Reflexión
Eres la fuente, Señor,
que nos da un amor sin medida,
para que nosotros luego
lo pongamos en práctica
y lo hagamos vida con nuestra vida.
Eres una fuente, Señor,
que cuanto uno más se acerca
el agua más salpica
frutos de generosidad y de entrega,
de perdón y de humildad,
de comprensión y de ternura
Eres la fuente, Señor,
Del amor que sabe renunciar a uno mismo.
Del amor que busca el bien del otro.
Del amor que dice “perdón” y no odia.
Del amor que calla huyendo de la palabrería.
Del amor que huye del espectáculo.
Del amor que aguanta.
De un amor que la tierra necesita
para cambiar estructuras y personas.
Eres la fuente, Señor,
Y nosotros somos sólo
pequeños manantiales
por los que se desliza tu amor
a toda la tierra.
que nos da un amor sin medida,
para que nosotros luego
lo pongamos en práctica
y lo hagamos vida con nuestra vida.
Eres una fuente, Señor,
que cuanto uno más se acerca
el agua más salpica
frutos de generosidad y de entrega,
de perdón y de humildad,
de comprensión y de ternura
Eres la fuente, Señor,
Del amor que sabe renunciar a uno mismo.
Del amor que busca el bien del otro.
Del amor que dice “perdón” y no odia.
Del amor que calla huyendo de la palabrería.
Del amor que huye del espectáculo.
Del amor que aguanta.
De un amor que la tierra necesita
para cambiar estructuras y personas.
Eres la fuente, Señor,
Y nosotros somos sólo
pequeños manantiales
por los que se desliza tu amor
a toda la tierra.
Javier Leoz,
www.betania.es
Foto: Fuente en Granada, adg
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