Un día muy duro
para Cuba
Miguel
Saludes
MIAMI,
Florida, julio, www.cubanet.org -Como una avalancha llegó la noticia terrible de la
muerte de Oswaldo Payá Sardiñas ocurrida este domingo 22 de julio en el oriente
de Cuba. La tristeza de la comunicación me sorprendió justo en el momento de
alegría por un reencuentro largamente esperado. Minutos antes de conocer el
doloroso hecho me disponía a abrazar a Omar Rodríguez Saludes del que me
despedí personalmente hace poco más de siete años en una cárcel cubana.
Según
las primeras informaciones la tragedia ocurrió a consecuencias de un fatal
accidente de tránsito. Un choque en el que el resultó impactado el auto donde
viajaba el líder del Movimiento Cristiano Liberación junto a dos ciudadanos
españoles y el joven Harold Martínez , miembro de la organización disidente.
¿Accidente
fortuito o macabro asesinato? Muy pronto para asegurarlo pero no para pensar en
la segunda opción como la de mayor posibilidad. Algo que será difícil de
comprobar aunque no disparatado el intuir. No es la primera y ojalá sea la
última de extrañas muertes, muy oportunas para el régimen que se desgaja en sus
fundamentos. Unos por virus, otros por ahogamiento y enfermedades y ahora por
accidentes de tráfico.
Cierto
que la muerte no tiene preferidos. No distingue entre buenos o malos, inocentes
y culpables. Figuras destacadas o gente común. Tampoco entre creyentes y ateos,
ni en disidentes o adeptos. Es quizás el evento más imparcial que incida sobre
la existencia humana. Pero hay situaciones donde la duda es permitida y
especular no es aventurarse en el equívoco.
Oswaldo
Payá era una de las voces y las posturas más ecuánimes, coherentes y verticales
de la oposición cubana. Se podía discrepar de sus ideas, proyecciones y hasta
de la manera de concebir estrategias de lucha del movimiento que fundó. Para lo
que no había espacio en la duda era para su integridad y entrega en la causa
democratizadora de Cuba. Y esas características son temibles para un
régimen que a toda costa hace esfuerzos por mantenerse inamovible, y cuando no
queda otra alternativa hace cambios a su medida y conveniencia. Con Oswaldo no
había espacio para esa maniobra.
Si
bien no se puede afirmar aún con total certeza que el sistema llegara a soltar
los resortes siniestros que terminaron en provocar esta muerte, queda
abierta la puerta de una sospecha fundamentada. Por el momento, tal como
declaré al Editor de Noticias de Cubanet, la oscuridad más absoluta reina
sobre la desaparición física de Payá y Harold. Con ello ha perdido Cuba. Perdió
el Movimiento Cristiano Liberación su figura más emblemática. Perdió la
sociedad que se debate por salir hacia la democracia en momentos críticos y
perdió el exilio cubano al quedarse sin una de las referencias más preclaras e
íntegras del movimiento opositor en la Isla. Por ello nuestras
condolencias a la familia de Harold y Oswaldo se hacen extensivas a la de esa
grande a la que no estamos unidos por sangre o apellidos sino por nuestra
condición de cubanos.
Me pregunto ¿cuántas muertes más de patriotas cubanos necesita el Mundo para enterarse que Cuba padece una tiranía sangrienta y salvaje?
ResponderEliminarAhora ha sido Oswaldo Payá Sardiñas, mañana serán otros mártires que luchan por la libertad de neustra patria, y sin embargo, el mundo sigue sordo y ciego y los Castro siguen matando y abusando de un pueblo entero sin que al mundo le importe.
¡Basta Ya!
En paz descanse ese patriota, caballero galante, finisima persona, padre y amigo singular que fue Oswaldo Payá Sardiña.
Martha Pardiño