Las gracias derramadas
sobre la Iglesia cubana


Por Miguel Ángel Fernández González

…No ha sido tan sólo la peregrinación de Nuestra Patrona, el único acontecimiento que ha venido preparando todo este caminar de los católicos cubanos para la celebración de los 400 años de Presencia Mariana en nuestra amada Isla, sino que a esto se han sumado seminarios y catequesis parroquiales sobre la figura de la Virgen María en medio de la Iglesia.

Este año ha traído también consigo la conmemoración de un acontecimiento de especial relevancia para algunas comunidades específicas: la Parroquia de San José de Jatibonico y Arroyo Blanco y la Orden Agustiniana.

Se trata de la celebración del centenario del nacimiento del primer beato originario de Cuba, el diácono y mártir agustino fray José López Piteira, nacido el 2 de febrero de 1912 en Jatibonico, actual provincia de Sancti Spíritus, diócesis de Ciego de Ávila, (hace un siglo provincia y diócesis de Camagüey). Su síntesis biográfica fue publicada por vez primera coincidiendo con el día de su beatificación en Roma, el domingo 28 de octubre de 2007, la cual puede consultarse siguiendo el enlace: www.zenit.org/article-25258?l=spanish.

En el marco de las celebraciones conmemorativas de dicho centenario, el día 2 de febrero pasado, tuvo lugar una Misa de Acción de Gracias en la parroquia madrileña de San Germán de Constantinopla, a petición de parte de quienes en su devoción particular, pretenden honrar la memoria del primer beato cubano precisamente en la capital de España, muy vinculada a su trayectoria religiosa y al último y traumático período de su existencia terrenal, ya que junto a otros cincuenta compañeros agustinos, fue asesinado in odium fidei en la madrugada del 30 de noviembre de 1936, hace poco más de 75 años, en la localidad madrileña de Paracuellos de Jarama.

Reposan sus restos mortales, junto a los de otros miles de víctimas, de entre las cuales 119 ya han sido beatificadas por la Iglesia, en alguna de las siete fosas comunes que componen ahora el Camposanto de Nuestra Señora de los Mártires de Paracuellos, situado entre la ladera de dicha población y las márgenes del río Jarama.

También es recordado en la memoria de la Orden Agustiniana en el Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, así como por otros miembros de dicha congregación que mantienen por distintos motivos algún tipo de cercanía con Cuba, patria natal del beato, al igual que por otros tantos devotos jatiboniquenses o no, que desde distintos lugares tanto dentro de Cuba, como en las distintas comunidades eclesiales del Exilio Cubano, mantienen viva la llama de su memoria por su personal recuerdo y rogativas de intercesión hacia la figura de nuestro primer beato.

Destacan entre ellos el octogenario padre Eduardo Ángel Aguirre García, también natural de la parroquia de Jatibonico, exiliado en distintos países desde hace más de 50 años, quien ahora vive en una Residencia de sacerdotes en San José de Costa Rica.

Precisamente, hace año y medio que la Orden Agustiniana, por medio de Ediciones Escorialenses, publicó un libro que recoge los principales hechos acaecidos durante sus 24 años de vida, titulado “Beato José López Piteira, Agustino, Primer Beato Cubano”, escrito por el padre Miguel Ángel Keller OSA, durante sus años de estancia misionera en La Habana, del cual se reeditaron 500 ejemplares en la propia Cuba.

Tras haber invitado monseñor Mario Mestril Vega, obispo de la diócesis de Ciego de Ávila, a monseñor Juan García Rodríguez, arzobispo de Camagüey, para presidir el 2 de febrero la celebración del centenario del beato, hubo que aplazar la misma por coincidir con las Fiestas Patronales.

Finalmente, en la tarde del jueves 16 de febrero, tuvo lugar en la parroquia de San José de Jatibonico una solemne Eucaristía de Acción de Gracias, en la cual monseñor Mario cedió su lugar como celebrante principal a monseñor Juan García.

