Hirióme con una flecha
enherbolada de amor
y mi alma quedó hecha
una con su Criador;
Ya yo no quiero otro amor,
pues a mi Dios yo me he entregado,
y mi Amado es para mí
y yo soy para mi Amado
enherbolada de amor
y mi alma quedó hecha
una con su Criador;
Ya yo no quiero otro amor,
pues a mi Dios yo me he entregado,
y mi Amado es para mí
y yo soy para mi Amado
La obra de Santa Teresa de Jesús refleja, simultánea o consecutivamente, las vivencias de un misticismo ardiente, y la dura actividad cotidiana; los éxtasis o arrobamientos o los Conceptos del amor de Dios; y la concreción de los asuntos mundanos que también se trasluce en el cerrado organigrama de los nuevos conventos.
Su vida marcó una época, porque, en un mundo dominado por los hombres, defendió el derecho de la mujeres a desarrollar su propia personalidad; de ese empeño convenció a sus mejores contemporáneos: fray Luis de León, San Juan de la Cruz, San Francisco de Borja, fray Juan de Ávila, el padre y profesor Domingo Báñez, el inquisidor Quiroga..., incluso a Felipe II. Y a pesar de los desprecios e insultos, viajó por toda España con idéntico espíritu que al principio y renovada ilusión.
Su vida marcó una época, porque, en un mundo dominado por los hombres, defendió el derecho de la mujeres a desarrollar su propia personalidad; de ese empeño convenció a sus mejores contemporáneos: fray Luis de León, San Juan de la Cruz, San Francisco de Borja, fray Juan de Ávila, el padre y profesor Domingo Báñez, el inquisidor Quiroga..., incluso a Felipe II. Y a pesar de los desprecios e insultos, viajó por toda España con idéntico espíritu que al principio y renovada ilusión.
El Éxtasis de Santa Teresa,
Gian Lorenzo Bernini, Capilla Cornaro,
Iglesia de Sta María della Vittoria, Roma
Texto: www.cervantesvirtual.com
«Sólo Dios basta» en la voz de Nina Mazzini:
http://www.youtube.com/watch?v=djwIe4u4npk&feature=related.
Querida Lolita:
ResponderEliminarHoy nos vestimos de nuevo con el uniforme de gala y juntas tomadas de las manos, a pesar de la nube oscura que ensombrece nuestra patria. gritámos al unísono:
¡Viva Jesús!
¡Viva Cuba libre de opresión y tiranía!
Sí, Maggie, la fecha siempre nos trae dulces recuerdos de aquella edad de nuestra niñez y juventud. Y de las Madres que con tanto esmero cultivaron nuestras mentes, infundándonos el temor de Dios, y desvelánonos las enseñanzas de la Historia o machacándonos en el difícil aprendizaje de las matemáticas.
ResponderEliminarHoy aquellas niñas andamos por el mundo peinando canas, pero los dulces recuerdos van siempre con nosotras. Y dondequiera que estemos nuestro ¡Viva Jesús! será como un lazo emotivo que nos una. Y el dulce recuerdo será acompañado por una oración por las Madres, por las compañeras que ya faltan y por Cuba.
Un abrazo,
Lolita
Un fuerte abrazo en este dia ,que es como si volvieramos al Teresiano de nuevo. Saludos de Carmen Rodriguez Montalvan
ResponderEliminarQuerida Loli: No pude leer nada hasta hoy... Ya sabes todos los recuerdos que revuelves... El Colegio Teresiano de Camagüey fue mi única escuela, desde antes de cumplir los 4 años hasta que me gradué junto contigo en 1951, cuando tenía 16 años. Termino mi comentario con lo que recuerdo de mi discurso de graduada: HOY ES EL DIA EN QUE VESTIDAS CON EL BLANCO TRAJE DE GRADUADAS LE DECIMOS NUESTRO ADIóS DEFINITIVO AL COLEGIO. ¡CUáNTA TRITEZA Y CUáNTA ALEGRíA! Bertha Porro García de Lastre
ResponderEliminarBertha, para mí bastaron los cinco años de bachillerato para valorar el gran tesoro que me dieron mis padres al mandarme al colegio teresiano.
ResponderEliminarNo se me olvidará nunca el primer día de clases en él, llevando en la cabeza aquel horrible sombrero que ustedes rehusaban llevar, y que no usé nunca más.
Y no se me olvidarán tampoco, como a todas, el compañerismo de nuestro curso, las miles anécdotas que podríamos contar, tus travesuras y mi mojigatería.
Pasado ya más de medio siglo de aquella noche en que nos graduamos, seguimos conservando el contacto entre todas las que formábamos aquel pequeño grupo y que todavía andamos por este mundo.
Otro abrazo,
Lolita