6 de octubre de 2009


Historia de los Antiguos Juegos Olímpicos

J. Antonio Hernández

La primera prueba documental de la celebración de los Juegos Olímpicos data del año 776 a. C. en la localidad griega Olimpia, en la península mediterránea del Peloponeso.

Al parecer, la idea original partió de un hombre llamado Oxilos, si bien empezaron a celebrarse por iniciativa del rey Ifitos de Élida, después de que éste llegara a un acuerdo con sus rivales, Licurgos, rey de Esparta, y Clístenes rey de Pisa, para garantizar la paz durante el evento. Según cuenta la tradición, el texto del tratado fue escrito en un disco de piedra y guardado en el templo de Hera.

Ifitos decidió organizar una carrera de 192,27 metros, distancia que equivale exactamente a la medida griega de un estadio.

El discurrir de estos juegos dista mucho de los actuales, sin embargo, su esencia fundamental sigue siendo la misma, siendo aquellos un festival religioso, atlético y cultural, donde el único premio a la victoria era la corona de ramas de olivo, llamada el "cotinus", aunque se sabe que también los atletas ganadores recibían ayuda material de los poderosos de la época.

Con el tiempo, el laurel sustituiría al olivo, aunque la costumbre de la corona vegetal permaneció hasta 1960, año en que se introdujeron las medallas de oro, plata y bronce.

En los juegos olímpicos antiguos, las modalidades deportivas eran: el Pentatlón, que estaba compuesto por el lanzamiento de disco, lanzamiento de jabalina, salto de longitud, carreras y lucha; carreras, boxeo, carreras de carro, equitación y pancracio, que era una mezcla de boxeo y lucha.

La última prueba de los Juegos, considerada la más importante, era denominada con el nombre "final del estadio" y consistía en correr 192,27 metros. Se sabe que uno de los ganadores de esta prueba se llamaba Corebo, residente de la ciudad de Elis, y que ejercía como cocinero. Algunos tratados consideran a Corebo como el primer campeón de la Antigüedad.

Como en la mayoría de los actos griegos, los Juegos Olímpicos estaban muy bien organizados pues se sabe que unos meses antes de los Juegos se enviaban mensajeros oficiales a través de Grecia para anunciar la fecha exacta del evento por todas las villas y ciudades. Al igual que en la actualidad, también existía una selección previa de atletas, los cuales eran elegidos por jueces locales. Las pruebas se celebraban cada cuatro años y duraban un día y siempre coincidían con la segunda o tercera luna llena después del solsticio de verano.

Entre los siglos VII y V a.C., esta manifestación deportiva se fue consolidando y para el año 472 ya contaba entre sus participantes con ciudadanos de las zonas circundantes de la Élida. En la época clásica, los juegos duraban ya cinco días y los ganadores de las pruebas eran considerados como héroes por su propia ciudad.

Todos los griegos que eran ciudadanos libres y que no habían cometido ningún crimen tenían el derecho de participar en los Juegos Olímpicos.

Las mujeres tampoco tenían el derecho de competir, ni siquiera como espectadoras, ya que éstos eran privilegio sagrado de los hombres. En principio, el veto era por razones de pudor, ya que se pretendía impedir que las mujeres contemplasen el cuerpo desnudo de los atletas, los cuales estaban obligados a competir sin ninguna prenda.

Con el tiempo, los usos y costumbres se fueron relajando y se suprimió este requisito. Tras muchas persecuciones, la mujer pudo finalmente acceder a las instalaciones deportivas y ser autorizada como participante en pruebas mixtas. En este sentido, la primera atleta olímpica fue Cinisca, hermana del rey Agelisao de Esparta, quien no pudo tener mejor debut: ganó la carrera de carros tirados por cuatro caballos.

Cuando las ciudades griegas entraron en decadencia, los Juegos también empezaron a caer cuesta abajo. Roma se los llevaría al corazón del nuevo imperio en el años 80 a.C., seis décadas después de haber conquistado Olimpia. Las competiciones siguieron celebrándose e, incluso, adquirieron un perfil más internacional, toda vez que tomaban parte en ellas atletas de todos los lugares del mundo latino. Sin embargo, perdieron su anterior sentido cultural para pasar a ser únicamente un torneo deportivo, si bien se mantuvieron los ritos religiosos, los bailes y las fiestas.

Los atletas eran casi profesionales y se entrenaban regularmente gracias al patrocinio que obtenían de patricios o ricos plebeyos, algunos de los cuales utilizaban en su provecho el éxito de sus pupilos: habían nacido los ´sponsors´.

El Emperador Teodosio abolió los juegos tras celebrarse ininterrumpidamente durante 1,172 años a lo largo de 294 ediciones en dos sedes distintas, Olimpia y Roma, declarándolos ilegales en el año 396 después de Cristo por considerarlos paganos, ya que en estas fechas el cristianismo era ya la religión oficial del imperio. El olvido fue a la postre su peor castigo y los Juegos yacieron sepultados por los siglos de los siglos, de la misma forma que lo estuvieron las ruinas grecolatinas.

Foto: El Discóbolo, Google
Escultura de Mirón de Eleuteras, Grecia,
Año 455 a.C.
Texto: J.A.Hernández, D.R.

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Algunos anuncios
de ayer

Ace,
Ace hace de todo

Acumuladores "Los Angeles",
písalo y arranca

Acumuladores Lazo,
usando acumuladores Lazo no hay fracaso

Arroz Jon Chi,
Chi que crece, Chi que le va a gustar.

Brillantina Hiel de Vaca
Con romero y con quina y también con manzanilla

Café Pilón
Sabroso hasta el ultimo buchito

Café Regil,
Regil, rige y regirá.

Camay
Embellece desde la primer pastilla

Canada Dry
el champagne de los Ginger Ales

Chocolate La Española
Las cosas claras y el chocolate La Española

Cigarros Regalias El Cuño
Satisfacen

Coca Cola
Es la hora de tomar Coca Cola

Colgate
el mal aliento combate

Cristal
clara, ligera y sabrosa

Vinagre Élite
pureza, aroma y sabor.

Emulsión de Scott,
la del hombre con el bacalao a cuestas

Foto: Google

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Pandemia y detergente

Yoani Sánchez

Persigo –sin éxito– un pomo de detergente para fregar esos vasos marcados por la grasa y las huellas dactilares, que ya no ceden ante el agua sola y el trapito. Tras el jabonoso líquido, he caminado hoy parte de La Habana, pues los anuncios televisivos nos llaman a aumentar la higiene ante el avance del H1N1. Sin embargo, la alerta provocada por la epidemia no ha hecho que en las tiendas rebajen los productos de limpieza, ni siquiera el costo de un simple jabón que equivale al salario de toda una jornada de trabajo. En lugar de eso, ha ocurrido lo contrario. El colapso de las importaciones se hace más notable en aquello que sirve para bañarse o desinfectar.

La voz del locutor nos llama a lavarnos las manos frecuentemente, usar pañuelos cuando estornudamos y mantener una buena higiene personal, pero la realidad nos obliga a la cochambre. Faltan los tapabocas, el agua corriente en muchas casas, la simple tenencia de una vitamina C con que fortalecer el organismo y la limpieza en los sitios públicos. La llamada “gripe porcina” tiene, así, un terreno propicio donde propagarse. Mientras avanza en nuestros barrios, los medios oficiales mantienen su parquedad y no mencionan las escuelas cerradas, los sitios en cuarentena y los hospitales repletos.

Esta ilusión de paraíso nos está matando. Este querer aparentar que vivimos mejor y que nuestras estadísticas se desmarcan de la media mundial, no logra esconder la fragilidad de nuestra sociedad ante una epidemia que exige recursos materiales en manos ciudadanas. Si enjabonarse el cuerpo o tener un poco de alcohol para esterilizar las manos se convierten en lujos, ¿cómo vamos a detener la pandemia que ya tenemos encima? Si ni siquiera llegó la cuota de jabón de septiembre al mercado racionado, cómo es posible que en la tele se convoque a la higienización sin aludir a la base material para lograrla. ¿Es qué no habían notado antes que nos estábamos hundiendo en la mugre? Tenían que hacer estragos la conjuntivitis, las diarreas y los virus para que repararan en que la sanidad no es solamente la de bata blanca y estetoscopio, sino que comienza en las calles, en la recogida de la basura, en las duchas de las casas y en esa madre que no puede fregar el plato donde comerá su hijo.

