Festejos de Caravaca de la Cruz
Los Caballos del Vino
Los Caballos del Vino
Otra de las leyendas que se cuentan en Caravaca de la Cruz relata que estando el castillo donde los templarios custodiaban la cruz sin reservas de agua y sitiado por los musulmanes, un grupo ellos salió del recinto y logró romper el cerco. No obstante, al no hallar fuentes donde llenar sus odres por encontrarse envenenadas, los cargaron de vino y, en veloz carrera, rompieron de nuevo el cerco musulmán.
Una vez conseguido el acceso al Castillo, el vino obtenido fue bendecido por la Sagrada Reliquia, lo que supuso la salvación de sus moradores, ya que pocos días después se presentaron en la villa las tropas de socorro.
Al rumor de esta leyenda, Caravaca de la Cruz celebra cada 2 de mayo una fiesta declarada de Interés Turístico Internacional, los Caballos del Vino, enmarcadas dentro de las Fiestas de la Santísima Vera Cruz, a las que acuden gentes de todos los lugares imaginables, turistas y caravaqueños retornados de la emigración que se arraciman en las empinadas calles que confluyen en el castillo.
Desde mucho antes de que amanezca el dos de mayo, los caravaqueños cepillan y asean los caballos, engalanan sus testuces con penachos de plumas y muestran los espléndidos mantos bordados que lucirán los caballos mientras consumen la tensa espera del amanecer.
El origen de la insólita Carrera de los Caballos del Vino no tiene un punto de partida cronológico claro, aunque se suele situar en torno al primer tercio o mediados del siglo XIX. Cada día dos de mayo, los mozos de las distintas casas y fincas del pueblo subían sus caballos al Castillo con odres cargados con el vino obtenido ese año en la cosecha, con la intención de que fuese bendecido por la Santísima Cruz, para cumplir un rito que lleva siglos prácticamente inalterado.
Evocando leyendas de pasados remotos y asedios musulmanes, y ayudados también por la intrínseca competitividad del hombre, los mozos comenzaron a competir entre sí para ver cuál era el caballo más rápido en subir la cuesta, siendo jaleados por el resto del pueblo. Con los años, ese simple traslado se ha convertido en un festejo único e insólito.
Siglo y medio después, la carrera apenas ha sufrido variaciones en su esencia, aunque hoy en día, los precisos cronometrajes por GPS poco tienen que ver con las carreras celebradas hace tantos años. Lo que sí ha permanecido invariable es el orgullo de llegar el primero, de ser el mejor caballista, de tener el caballo más rápido...
Conjuntamente, el Concurso de Enjaezamiento tiene un origen paralelo, pues en esos remotos días dos de mayo de hace más de un siglo, los caballos eran "vestidos" u adornados con mantones de manila, colchas de novia y otra serie de ornamentos del hogar para darle una mayor vistosidad a cada animal.
No es hasta 1955 cuando se borda al completo el primer manto "ex profeso" para un Caballo del Vino, aunque desde entonces, la evolución de sus diseños y costes ha ido creciendo increíblemente, siendo los mantos que actualmente salen a la calle verdaderas y únicas obras de arte. En ellos, sus diseñadores y bordadoras plasman escenas festivas con caras y motivos del pueblo, así como escenas evocadoras de la Historia local que también tienen por protagonistas a los propios jinetes.
http://servicios.laverdad.es/pueblos/caravaca8.htm
Foto: Google
Una vez conseguido el acceso al Castillo, el vino obtenido fue bendecido por la Sagrada Reliquia, lo que supuso la salvación de sus moradores, ya que pocos días después se presentaron en la villa las tropas de socorro.
Al rumor de esta leyenda, Caravaca de la Cruz celebra cada 2 de mayo una fiesta declarada de Interés Turístico Internacional, los Caballos del Vino, enmarcadas dentro de las Fiestas de la Santísima Vera Cruz, a las que acuden gentes de todos los lugares imaginables, turistas y caravaqueños retornados de la emigración que se arraciman en las empinadas calles que confluyen en el castillo.
Desde mucho antes de que amanezca el dos de mayo, los caravaqueños cepillan y asean los caballos, engalanan sus testuces con penachos de plumas y muestran los espléndidos mantos bordados que lucirán los caballos mientras consumen la tensa espera del amanecer.
El origen de la insólita Carrera de los Caballos del Vino no tiene un punto de partida cronológico claro, aunque se suele situar en torno al primer tercio o mediados del siglo XIX. Cada día dos de mayo, los mozos de las distintas casas y fincas del pueblo subían sus caballos al Castillo con odres cargados con el vino obtenido ese año en la cosecha, con la intención de que fuese bendecido por la Santísima Cruz, para cumplir un rito que lleva siglos prácticamente inalterado.
Evocando leyendas de pasados remotos y asedios musulmanes, y ayudados también por la intrínseca competitividad del hombre, los mozos comenzaron a competir entre sí para ver cuál era el caballo más rápido en subir la cuesta, siendo jaleados por el resto del pueblo. Con los años, ese simple traslado se ha convertido en un festejo único e insólito.
Siglo y medio después, la carrera apenas ha sufrido variaciones en su esencia, aunque hoy en día, los precisos cronometrajes por GPS poco tienen que ver con las carreras celebradas hace tantos años. Lo que sí ha permanecido invariable es el orgullo de llegar el primero, de ser el mejor caballista, de tener el caballo más rápido...
Conjuntamente, el Concurso de Enjaezamiento tiene un origen paralelo, pues en esos remotos días dos de mayo de hace más de un siglo, los caballos eran "vestidos" u adornados con mantones de manila, colchas de novia y otra serie de ornamentos del hogar para darle una mayor vistosidad a cada animal.
No es hasta 1955 cuando se borda al completo el primer manto "ex profeso" para un Caballo del Vino, aunque desde entonces, la evolución de sus diseños y costes ha ido creciendo increíblemente, siendo los mantos que actualmente salen a la calle verdaderas y únicas obras de arte. En ellos, sus diseñadores y bordadoras plasman escenas festivas con caras y motivos del pueblo, así como escenas evocadoras de la Historia local que también tienen por protagonistas a los propios jinetes.
http://servicios.laverdad.es/pueblos/caravaca8.htm
Foto: Google
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