«Ea, Lola, es tu hora»
María Medina, Madrid
ABC, 16 de mayo de 2010
Hace quince años se cerró uno de los capítulos principales del arte escénico de España. Lola Flores, la Faraona, la que «no sabía ni cantar, ni bailar, ni puñetera falta que le hacía» fallecía a las cinco menos veinte de la madrugada en su casa madrileña del Lerele, víctima del cáncer que la amenazaba desde hacía tiempo.
Pero la tragedia de la familia Flores no había hecho más que empezar. Catorce días después, Antonio Flores, el único hijo varón de La Faraona y El Pescaílla, moría a causa de una sobredosis de barbitúricos y alcohol.
La noticia de la muerte de Lola Flores corrió como la pólvora por Madrid. En cuanto se supo que su cuerpo sería trasladado al Centro Cultural de la Villa, comenzaron a acercarse hasta la Plaza de Colón cientos de personas, que poco a poco se convirtieron en miles, dispuestas a esperar pacientemente hasta más de cinco horas para dar su último adiós a La Faraona.
El pueblo de Madrid se quedó sin claveles y sin lágrimas para despedir a la «Lola de España», cuyo cuerpo descansaba descalzo y amortajado con una mantilla blanca propiedad de Carmen Sevilla. Se calcula que en las dieciocho horas que estuvo abierta la capilla ardiente desfilaron cerca de cuarenta mil personas.
A los sones de «La Zarzamora», tal y como siempre había deseado, Lola Flores fue enterrada en el madrileño cementerio de la Almudena el día 17 de mayo de 1995, ante miles de personas que mostraban su dolor, mientras cantaban «ay pena, penita, pena», aplaudían y arrojaban flores a su tumba.
Estaba feliz con su carrera y solo le pedía a Dios que le diera «unos cuantos años más de vida para ver crecer a los nietos». Pero no pudo ser y ella lo sabía. «Sé que llegará un día en el que Dios me diga: "Ea, Lola es tu hora"».
Foto: Google
Lola Flores cantando La Zarzamora:
http://www.youtube.com/watch?v=6dCJDk_e1iw
ABC, 16 de mayo de 2010
Hace quince años se cerró uno de los capítulos principales del arte escénico de España. Lola Flores, la Faraona, la que «no sabía ni cantar, ni bailar, ni puñetera falta que le hacía» fallecía a las cinco menos veinte de la madrugada en su casa madrileña del Lerele, víctima del cáncer que la amenazaba desde hacía tiempo.
Pero la tragedia de la familia Flores no había hecho más que empezar. Catorce días después, Antonio Flores, el único hijo varón de La Faraona y El Pescaílla, moría a causa de una sobredosis de barbitúricos y alcohol.
La noticia de la muerte de Lola Flores corrió como la pólvora por Madrid. En cuanto se supo que su cuerpo sería trasladado al Centro Cultural de la Villa, comenzaron a acercarse hasta la Plaza de Colón cientos de personas, que poco a poco se convirtieron en miles, dispuestas a esperar pacientemente hasta más de cinco horas para dar su último adiós a La Faraona.
El pueblo de Madrid se quedó sin claveles y sin lágrimas para despedir a la «Lola de España», cuyo cuerpo descansaba descalzo y amortajado con una mantilla blanca propiedad de Carmen Sevilla. Se calcula que en las dieciocho horas que estuvo abierta la capilla ardiente desfilaron cerca de cuarenta mil personas.
A los sones de «La Zarzamora», tal y como siempre había deseado, Lola Flores fue enterrada en el madrileño cementerio de la Almudena el día 17 de mayo de 1995, ante miles de personas que mostraban su dolor, mientras cantaban «ay pena, penita, pena», aplaudían y arrojaban flores a su tumba.
Estaba feliz con su carrera y solo le pedía a Dios que le diera «unos cuantos años más de vida para ver crecer a los nietos». Pero no pudo ser y ella lo sabía. «Sé que llegará un día en el que Dios me diga: "Ea, Lola es tu hora"».
Foto: Google
Lola Flores cantando La Zarzamora:
http://www.youtube.com/watch?v=6dCJDk_e1iw
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