Yoani Sánchez
Foto y texto:
http://desdecuba.com/generaciony/

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A Cucú le dieron de su misma medicina

José M. Izquierdo

A la “Cantante” de origen cubano residente en los EEUU, conocida como Cucú Diamantes, le dieron a probar de su misma medicina y todo parece indicar, que no le gustó. La Junta de Educación de Unión City, en Nueva Jersey, canceló un contrato con la cantante cubana Cucú Diamantes debido a su participación en el concierto “Paz sin fronteras” realizado recientemente en La Habana, porque la comunidad escolar de esa localidad considera la actuación de la señora Diamantes, como un apoyo al régimen político actual en Cuba.

Cucú Diamantes, señalo estar sorprendida por una reacción que calificó de “Desagradable” y recordó la importancia de la libertad de expresión. Pero, Cucú Diamantes participó en un controversial concierto en la célebre “Plaza de la Revolución” en La Habana Cuba, organizado por el conocido cantante colombiano Juanes, al cual llamaron “Paz sin fronteras” donde la libertad de expresión no estuvo presente y sólo participaron artistas conocidos por sus incondicionales posiciones a favor de la tiranía castrista y los que se comprometieron a no hablar de temas que incomodaran al régimen.

En el concierto “Paz sin fronteras” donde participó Cucú Diamantes, el régimen castrista les negó la participación a conocidos artistas del exilio como Willy Chirino y otros del patio, que incluyen al contestatario roquero cubano Gorki Águila. A los artistas autorizados a participar en el concierto, se les limitó y prohibió cantar temas que el régimen de La Habana considera “Inapropiados”, como fue el caso de Olga Tañon, que no pudo cantar los conocidos temas de la inolvidable Celia Cruz. Eso es violar la libertad de expresión, y la señora Cucú Diamante sno protestó, lo aceptó gustosa.

Ahora, a Cucú Diamantes le dieron la misma medicina. Quizás se pueda decir que la “Junta de Educación de Unión City”, tomó una decisión que viola la libertad de expresión. Pero, para Cucú Diamantes, y para otros como ella que van por el mundo defendiendo al régimen castrista escondidos detrás de la libertad de expresión, la medicina que le dieron a tomar a Cucú en Nueva Jersey, les viene muy bien para la “Castritis” que padecen.

La libertad de expresión tiene que ser para todos, no sólo para los que apoyan y defienden la tiranía de los Castros. En el caso cubano, se esgrime cuando afecta a los artistas que defienden al régimen, a los que no denuncian los abusos y la falta de libertades que la tiranía castrista mantiene sobre el pueblo cubano.

José M. Izquierdo
Recogido de
http://www.cubanuestra.nu

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La noticia, monda y lironda

La página web de Prensa Latina, la oficial y exportadora agencia noticiosa del gobierno cubano, trata hoy de escandalizar al mundo porque la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba, S.A. (ETECSA) dejó de percibir 53.7 millones de dólares desde junio del pasado año «a causa del bloqueo de Estados Unidos contra la isla». (ETECSA es un consorcio del gobierno cubano con Telecom Italia, que posee el 27% de la empresa).

¿53.7 millones de dólares perdidos? ¿Y cuánto le costó la empresa telefónica al gobierno cubano? Habrá que recordarle a PL que la Comisión de Indemnizaciones a Demandas en el Extranjero certificó 5,911 demandas contra el Gobierno de Cuba, las que sumaron un total de 1,850 millones de dólares, y que fueron admitidas por el Dpto. de Justicia de EEUU.

El manoseado mito del «bloqueo» al que echaron garra cuando la fenecida URSS dejó de enviarles los rublos con que se mantenían, ya sólo engaña a los ignorantes. Quienes lo critican aquí dicen que debe eliminarse por inoperante, mientras que al mismo tiempo de allá nos llega este tipo de noticia plañidera… Tampoco se trata de «bloqueo» sino de embargo. Embargo en respuesta a todos esos millones confiscados mansamente a las empresas norteamericanas que operaban en Cuba al comienzo de la robolución.
adg.

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Claudio Brindis de Salas,
el Paganini Cubano

Ana Dolores García

Claudio José Domingo Brindis de Salas forma, conjuntamente con el pianista y compositor Ignacio Cervantes y con el violinista y compositor José White, la trilogía de los grandes músicos cubanos del siglo XIX.

Murió en Buenos Aires, indigente y desconocido, el 2 de junio de 1911. Sin embargo, su vida estuvo marcada por el éxito y la fama.

Había nacido en La Habana, cincuenta y ocho años atrás, el 4 de agosto de 1852 en el Nº 822 de la calle Águila. Una sencilla tarja en su fachada señala el acontecimiento, homenaje rendido en 1929 por la Orquesta Sinfónica de La Habana. Su padre, de igual nombre, violinista, contrabajista, compositor y director de orquesta, y de quien indudablemente heredó su gran talento musical, le inició en el estudio del violín. Brindis de Salas -padre-, era el director de la orquesta “La Concha de Oro”, la más popular de las orquestas habaneras que, según un cronista de la época, llegó a contar alguna vez con casi cien músicos para la interpretación de contradanzas, rigodones y otras piezas bailables de aquellos años.

Claudio Brindis de Salas -hijo-, con apenas 11 años ofreció su primer concierto en el Liceo de La Habana. En él también tomó parte Ignacio Cervantes. Apenas un año después realizó junto a su padre y un hermano –igualmente violinista-, una gira por las ciudades de Matanzas, Cárdenas, Cienfuegos, Santa Clara y Güines, causando asombro y admiración por su temprana edad.

Fue enviado a París para continuar allí sus estudios de violín con los más prestigiosos maestros, entre ellos Camilo Ernesto Sivori, alumno de Nicolo Paganini, con quien perfeccionó su técnica. Se le abrieron de par en par las puertas del Conservatorio de París, donde obtuvo, por su depurada ejecución, un codiciado Primer Premio.

Después de cosechar clamorosos éxitos en la capital francesa, se lanzó a una gira por las principales ciudades de Europa. Italia, Alemania, España, Rusia e Inglaterra se rindieron a su virtuosismo, por el que los críticos comenzaron a llamarle “El Paganini Negro” y también “El Rey de las Octavas”.

El diario "Le Temps" de París señalaba “que nadie como Brindis de Salas, sabía apoderarse de su auditorio y dominarlo tan completamente”. Y en Florencia, "Courriere Italiano" decía: "... el joven negro maravilló y llenó de entusiasmo al auditorio: es violinista de actividad admirable, tiene un “portamento” de arco ligerísimo y al mismo tiempo una energía que lleva impreso el ímpetu, característico de su raza: siente, y siente con una pasión que le chispea en las pupilas, que son de una expresión electrizante".

Francia le concedió la Legión de Honor y el Emperador Guillermo II de Alemania le otorgó la ciudadanía alemana y el título de Barón de Salas, lo condecoró con la Cruz del Águila Negra y lo nombró Violinista de Cámara del Emperador. Allí casó con una dama de la nobleza alemana.

Brindis de Salas regresó a América en 1875, coronado ya con la aureola de la fama. Actuó en varios países de la América Central y en Venezuela, y regresó a Cuba en 1877, realizando una gira por las principales ciudades de la Isla y actuando en La Habana en los teatros Tacón y el actual Payret. De Cuba saltó a México para presentarse en Veracruz, Ciudad México y otras ciudades. Fue nombrado Director del Conservatorio de Haití, cargo que desempeñó por poco tiempo, y en la República Dominicana ofreció varios conciertos para recaudar fondos a favor de la causa independentista cubana.

Lo encontramos de nuevo en Cuba en 1886 de regreso de otro viaje a Europa, deleitando al público habanero con sus magistrales conciertos. Lázaro Rodríguez Corrales,
(http://www2.glauco.it/vitral/vitral26/memcult.htm) relata un incidente sucedido a Brindis de Salas durante su estancia en La Habana:

“A la salida de una de sus memorables apariciones, penetró "el rey de las octavas", haciéndose acompañar de unos amigos blancos admiradores suyos, en uno de los cafés más exclusivos que había en La Habana.

Pidió cada quien qué tomar, y cuando lo hizo Brindis, el dependiente, que no le conocía, le respondió con aspereza: "Yo no sirvo sino a los caballeros, no a los negros". Brindis de Salas se irguió como picado por un tábano, y ya en pie, esbelto y colérico, se llevó la mano a la solapa del frac, y señalando un botón rojo que llevaba en ella, exclamó lleno de ira: "¡Pues yo soy Caballero de la Legión de Honor, y no hay aquí tal vez ninguno que pueda decir lo mismo!" A pesar de que, advertido el dependiente acerca de quién era aquel negro trató de excusarse, Brindis rehusó ocupar su puesto, y abandonó el café”.

Siguieron sus giras de conciertos por Europa y América del Sur. Mientras, su esposa demandó el divorcio en 1898, incapaz de soportar una vida tan andariega y excéntrica, y quedó en Alemania con los tres hijos habidos del matrimonio, también violinistas.

