Poemas para acunar
a una espiga de trigo
a una espiga de trigo
Araceli Ferrer de Perdomo
Para acunar a una espiga de trigo
Dios hizo la aurora de un mes florecido.
Con nanas azules, cantó mi destino
la dulce plegaria de mi alma hecha nido.
Mis manos orladas del nupcial anillo,
forjaron un trono con mil y un delirios
y al ritmo creciente del primer cariño
se esparció el aroma de mi ardiente vino.
Del amor más puro, fue mi vientre henchido
cosechando estrellas por nueve caminos.
Caminos inciertos, caminos benditos,
que de ellos brotara, cual oro bruñido,
mi ansiada cosecha, mi espiga de trigo.
Y así, suavemente, como entre suspiros,
tejió mi regazo su lecho más tibio,
para que mimoso, su capullo fino,
de mi ser libara su rosario níveo.
Y al punto la tarde se tornó en prodigio
con dos grandes soles en sus ojos niños.
Para ti, compendio de los sueños míos,
sol de mis anhelos, para ti es que escribo.
Para que mañana, con viril sentido,
revivas el tiempo de tus años niños
que una niña-madre, con placer bendito,
escribió al milagro de un mayo florido.
Para ti mis versos; para ti, mi hijo.
La Habana 27 de mayo de 1964
-II-
Para cantar a una espiga de trigo
renace otra aurora de un mayo florido.
Mi espiga dorada enhiesta ha crecido
y hoy confirma el sueño de mi alma hecha nido.
Mis manos orladas de orgullo infinito
acarician suaves sus hombros fornidos
y al ritmo creciente del cariño mío
bendicen al hombre que ayer fue mi niño.
Con su amor tan puro, su viril destino
de estrellas doradas salpicó el camino.
Camino de madre, camino de hijo,
un solo sendero que en su oro bruñido
cosechó entre besos mi espiga de trigo.
Y así, suavemente, como entre suspiros,
mi regazo ostenta plenitud de nido
y otro ángel mimoso hoy puebla de trinos,
mi campo de espigas, con mil y un delirios.
Y al punto la tarde se tornó en prodigio
con dos grandes soles, que son mis dos hijos.
Para ti, compendio de los sueños míos,
mi espiga primera, para ti hoy escribo.
Porque aquel mañana ya está aquí conmigo
y hoy tantos recuerdos juntos revivimos,
que estos veinte años se me han convertido
en vergel de besos, espigas y trinos.
Te besa tu madre, ¡Feliz día, hijo!
Miami Beach, 27 de mayo de 1984
Para acunar a una espiga de trigo
Dios hizo la aurora de un mes florecido.
Con nanas azules, cantó mi destino
la dulce plegaria de mi alma hecha nido.
Mis manos orladas del nupcial anillo,
forjaron un trono con mil y un delirios
y al ritmo creciente del primer cariño
se esparció el aroma de mi ardiente vino.
Del amor más puro, fue mi vientre henchido
cosechando estrellas por nueve caminos.
Caminos inciertos, caminos benditos,
que de ellos brotara, cual oro bruñido,
mi ansiada cosecha, mi espiga de trigo.
Y así, suavemente, como entre suspiros,
tejió mi regazo su lecho más tibio,
para que mimoso, su capullo fino,
de mi ser libara su rosario níveo.
Y al punto la tarde se tornó en prodigio
con dos grandes soles en sus ojos niños.
Para ti, compendio de los sueños míos,
sol de mis anhelos, para ti es que escribo.
Para que mañana, con viril sentido,
revivas el tiempo de tus años niños
que una niña-madre, con placer bendito,
escribió al milagro de un mayo florido.
Para ti mis versos; para ti, mi hijo.
La Habana 27 de mayo de 1964
-II-
Para cantar a una espiga de trigo
renace otra aurora de un mayo florido.
Mi espiga dorada enhiesta ha crecido
y hoy confirma el sueño de mi alma hecha nido.
Mis manos orladas de orgullo infinito
acarician suaves sus hombros fornidos
y al ritmo creciente del cariño mío
bendicen al hombre que ayer fue mi niño.
Con su amor tan puro, su viril destino
de estrellas doradas salpicó el camino.
Camino de madre, camino de hijo,
un solo sendero que en su oro bruñido
cosechó entre besos mi espiga de trigo.
Y así, suavemente, como entre suspiros,
mi regazo ostenta plenitud de nido
y otro ángel mimoso hoy puebla de trinos,
mi campo de espigas, con mil y un delirios.
Y al punto la tarde se tornó en prodigio
con dos grandes soles, que son mis dos hijos.
Para ti, compendio de los sueños míos,
mi espiga primera, para ti hoy escribo.
Porque aquel mañana ya está aquí conmigo
y hoy tantos recuerdos juntos revivimos,
que estos veinte años se me han convertido
en vergel de besos, espigas y trinos.
Te besa tu madre, ¡Feliz día, hijo!
Miami Beach, 27 de mayo de 1984
Araceli Ferrer de Perdomo, poetisa y periodista cubana
Foto: Google
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