¡YO ACUSO!
Yo acuso al silencio tejido en nombre de una revolución alrededor de una isla: mi país.
Yo acuso al cómplice e ignorante silencio de aquellos que teniendo libre acceso a la información contribuyeron a impedir que el mundo sepa de la humillación y del dolor del pueblo cubano.
Yo acuso al cómplice e ignorante silencio de aquellos que teniendo libre acceso a la información contribuyeron a impedir que el mundo sepa de la humillación y del dolor del pueblo cubano.
Yo acuso a la insensibilidad y a la desidia de los medios de comunicación internacionales (empezando por la ONU y la OEA).
Yo acuso a la CNN, entre otros medios de comunicación.
Yo acuso la ceguera y el acomodamiento. Yo acuso a los colaboracionistas que enriquecen sus bolsillos con el dolor ajeno.
Yo acuso a los pederastas que consiguen sexo barato con los niños cubanos.
Yo acuso al régimen por incentivar la prostitución infantil, y acuso al cliente que consume y se beneficia de la pobreza de la niñez cubana.
Yo acuso a un hombre, el dictador de aquella Isla, de exterminio por agotamiento.
Yo acuso su método de tortura psicológica, y física, en cárceles repletas. Lo acuso de ser el causante de numerosos fusilamientos.
Yo acuso al dictador por haber depredado al país, por haber devastado su economía, su cultura, por haber hundido la conciencia política del pueblo cubano en el más profundo de los abismos, el del terror. Yo acuso al dictador de habernos mentido día a día, a nosotros, los niños supuestamente felices, porque nacimos en el año 1959; a los hijos del desgarramiento histórico, haciéndonos creer que se nos estaba construyendo un futuro luminoso y digno.
Yo acuso al culpable de haber dividido a tantas familias.
Yo acuso al culpable de que 14 mil niños hayan tenido que abandonar su país sin sus padres, en lo que se llamó el éxodo Peter Pan, por el temor de sus padres a perderlos debido a lo que la dictadura cubana instauró: la patria potestad (habían ideado la edad militar desde los 15 a los 27)
Yo acuso las garras ensangrentadas del régimen por tantas vidas cubanas tronchadas en combates cotidianos e inútiles, y en guerras que nada tenían que ver con nosotros.
Yo acuso al dictador por tantos destinos ahogados en el mar, devorados por los tiburones; ésos son nuestros desaparecidos. La única puerta que el dictador abre en tiempos de crisis es la del mar. Autorización oficial para la muerte.
Yo acuso al régimen del asesinato de niños y adultos en el Remolcador Trece de Marzo.
Yo acuso al régimen por el crimen de los cuatro pilotos cubanos de Hermanos al rescate.(los organismos internacionales NO intervinieron).
Yo acuso al culpable de haber rebajado a Cuba a ser catalogada hoy en los textos escolares franceses como uno de los países más miserables del planeta, situándola por debajo de los índices de desarrollo humano. Un país donde las nuevas generaciones carecen de alimentos, de viviendas, de ropa y zapatos, de libros.
Yo acuso el alto nivel de analfabetismo que ha ido expandiéndose a falta de libros, a fuerza de recibir como educación un discurso monotemático encubierto en una ideología apologética, castradora y holocáustica.
Yo acuso a los inoculadores del virus del terror, de la doble moral, del doble lenguaje.
Yo acuso al mecanismo diabólico creado por el régimen castrista que aniquiló las libertades ciudadanas, burlándose de los derechos humanos.
Yo acuso al dictador responsable del encarcelamiento del Doctor Oscar Elías Biscet, y de cientos de presos políticos, y del asesinato de Yohana Villavicencio, una joven artista que pidió asilo político en Francia, se le negó, y fue devuelta a Cuba en condiciones violentas; murió en un sospechoso accidente de tráfico.
Yo acuso a quienes con su complicidad contribuyen a abortar movimientos opositores internos equivalentes a los de los ex regímenes totalitarios: a un sindicato clandestino de Solidaridad en Polonia, a una organización de intelectuales como la Carta de los Setenta y Siete en Checoslovaquia, a una prensa independiente y clandestina como los Samizdat, en la antigua URSS.
Yo acuso, aunque muchos hagan oídos sordos a esta acusación. Aunque este texto sirva sólo en memoria de Émile Zola y como homenaje a Lydia Cabrera, a Guillermo Cabrera Infante, a Reinaldo Arenas, a Reynaldo Bragado Bretaña, a Guillermo Rosales, a Carlos Victoria.”, Manuel Artime, Manuel Guillot, Plinio Prieto, Porfirio Franco, Rafael Díaz Hascom, Humberto Sorí Marín, Virgilio Campanería, Alberto Tapia Ruano, etc, etc y las largas condenas durante muchísimos años ..... que pagaron con su vida parcial el estar dentro de prisiones en su propias juventudes!
Zoé Valdés,
París, 10 de enero de 2011
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