Estampas costumbristas
La guagua
Álvaro de Villa
En una tarde cualquiera
la guagua paró en la esquina,
y montó una veterana
con pretensiones de niña.
Llevaba el pelo teñido
de tonalidad rojiza
y las masas apresadas
entre las fajas que afinan.
Su perfume era de flores,
mirar de coquetería
y esperanzas en el alma
de amores y de conquistas.
Al “¡Dale que ya montó!”
replicó la campanilla
y vino el “¡pasito alante!”
y el “¡déjame ahí en la esquina!”
La guagua estaba repleta
-la de atrás viene vacía-
y la mujer va de pie
junto un flaco que la mira.
De pronto para la guagua
cuando aquella mujer grita:
-¡Rascabucheando a una dama,
Policía, policía!
Y el flaco con dignidad
y con altivez musita:
-¡No me ofenda usted, señora,
que yo soy un carterista!
La guagua
Álvaro de Villa
En una tarde cualquiera
la guagua paró en la esquina,
y montó una veterana
con pretensiones de niña.
Llevaba el pelo teñido
de tonalidad rojiza
y las masas apresadas
entre las fajas que afinan.
Su perfume era de flores,
mirar de coquetería
y esperanzas en el alma
de amores y de conquistas.
Al “¡Dale que ya montó!”
replicó la campanilla
y vino el “¡pasito alante!”
y el “¡déjame ahí en la esquina!”
La guagua estaba repleta
-la de atrás viene vacía-
y la mujer va de pie
junto un flaco que la mira.
De pronto para la guagua
cuando aquella mujer grita:
-¡Rascabucheando a una dama,
Policía, policía!
Y el flaco con dignidad
y con altivez musita:
-¡No me ofenda usted, señora,
que yo soy un carterista!
Álvaro de Villa, (Rolando Álvarez), uno de los más prolíferos humoristas cubanos. Autor de libretos para la radio y televisión cubanas antes de la llegada de la dictadura castrista. En el exilio, sus estampas costumbristas, publicadas en El Diario Las Américas y recogidas en el libro “Con ton y son”, fueron reflejo de su inagotable ingenio y su hilarante visión de nuestras costumbres. Sus novelas, “El olor de la muerte que viene” o “Los pobrecitos pobres” son testimonio de su dolor por Cuba. Fue también poeta del humor en los versos de su volumen “Mi Habana”. adg
Foto: Google
.
Buenísima estampa de Alvaro de Villa. Por cierto, aqui en el exilio, tuve correspondencia con este escritor, quien amablemente me publicó dos escritos en su columna del DLA, uno se llamaba "La era robotizada" y el otro se llamaba "Respuesta de marido con perro". Le gustaba hablar mucho por teléfono y era muy simpático.
ResponderEliminarGracias por esta estampa.
Martha Pardiño
Al fin encuentro algo sobre Alvaro de Villa en internet.Mi nombre es Arminda Dominguez y soy la hija menor de Armando Dominguez primo de Don Alvaro al cual menciono en sus articulos Sin ton ni son.Si es posible me gustaria por este medio saludar a sus hijos Silvita Y Rolandito.Muchas gracias por esta labor Sra.Ana Dolores Garcia.
ResponderEliminarEstimada Arminda,
ResponderEliminardesde Cuba disfruté del humor de Álvaro de Villa en sus libretos radiales y luego de la televisión. Y en estas tierras logré continuar disfrutando de su humor a través de las crónicas que asiduamente publicaba en el "Diario Las Américas" de Miami. Guardo con especial cariño uno de sus libros, que tuvo el gesto de dedicármelo. Me hace usted considerar que lo he tenido demasiado tiempo arrumbado en este blog, y pienso remediarlo publicando periodicamente su serie "El cubano y los siete pecados capitales", que espero usted la disfrute.
Lola,
4kmauei@gmail.com