7 de junio de 2010

De viaje

Guadalajara, México

Ana Dolores García

La Guadalajara de México es la capital del estado de Jalisco y se ha dicho de ella que es algo más que una ciudad porque es la síntesis de un doble contraste: colonial y moderna, comercial y turística. Situada en la parte del Oeste mexicano, es la segunda ciudad del país con más de un millón y medio de habitantes según el resultado del censo de 2005.

Su nombre proviene del árabe wādi al-ḥiŷara (Valle de la Piedra) y fue el que le dio su fundador, Juan de Oñate, para honrar al conquistador de la parte occidental de los nuevos territorios, Nuño Beltrán de Guzmán, que había nacido en la Guadalajara de España. A su nombre hoy se añaden frases elogiosas como “la ciudad de las rosas” o “la perla tapatía”.

Fue fundada el 14 de febrero de 1542 en el mismo sitio en que desde 1855 se encuentra su famoso “Teatro Degollado”, mandado a edificar por el entonces Gobernador del Estado, General Santos Degollado.

Guadalajara es todo un símbolo del México tradicional, e internacionalmente se le tiene como sede de la verdadera identidad cultural y artística del país, gracias a su belleza natural y a la alegre música de su jarabe y sus corridos. Además de ser la segunda ciudad más importante de México, se le considera la capital mundial del tequila, del Mariachi y de la charrería.

A sus naturales se les llama tapatíos, palabra que proviene de “tápalos”, que son mantillas o mantas de algodón y lino, característicos y de confección exclusiva en la ciudad gracias a una técnica de deshilado heredada, generación tras generación, por las mujeres criollas de Guadalajara.

La Catedral Metropolitana
Entre los lugares históricos y más relevantes para visitar en esta encantadora ciudad está su Catedral Metropolitana, comenzada en el siglo XVI y terminada en el XVIII (1716). Un edificio majestuoso que, debido al tiempo empleado en su construcción y a las varias reedificaciones, cuenta con diferentes estilos arquitectónicos, entre los cuales sobresalen el neoclásico, el barroco, el neogótico y hasta el morisco. Las torres actuales no son las originales porque las antiguas fueron destruidas por un terremoto en 1818. Así mismo la cúpula tampoco es original, ya que se construyó en el año 1875. En su interior se puede admirar el mural de la Asunción de María, obra de Bartolomé Esteban Murillo. Además, la catedral posee el órgano más grande de México, de origen francés.

El Palacio Municipal
La construcción del actual edificio del Palacio Municipal se inició en 1949 y se concluyó en 1952.

Pero no puede omitirse el mencionar las sucesivas sedes de gobierno que tuvo la ciudad. La primera construcción fue levantada en 1650 y funcionó como sede de la Audiencia de Nueva Galicia. Un siglo después se derrumbó debido a un fuerte temblor de tierra. Un nuevo edificio comenzó a construirse de inmediato y a partir de 1790 se estableció en él la gobernación municipal.

La Historia de México se siguió fraguando entre sus muros: don Miguel Hidalgo declaró la abolición de la esclavitud el 6 de diciembre de 1810 y más tarde se estableció el gobierno nacional de Benito Juárez durante los días comprendidos del 14 al 19 de febrero de 1858. Allí y entonces, Juárez estuvo a punto de ser asesinado.

Al nuevo edificio edificado en el siglo XX se puso especial esmero en dotarle de un aspecto típicamente colonial en los atrios de su patio central, a base de columnas toscanas, características de la arquitectura tapatía. En su interior se encuentra un extraordinario mural realizado por el pintor Gabriel Flores sobre la fundación de Guadalajara.

Otros lugares que engalanan la ciudad y que un turista no debe perder de visitarlos son el Teatro Degollado, el Instituto Cultural Cabañas, el Zoológico, la Avenida de Chapultepec y el Mercado de San Juan de Dios. Para más comodidad, es posible recorrer Guadalajara y conocer su historia viajando en un autobús panorámico de dos pisos con techo descubierto.

Algo que distingue totalmente a la gastronomía de Guadalajara de la de todo el país, son las "tortas ahogadas", de birote salado (pan típico tapatío) con carne frita de cerdo cortada en trozos, (conocidas también como "Carnitas"), untada con frijoles refritos y bañada en salsa de tomate y fuertes especias. Otra de sus comidas típicas es la "birria", que puede hacerse con carne de res o de cabra o borrego y que debe cocinarse en un horno especial bajo tierra y cubierto con hojas de maguey. El postre típico tapatío es la jericalla, a base de leche, huevos, vainilla, canela y azúcar.

Ana Dolores García
Fotos: Google


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