30 de octubre de 2009


Estafa en la Embajada

Leonel Alberto Pérez Belette
LA HABANA, Cuba, octubre (www.cubanet.org)

Muchas personas que acuden diariamente al consulado español son víctimas de extorsiones y estafas, obviamente toleradas, y aparentemente promovidas, por las autoridades cubanas.

A la una de la tarde la algarabía se torna insoportable a un costado del parque frente al museo Memorial Granma, en La Habana Vieja. Un centenar de personas se aglomeran en ese lugar para ratificar, una y otra vez, sus puestos en la lista, con el propósito de realizar trámites en el consulado español. Los interesados deben esperar durante varias jornadas antes de ingresar en la sede diplomática. Soportar el calor, las trabas y los enredos provoca que los ánimos se caldeen. Los más afectados son los que vienen de otras provincias.

La lista de espera para ingresar a la sede es controlada por algunos personajes, vecinos de la zona con reconocidos vínculos gubernamentales, los cuales no acuden al lugar para realizar diligencia alguna, sino para lucrar.

Algunos de los presentes me cuentan que los organizadores de la fila les habían pedido, por separado, determinadas sumas de dinero a cambio de ser atendidos en el día. Pude comprobarlo. Las sumas cobradas varían en dependencia de las gestiones a realizar. Entrar a recoger un pasaporte puede costar entre 15 y 30 pesos convertibles. Si se tiene en cuenta la gran cantidad de personas que acuden al lugar, es fácil imaginar las enormes ganancias que tienen los timadores.

Es imposible que tal actividad pase inadvertida para la policía, ya que se desarrolla ante la vista de decenas de uniformados y varias cámaras de vigilancia de la guarnición del Museo de la Revolución, de los cuerpos de protección del hotel Sevilla y de importantes centros laborales contiguos.

Curiosamente, argumentando el gran aumento de público, los guardias cubanos encargados de la seguridad de la embajada, desde hace unos meses exigen a los asistentes situarse bien lejos del edificio de la embajada. Como consecuencia, los hechos descritos ocurren a más de 200 metros de la entrada y quedan fuera del alcance de las cámaras que operan las autoridades españolas.

Hasta el momento ha sido imposible conocer la opinión de los funcionarios ibéricos. Y los maleantes siguen lucrando impunemente con la inocencia y desesperación de los cubanos, que ven en el pasaporte español su tabla de salvación.

Foto: Foto Leonel Alberto Pérez Belette
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