Entonces comenzó el declive, provocado además por la miseria, la edad y una incipiente tuberculosis que lo llevó a la muerte en Buenos Aires, recluido en una Casa de Asistencia Pública, el 2 de junio de 1911.

Sus restos fueron trasladados a Cuba diecinueve años más tarde, el 26 de mayo de 1930, y descansan en la ciudad que lo vio nacer, en el Mausoleo de la Solidaridad Musical del Cementerio de Colón.

Eduardo Manet, novelista y dramaturgo cubano residente en Francia, obtuvo en París el Premio Telegramme por su novela “Maestro”, sobre la vida de Claudio José Brindis de Salas.

Ana Dolores García
Copyright 2004
Foto: Google

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Timbiriches estatales

Oscar Mario González

LA HABANA, Cuba, octubre (www.cubanet.org) -
Cuando en el año 2004 el gobierno arremetió contra la actividad por cuenta propia, retirando más de 100 mil licencias, los timbiriches particulares dedicados a la elaboración y venta de alimentos fueron el blanco principal de la medida.

Actualmente es difícil ver una cafetería o una pizzería particular. En cambio, en las calles principales de La Habana pululan los timbiriches estatales, dedicados al expendio de alimentos ligeros, aunque los mismos son escasos en los barrios y repartos donde se dificulta sobremanera calmar los reclamos del estómago.

Entre los productos más famosos y de mayor demanda que se venden en estos timbiriches estatales se encuentran los panes con lechón y jamón.

En el primer caso, el lechón parece estar ausente del mendrugo de 80 gramos, idéntico al que venden por la libreta de racionamiento, la mayoría de las veces duro y zocato. El producto, generalmente entregado al cliente en la mano, sin servilleta ni cosa que se le parezca, cuesta 5 pesos, moneda nacional.

El vendedor del pan con lechón es un verdadero artista con el cuchillo, que corta en trocitos de un centímetro cúbico (equivalente a la yema del dedo meñique), todo cuanto se interpone al movimiento del acero reluciente. En la tonga del producto previamente cortado entra todo lo que contiene el puerco, excepto el hueso y las pezuñas: cartílagos, testículos, masa, pellejo, gordo. El contenido de una cuchara y media de esa masa troceada y de tan heterogénea composición es depositado sobre la mitad del mendrugo, acompañado a veces de pedazo de hoja de lechuga.

Algunos vendedores más avispados le rocían, a manera de “ñapa”, un “tin” de mojo que fluye a través de la tapa de una botella grasienta. Es algo así como un “obsequio” de la casa para contentar, o más bien para disipar en el cliente un posible disgusto. Muchos se abstienen del “mojito” con desconfiada precaución.

El que vende pan con jamón es un verdadero maestro del ilusionismo. Un tipo “traqueteao” que te hace ver pan con jamón donde sólo hay pan con ná, del mismo modo que el mago de circo parece sacar un conejo de un sombrero de copa.

Hay dos tipos de pan con jamón, uno que cuesta 3,50 y otro que se vende por 10 pesos. Con el que cuesta 3 pesos 50 centavos, moneda nacional, no es necesario tanto invento, porque tan poco dinero nadie espera mucho. Entonces, el mendrugo que venden por la libreta sale con una lasquita de jamón, tan fina como una hoja de papel.

Si se trata del pan con jamón de 10 pesos, el vendedor afina la puntería y exhibe y hace gala de su destreza gastronómica. El pan picado diagonalmente concentra el escaso jamón en la parte visible, en el punto medio, en un alarde de equilibrio que da la impresión de abundancia proteica sobre la superficie. La decepción llega con la primera mordida, cuando el poco jamón se desprende y tiende a caerse.

La administración del centro gastronómico, le proporciona al empleado una cantidad de productos en base a la norma o contenido de cada unidad. Si el empleado echa menos jamón o lechón, preparará más panes.

La gente en la calle extraña al timbiriche particular, no sólo porque allí recibía mejor trato y mejores productos, sino porque los clientes no eran engañados de forma tan grosera, ni se sentían estafados por un Estado, ante el cual las quejas y denuncias resultan inútiles. Las quejas son escuchadas, aunque no atendidas, siempre que estén encaminadas a “perfeccionar el socialismo” y la culpa de lo malo siempre sea del dependiente, nunca del Estado.

Oscar Mario González,
Cubanet.org
Foto: Google

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El Polémico y Fallido Viaje a Cuba
De la Orquesta Sinfónica de Nueva York

www.cubaencuentro.com

La Fundación Nacional Cubano-Americana (FNCA) denunció esta semana que la Filarmónica de Nueva York quiere disfrazar un "viaje de turismo" como "intercambio cultural", en alusión a la visita a Cuba que tenía planificada la orquesta para fines de octubre.

Según un comunicado de la organización de exiliados, la declaración de la Filarmónica con el argumento de que "el Departamento del Tesoro le había denegado la visa como parte de un programa de intercambio cultural" es, "en el mejor de los casos, engañosa".

"Dentro de las restricciones actuales, pudo haber obtenido una licencia para actuar, como se hizo recientemente en el caso de Juanes. Sin embargo, solicitó licencias para 150 individuos que son 'amigos' o 'donantes' de la Filarmónica y habían prometido donar 10,000 dólares a cambio de un viaje a Cuba", sostiene la FNCA en su nota.

Asimismo, calificó este hecho como "un intento flagrante de disfrazar una visa de turismo".

La organización agrega en su comunicado que "apoya el intercambio cultural entre Estados Unidos y Cuba", pues considera que "puede resultar beneficioso para los pueblos de ambas naciones y, en particular para el pueblo cubano", por recibir influencia del exterior, de "diversas culturas, la música y el arte".

Sin embargo, "al mismo tiempo", la FNCA se opone "firmemente al otorgamiento de visas turísticas para viajar a Cuba, pues no benefician al pueblo cubano, mientras que proveen de divisas a un régimen que las utiliza para continuar reprimiendo a su propio pueblo".
La Filarmónica de Nueva York anunció el jueves que postergó una visita a Cuba prevista para fines de mes, por las dificultades que implican las sanciones del embargo impuesto por Estados Unidos a la Isla.

"La postergación se debe a las restricciones vigentes del gobierno norteamericano para viajar a Cuba que hubiesen afectado a los patrocinadores, sin cuyo apoyo financiero el viaje no es posible", indicó en un comunicado el portavoz de la orquesta, Eric Latzky.

Entre quienes buscaron hacer posible la gira, Latzky citó al Departamento de Estado, del Tesoro, y a los congresistas Charles Schumer, Charles Rangel y Steve Israel.

Recogido de www.cubaencuentro.com

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Papá Estado y Mamá Revolución

Pablo Alfonso

Por estos días en Cuba, Papá Estado y Mamá Revolución buscan a quien culpar por sus líos domésticos.

Después de medio siglo de romance, compartiendo sueños y utopías ideológicas, parece que ambos quieren eludir sus responsabilidades propias; esas que han causado la quiebra económica y la fractura de los valores sociales y políticos de la sociedad cubana
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La progenie engendrada por ese maridaje está en el centro de todas las acusaciones. Los “padres fundadores” del castrismo culpan a su prole por la ineficiencia económica del régimen, las indisciplinas sociales y la desidia instalada en el país.

Resulta que ahora, las tres generaciones de hijos que parió Mamá Revolución no fueron bien educados por Papá Estado. ¿Y no era que el castrismo definió a la Revolución, Patria y Estado como la misma cosa? ¿Acaso el Partido Comunista y el Gobierno no son lo mismo?

Los hijos de la revolución castrista, educados por el Estado que les trazaba su vida y destino desde la cuna hasta el cementerio, debían ser el paradigma del hombre nuevo. Así lo dibujó el fracasado guerrillero argentino, Ernesto Ché Guevara, convertido tras su muerte en mito de todas las boberías. Así lo definió en su folleto El Socialismo y el Hombre en Cuba, escrito a principios de la década de 1960.

Y la utopía no quedó sólo en papel y tinta. El Máximo Líder la trató de imponer con rigor y empeño. Hace 42 años, el 28 de enero de 1967, Fidel Castro delineaba el papel de Papá Estado.

«¿Cómo se sigue avanzando por ese camino del socialismo y del comunismo, que es el camino que ofrece a la sociedad la mayor suma de felicidad, la mayor suma de satisfacciones, la mayor suma de bienes? Entonces hay los que piensan que si les damos gratis todos estos servicios ahora a los campesinos, los campesinos se volverán holgazanes, se volverán vagos, que no trabajarán. Hay quienes creen que para que el hombre tenga que trabajar y trabaje debe sentir el látigo de la tremenda necesidad, el látigo de la miseria, el látigo del temor, para trabajar […] Históricamente, desde que el hombre es hombre hasta hoy, el hombre ha trabajado fundamentalmente para sostener a su familia, para evitar que sus hijos y sus seres queridos se murieran de hambre[…]Y como los hijos dependían enteramente del trabajo del padre, ese sentimiento llevaba a los hombres a esforzarse a trabajar duramente, a veces haciendo inmensos sacrificios.»

