La necesaria reforma
Lic. Amelia M. Doval.
dovalamela@yahoo.com
El gobierno cubano nuevamente actuó con su retórica y caducas maneras. El pueblo presiente la burla, mas se niega a rendir sus fuerzas. Una tierra que se ha devastado en cincuenta años no por consecuencias naturales sino por incapacidades humanas, ha dejado a un país sin más recursos que soñar y mendigar la existencia.
La Cuba de antes y después es la historia de “El príncipe y el mendigo”, dos islas diferentes en una sola plataforma, dos variantes de dirigir una economía. Una revolución de caóticos resultados.
El quinto mes del año se carga de insignificantes símbolos para quienes llevan el peso del día a día a sus espaldas, ese pueblo que se dobla, no en señal de servidumbre y respeto, sino como muestra de desgaste, de vejez en el alma. El 14 de Mayo se celebró el 49 aniversario de la ANAP (Asociación Nacional de Agricultores Pequeños). Sería demasiado irreal explicar la historia de una organización que no rinde más fruto que servir de pantalla al gobierno, para demostrar ante el mundo que sus campesinos tienen una Ley de Reforma Agraria y un sindicato según sus variantes. Trescientos cincuenta mil afiliados tiene esta organización que labora el 20% de la superficie agrícola y a quienes se les ha dado la responsabilidad de producir para el pueblo.
La realidad no se oculta porque es tan oprobiosa que sólo se puede esconder con la existente represión y aun así tiene voz. Los campesinos pagan al gobierno el derecho de trabajar su propia tierra, les robaron el diario vivir, les cambiaron el suave piso de tierra por la dura y fría losa que los alejaba de sus raíces, además de que este cambio tiene un precio y su valor fue impuesto por el gobierno. En palabras pequeñas y grandes les dejaron saber que sus pocas propiedades no les pertenecen, se les entregaron en usufructo. Para un hombre conocedor de los cambios propicios para las diferentes siembras, esta es un palabra demasiado complicada, sin embargo el gobierno disfruta la sencillez de su significado, les concede el derecho de usar bienes ajenos con la obligación de conservarlo. Realmente bochornosa ha sido la expropiación de propiedades. La juventud abandona este sector donde no encuentra proyección de futuro, la mujer declina incorporarse a una vida que no le reporta cambios más allá de su sacrificio sin resultados. Cuba pierde un renglón primordial de la economía. El pueblo sufre las consecuencias. El hambre y las carencias pasan a ser males pandémicos.
Una pésima dirección de la economía agrícola ha llevado al fracaso total, se ha intentado transgredir las normas del ecosistema, menospreciando la vasta experiencia de los verdaderos cultivadores. En su deseo de buscar soluciones desesperadas con logros inmediatos, el gobierno, en sus habituales congresos que no dejan de ser la cadena de trasmisión para poner a funcionar con magistral totalitarismo las innumerables trabas de que dispone un sistema que carece de raciocinio lógico, propicia y propone la venta de productos que por si solos desmienten su discurso.
Los cerebros pensantes saben que solo se rescata a un país de tal crisis con sacrificio y trabajo; al gobierno no le satisfacen estas ideas “progresistas” porque echarían por tierra las farsas que por años han sostenido como velo ante sus incompetencias administrativas. Seguir la secuencia de sus alocados actos es llevar la existencia diaria por caminos que no por trillados dejan de ser absolutamente incongruentes.
En el período de Enero-Marzo del 2010, la producción decayó en un 13%, con respecto a años anteriores. El X Congreso Campesino no pasó de ser otra inoperante rotulación de ideas vagas.
Funerales más que celebraciones son estas Ferias que genera el gobierno para hacer sus acostumbrados derroches publicitarios, mientras dejan al pueblo en la más absoluta miseria. Supuestamente el gobierno debe ser la contraposición del mercado libre, cuentapropista, del campesino agricultor que se esmera en lograr una cosecha en pésimas condiciones de trabajo, vendiéndola con precios que le permitan recuperar lo perdido en transporte o productos, mas este mismo gobierno se complace en criticar el esfuerzo ajeno mientras no hacen nada por mejorar al pueblo, y sí favorecer que los gastos de quienes producen sean cada vez más elevados, provocando una cadena que oprime a los necesitados. En estos casos se efectúa un robo sin recatos y sin productos, pues parece que en esta nueva Cuba las frutas no se maduran y sus variedades son ínfimas (piñas verdes y frutabombas únicas representantes)
Ni siguiera las viandas son honrosamente representadas, es un teatro de fantoches, una burla, una opereta barata si tenemos en cuenta que la música y la bebida no estarán nunca ausentes. Los niveles de alcoholismo exceden los límites normales de cualquier sociedad, un borracho es un co-dependiente, un enfermo buscador de más vicios. Un alcohólico es un ser no pensante, un cero a la izquierda, un ente que no pide ni reclama, solamente suplica. Se necesita urgentemente cambiar el sistema directivo que hasta el momento ha promovido la poca diversificación de los productos conjuntamente con una baja explotación de la tierra.
Cuando Cuba logre sacudir su cuerpo y tumbar de su lomo a estos jinetes del apocalipsis, la tierra volverá a resurgir porque semillas hay, solo faltarían los cultivadores. Indagando la realidad cubana descubrimos que no siempre es obediencia la palabra de saludo, la insurrección está en el diario vivir. No todo está perdido. En este sector, por ejemplo la estructura de dirección afecta los resultados.
El cubano no escatima riesgos o sacrificios para abrirse paso en el difícil camino de vivir. Un gobierno de frases largas y pocos logros es un fatal ejemplo para un país, es necesaria la reforma del pensamiento y de la acción. Imprescindible será la palabra que aliente, innecesaria la frase que separe.
