Hubert de Blanck,
Maestro de músicos
Ana Dolores García
Hubert de Blanck ganó por méritos propios un lugar prominente en la historia musical cubana. Había nacido en Holanda y no llegó a Cuba hasta que tenía 26 años pero, como se dijo de él, «había un cubano muy grande dentro de aquel europeo».
Nació en Utrecht, Holanda, el 11 de junio de 1856, y comenzó sus estudios de música en Lieja, Bélgica, destacándose pronto al piano como concertista. Realizó varias giras artísticas por distintos países de Europa y visitó Cuba en 1882.
Un año más tarde regresó a nuestra Isla para establecerse definitivamente en ella, compartiendo sus presentaciones en las salas de conciertos con la enseñanza musical. Se había casado con una cubana, Pilar Martín de Blanck, también pianista y profesora, quien colaboró con él en la fundación, en 1886, del primer Conservatorio Musical que se estableciera en Cuba con una sólida estructura pedagógica . Por este Conservatorio, que después tomaría el nombre de Conservatorio Nacional, desfilaron quienes serían afamados músicos y, con el andar del tiempo, el propio Ernesto Lecuona.
En 1896, identificado con la causa libertaria cubana, Hubert de Blanck tuvo que marchar a Nueva York. Allí colaboró abiertamente en la organización de conciertos y recitales para recoger fondos en ayuda de los independentistas.
A la culminación de la guerra regresó a Cuba y prosiguió su labor al frente del Conservatorio, el cual reabrió con el Nombre de Conservatorio Nacional de La Habana. Hubert de Blanck lograría, año tras año, habilitar otras filiales en las ciudades más importantes del interior de la República.
Compuso varias obras musicales, entre ellas la ópera Patria, así como las partituras de Capricho Cubano, una Suite para grupo de cámara y un Quinteto para piano y cuerdas. Y dejó escritos importantes manuales de orientación pedagógica y técnica para la instrumentación musical.
A su muerte, el Conservatorio Nacional de Música de La Habana continuó bajo la dirección de su viuda y de sus dos hijas Margot y Olga, reconocidas intérpretes y pedagogas. En 1947 fue inaugurado un nuevo edificio para el Conservatorio, convertido hoy en una sala de teatro con el nombre de este eminente musicólogo y pedagogo.
Hubert de Blanck falleció en La Habana el 28 de noviembre de 1932. Sus restos reposan en el Cementerio de Colón de La Habana.
Ana Dolores García
Fotos: Google
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