6 de octubre de 2009


Historia de los Antiguos Juegos Olímpicos

J. Antonio Hernández

La primera prueba documental de la celebración de los Juegos Olímpicos data del año 776 a. C. en la localidad griega Olimpia, en la península mediterránea del Peloponeso.

Al parecer, la idea original partió de un hombre llamado Oxilos, si bien empezaron a celebrarse por iniciativa del rey Ifitos de Élida, después de que éste llegara a un acuerdo con sus rivales, Licurgos, rey de Esparta, y Clístenes rey de Pisa, para garantizar la paz durante el evento. Según cuenta la tradición, el texto del tratado fue escrito en un disco de piedra y guardado en el templo de Hera.

Ifitos decidió organizar una carrera de 192,27 metros, distancia que equivale exactamente a la medida griega de un estadio.

El discurrir de estos juegos dista mucho de los actuales, sin embargo, su esencia fundamental sigue siendo la misma, siendo aquellos un festival religioso, atlético y cultural, donde el único premio a la victoria era la corona de ramas de olivo, llamada el "cotinus", aunque se sabe que también los atletas ganadores recibían ayuda material de los poderosos de la época.

Con el tiempo, el laurel sustituiría al olivo, aunque la costumbre de la corona vegetal permaneció hasta 1960, año en que se introdujeron las medallas de oro, plata y bronce.

En los juegos olímpicos antiguos, las modalidades deportivas eran: el Pentatlón, que estaba compuesto por el lanzamiento de disco, lanzamiento de jabalina, salto de longitud, carreras y lucha; carreras, boxeo, carreras de carro, equitación y pancracio, que era una mezcla de boxeo y lucha.

La última prueba de los Juegos, considerada la más importante, era denominada con el nombre "final del estadio" y consistía en correr 192,27 metros. Se sabe que uno de los ganadores de esta prueba se llamaba Corebo, residente de la ciudad de Elis, y que ejercía como cocinero. Algunos tratados consideran a Corebo como el primer campeón de la Antigüedad.

Como en la mayoría de los actos griegos, los Juegos Olímpicos estaban muy bien organizados pues se sabe que unos meses antes de los Juegos se enviaban mensajeros oficiales a través de Grecia para anunciar la fecha exacta del evento por todas las villas y ciudades. Al igual que en la actualidad, también existía una selección previa de atletas, los cuales eran elegidos por jueces locales. Las pruebas se celebraban cada cuatro años y duraban un día y siempre coincidían con la segunda o tercera luna llena después del solsticio de verano.

Entre los siglos VII y V a.C., esta manifestación deportiva se fue consolidando y para el año 472 ya contaba entre sus participantes con ciudadanos de las zonas circundantes de la Élida. En la época clásica, los juegos duraban ya cinco días y los ganadores de las pruebas eran considerados como héroes por su propia ciudad.

Todos los griegos que eran ciudadanos libres y que no habían cometido ningún crimen tenían el derecho de participar en los Juegos Olímpicos.

Las mujeres tampoco tenían el derecho de competir, ni siquiera como espectadoras, ya que éstos eran privilegio sagrado de los hombres. En principio, el veto era por razones de pudor, ya que se pretendía impedir que las mujeres contemplasen el cuerpo desnudo de los atletas, los cuales estaban obligados a competir sin ninguna prenda.

Con el tiempo, los usos y costumbres se fueron relajando y se suprimió este requisito. Tras muchas persecuciones, la mujer pudo finalmente acceder a las instalaciones deportivas y ser autorizada como participante en pruebas mixtas. En este sentido, la primera atleta olímpica fue Cinisca, hermana del rey Agelisao de Esparta, quien no pudo tener mejor debut: ganó la carrera de carros tirados por cuatro caballos.

Cuando las ciudades griegas entraron en decadencia, los Juegos también empezaron a caer cuesta abajo. Roma se los llevaría al corazón del nuevo imperio en el años 80 a.C., seis décadas después de haber conquistado Olimpia. Las competiciones siguieron celebrándose e, incluso, adquirieron un perfil más internacional, toda vez que tomaban parte en ellas atletas de todos los lugares del mundo latino. Sin embargo, perdieron su anterior sentido cultural para pasar a ser únicamente un torneo deportivo, si bien se mantuvieron los ritos religiosos, los bailes y las fiestas.

Los atletas eran casi profesionales y se entrenaban regularmente gracias al patrocinio que obtenían de patricios o ricos plebeyos, algunos de los cuales utilizaban en su provecho el éxito de sus pupilos: habían nacido los ´sponsors´.

El Emperador Teodosio abolió los juegos tras celebrarse ininterrumpidamente durante 1,172 años a lo largo de 294 ediciones en dos sedes distintas, Olimpia y Roma, declarándolos ilegales en el año 396 después de Cristo por considerarlos paganos, ya que en estas fechas el cristianismo era ya la religión oficial del imperio. El olvido fue a la postre su peor castigo y los Juegos yacieron sepultados por los siglos de los siglos, de la misma forma que lo estuvieron las ruinas grecolatinas.

Foto: El Discóbolo, Google
Escultura de Mirón de Eleuteras, Grecia,
Año 455 a.C.
Texto: J.A.Hernández, D.R.

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