Para el gran creador de Mamá Revolución el asunto estaba claro: Papá Estado se encargaría de satisfacer todas las necesidades del ser humano desde que nacía hasta su muerte.

«Y los que defendemos esas ideas, los que creemos en esas ideas, los que creemos en el ser humano, no tenemos dudas del resultado, no tenemos dudas de que se probará la justicia de nuestros puntos de vista, y no esperamos ningún fracaso», afirmaba.

El resultado, todos lo sabemos, ha sido diferente. El paternalismo de Papá Estado ha generado una prole de seres dependientes; el autoritarismo de Mamá Revolución no ha logrado una sociedad de hombres libres; el aniquilamiento del individuo, de la persona, frente al dogma de la colectividad, castró la iniciativa personal y de paso infundió el miedo a la responsabilidad que acompaña a cualquier acción libre.

Por eso resulta irónico escuchar las recriminaciones del padre fundador, Ramiro Valdés.

«Aquí todo el mundo tiene que trabajar, todo el mundo tiene que aportar, todo el mundo tiene que aportar además soluciones, ideas», dijo Valdés durante un recorrido el domingo 27 de septiembre por obras y centros laborales de Santiago de Cuba. «Que las masas participen en la solución de sus propios problemas y no esperar que papá Estado venga a resolverles y como los pichones: abre la boca que aquí tienes tu comidita. Así no es», afirmó.

El tenebroso ex ministro del Interior no puede ignorar que Papá Estado no es un ente abstracto. Tiene nombre y apellidos.

Quizás por eso los padres fundadores del castrismo se preguntan ahora por qué continúan las indisciplinas en los centros de trabajo y de servicio, que inciden en el bajo rendimiento de la economía, incluso dos años después de que el gobierno de Raúl Castro implantó un riguroso código laboral.

Se preguntan también por qué los estudiantes deambulan por las calles en horas de clase, y la juventud en general ha perdido la fe en el destino del país, y lo abandona a su suerte tan pronto tiene una oportunidad.

Quizás si los padres fundadores del castrismo, que todavía tienen fuerzas para vivir quisieran, podrían devolver a los cubanos la posibilidad de ejercitar libremente sus talentos y sus iniciativas, sus libertades y sus derechos. Estoy seguro que nadie esperará como pichones a que Papá Estado los alimente.

De lo contrario, como me comentó un colega hablando del tema: ¡con una familia como Papá Revolución y Mamá Revolución, lo mejor es ser huérfano!

Pablo Alfonso
Diario Las Américas
3 de oct. 2009
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DE EPIGRAMAS Y EPITAFIOS


De Epigramas y Epitafios

Ana Dolores García

Los epigramas son composiciones poéticas breves -en prosa o verso- de carácter satírico y mordaz. Su origen se encuentra en la antigua Grecia, de donde proviene la etimología de la palabra: sobre-escribir, o escribir encima, porque mayormente se usaban como inscripciones de estatuas o tumbas y ello es precisamente una de las causas de su brevedad. Los epitafios también pueden ser considerados epigramas, igualmente populares en la Grecia clásica.

La composición fue evolucionando con el tiempo y ha llegado a nuestros días, tanto en el concepto del epigrama propiamente dicho como en la forma de epitafios, aunque estos últimos generalmente carecen de carácter festivo aunque sí algunas veces satírico.

En la literatura española los epigramas siempre han estado presentes y han sido cultivados tanto por los autores del Siglo de Oro, como por los posteriores y los más actuales.

En el siglo XVIII Juan de Iriarte compuso este epigrama para señalar sus cualidades:

A la abeja semejante,
para que cause placer,
el epigrama ha de ser
pequeño, dulce y punzante.

Uno de los epigramas más populares es de Nicolás Fernández de Moratín, poeta español del siglo XVIII. Lo tituló «Saber sin estudiar» y utilizó métrica y fórmula de la décima.


Admiróse un portugués
de ver que en su tierna infancia
todos los niños de Francia
supiesen hablar francés.
«Arte diabólica es
-dijo torciendo el mostacho-
que para hablar en gabacho
un fidalgo en Portugal
llega a viejo y lo habla mal,
y aquí lo parla un muchacho.»

Las «Humoradas» de Ramón de Campoamor pueden ser consideradas verdaderos epigramas. Como ejemplo de una -que intenta servir de epitafio-, tenemos:

Epitafio ideal para cualquiera:
fue lo que fue, sin ser lo que debiera.

Ana Dolores García
Foto: Google

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5 de octubre de 2009


Almenábar, Mar Adentro

Ayer, por la tele, vi por segunda vez la gran obra de Alejandro Amenábar, Mar adentro. Me emocionó igual que la primera vez. En aquella ocasión, hace ya 5 años, fui al cine con el interés de ver cómo Amenábar había conseguido hacer una buena película, a juzgar por los triunfos ya obtenidos en Venecia, de una historia aparentemente tan distinta a las que habían servido de argumento a sus películas anteriores y, especialmente, porque, al contrario que en éstas, de antemano ya se conocía la trama y, sobre todo, el final.

Ya había visto las tres anteriores películas de este joven realizador, en las que los argumentos resultaban muy originales, con el denominador común de que contenían buenas dosis de intriga, suspense, y, especialmente, tenían un desenlace inesperado:

Tesis, la primera, me resultó entretenida, por la intriga de su argumento y lo incierto de su desenlace. Hasta el final no se sabía quién era el malo. Me pareció una película interesante y bien hecha.

La segunda, Abre los ojos, me llamó muchísimo la atención y me dio a entender que en Amenábar había un cineasta de primera y un maestro de la intriga y del suspense. Estuve toda la película sin pestañear tratando de seguir la complicada trama. Me sorprendió que un director tan joven y con tan poca experiencia fuera capaz de hacer una película de misterio tan lograda. Ya me pareció entonces que este Amenábar era un fenómeno.

La tercera, Los otros, fue reconocida por toda la crítica como un peliculón. A mí también me lo pareció, con un guión muy original, cargado de suspense e intriga, y con un desenlace final realmente inesperado. Además tuvo el talento de conseguir de Nicole Kidman un trabajo memorable. Tras esta peli ya no sólo pensé que Amenábar era un fenómeno sino que era todo un genio y, en eso del suspense y la intriga, el mejor de los de ahora... y de los de antes (incluido Hitchcook).

Aunque no me considero cinéfilo, ni siquiera medianamente entendido en cine, el cine me parece que es el arte por excelencia, en el que el verdadero artista es el director, no los actores o actrices protagonistas. Aunque se dice que la clave de una buena película está en la historia que se cuenta, para mí el arte está en cómo la cuenta el director. Por eso, de la suma del binomio historia-director dependerá el resultado final. Pero creo que en este binomio los dos términos no tienen el mismo peso o influencia, porque, en mi opinión, de una historia simple un director bueno puede sacar una gran película (una obra de arte), mientras que un mal director posiblemente haría un bodrio con una gran historia.

O sea, opino que, al margen de la historia que se cuenta, con honrosas excepciones y dejando de lado el cine de efectos especiales, los que participan en la realización de cualquier película, incluidos los actores y actrices, son meros instrumentos que maneja el director para componer o dar vida a su obra (de arte, si sale bien).

Pues esta peli, en la que Amenábar, además de director, es coguionista y compositor de la música, me ha parecido paradigma de ese tipo de películas en las que el binomio antes referido está totalmente descompensado: una historia que no da mucho de sí pero un director como la copa de un pino. Porque la historia, por archisabida (en su día la tele ya nos mostró en real a Ramón Sampedro en su lucha porque la justicia le autorizara a poner fin a su vida) no ofrece ningún atractivo especial, salvo el mensaje que transmite en relación con el derecho a la eutanasia. Además, de los protagonistas hay que decir que Bardem, cuyo trabajo fue galardonado en Venecia con el premio al mejor actor, en casi todas las secuencias en las que interviene se le ve inmóvil en la cama y cubierto hasta la barbilla, por lo que su actuación está muy condicionada y limitada por el papel, y que la protagonista femenina, Belén Rueda, era una debutante en largometrajes (sí se le había visto en la tele), si bien parecía una consumada actriz.

Así, a priori el cuadro que se le presentaba a Amenábar parecía que no presentaba muchas posibilidades para conseguir una buena película: una historia sin suspense y con final conocido por todos, con unos protagonistas limitados, el uno por su papel y la otra por su bisoñez. En cambio, el resultado, según casi todos los especialistas, ha sido una excelente película. De ahí el mérito de Amenábar y el que a mí me haya parecido una extraordinaria OBRA DE ARTE.

