19 de octubre de 2009


Devociones de América

El Señor de los Milagros

El pueblo peruano celebra cada 20 de octubre con particular devoción la festividad del Señor de los Milagros.

El Señor de los Milagros, Cristo de Pachacamilla, Cristo de las Maravillas o Cristo Moreno, es una imagen de Cristo en la cruz ubicada en el Altar Mayor del Santuario de Las Nazarenas de Lima, Perú.

Su procesión es una tradición netamente peruana, considerada como la manifestación religiosa católica periódica más numerosa del mundo. La imagen fue pintada por un esclavo de casta angoleña llamado Pedro Dalcón. Se le conoce como Cristo Moreno debido a que, entre sus creyentes, predominaban negros y mestizos.

Los angolas que fueron llevados a la zona de Pachacamilla en 1650 vivían reunidos en cofradías que rendían culto a distintas imágenes o santos. Estos actos litúrgicos les recordaban su libertad y cantaban con nostalgia en su lengua nativa. Eran el grupo más numeroso entre los esclavos negros.

Cerca al año 1651, los negros angolas se agremiaron y levantaron el local de su cofradía en la zona de Pachacamilla, en las afueras de Lima. En una de sus paredes de adobe un negro esclavo angoleño pintó la imagen de Cristo crucificado.

El 13 de noviembre de 1655 hubo un terrible terremoto que estremeció Lima y Callao, derrumbándose templos, mansiones y las viviendas más frágiles, y ocasionando miles de muertos. Todas las paredes del local de la cofradía se derrumbaron, produciéndose entonces el milagro: el débil muro de adobe en donde se erguía la imagen de Cristo quedó intacto, sin ningún tipo de resquebrajamiento.

La fama milagrosa del Cristo fue extendiéndose, y ante ella acudían los limeños cada vez en mayor número. Se atribuyó a ella la cura del untumor maligno de un hombre a quien los médicos habían desahuciado. Con el tiempo se fue incrementando la peregrinación. Muchas veces se produjeron hechos de índole distinta a las prácticas religiosas.

Se prohibieron entonces las reuniones y se dio la orden de borrar al Cristo. El primero en intentarlo fue un pintor indio que al momento de subir por la escalera hacia la imagen comenzó a sentir temblores y escalofríos. Intentó de nuevo proseguir con su tarea, pero al subir otra vez fue tal su impresión, que bajó raudamente y se alejó asustado del lugar sin concretar el encargo. El segundo hombre se acercó a la imagen, pero algo vio en ella que le hizo desistir de rasparla. El tercero fue un soldado real de ánimo más templado, éste subió, pero bajó rápidamente explicando luego que cuando estuvo frente a la imagen vio que ésta se ponía más bella y que la corona de espinas se tornaba verde.

Por todo ello el Virrey y el Vicario decidieron revocar la orden y el Vicario Ibarra autorizó su culto. Luego de una visita del Virrey y su esposa, dispusieron se levantara una ermita provisional. El 14 de septiembre de 1671 se celebraría la primera misa oficial en la ermita.

El 20 de octubre de 1687, se produjo otro violento terremoto que arrasó Lima junto al Callao, derribando la ermita, pero ante la sorpresa general la pared de la imagen del crucificado quedó de nuevo en pie, por lo que se ordenó la confección de una copia al óleo y que por primera vez saliera en andas por las calles de la zona de Pachacamilla. Desde entoces, la Municipalidad Metropolitana de Lima le rinde un solemne homenaje en la Plaza de Armas de la capital, en nombre de toda la ciudad.

La idea de un templo digno al Señor de los Milagros fue de Micaela Villegas, la famosa actriz peruana más conocida como la Perricholi, quien sostenía relaciones íntimas con el Virrey y abogó por el comienzo de la construcción en la segunda mitad del siglo XVIII. Las Madres Nazarenas son las que tienen desde entonces la custodia del Santuario y el convento.

Tanto ha crecido este culto con el curso de los años, que en el mes de octubre en el Perú, y en Lima en particular, los devotos se visten todo el mes con hábitos morados –el color del hábito de las Nazarenas-, con una soga blanca a la cintura las damas, y corbata morada al cuello los caballeros. Esta característica está muy arraigada en la cultura peruana, tanto así que a octubre se le denomina el "mes morado" y junto con las multitudinarias procesiones es común observar a devotos que usan el hábito todo el mes.

Texto recogido de Wikipedia
Imagen, Google
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