14 de marzo de 2010


Una Mirada a
«La Isla de los Amores Infinitos»


Marlene María Pérez Mateo

"Las visiones surgidas del relato de la anciana y la evocacion de una Habana pletorica de deidades musicales le habían dejado un raro sentimiento de bilocación" . Daína Chaviano

La posibilidad de llevar el compás de varias historias de distintas épocas bajo el concepto unitario de novela, tocó a la puerta de mi universo literario en el formato de un libro de mediano tamaño que encontré años atrás en los anaqueles de la Biblioteca Pública Local. Luego de cumplir los trámites para prestamos de dicha Institución, llevé "el nuevo habitante" a mi hogar, un libro. Bajo la cubierta de una portada más que armoniosa, la inicial atracción por dicha obra cumplió mis expectativas y más. La inextinguida llama de esa historia personal, y común que muchos cubanos vivimos se reanimó, ya que mientras más lejano(a) se está de la fuente de energía vital, la patria, se tiene en la memoria emotiva la mayor forma de enaltecimiento.

Su escritora, Daína Chaviano, al comienzo era para mi desconocida, reconcilió su imagen con la que había tenido la experiencia de encontrarme al leer su historieta "Los mundos que yo amo", durante mi infancia. Llevando consigo su fantástica carga de platillos voladores, extraterrestres, planetas y estrellas, descritos por una cubana, algo que en aquel momento no resultaba ordinario. No ha sido la ciencia ficción de la grandilocuencia tecnológica mi mejor aliada, coadyuvando así a que tan inusuales folios dejaran una agradable huella. La grata sorpresa se repetía en otro lugar, cubriendo el espacio de la coterraniedad artística de mis contemporáneos que demandaba voz o voces a un hacer compartido.

En la dedicatoria del libro reza "A mis padres", y qué mejor que a ellos, tenemos muchos el privilegio de decir. En las siguientes paginas tres árboles genealógicos introducen al lector en el encaje de la narración que se escribió entre 1998 al 2003. Los relatos de una anciana, Amalia, en la esquina de un evocador centro nocturno floridano y de Cecilia su interlocutora, increpándose a sí misma en un conflicto sobre su autenticidad, abren la novela. Todo ello da pie a unas trescientas páginas que la Editorial Grijalbo sacó a la luz en el año 2006.

Daína Chaviano ha llegado a ser la escritora cubana más traducida hasta el momento; numerosos países han sido conquistados con su pluma. Idiomas foráneos celebran su desempeño sumándose a la predilección por la artista.

La descripción de tradiciones y folklor sin caer tentado, por el estereotipo (recurso tan socorrido), hacen de este paseo por una Cuba más allá de lo territorial un periplo fascinante. El sentido del respeto por un pasado sobradamente prestigioso hacia los que nos antecedieron: africanos, españoles, chinos y aborígenes nativos, es a mi modo de ver el eje de la historia. Ellos, nuestros ancestros en unos casos fueron obligados, en otros por voluntad propia o por aventura; dejaron de sí lo mejor llegando a ser lo que nos constituye y forma como: nación, país y persona. Nació asi "La isla de los amores infinitos" ("The Island of Eternal Love") bello título para tan apreciada creación.

Las ciudades tienen vida propia y almas que les pertenecen, fuera del aspecto superficial constructivo o destructivo en que se manifiesten debido al contexto social, político y económico en que se enmarquen. En un Miami fuera de los anuncios publicitarios de turismo y donde los cubanos se han reinventado a sí mismos; y una Habana que decae penosamente y se rebela en la pujanza de un decoro cosmopolita de valores centenarios, se desarrolla la trama. Logrando con sabio tino "un sentimiento de bilocación".

La "casa fantasma" y las referencias al Castillo de Coral (Parque del Portón de Roca del leton Eduard Leedskalnin en la zona de Homestead, (Florida), por sólo mencionar unos ejemplos circundan la narración de un esoterismo sin abigarramientos ni oquedades.

Cada capítulo se inaugura con el título de un bolero, mi género musical predilecto. Es esta música consentida y consentidora la antesala por treinta y cinco ocasiones de los hechos narrados; donde muchos de los que fueran sus cantores se interpretan a sí mismos. Rita Montaner, Bola de Nieve, Beny Moré ejemplifican a un grupo de artistas que sobreviven aun hoy, gracias a la "savia nutricia" de lo valedero y con el esplendor del aplauso que se lleva por dentro.

El regocijo que Daína Chaviano ha llevado en su libro y del que los lectores nos hacemos participes, es pletórico de orgullo y de cubanía. Lo que conozco de su vida personal y literaria a través de su website, sus entrevistas y la opinión de los críticos, la hacen translucir en las líneas de sus pliegos de manera diáfana. Alguien la nombró "La Sherezada criolla" y mucho hay de cierto en ello. Congratular a esta culta escritora cubana y desear que el bien de su obra perfume de flores silvestres, la nobleza de todo empeño.

Marlene María Pérez Mateo,
Elizabeth, NJ
Marzo, 2010
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