¿Y cómo lo ha conseguido? A mi entender por dos claves: una, que en esta peli todos “son buenos” y, la otra, que la bondad de los personajes es percibida con nitidez por el espectador por “lo que piensan o sienten”, más que por lo que dicen. Porque Amenábar consigue que el espectador se introduzca en los personajes y, siempre en positivo, sienta con ellos. Y todo a base de expresivos primeros planos de los protagonistas, mejor dicho, de Amenábar, con los que éste hace partícipe al espectador de los sentimientos más hondos de los personajes. Creo que Amenábar extrae de los dos protagonistas lo mejor de que son capaces.

Por eso y dejando al margen la cuestión de la eutanasia, que no me interesa en este momento ni, incluso, me interesó mientras veía la película, esta obra conmueve y emociona. Y eso, indudablemente, es la esencia del arte. Aclaro que si no hablo del problema que plantea la película, la eutanasia, es simplemente porque yo, sobre eso, tengo las ideas muy claras: ante situaciones límite, como la que vivió Ramón Sanpedro, las personas deberíamos tener derecho a poner fin a la existencia, y, por tanto, debería permitirse y regularse la eutanasia para poder ser llevada a efecto con dignidad.

La música juega un papel importante en la película, precisamente para conseguir la emotividad que indudablemente persigue Amenábar. Con la obvia excepción del “Nessun dorma” de “Turandot”, que sirve de fondo musical para una bellísima secuencia en la que la cámara hace el viaje imaginario del protagonista desde su lecho hasta el mar, y la dudosa de una canción que se escucha al principio (podría estar cantada por Luz Casal), la música es de Amenábar. A mí me pareció muy buena.

En resumidas cuentas, creo que con esta película Amenábar se consagró como un genial y extraordinario realizador, y me parece que en España no se le ha dado importancia que creo que tiene a este joven y genial artista, que, aunque nacido en Chile, creo que, por ascendencia, cultura y vivencias, se le puede considerar español (desconozco si tiene la nacionalidad española), por lo que, a la vista de su obra, tendríamos que tenerlo ya en el pedestal de los ilustres nacionales. En cambio, no sé si por su sencillez y naturalidad o por su apariencia de un corriente chaval de barrio, aquí parece que no se le considera como se debería.

Supongo que a estas alturas resulta ocioso decir que siento gran admiración por Alejandro Amenábar. Ya he dicho que me parece un genio y, actualmente, el creador más importante de nuestro país. Creo que por lo que ya ha hecho con sus treinta y tantos años ya merece un lugar de honor en la historia de la cinematografía española y no dudo de que, por lo que seguro que hará, está llamado a ocupar un lugar destacado en la historia mundial del cine y del arte en general.

Estoy ansioso por ver su última película, Ágora. Que se estrena la semana que viene en España. Parece que en su presentación en Cannes (fuera de concurso) no tuvo una crítica muy favorable. Estoy seguro de que me gustará.

Sin firma de autor.
Reproducido de
http://julioelejalde.blogspot.com/
Colaboración de Gladys Gutiérrez
Ilustración: Google.

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Soy cubana

Margarita Robles

Cubana soy de corazón, a poros.
Mi sangre es de guarapo y en mi frente
un solo mar, un solo continente,
olimpo azul de todos mis tesoros.

No serán tus paisajes incoloros,
ni tu sol dejará de ser ardiente.
No se mira la patria diferente
frente a la ruina de sus deterioros.

Estás intacta a mi ilusión ceñida.
Estarás en mi muerte repetida
como la dulce majestad del cielo.

Te traje en las puntadas de mi abrigo,
donde ellos no pudieron dar contigo.
Y hoy te llevo en mi paso y mi desvelo.


Margarita Robles, poetisa cubana y paisajista de la añoranza de una Cuba que no nos abandona, -que no abandonamos-, porque como ella la trajimos escondida entre las puntadas del abrigo.


Ilustración:
Pedro Ortiz, Yumurinas, acuarela

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¿Qué es La Habana para mí?

Martha Pardiño

¿Qué es La Habana para mí? Una de mis hijas me hizo esta pregunta y esto fue lo que le contesté:

La Habana para mí es aquella bella capital que dejé hace cuarenta y siete años y que todavía guardo en mi memoria y llevo en mi corazón.

Es el olor a café recién colado que invadía aquellas mañanas espléndidas. Es el café con leche que con tanto esmero mi madre me preparaba al levantarme.

Es el color del cielo, el resplandor del sol que iluminaba el paisaje de mi barrio viboreño, el rojo apabullante de los flamboyanes reventando de color, es el arco iris después del aguacero.

Es la playa de Santa María del Mar, las calles del Vedado, el helado de mantecado con barquillos recién hechos que me tomaba con mi padre en La Josefita.

La Habana de los mil cines donde se proyectaban películas del mundo entero.

Es el malecón, el manisero, los boleros cantados por Elena Burke, los bailes del Casino Español, los sábados de compras, El Encanto, el Ten Cent donde merendaba el club sándwich más sabroso del mundo acompañado de un batido de mamey.

La Habana de los tranvías, de Tropicana, de la calle Muralla con sus retazos de telas que costaban centavos.

La Habana es también mi primer amor y mi primer beso, mi primer traje largo, mi primer creyón de labios y mis primeros zapatos de tacón alto. Mis primeros versos, mis fotos viejas.

En fin, La Habana es ese tesoro que he perdido pero que nunca he dejado de añorar y que espero recuperar un día de estos, cuando menos lo espere.

Martha Pardiño
gloriaalejandra@bellsouth.net
Foto: Google

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Nuestra Flor Nacional:
La Mariposa

Ana Dolores García

La sencilla, común y olorosa «mariposa» es desde 1936 la Flor Nacional de Cuba. No pudo haber elección más acertada, aunque esta planta no sea en realidad oriunda de Cuba ya que es originaria de Asia oriental, en regiones montañosas de Nepal y la India. Su nombre científico es Hedychium coronarium y a más de portar flores blancas, éstas pueden ser también amarillas o color salmón. Nuestra flor emblemática es la de pétalos blancos, como «fragante nieve», que es lo que significa el nombre científico que le han dado: Hedychium.

La planta de la «mariposa» pertenece a la familia botánica de las Zingiberáceas y abunda también en otras regiones del mundo, en donde se le dan diferentes nombres. Los argentinos la conocen como «caña de ámbar» y en los EEUU es la «white ginger». En la región de Tabasco, México, goza de la fama que le ha dado una canción popular casi considerada como himno tabasqueño. Allí la llaman «blanca mariposa». Es una planta que requiere gran humedad y buena iluminación. Sus flores son comunes en los patios cubanos durante los meses veraniegos.

La época de su aparición en Cuba nadie la menciona o recuerda. Se sabe que ya era popular en el siglo XIX, y que las mujeres cubanas llegaron a esconder entre ramos de estas flores mensajes que llevaban a los insurrectos en la manigua redentora.

En el año 1936 botánicos del Jardín de la Paz en Argentina instaron a los cubanos escoger una flor nacional. El 13 de octubre de ese año la solicitud quedó satisfecha. La flor de la mariposa fue escogida porque su blancura simboliza la pureza de los ideales de nuestros mambises, es el color característico de la paz y es, además, el de la estrella solitaria de nuestra bandera. Para su elección no fue tampoco ajeno el hecho del uso que le dieron nuestras mujeres escondiendo mensajes destinados a los miembros del Ejército Libertador durante las guerras por la Independencia. Al mismo tiempo, su sencillez y fragancia quedaron asociadas a la de la mujer cubana.

José Boix Coma, en su libro «Así es Cuba» de la década de los años 50, (primer libro impreso en Cuba en escritura Braille), agrega otros detalles que –según él- avalan su elección. Para Boix, nuestra Flor Nacional, en referencia a los cubanos, «es expresión de su espíritu delicado, de su alegre vivir y del optimismo con que miran el mañana indescifrable.»

Ana Dolores García
Foto: Google

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4 de octubre de 2009


San Francisco de Asís,
una figura irrepetible

Por: Maria Teresa Villaverde Trujillo
ashiningworld@cox.net

Fundador de la Orden Franciscana
y Hermanas Clarisas;
y de la Orden de los Frailes Menores.

Francisco nació en Asís, Italia, hijo de un rico mercader y era un joven mundano de cierto renombre en su ciudad. En 1202 fue encarcelado por unos meses a causa de su participación en un altercado entre las ciudades de Asís y Perugia quedando muy deteriorada su salud; así igual sufrió en 1215 un total desfallecimiento de sus fuerzas físicas mientras estaba en España. Así, aquejado por una enfermedad e insatisfecho con el tipo de vida que llevaba, decidió, renunciando a los bienes paternos, entregarse al apostolado y servir a los pobres. Vivió a partir de entonces como un ermitaño, entregándose de lleno a Dios.

