Detenciones masivas
en el entierro de Payá
LA RAZÓN,
MADRID
«Los años
más maravillosos de mi vida han sido los 26 años que he compartido con Oswaldo
Payá Sardiñas», reconocía Ofelia Acevedo, la eposa del difunto opositor cubano
al finalizar su entierro en La Habana. Ofelia dio las gracias a todos los
presentes, alrededor de unas 500 personas, por haberla acompañado durante el
emotivo sepelio, en el cual la Policía castrista tampoco dio tregua y se llevó
a decenas de disidentes detenidos.
Según
testigos presenciales, cuando acabó la misa en el templo El Salvador del Mundo,
tras las conmovedoras palabras de Ofelia y su hija Rosa María Payá, los
asistentes al entierro salieron y comenzaron a gritar clamos de «libertad».
«Inmediatamente, la Policía medieval comenzó a darles golpes y a subirles en
‘guaguas’, arrestados», asegura Orlando Luis Pardo, escritor y fotógrafo cubano
a este periódico. Entre los que, al cierre de esta edición, estaban detenidos
se encuentran el psicólogo Guillermo Fariñas y el opositor Antonio Rodiles.
«No se sabe qué ha sido de ellos, sus teléfonos están apagados. Aun así, el cortejo fúnebre no podía parar y dejamos atrás toda aquella barbarie antes de llegar al cementerio Colón, donde se celebró el entierro». Fariñas, que llevaba una camiseta con el rostro de Payá, y decenas de opositores fueron arrestados por agentes de paisano. El escritor opositor Luis Pardo describió así la situación «había una fila más larga que la que puso el Gobierno cuando vino el Papa Benedicto XVI, una turba que paralizó el tráfico y que nos golpeó».
Y es que el
funeral del líder del Movimiento Cristiano de Liberación (MCL) sirvió para unir
a la disidencia, pero también evidenció que el régimen de los Castro no deja
descansar a los muertos en paz. Tal y como a Payá le hubiera gustado estaban
todos los destacados líderes de la oposición como María Beatriz Pérez Roque
Cabello, Elizardo Sánchez Santa Cruz, Oscar Elías Biscet, Librado Linares,
Vladimiro Roca o Félix Navarro. «Después policías de paisano que estaban
monitoreando la ceremonia detuvieron a los opositores. En principio parecía que
no había presencia policial pero luego aparecieron», agrega Pardo.
De nuevo el régimen pierde los estribos y daña su imagen frente al mundo, habría sido más inteligente no enviar a sus huestes en un funeral exponiéndose a la opinión pública. Esta es la estrategia que siguió durante la reciente visita del Papa a la isla sin apenas detenciones. Pero más allá del habitual hostigamiento, lo importante es que algunos ya hablaban de un pacto para la integración, «el pacto de Payá». Un acuerdo para empezar a reunirse y propiciar un acercamiento entre los distintos grupos disidentes. Si la oposición es capaz de unirse, presionar y formar una fuerza política, quizás puedan continuar con la senda marcada por el propio Oswaldo.
El mortal accidente sigue siendo un total interrogante. Sin duda, las palabras de la hija de Payá, Rosa María, sobre el esclarecimiento de lo sucedido en el accidente fueron de las más comentadas: «Buscaremos justicia sobre la violenta muerte de mi papá y de nuestro joven amigo Harold Cepero (que también iba en el vehículo). No buscamos venganza, no lo hacemos por odio porque como mi padre decía: ‘La primera victoria que podemos declarar es que no tenemos odio pero sí sed de verdad y ansias de liberación’», resaltó. También recordó las repetidas amenazas contra su vida que recibió Oswaldo Payá y responsabilizó al Gobierno cubano de la integridad física de sus hermanos y de su madre.
Desde
Madrid, su hermano Carlos asegura a LA RAZÓN que lo que está dando pie a tanta
elucubración es que «mi familia no tiene la información oficial de lo sucedido.
Ni su mujer ni su hija han recibido la respuesta de las autoridades, por eso se
están vertiendo tantas valoraciones. Es algo extremadamente serio». Carlos
Payá, que defiende a su sobrina, pues si no tuvieran esta incertidumbre en la
que todo el mundo está aportando su versión de los hechos como si hubieran
estado presentes y recuerda que esto se suma al profundo dolor que tienen por
haber perdido a Oswaldo.
En Suecia,
las autoridades también están siguiendo el caso de cerca, pues su político,
Jens Aron Modig, acompañaba al español Ángel Carromero y a los dos cubanos
fallecidos. A Guillermo Milán, periodista cubano residente en Suecia, le
asombra que en menos de nueve meses se hayan perdido a dos de los disidentes
más carismáticos de Cuba y premios Sajarov. «Los que más daño hacían al régimen
eran Laura Pollán y Oswaldo Payá, por lo bien que caían, lo bien que se
expresaban, el mundo entero les hacía caso».
EL
ESPAÑOL QUE CONDUCÍA, RETENIDO
Ángel Carromero, el militante de Nuevas Generaciones del PP, continuaba ayer bajo custodia policial. Las autoridades cubanas explicaron que, al no haber concluido la investigación sobre el accidente, y siendo Carromero quien conducía el coche, no se ha podido autorizar su salida. Es el segundo día que el joven presta declaración sobre el accidente.
Una portavoz del ministerio de
Asuntos Exteriores y de Cooperación explicó que Carromero permanece retenido
pero sin cargos y que ha pasado la noche en la cárcel. «No ha dormido en una
celda común compartida», si no que ha pasado la noche sólo y «en una
dependencia aparte» habilitada para él, explicaba Exteriores. El cónsul de
España en La Habana se trasladó ayer a Bayamo donde permanecerá «el tiempo que
sea necesario».
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