Origen del café
Ana Dolores García
La planta de cafeto es originaria de Etiopía. Se cuenta que un pastor observó cómo unos pequeños frutos rojos que comían sus cabras les producían un efecto tonificante. Se animó a probarlos y obtuvo igual resultado. Así que comenzaron a moler los granos para crear una pasta estimulante con que alimentar al ganado. Su cultivo y uso humano se fue extendiendo a Arabia y comenzó a llamársele qahwa (tonificante). Poco poco se fue perfeccionando su consumo como bebida.
En el siglo XVI llegó a ser prohibido por los imanes de la Meca por sus efectos estimulantes, aunque la prohibición no fue muy efectiva gracias a la popularidad que ya había adquirido el brebaje. El entusiasmo era tal que se sabe de una ley turca que establecía lícito el divorcio para una mujer a la que su marido no le proporcionara una dosis diaria de café.
A Europa llegó el café durante el siglo XVII gracias al comercio de los navegantes venecianos. Y allí también se le presentaron problemas, aunque a la larga fueron de fácil solución. Aconsejaron al Papa Clemente VIII que prohibiera su consumo por ser «cosa de los infieles», pero se cuenta que luego de haberlo probado, Clemente VIII autorizó el consumo por considerar que hubiera sido una lástima «el privar a lo fieles del placer de esa bebida». Al mismo tiempo, los musulmanes, temerosos de perder la exclusividad de sus plantas de café arábigo, prohibieron su exportación. Pero ya el cafeto se cultivaba también en India, y la bebida aromática devenida de sus granos prosiguió saboreándose en Europa.
En la época de la Reforma, las iglesias protestantes también se manifestaron contra su uso, sobre todo en la parte Norte del continente. En cambio cada vez se popularizaba más en Inglaterra y los países del Oeste de Europa. Fue en las «cafeterías», inglesas, francesas y de Viena, donde comenzaron a surgir las ideas liberales que fueron minando poco a poco el absolutismo de las monarquías. En Rusia llegó a estar terminantemente prohibido.
Fue en 1689 cuando el café llegó a América a través del puerto de Boston. En Brazil la primera plantación se estableció en 1727, y no fue hasta 1785 en que su cultivo fue tomando proporciones de consideración en Colombia.
Los principales países productores de café en la América del Sur y América Central son Brazil, Colombia, Guatemala y Venezuela.
Los cubanos somos grandes consumidores de café y hasta tenemos nuestro «café au lait» particular: el café-con-leche. Los españoles tienen su «cortadito» (o lo contrario, el «corto de café») y uno al que llaman carajillo porque lo bautizan con brandy. A los cubanos lo que nos gusta y nos distingue es el «buchito», atendiendo al acróstico de la propia palabra café: Caliente, Amargo, Fuerte y Escaso.
Ilustración: historiainfinita.wordpress.com
Kofetarica (La bebedora de café),1888.
Óleo sobre lienzo de Ivana Kobilca.
Museo Nacional de Ljubljana
La planta de cafeto es originaria de Etiopía. Se cuenta que un pastor observó cómo unos pequeños frutos rojos que comían sus cabras les producían un efecto tonificante. Se animó a probarlos y obtuvo igual resultado. Así que comenzaron a moler los granos para crear una pasta estimulante con que alimentar al ganado. Su cultivo y uso humano se fue extendiendo a Arabia y comenzó a llamársele qahwa (tonificante). Poco poco se fue perfeccionando su consumo como bebida.
En el siglo XVI llegó a ser prohibido por los imanes de la Meca por sus efectos estimulantes, aunque la prohibición no fue muy efectiva gracias a la popularidad que ya había adquirido el brebaje. El entusiasmo era tal que se sabe de una ley turca que establecía lícito el divorcio para una mujer a la que su marido no le proporcionara una dosis diaria de café.
A Europa llegó el café durante el siglo XVII gracias al comercio de los navegantes venecianos. Y allí también se le presentaron problemas, aunque a la larga fueron de fácil solución. Aconsejaron al Papa Clemente VIII que prohibiera su consumo por ser «cosa de los infieles», pero se cuenta que luego de haberlo probado, Clemente VIII autorizó el consumo por considerar que hubiera sido una lástima «el privar a lo fieles del placer de esa bebida». Al mismo tiempo, los musulmanes, temerosos de perder la exclusividad de sus plantas de café arábigo, prohibieron su exportación. Pero ya el cafeto se cultivaba también en India, y la bebida aromática devenida de sus granos prosiguió saboreándose en Europa.
En la época de la Reforma, las iglesias protestantes también se manifestaron contra su uso, sobre todo en la parte Norte del continente. En cambio cada vez se popularizaba más en Inglaterra y los países del Oeste de Europa. Fue en las «cafeterías», inglesas, francesas y de Viena, donde comenzaron a surgir las ideas liberales que fueron minando poco a poco el absolutismo de las monarquías. En Rusia llegó a estar terminantemente prohibido.
Fue en 1689 cuando el café llegó a América a través del puerto de Boston. En Brazil la primera plantación se estableció en 1727, y no fue hasta 1785 en que su cultivo fue tomando proporciones de consideración en Colombia.
Los principales países productores de café en la América del Sur y América Central son Brazil, Colombia, Guatemala y Venezuela.
Los cubanos somos grandes consumidores de café y hasta tenemos nuestro «café au lait» particular: el café-con-leche. Los españoles tienen su «cortadito» (o lo contrario, el «corto de café») y uno al que llaman carajillo porque lo bautizan con brandy. A los cubanos lo que nos gusta y nos distingue es el «buchito», atendiendo al acróstico de la propia palabra café: Caliente, Amargo, Fuerte y Escaso.
Ilustración: historiainfinita.wordpress.com
Kofetarica (La bebedora de café),1888.
Óleo sobre lienzo de Ivana Kobilca.
Museo Nacional de Ljubljana
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