Predicó la pobreza y propuso un modo de vida sencillo: los ideales de los Evangelios. El Papa Inocencio III aprobó su modelo de vida religiosa, le concedió permiso para predicar y lo ordenó diácono. Con el tiempo, el número de sus adeptos fue aumentando y Francisco comenzó a formar una orden religiosa, la de los franciscanos. Además, con la colaboración de Santa Clara, fundó la rama femenina de su orden, recibiendo el nombre de Hermanas Clarisas

Una vez, orando en la iglesia de San Damián en las afueras de Asís, el crucifijo, -hoy llamado Crucifijo de San Damián- le repitió tres veces:

"Francisco, repara mi casa,
pues ya ves que está en ruinas".


Francisco, viendo que la iglesia se hallaba en muy mal estado, creyó que el Señor quería que la reparase. Inmediatamente tomó una buena cantidad de vestidos de la tienda de su padre y los vendió junto con su caballo. Llevó el dinero al pobre sacerdote que se encargaba de la iglesia de San Damián, y le pidió permiso de quedarse a vivir con él.

San Francisco enfermó. Sus males eran reflejos de su salud poco atendida. No podía caminar a causa de los clavos que sobresalían en la planta de sus pies. Se hacía llevar medio muerto a través de las ciudades y aldeas para animar a todos a llevar la Cruz de Cristo, a la que él estaba clavado en cuerpo y alma. Y les decía: «Comencemos, hermanos, a servir al Señor nuestro Dios, porque bien poco es lo que hasta ahora hemos progresado».

«Sea bienvenida mi hermana la muerte»,
exclamó; pidió que le leyeran el Evangelio de la Pasión,
le cantaran la estrofa de la hermana muerte y,
...se durmió en el Señor.

Llegado el momento hizo llamar al hermano Ángel y al hermano León, para que le cantaran las «Alabanzas de las criaturas». Francisco extendió los brazos y levantó sus manos hacia el cielo con gran devoción y reverencia y exclamó: "Bienvenida sea mi hermana la muerte":

«Loado seas, mi Señor, por nuestra hermana la Muerte corporal, de la cual ningún hombre viviente puede escapar.¡Ay de aquellos que mueran en pecado mortal! Bienaventurados aquellos a quienes encontrará en tu santísima voluntad, pues la muerte segunda no les hará mal».

El sábado día 3 de octubre, hacia las 19 horas, de 1226, muere a la edad de 44 años, en la Porciúncula.
Gregorio IX canoniza a Francisco en Asís
el 16 de julio de 1228,

pero dicen que a San Francisco l
o declaró santo el pueblo,

-antes de que el Sumo Pontífice
le concediera ese honor-,

llamándole el Cristo de la Edad Media.

Ilustración: Google,

Oleo del pintor Doménikos Theotokópoulos -El Greco.


Octubre 4, 2009
ashiningworld@cox.net

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Estampas costumbristas

Hablando inglés


Emilio A. Cosío

Hay quienes saben hablar inglés. Y quienes se creen que saben. Para determinar la diferencia de manera definitiva, grávate y sobre todo, escúchate. La prueba puede ser devastadora para tu ego. Porque la electrónica, como los espejos, no se anda con miramientos. Y probablemente vas a descubrir que hablas como un afgano. Yo estoy en esa categoría. Y cada vez que me olvido, me saca del error un «pardon me» o un «I beg your pardon», que me recuerda que los americanos no han entendido nada. Y es que la mayoría d los cubanos exiliados somos cotorras viejas. Que ni hemos aprendido ni aprenderemos jamás a pronunciar correctamente el inglés.

Y como somos unos lengüi sueltos indisciplinados, en esta situación no tenemos control de la lengua. Ni para hablar inglés ni para callarnos. Por lo que seguiremos hablando suene como suene. Y al que no le guste, que aprenda español. Y para evitar conflictos, que nadie le diga a un Shakespeare cubano que su inglés suena «funny». Los americanos son muy «polites» y callan. Pero solían tirar la aplicación de trabajo al cesto. Hoy en día ya no lo hacen. Porque somos muchos los sarracenos… y como decían de ellos sus enemigos que «Dios protegía a los malos cuando eran más que los buenos».


En Cuba el mago del inglés era Jorrín. Hizo dos libros que servían para que un catedrático se ganara la vida en el instituto tomándonos involuntariamente el pelo. Enseñándonos que Mary era una niña y Tomasito un niño. Y resulta que cuando llegamos aquí no conocimos a nadie que se llamara así para poder practicar. Cuando desembarqué le solté una parrafada a un americano, que lo dejé loco. El americano me viró la espalda y al poco rato regresó con un mejicano que se parecía a Pancho Villa y hablaba un inglés tan cayuco como el mío. Y lo que hizo como intérprete fue formar tremendo enredo.

Por fin vinieron dos tipos muy bien plantados que hablaban el español mejor que yo. Eran dos agentes de FBI y me hicieron un millón de preguntas. Que era, en primer lugar, lo que el aduanero había querido advertirnos. No tenía yo a Jorrín a la mano, pero si llego a agarrarlo aquella noche lo mato. Otra víctima de Jorrín me contó que pidió un mapa en una estación d gasolina de Carolina del Norte y le trajeron un trapeador. Dice que el americano se cruzó de brazos y se puso a ver qué hacía con el «mop».


La realidad de su ignorancia llega poco a poco al esforzado políglota cubano. Como cuando pronunciaba las ies como ai. Por eso, para probar que estaba haciendo lo correcto, le soltó a un americano un Masiaisaipai (Mississippi) que partía el alma. Y lo peor del caso es que este cubano todavía cree de veras que es todo un erudito de la lengua.

Con el inglés del cubano se pudiera escribir una Antología del Desengaño Idiomático. Nuestras meteduras de pata sólo se comparan con el español de los turistas americanos en Cuba: del que hacíamos chistes burlándonos. Aquí ellos nos consideran más o menos unos retardados mentales, porque piensan que lo lógico es que todo el mundo y su abuela conozcan y hablen inglés. Y no se explican otra cosa. Pero no nos dejan ver lo que piensan. Que es seguramente lo mismo que pensábamos en Cuba de los polacos y de los chinos. A quienes menospreciábamos porque hablaban mal el español. Y no parecían muy listos. Y hasta decíamos que «cualquier cosa es la mujer de un chino». Y ahora aquí, los chinos somos nosotros. Y causamos la misma impresión que nos causaban ellos en Cuba.

Con gente así no querían nada los americanos. Lo que explica que se pasaran treinta años viviendo en un central en Cuba y no aprendieran ni una papa de español. Y matriculaban sus hijos en los colegios americanos exclusivos para ellos. Y para hablar con ellos había que buscarse un machetero jamaiquino en el batey pedirle que nos tradujera. Y explica también que insistían en pasar una ley haciendo obligatorio el inglés en el Estado de la Florida. Y lo que vamos a pasar en la legislatura cuando tengamos algunos Pepitos más en ella, es la oficialización del Spanglish como lengua estatal. Y pasaremos el examen de naturalización en nuestro florido invento lingüístico.

Yo aprendí mis primeras palabras en inglés el día que regalé un alicate nuevecito a un H.P. americano –que de que los hay, los hay-, sin saber que se lo estaba regalando. No entendía lo que me decía al despedirse, pero lucía como agradecido. El era mi jefe en la factoría que yo trabajaba y cuando le pedí que me devolviera el alicate, no me entendió. Busqué un intérprete y entonces fue que supe que decía que yo se lo había regalado y que no me lo iba a devolver. Si eso no fue un atropello de la oligarquía al proletariado, yo quiero que alguien me diga qué es lo que fue. De ahí en adelante no presté nada más. Algún tiempo después se descuidó y aproveché la oportunidad de «recuperar» mi alicate. Espero que Dios no me mande al infierno con «una pata jorobá» como al que «quita y da».

Andando los años, aprendí a comunicarme con una parte de los americanos, pero no con todos, Fue debido a la posición que ocupé en el sistema penitenciario del Estado de Carolina del Sur, como supervisor de bibliotecas. Hoy en día puedo sostener una fluida conversación en inglés, o como se llame, con un americano, siempre que sea en la jerga del criminal negro americano que predominaba en esas prisiones. Y con el acentuado acento sureño además. Había que ver la cara de los americanos blancos cuando les soltaba una parrafada en la nueva lengua. Estoy seguro que sospecharían que yo no era sino un afroamericano desteñido. Eso nunca me preocupó, pero tampoco me ayudaba mucho. Y si hubieran visto a mis pequeñas hijas, ya no hubieran sospechado. Lo habrían confirmado. Pues una tarde al regresar del trabajo encontramos que la niñera negra que las cuidaba las había peinado con trencitas y papelitos. Se llamaba Frances y las niñas la adoraban. Siempre la recordaremos con cariño.