Toda la ceremonia constituyó un auténtico tributo local a la vida del beato nacido allí hace justo un siglo. También resultó muy emotiva la bendición por parte de monseñor Mario de una talla en madera de la imagen de fray José, hecha por el escultor local, Héctor Remedios, catecúmeno que recibió los Sacramentos en la Vigilia Pascual. Este artista atribuye, en gran parte, su camino de conversión a la fe católica, la devoción que ha despertado en él su conocimiento de la vida del mártir y beato.

Otro momento sumamente emotivo de la Celebración Eucarística tuvo lugar durante el ofertorio cuando varios niños de la catequesis presentaron distintos objetos que rememoraban la identidad cristiana y cubana del beato, seguido de una representación del escenario de su muerte y el último instante de su vida, cuando, ante el pelotón de fusilamiento, prorrumpió el grito de “Viva Cristo Rey”.

Todo lo acaecido en el marco de dicha celebración es un reflejo de las vivencias y del peregrinar de una sencilla Comunidad Parroquial en Cuba, que resume lo que los cristianos católicos cubanos han venido haciendo en los últimos meses a modo de preparación de los acontecimientos vividos bajo el lema con que la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba quiso otorgarle a la Visita Apostólica: “Junto a la cruz de Cristo esperamos al Papa”.

Ciertamente es un gran privilegio para todos los cristianos, contar con la ayuda, intercesión y auxilio durante nuestro diario peregrinar terrenal, de todos aquellos que son contados entre los “amigos de Dios”, bien sean santos, beatos o mártires, quienes bien merecen el nombre de “preferidos del Altísimo”.

Para quienes provenimos de la Isla Caribeña, ya vivamos dentro o fuera de ella, poder contar con la intercesión de uno de aquellos que "han pasado por la Gran Tribulación y han lavado sus vestiduras y las han blanqueado en la Sangre del Cordero" (cf. Ap 7,14), es un grandísimo y auténtico privilegio, con toda la Gracia y la Gloria que conlleva el tener semejantes intercesores ante el Trono del Padre en el Cielo, junto al Hijo y en presencia de María, Nuestra Madre Celestial, Reina de los Mártires.

Con estas celebraciones de los 100 años del nacimiento del Beato José López Piteira, tanto los jatiboniquenses, como el resto de los cubanos, queremos dar gracias a Nuestro Buen Dios por las gracias derramadas sobre la Iglesia cubana.
Reproducido de Zenit.org
Colaboración de Sonia Agüero

QUÉ ES UNA MADRE



Qué es una madre

Félix Pagés Romeo

Es un ascua que brilla intensamente,
que irradia destellos de dulzura...
es un astro de luz incandescente
que emana reflejos de ternura.

Dádiva que el cielo nos concede
y que se nos ofrece en sin igual bandeja,
mística ilusión de aquel que puede
tener la dicha de decir... MI VIEJA.

Es hallar en sus brazos el cariño
que otros brazos jamás podrán brindar,
tener quien nos mime como a un niño,
quien nos bese como nadie ha de besar.

Es vendaval de fuerzas increíbles,
mágico ciprés para cobijarnos...
antorcha que brilla inmarcesible,
brújula sin igual para guiarnos.

Madre... es decir amor incomparable,
cópula imposible de romper...
caudal de ternura inagotable
que brota de lo más hondo de su ser.

Es un fluido de fe que se reboza,
es un vaso de amor que se derrama...
es música del cielo dadivosa
escrita en el Iris... como pentagrama.

FRASE DE SABIDURÍA

La envidia y el odio van siempre unidos, se fortalecen recíprocamente por el hecho de perseguir el mismo objeto.

- Jean de la Bruyere

10 de mayo de 2012

CÓMO CAMBIAN LOS TIEMPOS



Cómo cambian los tiempos...

Anuncio (1/8 de página) en el Diario de la Marina, 
 5 de enero de 1947, p. 3:

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Eran los tiempos en que nosotros en Cuba 
estábamos en situación de poder ayudar 
a nuestros familiares en el extranjero

Remitido por Olavo García