4 de octubre de 2009


San Francisco de Asís,
una figura irrepetible

Por: Maria Teresa Villaverde Trujillo
ashiningworld@cox.net

Fundador de la Orden Franciscana
y Hermanas Clarisas;
y de la Orden de los Frailes Menores.

Francisco nació en Asís, Italia, hijo de un rico mercader y era un joven mundano de cierto renombre en su ciudad. En 1202 fue encarcelado por unos meses a causa de su participación en un altercado entre las ciudades de Asís y Perugia quedando muy deteriorada su salud; así igual sufrió en 1215 un total desfallecimiento de sus fuerzas físicas mientras estaba en España. Así, aquejado por una enfermedad e insatisfecho con el tipo de vida que llevaba, decidió, renunciando a los bienes paternos, entregarse al apostolado y servir a los pobres. Vivió a partir de entonces como un ermitaño, entregándose de lleno a Dios.

Predicó la pobreza y propuso un modo de vida sencillo: los ideales de los Evangelios. El Papa Inocencio III aprobó su modelo de vida religiosa, le concedió permiso para predicar y lo ordenó diácono. Con el tiempo, el número de sus adeptos fue aumentando y Francisco comenzó a formar una orden religiosa, la de los franciscanos. Además, con la colaboración de Santa Clara, fundó la rama femenina de su orden, recibiendo el nombre de Hermanas Clarisas

Una vez, orando en la iglesia de San Damián en las afueras de Asís, el crucifijo, -hoy llamado Crucifijo de San Damián- le repitió tres veces:

"Francisco, repara mi casa,
pues ya ves que está en ruinas".


Francisco, viendo que la iglesia se hallaba en muy mal estado, creyó que el Señor quería que la reparase. Inmediatamente tomó una buena cantidad de vestidos de la tienda de su padre y los vendió junto con su caballo. Llevó el dinero al pobre sacerdote que se encargaba de la iglesia de San Damián, y le pidió permiso de quedarse a vivir con él.

San Francisco enfermó. Sus males eran reflejos de su salud poco atendida. No podía caminar a causa de los clavos que sobresalían en la planta de sus pies. Se hacía llevar medio muerto a través de las ciudades y aldeas para animar a todos a llevar la Cruz de Cristo, a la que él estaba clavado en cuerpo y alma. Y les decía: «Comencemos, hermanos, a servir al Señor nuestro Dios, porque bien poco es lo que hasta ahora hemos progresado».

«Sea bienvenida mi hermana la muerte»,
exclamó; pidió que le leyeran el Evangelio de la Pasión,
le cantaran la estrofa de la hermana muerte y,
...se durmió en el Señor.

Llegado el momento hizo llamar al hermano Ángel y al hermano León, para que le cantaran las «Alabanzas de las criaturas». Francisco extendió los brazos y levantó sus manos hacia el cielo con gran devoción y reverencia y exclamó: "Bienvenida sea mi hermana la muerte":

«Loado seas, mi Señor, por nuestra hermana la Muerte corporal, de la cual ningún hombre viviente puede escapar.¡Ay de aquellos que mueran en pecado mortal! Bienaventurados aquellos a quienes encontrará en tu santísima voluntad, pues la muerte segunda no les hará mal».

El sábado día 3 de octubre, hacia las 19 horas, de 1226, muere a la edad de 44 años, en la Porciúncula.
Gregorio IX canoniza a Francisco en Asís
el 16 de julio de 1228,

pero dicen que a San Francisco l
o declaró santo el pueblo,

-antes de que el Sumo Pontífice
le concediera ese honor-,

llamándole el Cristo de la Edad Media.

Ilustración: Google,

Oleo del pintor Doménikos Theotokópoulos -El Greco.


Octubre 4, 2009
ashiningworld@cox.net

.

No hay comentarios:

Publicar un comentario