Nunca había hallado explicación a aquello de que «cotorra vieja no aprende a hablar». Ahora ya lo sé. Es la lengua. Hay que ponerla como una semilla de marañón para que el sonido salga como debe salir. Por la nariz. Al mismo tiempo no se debe abrir la boca. Losdientes deben permanecer unidos. Como el que quiere lucir su dentadura postiza. Al principio puede ser que no salga perfecto, como le pasa a Henry Kissinger, que suena como King Kong. Pero con tiempo y paciencia podrá hacerse entender. Por cualquier turco.

El problema d no saber hablar inglés da lugar a muchas situaciones molestas. La más grave para el machote padre cubano es la descaracterización que sufre en el hogar, en el que ha pasado de maestro sabelotodo a alumno retardado. Corregido por los hijos pequeños cada vez que se le ocurre abrir la boca para practicar su inglés. Y no la abre sin meter la pata. Y lo peor es que nuestros hijos parece que nos están cazando. Como me hizo una niñita de siete años en una comida a la que fui invitado a su casa en la Habana. Sirvieron sopa. Incliné un tanto la cabeza para tomar la cucharada y la niña me gritó: Emilio, «se lleva la cuchara a la boca, no la boca a la cuchara.» Nunca he olvidado la lección. Ni la sopa. Ni a la niña. ¡Qué espontaneidad! Y por recordar la lección, ahora se me cae siempre la sopa en el vientre.

Allá por los años sesenta el English Center fue la esperanza de los cubanos para aprender inglés. Aquello parecía un asilo. Por la cantidad de alumnos viejos que asistían. Todos eran cotorras viejas. Que no creo que hayan aprendido nada. Para algunos nuestros maestros aprendieron a hablar español.

En Cuba sólo solían hablar inglés los que habían estudiado en el Norte, como solíamos decir, o en colegios americanos creados al efecto. También solían hablarlo lo choferes de turistas, los bartenders y los empleados d hoteles. Los demás nos arreglábamos con «hi», «hello», «good morning» y «good night». Más o menos el vocabulario básico de una cotorra bilingüe. También lo hablaban algunos turistas de 30 días en Miami que regresaban a su pueblo pidiendo bananas en la venduta. Como el que me contaron de uno que en Holguín le pidió bananas al vendutero y éste le envolvió un ñame.

Era común en los cubanos el crearse un cartelito por cualquier cosa. El que hablaba inglés se creaba un cartelito de culto y bien preparado. Esto le servía a los más listos para vivir del cuento y a los comequeques para darse lija. Lo que nunca imaginó el cubano era que algún día tendría que aprenderlo por necesidad. Hubiera sido totalmente imposible imaginar a un guagüero de la ruta 28 hablando inglés. Que es prácticamente lo mismo que imaginar a un barbero de campo estudiando anatomía. Para hacer lo mismo que ellos resolvían en Cuba poniéndole una güira en la cabeza al cliente y pasando la maquinita por abajo. Y el pelado quedaba igualito que un monje medieval.

Lo que si podemos asegurar es que, a pesar de las dificultades con el idioma, el cubano se comunicará siempre. Como sea. Porque callado no se va a quedar. Y nos entenderemos con los americanos en Spanglish. O por señas y apretando teclas. Como el mono KOKO.

Emilio A. Cosío Romeu nació en Camagüey. Se graduó de abogado en la Universidad de La Habana y ejerció la profesión brillantemente. Emprendió el camino del exilio con su esposa y sus dos hijas y vivió las experiencias difíciles que todos recordamos como propias. Ahora que vivimos saboreando recuerdos, Emilio se ha propuesto envolverlos en una sonrisa. Recuerdos del exilio y de lo que vivió y vio en Cuba en su Camagüey provinciano -ciudad o campo-, en sus años de irreverente estudiante universitario o en su constante trajinar por juzgados y precintos. adg

Emilio A Cosío
De su libro «Estampas Cubanas»

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Reflexión

Eres la fuente, Señor,
que nos da un amor sin medida,
para que nosotros luego
lo pongamos en práctica
y lo hagamos vida con nuestra vida.
Eres una fuente, Señor,
que cuanto uno más se acerca
el agua más salpica
frutos de generosidad y de entrega,
de perdón y de humildad,
de comprensión y de ternura

Eres la fuente, Señor,
Del amor que sabe renunciar a uno mismo.
Del amor que busca el bien del otro.
Del amor que dice “perdón” y no odia.
Del amor que calla huyendo de la palabrería.
Del amor que huye del espectáculo.
Del amor que aguanta.
De un amor que la tierra necesita
para cambiar estructuras y personas.

Eres la fuente, Señor,
Y nosotros somos sólo
pequeños manantiales
por los que se desliza tu amor
a toda la tierra.

Javier Leoz,
www.betania.es
Foto: Fuente en Granada, adg

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3 de octubre de 2009


El Adiós de los Tranvías

Ana Dolores García

En resumen, la red tranviaria de la ciudad de Camagüey tenía doce kilómetros y medio de vías y un personal de más de 100 empleados. Sus talleres se encontraban en la calle Estrada Palma, frente a la calle Vergés, enclavados en terreros de la Compañía Cubana de Electricidad. En estos talleres hasta se llegaron a fabricar algunos tranvías.

En 1926 todo el sistema pasó a ser propiedad de la "Havana Electric Railway", que mantuvo su funcionamiento hasta la disolución de la compañía en 1950. A partir de entonces, y por un corto período de menos de dos años, la Cooperativa de Transportes de Camagüey se hizo cargo de nuestros tranvías, los que dejaron de circular, definitivamente, en la medianoche del 23 de febrero de 1952. La Cooperativa de Transportes de Camagüey operaba ya otras rutas de guaguas, entre ellas "Vigía-Agramonte", "Vigía-Granja" y "Vigía-Santa Cruz".

Durante más de medio siglo los tranvías de Camagüey llenaron con creces la función para la que fueron destinados. Primero, "de sangre", luego, eléctricos. Lentos, grandones, con su clan-clan inevitable y sus tediosas esperas en los cruces, o las producidas cuando el trole se zafaba del cable y el conductor sacaba medio cuerpo por una ventanilla para tratar de volverlo a su sitio, son ya una estampa más entre las tradiciones de nuestra legendaria ciudad.

No se puede dejar de mencionar que el trole también se "zafaba" otras veces por causas provocadas intencionalmente. Emilio Cosío, en una de sus magníficas "Estampas", "Los Huéspedes", nos lo relata:

"…Los “trolleys” servían al menos para darle energía al tranvía. Y también para que, celebrando la Semana del Niño, los estudiantes de bachillerato los zafáramos para detenerlo, invadirlo e irnos a pasear gratis. Con la segura bienvenida de las chinches del tranvía. Que se volvían locas tratando de atender a tanto niño. Niños que teníamos ya la voz más ronca que Popeye el Marino. Y nadie se explicaba por qué aquel atajo de viejos celebraban la Semana del Niño…"

Fueron el seguro medio de transporte de nuestros abuelos de sombrero de pajilla y de bastón y paraguas. De muchos de nuestros padres y madres cuando iban al Instituto o a la Normal de "San Zenón". Y de muchos de nosotros mismos. De los vecinos de La Vigía, que iban hasta el cementerio por "un medio" (medio real, "nickel" ó 5 centavos) y una transferencia…

En fin, de todos los habitantes de una capital de provincias que "trepó a ciudad en cables de tranvías" - según las poéticas palabras de Agustín López Ramírez-, y que, dando paso al progreso, dejó un día a un lado sus ya viejos y descoloridos tranvías, aquellos "inmensos cangrejos amarillentos" (luego anaranjados) que los llamara José Bonifacio Flores en su improvisado discurso de inauguración, y los cambió por guaguas, más eficientes y rápidas y sin necesidad de troles, cables ni rieles. Ni de las tediosas esperas en los cruces.

Como un último tributo a nuestros tranvías, esta sencilla crónica se cierra con un soneto de la inspiración del Dr. Agustín López Ramírez, galeno y poeta:

Los Tranvías

Camagüey tenía veinte exactamente,
carromatos eléctricos ruidosos
que la surcaban casi presurosos
pese al ritmo pausado de la gente.

Sobre rieles de anchura diferente
contoneábanse en gestos voluptuosos,
y a su vaivén viajeros valerosos
chocaban entre sí efusivamente.

