30 de octubre de 2009


El Cementerio

Bertha Porro García

Yo viví siempre muy cerca
del tranquilo cementerio,
que allá en la tierra querida
recibía a nuestros muertos.
¡De la puerta de mi casa
yo veía el cementerio!

Me acostumbré desde niña,
a ver pasar los entierros
y visitaba, a menudo,
aquel lugar, de paz lleno,
en el cual pensé que un día
reposarían mis restos.

Allí bebía yo la historia
completa del pueblo entero:
LEYENDO DE TUMBA EN TUMBA
los epitafios sinceros.
¡Cuántas veces sentí paz,
y jamás sentí yo miedo!

Pero un ciclón devastante
me arrebató de mi pueblo
y ya no puedo mirar
los blancos mármoles viejos
que tanta calma traían
a mi espíritu andariego.

Yo nunca debí partir
con las raíces que tengo,
tan hondamente clavadas,
en la tierra de mi pueblo.
¡Allí yo quiero, Señor,
vuelvan al polvo mis huesos!

Cuando mi sien ya no lata
y ya esté mi cuerpo yerto,
que me entierren, bien profundo,
en mi viejo cementerio.
Así, mi carne podrida,
fecundará, aún más, su suelo.

Bertha Porro García ©
Exilio, 27 de marzo de 1973
Foto: www.juanperez.com
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