Sobredosis de ingenuidad y maldad
Oscar Peña
El Nuevo Herald
Después de 1959 una inmensa mayoría del pueblo cubano fue muy simple en los análisis. Todo no fue miedo. Era común escuchar por las calles de Cuba, ante los atropellos diarios, la expresión "Fidel no debe de saber nada, si Fidel supiera...''.
También sobrevalorábamos al siniestro personaje expresando: ``Qué inteligente es este tipo, es un caballo...'' Eso se hizo una leyenda, cuando la verdad es que el personaje no es brillante, sino muy astuto para el mal. Habría sido un buen actor. Sabe fingir y decir mentiras. Persona inteligente, brillante y estadista es el gobernante que dirige dentro de la difícil diversidad de una democracia buscando consenso nacional, nunca imponiendo sus ideas. En los sistemas comunistas y totalitarios es fácil dirigir: todos tienen que acatar lo que determines. Nada se puede cuestionar. Conclusión: Fidel Castro no es brillante, es tirano y los cubanos no fuimos revolucionarios, fuimos tontos.
La realidad es que la involución de Fidel Castro fue una mercancía que se vendió bien dentro de Cuba y fuera de ella. Ya hoy para el pueblo de Cuba el panorama está más claro. Sin embargo aquel falso mito --igual al del Che Guevara-- aún respira en muchos países por la fuerza de la superficialidad. Si dentro de Cuba con todos los golpes, frustraciones y sueños rotos, todavía hay gente confusa, ¿cómo no va a haber gente confusa en otros países que ve el proceso de lejos? Aun algunas personalidades y pueblos en el mundo ``se comen el cake'' de que el sistema cubano es el mejor para implantarse en sus países. No se trata de personas mal intencionadas, sino muy confundidas. Llevan 50 años viendo las plazas y malecones cubanos llenos de una masa humana aplaudiendo, ven a los médicos cubanos ayudando en muchos países, etc. Admitamos una realidad: el marxismo fidelismo cubano supo venderse mejor que la Coca-Cola.
He explicado lo anterior para resaltar que los adversarios cívicos del régimen siempre hemos tenido ese handicap en contra. Hemos navegado contra la fuerte corriente del mito.
Por eso observar hoy en España a los dos partidos más grandes y fuertes que se alternan la presidencia y el poder por años y que siempre están enfrentados en el tema de Cuba, que ahora con la muerte de Zapata, la posición de Fariñas y la disposición de Bonne Carcassés dejan de ser el perro y el gato en lucha doméstica para hacer una declaración en conjunto de condena al gobierno de Cuba por lo que está sucediendo en nuestro país tiene una importancia vital. Si hubiéramos planeado tratar de convencer al mundo para que se solidarizara con el pueblo y la disidencia cubana, no habría salido tan bien como ha resultado. Sólo que no fuimos nosotros, sino las propias torpezas, crímenes y miedos de las autoridades de La Habana. Aquí sí cabe ahora aquella consigna de ``Gracias Fidel, gracias Raúl'' por toda la condena mundial que han recibido por sus caprichos, crímenes e intransigencias.
Se está acabando la ingenuidad nacional e internacional en el tema cubano. Ojo: no debemos confundir ingenuidad con complicidad. Lamentablemente en América Latina todavía por cada Oscar Arias, hay cien Lulas.
El régimen se ha sostenido hasta hoy por esa candidez de sus súbditos, por escapar los que abren los ojos y por una sobredosis de maldad permanente en la dirección vitalicia del país. Antes el cubano leía el periódico Revolución y después Granma al revés. Ya hoy la tinta oculta de sus páginas el pueblo la sabe leer al derecho. Hoy se detecta el enfermizo ego de Fidel Castro al enviar cubanos a morir Angola, Etiopía y otros países; hoy todos ven con nitidez la maldad en el fusilamiento de los militares, en el crimen premeditado de las avionetas, en el hundimiento del remolcador lleno de niños, en el fusilamiento de tres jóvenes para dar escarmiento, en inventar un enemigo externo y en inventar causas para encarcelar a hombres limpios.
El régimen no le afecta que el pueblo cubano pierda la vida huyendo por el mar porque es un enemigo que huye, pero no así con estos dignos cubanos que están muriendo en huelga de hambre y han sacado la cara por la dormida dignidad del pueblo cubano. Su acción es de honor y valentía ante la falta de opciones que le queda a un preso político para reivindicar justicia. Como bien ha expresado el escritor cubano Juan Abreu: ``Orlando Zapata Tamayo fue a la batalla y murió en combate''.
Sépase de la última maldad detectada a Fidel Castro. Desde dentro de Cuba el periodista independiente Jaime Leygonier con tremenda sagacidad envía las fotos y el texto de un monumento hecho en Cuba a los huelguistas del IRA muertos de hambre en una prisión inglesa en 1981. Ese monumento a los huelguistas extranjeros está en el parque Víctor Hugo, en la calle I entre 19 y 21, en el Vedado, Ciudad Habana, con una tarja que recoge estas palabras del bribón comandante en jefe contra el gobierno británico: ``De tiranía, tozudez, crueldad y repugnante atrocidad acusamos al gobierno de Inglaterra y llamamos a la comunidad internacional a evitar ese crimen''. ¡Qué desvergüenza! Hoy llaman injerencia extranjera a la condena mundial contra los huelguistas de Cuba. Gloria eterna para Zapata y respeto y admiración para Fariñas, Bonnet Carcassés y los otros comprometidos.