Animales y carros asustados,
como de algún dragón de años pasados,
compartían los azares de las vías…

Todos color naranja, ¡eran tan bellos!
Camagüey, que creció gracias a ellos,
trepó a ciudad en cables de tranvías…

Ana Dolores García
Copyright 2004
Ilustración: www.ellugareno.com

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El vestido de algodón barato
(Una leyenda urbana)

Una mujer en un desteñido vestido de algodón barato y su esposo, vestido con un raído traje, se bajaron del tren en Boston, y caminaron tímidamente sin tener una cita a la oficina de la secretaria de Presidente de la Universidad de Harvard.

La secretaria adivinó en un momento que esos venidos de los bosques, campesinos, no tenían nada que hacer en Harvard y probablemente no merecían estar en Cambridge.

«Desearíamos ver al presidente» dijo suavemente el hombre. «Él estará ocupado todo el día» -barbotó la secretaria. -«Esperaremos», replicó la mujer.

Por horas la secretaria los ignoró, esperando que la pareja finalmente se desanimara y se fuera. Ellos no lo hicieron, y la secretaria vio aumentar su frustración y finalmente decidió interrumpir al presidente, aunque era una tarea que ella siempre esquivaba.

«Tal vez si usted conversa con ellos por unos minutos, se irán» -le dijo.

Él hizo una mueca de desagrado y asintió. Alguien de su importancia obviamente no tenía el tiempo para ocuparse de ellos, y el detestaba los vestidos de algodón barato y los raídos trajes en la oficina de su secretaria.

El presidente, con el ceño adusto y con dignidad, se dirigió con paso arrogante hacia la pareja. La mujer le dijo: «Tuvimos un hijo que asistió a Harvard por solo un año. Él amaba a Harvard. Era feliz aquí. Pero hará un año, murió en un accidente. Mi esposo y yo deseamos levantar un memorial para él, en alguna parte del campus» .

El presidente no se interesó. Estaba en shock.

«Señora», dijo ásperamente, «no podemos poner una estatua para cada persona que asista a Harvard y fallezca. Si lo hiciéramos, este lugar parecería un cementerio.»

«Oh no», -explicó la mujer rápidamente. «No deseamos erigir una estatua. Pensamos que nos gustaría donar un edificio a Harvard».

El presidente entornó sus ojos. Echó una mirada al vestido de algodón barato y al traje raído, y entonces exclamó: «¡Un edificio! ¿Tienen alguna remota idea de cuánto cuesta un edificio? Hemos gastado más de siete millones y medio de dólares en los edificios aquí en Harvard!»

Por un momento la mujer quedó en silencio. El presidente estaba feliz. Tal vez se podría deshacer de ellos ahora.

La mujer se volvió a su esposo y dijo suavemente «¿Eso es todo lo que cuesta iniciar una universidad? ¿Por qué no iniciamos la nuestra?» Su esposo asintió.

El rostro del presidente se oscureció en confusión y desconcierto.

El Sr. Leland Stanford y su esposa se pararon y se fueron, viajando a Palo Alto, California, donde establecieron la universidad que lleva su nombre, la Universidad Stanford, en memoria de un hijo del que Harvard no se interesó.

Usted puede fácilmente juzgar el carácter de los demás por la forma en que tratan a quienes piensan que no pueden hacer nada para ellos.


La historia circula profusamente por Internet, incluso ya también presentada con diapositivas (pps). En varias de las versiones viene calzada con la firma de Malcolm Forbes, el famoso publicista de Forbes Magazine fallecido en 1990. A pesar de ello, la propia página oficial de la Universidad de Stanford, http://www.stanford.edu/about/history la desmiente y dice lo siguiente al respecto:

El matrimonio Stanford visitó varias universidades importantes del Este en busca de ideas. Una «urban leyend» circulada ampliamente en la Internet, pero falsa, describe a la pareja como campesinos pobremente vestidos que deciden fundar su propia univerdad únicamente después de haber sido rechazada su oferta de donar un edificio a Harvard. En realidad ellos sí visitaron al presidente de Harvard, pero fueron bien recibidos y se les aconsejó que comenzaran una nueva universidad en California. .. (Traducción libre).

Leland Stanford fue un magnate ferroviario y Gobernador del Estado de California. Millonario terratetiene y propietario de varios importantes viñedos. Además, el hijo del matrimonio Stanford nunca fue alumno de Harvard, y no murió en un accidente sino de tifus.

Un párrafo final en la versión que hemos copiado nos brinda una enseñanza positiva, como en las fábulas. Algún anónimo en un comentario agregó también otra moraleja: «Tal como te presentes o actúes, así serás tratado». Verdad o mentira, no deja de ser una lectura edificante.

Idea original: Emily Turriago
Leyenda urbana circulada en la web
Ilustración: Google

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Las «Leyendas Urbanas»

Las leyendas urbanas son relatos pertenecientes al folclore contemporáneo que, pese a contener elementos sobrenaturales o inverosímiles, se presentan como crónica de hechos reales sucedidos en la actualidad. Algunos parten de hechos reales, pero éstos son exagerados, distorsionados o mezclados con datos ficticios. Circulan a través del boca a boca, correo electrónico o medios de comunicación como prensa, radio, televisión o Internet. Suelen tener como trasfondo una «moraleja».

Una misma leyenda urbana puede llegar a tener infinidad de versiones, situadas generalmente en el entorno de aquellos que las narran y reciben. Por su adecuación a la sociedad industrial y al mundo moderno reciben el calificativo de «urbanas», que las opone a aquellas leyendas que, habiendo sido objeto de creencia en el pasado, han perdido su vigencia y se identifican con épocas pasadas.

El término fue acuñado por el folclorista estadounidense Richard Dorson, quien definía la leyenda urbana como una historia moderna «que nunca ha sucedido, contada como si fuera cierta». Las historias en cuestión reciben diversas denominaciones por parte de quienes las usan y difunden: en Cuba, por ejemplo, se las conoce como bolas o cuentos de camino. En Colombia se las llama simplemente cuentos. Entre los mismos estudiosos, no falta quien prefiere catalogarlas como leyendas a secas, considerando que su función sigue siendo la propia de este género.

Tomado de
wikipedia.com

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2 de octubre de 2009

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Chávez gastó 33.000 millones de dólares
hasta 2008 para exportar su chavismo



Octubre 2, 2009
www.libertaddigital.com


Aunque se trata de un informe realizado hace ya un año, los datos siguen vigentes, en especial por los intentos realizados por Chávez para exportar su régimen a otras zonas del continente y para establecer relaciones –con fines militares y ahora nucleares– como lo hizo en el último mes y que le llevó a lugares como Rusia –donde compró armas–, Irán y también España.

En la lista hay 22 países además de varios organismos o fondos regionales y hasta un canal de televisión, Telesur, el mismo que fue creado por el propio Chávez como otra vía para exportar su discurso chavista. Como era previsible, los países que más han recibido dinero de Venezuela hasta 2008 son Cuba, Argentina, Nicaragua, Bolivia, Ecuador y Brasil, los cinco primeros ya prácticamente "conquistados" por las redes del presidente venezolano.

El país que más recibió hasta el año pasado es Argentina con 6.366 millones de dólares, 5.200 millones de ellos en los "bonos de la deuda". El resto –casi en su totalidad– fue destinado a temas energéticos. El régimen castrista se ha beneficiado hasta ese año de casi 2.500 millones de dólares, distribuidos en casi 1.800 millones en petróleo (98.000 barriles diarios) ó 500 millones en la reactivación de una refinería. Además, también existe dinero para pagar el sueldo de todos los médicos cubanos (400 dólares a cada uno = 96 millones) y otro tipo de "ayudas".

Por su parte, Ecuador recibió más de 5.000 millones en su enorme mayoría para la construcción de una refinería mientras que Bolivia tuvo ayudas por 3.300 millones de dólares. Un total de 3.000 millones, destinados para la compra de 40 buques petroleros (el país no tiene mar aunque sí comercio en el sector). Finalmente, la Nicaragua del sandinista Daniel Ortega se vio beneficiado también con 3.000 millones de dólares y una vez más, la mayoría de ese dinero se destinó a una refinería de petróleo.

Además de esos cinco países, ya considerados dentro de la red bolivariana de Chávez, también destaca el dinero que Chávez se gastó a EEUU. El total llega a los 200.280.000 de dólares en tres puntos. Un total de 200 millones fue para la "distribución de 20 millones de galones de combustible de calefacción a los pobres de Boston –ciudad ubicada en el estado de Massachussets, uno de los más ricos del país– y del Bronx". Además, 100.000 dólares se gastaron en la limpieza del río Hudson y 180.000 en la promoción del Gobierno a través del diario The New York Times.

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