Lic Amelia M Doval
Miami, Fl
5-18-10
La Cuba de antes y después es la historia de “El príncipe y el mendigo”, dos islas diferentes en una sola plataforma, dos variantes de dirigir una economía. Una revolución de caóticos resultados.
El quinto mes del año se carga de insignificantes símbolos para quienes llevan el peso del día a día a sus espaldas, ese pueblo que se dobla, no en señal de servidumbre y respeto, sino como muestra de desgaste, de vejez en el alma. El 14 de Mayo se celebró el 49 aniversario de la ANAP (Asociación Nacional de Agricultores Pequeños). Sería demasiado irreal explicar la historia de una organización que no rinde más fruto que servir de pantalla al gobierno, para demostrar ante el mundo que sus campesinos tienen una Ley de Reforma Agraria y un sindicato según sus variantes. Trescientos cincuenta mil afiliados tiene esta organización que labora el 20% de la superficie agrícola y a quienes se les ha dado la responsabilidad de producir para el pueblo.
La realidad no se oculta porque es tan oprobiosa que sólo se puede esconder con la existente represión y aun así tiene voz. Los campesinos pagan al gobierno el derecho de trabajar su propia tierra, les robaron el diario vivir, les cambiaron el suave piso de tierra por la dura y fría losa que los alejaba de sus raíces, además de que este cambio tiene un precio y su valor fue impuesto por el gobierno. En palabras pequeñas y grandes les dejaron saber que sus pocas propiedades no les pertenecen, se les entregaron en usufructo. Para un hombre conocedor de los cambios propicios para las diferentes siembras, esta es un palabra demasiado complicada, sin embargo el gobierno disfruta la sencillez de su significado, les concede el derecho de usar bienes ajenos con la obligación de conservarlo. Realmente bochornosa ha sido la expropiación de propiedades. La juventud abandona este sector donde no encuentra proyección de futuro, la mujer declina incorporarse a una vida que no le reporta cambios más allá de su sacrificio sin resultados. Cuba pierde un renglón primordial de la economía. El pueblo sufre las consecuencias. El hambre y las carencias pasan a ser males pandémicos.
Una pésima dirección de la economía agrícola ha llevado al fracaso total, se ha intentado transgredir las normas del ecosistema, menospreciando la vasta experiencia de los verdaderos cultivadores. En su deseo de buscar soluciones desesperadas con logros inmediatos, el gobierno, en sus habituales congresos que no dejan de ser la cadena de trasmisión para poner a funcionar con magistral totalitarismo las innumerables trabas de que dispone un sistema que carece de raciocinio lógico, propicia y propone la venta de productos que por si solos desmienten su discurso.
Los cerebros pensantes saben que solo se rescata a un país de tal crisis con sacrificio y trabajo; al gobierno no le satisfacen estas ideas “progresistas” porque echarían por tierra las farsas que por años han sostenido como velo ante sus incompetencias administrativas. Seguir la secuencia de sus alocados actos es llevar la existencia diaria por caminos que no por trillados dejan de ser absolutamente incongruentes.
En el período de Enero-Marzo del 2010, la producción decayó en un 13%, con respecto a años anteriores. El X Congreso Campesino no pasó de ser otra inoperante rotulación de ideas vagas.
Funerales más que celebraciones son estas Ferias que genera el gobierno para hacer sus acostumbrados derroches publicitarios, mientras dejan al pueblo en la más absoluta miseria. Supuestamente el gobierno debe ser la contraposición del mercado libre, cuentapropista, del campesino agricultor que se esmera en lograr una cosecha en pésimas condiciones de trabajo, vendiéndola con precios que le permitan recuperar lo perdido en transporte o productos, mas este mismo gobierno se complace en criticar el esfuerzo ajeno mientras no hacen nada por mejorar al pueblo, y sí favorecer que los gastos de quienes producen sean cada vez más elevados, provocando una cadena que oprime a los necesitados. En estos casos se efectúa un robo sin recatos y sin productos, pues parece que en esta nueva Cuba las frutas no se maduran y sus variedades son ínfimas (piñas verdes y frutabombas únicas representantes)
Ni siguiera las viandas son honrosamente representadas, es un teatro de fantoches, una burla, una opereta barata si tenemos en cuenta que la música y la bebida no estarán nunca ausentes. Los niveles de alcoholismo exceden los límites normales de cualquier sociedad, un borracho es un co-dependiente, un enfermo buscador de más vicios. Un alcohólico es un ser no pensante, un cero a la izquierda, un ente que no pide ni reclama, solamente suplica. Se necesita urgentemente cambiar el sistema directivo que hasta el momento ha promovido la poca diversificación de los productos conjuntamente con una baja explotación de la tierra.
Cuando Cuba logre sacudir su cuerpo y tumbar de su lomo a estos jinetes del apocalipsis, la tierra volverá a resurgir porque semillas hay, solo faltarían los cultivadores. Indagando la realidad cubana descubrimos que no siempre es obediencia la palabra de saludo, la insurrección está en el diario vivir. No todo está perdido. En este sector, por ejemplo la estructura de dirección afecta los resultados.
El cubano no escatima riesgos o sacrificios para abrirse paso en el difícil camino de vivir. Un gobierno de frases largas y pocos logros es un fatal ejemplo para un país, es necesaria la reforma del pensamiento y de la acción. Imprescindible será la palabra que aliente, innecesaria la frase que separe.
Lic Amelia M Doval
Miami, Fl
5-18-10
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