Oscarpena.CUBA@att.net
El Nuevo Herald
Después de 1959 una inmensa mayoría del pueblo cubano fue muy simple en los análisis. Todo no fue miedo. Era común escuchar por las calles de Cuba, ante los atropellos diarios, la expresión "Fidel no debe de saber nada, si Fidel supiera...''.
También sobrevalorábamos al siniestro personaje expresando: ``Qué inteligente es este tipo, es un caballo...'' Eso se hizo una leyenda, cuando la verdad es que el personaje no es brillante, sino muy astuto para el mal. Habría sido un buen actor. Sabe fingir y decir mentiras. Persona inteligente, brillante y estadista es el gobernante que dirige dentro de la difícil diversidad de una democracia buscando consenso nacional, nunca imponiendo sus ideas. En los sistemas comunistas y totalitarios es fácil dirigir: todos tienen que acatar lo que determines. Nada se puede cuestionar. Conclusión: Fidel Castro no es brillante, es tirano y los cubanos no fuimos revolucionarios, fuimos tontos.
La realidad es que la involución de Fidel Castro fue una mercancía que se vendió bien dentro de Cuba y fuera de ella. Ya hoy para el pueblo de Cuba el panorama está más claro. Sin embargo aquel falso mito --igual al del Che Guevara-- aún respira en muchos países por la fuerza de la superficialidad. Si dentro de Cuba con todos los golpes, frustraciones y sueños rotos, todavía hay gente confusa, ¿cómo no va a haber gente confusa en otros países que ve el proceso de lejos? Aun algunas personalidades y pueblos en el mundo ``se comen el cake'' de que el sistema cubano es el mejor para implantarse en sus países. No se trata de personas mal intencionadas, sino muy confundidas. Llevan 50 años viendo las plazas y malecones cubanos llenos de una masa humana aplaudiendo, ven a los médicos cubanos ayudando en muchos países, etc. Admitamos una realidad: el marxismo fidelismo cubano supo venderse mejor que la Coca-Cola.
He explicado lo anterior para resaltar que los adversarios cívicos del régimen siempre hemos tenido ese handicap en contra. Hemos navegado contra la fuerte corriente del mito.
Por eso observar hoy en España a los dos partidos más grandes y fuertes que se alternan la presidencia y el poder por años y que siempre están enfrentados en el tema de Cuba, que ahora con la muerte de Zapata, la posición de Fariñas y la disposición de Bonne Carcassés dejan de ser el perro y el gato en lucha doméstica para hacer una declaración en conjunto de condena al gobierno de Cuba por lo que está sucediendo en nuestro país tiene una importancia vital. Si hubiéramos planeado tratar de convencer al mundo para que se solidarizara con el pueblo y la disidencia cubana, no habría salido tan bien como ha resultado. Sólo que no fuimos nosotros, sino las propias torpezas, crímenes y miedos de las autoridades de La Habana. Aquí sí cabe ahora aquella consigna de ``Gracias Fidel, gracias Raúl'' por toda la condena mundial que han recibido por sus caprichos, crímenes e intransigencias.
Se está acabando la ingenuidad nacional e internacional en el tema cubano. Ojo: no debemos confundir ingenuidad con complicidad. Lamentablemente en América Latina todavía por cada Oscar Arias, hay cien Lulas.
El régimen se ha sostenido hasta hoy por esa candidez de sus súbditos, por escapar los que abren los ojos y por una sobredosis de maldad permanente en la dirección vitalicia del país. Antes el cubano leía el periódico Revolución y después Granma al revés. Ya hoy la tinta oculta de sus páginas el pueblo la sabe leer al derecho. Hoy se detecta el enfermizo ego de Fidel Castro al enviar cubanos a morir Angola, Etiopía y otros países; hoy todos ven con nitidez la maldad en el fusilamiento de los militares, en el crimen premeditado de las avionetas, en el hundimiento del remolcador lleno de niños, en el fusilamiento de tres jóvenes para dar escarmiento, en inventar un enemigo externo y en inventar causas para encarcelar a hombres limpios.
El régimen no le afecta que el pueblo cubano pierda la vida huyendo por el mar porque es un enemigo que huye, pero no así con estos dignos cubanos que están muriendo en huelga de hambre y han sacado la cara por la dormida dignidad del pueblo cubano. Su acción es de honor y valentía ante la falta de opciones que le queda a un preso político para reivindicar justicia. Como bien ha expresado el escritor cubano Juan Abreu: ``Orlando Zapata Tamayo fue a la batalla y murió en combate''.
Sépase de la última maldad detectada a Fidel Castro. Desde dentro de Cuba el periodista independiente Jaime Leygonier con tremenda sagacidad envía las fotos y el texto de un monumento hecho en Cuba a los huelguistas del IRA muertos de hambre en una prisión inglesa en 1981. Ese monumento a los huelguistas extranjeros está en el parque Víctor Hugo, en la calle I entre 19 y 21, en el Vedado, Ciudad Habana, con una tarja que recoge estas palabras del bribón comandante en jefe contra el gobierno británico: ``De tiranía, tozudez, crueldad y repugnante atrocidad acusamos al gobierno de Inglaterra y llamamos a la comunidad internacional a evitar ese crimen''. ¡Qué desvergüenza! Hoy llaman injerencia extranjera a la condena mundial contra los huelguistas de Cuba. Gloria eterna para Zapata y respeto y admiración para Fariñas, Bonnet Carcassés y los otros comprometidos.
Oscarpena.CUBA@att.net
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