21 de junio de 2010


“EL CUCALAMBĒ”
“Rumores del Hórmigo”

Mayra Montes

Autor: Juan Cristóbal Nápoles Fajardo
Año recopilado: 1855
Presentación: Capitán José Muñiz Vergara “El capitán Nemo”
Edición publicada: 1999

Nunca sospechó Juan de Mal Lara (1527-1571), poeta y humanista español cuando escribió su “Mística Pasionaria” que su obra se afianzaría en una estrofa de diez versos octosílabos nacida para quedarse. La décima, aunque con ciertas variaciones, fue cultivada por figuras cimeras del Siglo de Oro español como Francisco Quevedo y Luis de Góngora, pero su máxima expresión la encontramos en Cuba.

Esta expresión poética encontró voces tanto en poetas de tierra adentro como en poetas cultos de la capital. Así vemos como su existencia comienza en el año 1608 cuando se escribió el primer poema culto cubano, “El Espejo de Paciencia,” sigue con “El Cucalambé” que es un conjunto de décimas escritas por Nápoles Fajardo que coincide con la gesta patriótica de la independencia de Cuba y persiste hasta hoy día donde intérpretes y autores cubanos tanto en Cuba como en el exilio, continúan, a través del canto y al son de la guitarra, expresando el sentir del guajiro, su amor por el campo y su patriotismo.

Entre los aspectos más resaltantes del conjunto de décimas escritas por Juan Nápoles Fajardo conocidas como “El Cucalambé,” está el hecho de ser, tal vez, el primer libro que se imprimió con el propósito de servir a la libertad de Cuba aunque su contenido se disimulara y ocultara debido al peligro que ofrecía su orientación.

Así vemos como esta expresión patriótica al igual que el amor a Cuba se revela en varias de sus obras. Un solo ejemplo de lo mencionado lo vemos en “Mi Hogar” cuyo contenido manifiesta sentimientos que pudieran estar vigentes aún en nuestros días:

¡Oh mi hogar! Yo te saludo,
Yo te ensalzo y te bendigo,
Porque en ti seguro abrigo
Hallar mi familia pudo.
Ojalá el destino crudo
Me niegue golpes impíos,
Y que goce entre los míos
De vida apacible y larga,
Sin beber el “agua amarga”
De los extranjeros ríos.

Otro aspecto importante de la obra de Nápoles Fajardo es la introducción del siboney-ismo en sus décimas. Aunque el poeta José Fornaris fue bautizado como el primer siboneyista de Cuba, es Nápoles Fajardo el que con su vocabulario le pone voces a los indígenas cubanos. Sus décimas hablan de los quehaceres diarios, de las penurias y aspiraciones de los indios cubanos. Un ejemplo de tantos, lo vemos en sus décimas titulada “Bartolomé de las Casas.” Este buen cura dedicó su vida a defender a los indios cubanos de los atropellos de los españoles y Nápoles Fajardo lo describe cuando dice:

Bajo nuestro ardiente sol
En pro del indio coadyuva,
Gloria y consuelo de Cuba,
Honra del nombre español.
Los sones del caracol
Oyó en nuestros verdes llanos
Y alzando al cielo las manos,
Exclamó con ansiedad:
¡Oh!!Piedad, piedad, piedad
Para los indios cubanos!

¿Cómo podemos culpar entonces tanto a los cubanos del exilio histórico como a los recién llegados por su nostalgia y amor a Cuba si desde el comienzo de su colonización, pasando por la república y terminando con el actual sistema comunista, todos los poetas, cantautores y músicos no han hecho otra cosa que puntualizar las penas de los marginados y el cuestionar el destino incierto de sus moradores pero siempre, siempre alabando las bellezas naturales y promulgando su fiel amor a ella?

Mayra Montes
Miami Beach, Fl
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